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viernes, 7 de agosto de 2015

LA MEMORIA ES UNA MATRIOSKA

Una radio transmitió hoy La era está pariendo un corazón. La audición despertó antiguas emociones. Tal vez oí por primera vez la canción de Silvio cuando estaba en una escuela al campo. La memoria es una matrioska. De pronto recordé otro título: ¿Quién eres tú, Polly Magoo? No puedo contar nada de este filme y, sin embargo, su anuncio en la marquesina del Payret se fijó  para siempre en mi mente. Los años le  han  quitado el rostro y las extremidades a la pareja ocasional con la que dormí una noche, más bien esperé el amanecer a su lado, en el Hotel New York. En cambio, recuerdo con alucinante nitidez las escenas vistas en el interior  de varias habitaciones. Las  puertas entreabiertas a lo largo del pasillo hasta el  ascensor del hotel me permitieron esa noche disfrutar  imágenes que parecían creadas por  Pasolini.

martes, 11 de marzo de 2014

ESQUINAS DE LA HABANA.

Prado y Neptuno, una de las esquinas fabulosas de La Habana. Pero el diseño del Hotel Parque Central le quitó vida y encanto a los antiguos portales del lugar, antes colmados de gente, librerías y bares.  Ahora parece que el error no se repetirá en el nuevo Hotel Manzana (antigua Manzana de Gómez) pues el imponente edificio   conservará sus tiendas y galerías en la planta baja.  

jueves, 7 de julio de 2011

EL CAMARERO DEL NEW YORK.

Por: Lázaro Sarmiento


Tengo un amigo que era camarero del hotel New York, en la calle Dragones. Lo fue hasta que hace unos años cerraron el hotel para repararlo. Desde entonces la fachada del New York se ha deteriorado y las ventanas han perdido los marcos y las hojas. Y los fantasmas de este edificio están condenados a no salir de sus habitaciones, ruinosas y mugrientas, pues las puertas exteriores fueron tapiadas con bloques de cemento.

La vida, la piel y el pelo de mi amigo camarero han corrido una suerte parecida a la fachada del hotel. Lo conocí una noche en la década de los ochenta: cuerpo vital, cabellera rubia, mirada depredadora, unos jeans ajustados y botas de vaquero. Era una de esas personas que a las pocas horas de conocerla pueden estar duchándose en el cuarto de baño de tu casa y haciendo planes para el fin de semana. Cada vez que me encuentro con él, reafirmo que las señales del deterioro ajeno constituyen también evidencias de la propia erosión. Y como no puedo escapar del reality show de los hoteles y los camareros y -como un fantasma de la calle Dragones- quedo atrapado entre muros.












miércoles, 14 de abril de 2010

ROOF GARDEN EN LOS AIRES DE LA HABANA.

Por: Lázaro Sarmiento

La palabra roof garden me deslumbró desde que la escuché por primera vez en la adolescencia. Estaba asociada a imágenes de elegancia, perfumes, cenas, licores y música bajo las estrellas. Luego, no sé por qué, la relacioné con la novela El gran Gatsby y sus personajes sofisticados, martinis y pamelas. Un día descubrí que roof garden también tenía para mí una connotación erótica, cuyo mensaje no me importaba descifrar.

En un ensayo deLlilian Llanes leo que en el año 1919 el Hotel Plaza de La Habana fue remozado y se le construyó un roof garden, con salón de baile y restaurante. Parece que fue el primero de la capital cubana que tuvo este tipo de instalación diseñada para la azotea de un edificio. La prensa celebró con entusiasmo su inauguración y la publicación Cuba Ilustrada, de febrero de 1919, proclamaba que ahora La Habana, “con el Roof Garden del Hotel Plaza tiene un rincón de Nueva York, de París…”

Esquina de Zulueta y Neptuno, frente a uno de los ángulos del Parque Central de La Habana. A la izquierda el Hotel Parque Central. A la derecha el Hotel Plaza. Abajo:El legendario Hotel Saratoga en el Prado de La Habana, cuyo roof garden fue también muy famoso en su época.


OTROS TEXTOS SOBRE LA HABANA:
LA HABANA: BAR DOS HERMANOS EN LA AVENIDA DEL PUERTO.
LA HABANA: VIENDO LA VIDA PASAR (I)
ANDAR EL PUERTO Y EL LITORAL DE LA HABANA
LA HABANA DIFUNTA, UNA VISION
LUCES DEL PUERTO DE LA HABANA
LA HABANA: AQUELLOS VIEJOS CINES
LA HABANA, BARCOS EN LA AZOTEA
GEORGE RAFT Y UN NIDO DE MAFIOSOS EN LA HABANA.
LA HABANA: BUENAS NOTICIAS DESDE EL PUERTO.
VENTANAS DE LA HABANA.
LA HABANA, PASEO DEL PRADO FRENTE AL CAPITOLIO.
LA HABANA, IMÁGENES ANTES DE LA NOCHE
LA PROSTITUCION EN LA VIEJA HABANA
GUIA DE LA CIUDAD DE LA HABANA. 1917
EL OMBLIGO DE LA HABANA.

miércoles, 31 de marzo de 2010

LA HABANA: VIENDO LA VIDA PASAR (I)

Por: Lázaro Sarmiento

Bulevar de San Rafael, esquina de la calle Águila, entre los edificios de las tiendas Indochina (a la derecha) y Fin de Siglo (a la izquierda).

A la sombra de los árboles de la Plaza de Armas, en La Habana Vieja, un mercado de libros hace las delicias de los interesados en títulos raros, viejas ediciones, revistas antiguas y también novedades editoriales difíciles de conseguir en otros lugares de la ciudad.

En la esquina de San Rafael e Industria (la puerta es la del antiguo hotel Royal Palm), este turista introduce en su cámara la imagen de un viejo modelo de automóvil, una cucaracha azul con aliento sicodélico.


Frente a la escalinata del Capitolio pienso en los sueños faraónicos de los políticos cubanos en la década de los años veinte del pasado siglo. Inaugurado el 29 de mayo de 1929, este mastodonte de piedra siempre me ha parecido un decorado de Cecil B. De Mille que un zepelín extraterrestre dejó caer en el corazón de La Habana. Primero, las cámaras de cajón y las tarjetas postales, ahora la fotografía digital, y sobre todo su hegemónica presencia, han hecho del Capitolio uno de los edificios símbolos de la capital.


Fotos: Lázaro Sarmiento, marzo 2010.
TEXTOS RELACIONADOS:

MESAS PARA VER LA VIDA PASAR.
LA HABANA: COLECCIONANDO IMÁGENES.
DULCE MARIA LOYNAZ Y LA LUZ DEL HOTEL TROTCHA
KING Y LAS LUCES DEL PRADO.
LA HABANA, PASEO DEL PRADO FRENTE AL CAPITOLIO.
UNA FACHADA DECO PARA UNA PELICULA MASTODONTICA.
HACER EL AMOR EN MEDIO DE LA CIUDAD

martes, 9 de febrero de 2010

GEORGE RAFT Y UN NIDO DE MAFIOSOS EN LA HABANA.


Por: Lázaro Sarmiento

Este edificio que ahora está en reparación en el corazón de El Vedado fue en una época un nido de mafiosos en lo que llamaban la esplendorosa Habana. A la inauguración del Hotel Capri con su lujoso casino de juego la noche del 27 de noviembre de 1957 asistió el mismísimo Santos Traficante, quien poco antes había participado en una reunión en Nueva York donde los jerarcas del crimen organizado en Norteamérica habían discutido sobre los destinos de sus negocios en Cuba.

Nicholas di Constanza, el Carnicero, otro connotado mafioso, fue presentado como el accionista principal del hotel. También estaba Jack, el Cejudo, hermano de Meyer Lansky. Este último, curiosamente, no asistió a la apertura del casino no obstante vivir en esa época en la capital de la Isla. La fiesta reunió a políticos, senadores, empresarios y artistas, así como a personajes del régimen de Batista vinculados directamente con los negocios de la mafia. Y entre los periodistas figuraron Don Galaor, de Bohemia, y Palmita, de la revista Show.


La figura principal de la fiesta de inauguración fue George Raft (1895 –1980). Este actor norteamericano actuó durante un tiempo como un relaciones públicas especial, encargado de contribuir a la popularidad del casino y atraer a sus mesas de juego a gente rica de Estados Unidos.

Este acontecimiento está narrado en el libro La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana, (Editorial Ciencias Sociales, 2006) del escritor cubano Enrique Cirules, donde se señala:

“En el instante preciso, George Raft penetró en el casino con una sonrisa cinemascope. Esa noche, como siempre, vestía una de sus caras y exclusivas camisas, una corbata muy llamativa y uno de aquellos trajes, con los que hizo época”.

También el libro recuerda que George Raft “había confrontado algunos problemas, y que después de convertirse en un apestado, ahora, de nuevo, lo habían integrado a los negocios, y se aparecía en los negocios de La Habana, era porque le estaban brindando una última oportunidad, para que pudiera expiar de manera sosegada sus culpas”.

Historias relacionadas con el Casino del hotel Capri y con otros que existían en Cuba en los años cincuenta, están bien contadas y documentadas en las páginas de La vida secreta de Meyer Lansky en La Habana. La mafia norteamericana tuvo amplios y poderosos tentáculos en la capital y en otras localidades del país y mantenía una alianza con el dictador Fulgencio Batista (1952-1958). Esos intereses llegaron a provocar una guerra sangrienta entre el clan Habana-Las Vegas y las familias sicilianas de Nueva York.

La mafia disfrutó poco tiempo el Casino del Capri (en la actualidad uno de los más fabulosos escenarios de la música cubana) pues la Revolución que triunfó en 1959 acabó con el juego en la Isla. El Hotel, sin sus ruletas y matones, se convirtió en uno de los edificios emblemáticos de El Vedado. En la actualidad, una brigada de constructores labora para restituirle su brillo original.



Calles N y19 en el Vedado. En sus esquinas están el Hotel Capri, el restaurante El Caribeño (antes Los Andes), el Club 21 y el Pabellón Cuba. Al fondo de la imagen: el edificio Focsa, que hace unos pocos años recibió una amplia labor de mantenimiento. El antiguo Casino del Capri está a la izquierda de las imágenes. Hoy es el Salón Rojo, un cabaret donde se presentan populares solistas y orquestas. Fotos: Lázaro Sarmiento, febrero 2010.

miércoles, 3 de febrero de 2010

HOTEL TROTCHA: LA FILOSOFIA DE LAS RUINAS.

Por: Lázaro Sarmiento

Sobre el fragmento de fachada que queda del Hotel Trotcha en Calzada y 2, en el Vedado, y los proyectos de reanimación del terreno donde estuvo este emblemático edificio de La Habana de principios del siglo XXI, Maykel González dejó en el blog este comentario:

“Puede que resulte contradictorio, pero yo prefiero que no toquen ese pórtico abierto al césped. Es parte de mi mentalidad romántica, supongo. Tener ruinas es un privilegio; hay cuerpos imposibles de rescatar porque pertenecen ya a otro mundo. Lo que queda es la reminiscencia y es mejor no profanarla. Las ruinas, como pensaba María Zambrano, también son una categoría filosófica.”

La opinión de de Maykel me hace recordar la afirmación de Edmundo Desnoes de que “hay belleza en las cosas manoseadas, que tienen textura producida por el tiempo”. En un post anterior titulado GRAN HOTEL: LA BELLEZA DE LAS COSAS MANOSEADAS cité a Desnoes:

“Y existe todo un culto a las ruinas, a las del Imperio Romano, de los edificios, de las viejas iglesias, y tiene ese enorme poder las ruinas. Es algo que ha decidido no luchar más, se ha rendido, no hay que volverlo a pintar, no hay que reconstruirlo”. (Edmundo Desnoes. Revista Cine Cubano, no. 192)

sábado, 30 de enero de 2010

DULCE MARIA LOYNAZ Y LA LUZ DEL HOTEL TROTCHA

Por: Lázaro Sarmiento

En Pilares de un reino, un fino estudio de Omán Avilés sobre la obra de Dulce María Loynaz, se incluye en los apéndices el testimonio de Gerardo Antonio Loynaz Rodríguez sobre una anécdota que contaba la exquisita poetisa cubana:

“…siendo niña, su madre la llevó a ver la luz eléctrica en la calle Línea. Hasta principios del siglo XX existió allí un hotel de madera nombrado Trotcha, donde se hospedaban muchos de los oficiales del Ejército Libertador, posterior a su entrada en La Habana. En ese hotel habían sido colocadas dos rústicas bombillas. Los habaneros iban al lugar con cierto recogimiento y con el interés natural de lo desconocido. Dulce María tenía aquel hecho muy vivo en su memoria. Era la primera vez que contemplaba dos bombillas encendidas mediante la electricidad”.

El hotel Trotcha estaba muy cerca de la residencia de los Loynaz en el Vedado. Ubicado exactamente en Calzada y 2, este hotel fue construido por el empresario catalán Buenaventura Trotcha a partir del Salón Trotcha inaugurado en 1886 (otras fuentes dan el año 1883). Al inmueble luego se le hicieron varias modificaciones y ampliaciones. En la actualidad solo queda un fragmento de la fachada principal. (Foto de arriba, diciembre 2009. Imagen de abajo: Proyecto de reanimación del terreno del antiguo hotel)


El estudioso Jorge Pavez Ojeda en su investigación titulada Territorios e identidades en la ciudad de La Habana, Cuba: el caso de El Vedado (1860-1940) destaca:

“El Hotel Trocha es pionero en el estilo moderno de hospedaje, y pasara a constituir todo un símbolo hotelero de La Habana de esos años, con baños privados, salones de juego, bailes y restaurante. La Historia Actualizada del Municipio Plaza de la Revolución participa en el proceso de encumbramiento de este hotel en la imagen del Vedado:

“El hotel Trotcha, relata esta historia, fue seleccionado como sede de la comisión mixta entre EE.UU y España para determinar las condiciones de la evacuación del país por parte de las tropas españolas. Fue conocido también como el 'Hotel de los los Novios’ ya que casi todas las parejas de la época pasaban allí su luna de miel. Los generales de la intervención norteamericana (1899-1902) se hospedaron en el Hotel Trotcha y con las ganancias obtenidas realizaron dos ampliaciones: en 1901 la construcción del salón 'El Edén’ y en 1904 el 'Washington.' Así se convierte el hotel en el primero de lujo con baño interior.” (Couceiro/ Perera/ Ramírez, 2000)

Según diversas fuentes, posiblemente este haya sido el primer hotel en anunciarse en los cielos de La Habana en una campaña publicitaria muy novedosa para la época. Resulta que todas las tardes, Ventura echaba a volar sobre la ciudad un globo gigantesco con el rótulo "Hotel Trotcha-Vedado". Los globos los mandaba a buscar por cientos a su natal Barcelona.

Las ruinas emblemáticas del Trotcha han alimentado muchas nostalgias y también modernos sueños. En año 2007 en Cuba se convocó un concurso para reanimar la zona que antiguamente ocupara el hotel y "del que hoy solo queda un bello frontón y que debe mantenerse en el nuevo proyecto, donde resultó ganador José Antonio Choy”. (Ver blog Arquitectura de Cuba y Worldarchitecturenews)

Pero estábamos en la primera vez que Dulce María Loynaz vio la luz eléctrica encender…

Las actrices Eslinda Nuñez y Adria Santana vestidas así se parecen a las damas que se alojaban en el Hotel Trotcha. Foto tomada del blog Con voz propia de Adrian Quintero.


jueves, 12 de noviembre de 2009

LOS ABANICOS DEL HOTEL GRANADA.


Por: Lázaro Sarmiento

Sigfredo Ariel llegó a mi casa con unos abanicos de cartón como regalo. Sigfredo Ariel es un poeta cuyos obsequios poseen siempre una hermosa cualidad imaginaria, un vaso comunicante hacia realidades paralelas. Los abanicos tienen los rostros de Kirk Douglas y Gene Kelly, fotografiados en su época de galanes. Se confeccionaron hace más de cincuenta años. Sin embargo, parecen recién salidos de la imprenta. Estaban destinados originalmente a mitigar el calor de los huéspedes del Hotel Granada, una instalación muy modesta en la calle Corrales no. 10 y 12, en La Habana. Open All Night. Este hospedaje era el “preferido para la luna de miel” y “por los viajeros del interior, montado con todos los adelantos modernos”, consignan los textos pretenciosos en el dorso de los abanicos. Sigfredo los encontró en un contenedor de basura en la esquina próxima al antiguo hotel, convertido desde hace décadas en edificio familiar. Allí vio a las luminarias del cine asomar sus caras en medio de hollejos de naranja, borra de café y pedazos de madera vencidas por la humedad. Durante unos minutos, el poeta se convertió en un buzo, una palabra prestada para nombrar a las personas que escarban en los desechos de la ciudad en busca de cosillas de poco valor. En ocasiones, los buzos luchan entre ellos por repartirse la basura. Fueron numerosos los Kirk Douglas y Gene Kelly rescatados por las manos de Sigfredo. Y de las suyas han pasado a las manos de algunos de sus amigos.


Un poeta siente el deber de rescatar la nostalgia del fondo de la basura.

Fachada del antiguo hotel Granada, calle Corrales no. 10 y 12, entre Egido y Zulueta. La Habana

Los abanicos han resistido varias décadas su propia vejez y la de los huéspedes del hotel y también la desaparición de sus habitaciones.

Esquina de Corrales y Zulueta. La Habana .Hasta hace unos años en esta esquina estuvo la posada, digo, hotel Venus.

lunes, 14 de septiembre de 2009

HOTELES PARA AMANTES AL ATARDECER.


Por: Lázaro Sarmiento

Me atraen los pequeños hoteles de ciudad, discretos en el paisaje urbano. A veces lo único que los distingue entre las hileras de fachadas y edificios es ese cartel universal de cinco letras detrás del cual se esconden historias apasionantes o anodinas, intrigas y cariños, o la nada: HOTEL.

La primera vez que dormí en La Habana fue en una casa de huéspedes, Belinda, en la calle Neptuno, donde mi padre vivió un tiempo mientras buscaba una vivienda para mi madre y para mí que entonces tenía seis años de edad. Belinda era una casa de huéspedes lo suficientemente grande como para parecerse a un hotel chiquito.

Pero esos hoteles sencillos han ido desapareciendode La Habana con los años y los que existen en la actualidad están vinculados directamente al quehacer de organizaciones sociales o instituciones estatales.

Hoy me alegró descubrir un cartel de hotel que no había percibido en la calle Bernaza, frente al parque Albear, al inicio del bulevard de Obispo. El hotel se llama Ligerito y el nombre sugiere que presta servicios a la Industria Ligera.

Los amantes furtivos, los viajeros de paso, las parejas hambrientas de sexo, la gente misteriosa y los solitarios deben estar añorando los hoteles modestos de ciudad.



domingo, 13 de septiembre de 2009

DESNUDARSE FRENTE A EXTRAÑOS.

Por: Lázaro Sarmiento


La relación dura unos minutos. Por sus ojos pasan mis sonrisas dibujadas, las poses que ensayé, los abrazos con los amigos y también comidas disfrutadas. Ella no muestra pudor; actúa como testigo de los cuerpos amados y de varios intentos por atrapar la felicidad. Amor no te vayas. Su mirada esta acostumbrada al único strip-tease permitido por los moralistas. Durante una jornada atiende decenas de peticiones como la mía. Por eso acumula miles de gestos, camisas, aeropuertos, azules, labios, dientes… Hay que realizar retoques, aclarar escenas, cortar los bordes. Borra ese edificio. La vida es bella .Cuidado que se queda una mano fuera…”muchos años de paz y armonía…” (tal vez fue en inglés).La última es frente a un espejo, hotel Berkeley, París . Le pago su trabajo – estoy complacido- y ella dirige la atención hacia nuevos rostros, otras vidas. ¿Recordará mañana que tiré piedras en el río Bayamo? La labor continúa para la editora de fotografías.

Tomo el sobre en mis manos y camino por La Habana con la ilusión de que entré en la inmortalidad por la puerta de Photo Service.


(Publicado aquí con anterioridad)


viernes, 15 de mayo de 2009

HACER EL AMOR EN MEDIO DE LA CIUDAD


Por: Lázaro Sarmiento

Al igual que los elefantes se esconden en la espesura de la selva para hacer el amor, muchas “parejas raras” de la década de los años 80 buscaban esa privacidad en la profundidad de hoteles venidos a menos. Uno de esos hoteles alejados de su esplendor original era el Regis, ubicado en el Paseo del Prado de La Habana.

Hace unos veinticinco años, un amigo que conozco bastante bien, a las cinco de la tarde, de ciertos días de cada mes, integraba una fila india frente al mostrador de reservaciones del Regis.

Las parejas de mujer y hombre siempre conseguían alojamiento. Para “las demás personas” casi nunca había habitaciones disponibles.

Los “dúos” de sospechosa identidad homosexual eran rechazados por el carpetero de turno en el Regis que oficiaba como un verdadero “dios de las camas". Con mirada de águila maliciosa, este empleado examinaba de arriba a abajo los gestos, las voces y las ropas de quienes se esforzaban por conseguir una habitación mal iluminada, con el colchón destripado , por lo general sin agua en el grifo y con las ventanas rotas.

No era confort lo que atraía a las parejas al Regis. Buscaban en medio de la ciudad un lugar para hacer el amor y poco les importaban las comodidades. La mejor prueba de su felicidad estaba en los nombres y los corazones atravesados por flechas que quedaban rayados en el yeso de las paredes luego de una noche que podía ser tan larga como una sesión de sexo tántrico.

Para lograr “un cuarto de hotel” fingían lo que no eran, actuaban de forma camaleónica , colocaban la voz de una manera poco natural, intentaban sobornar al portero o inventaban historias rocambolescas. Ponían a mover las células del cerebro, que por algo es el órgano sexual más importante, y acudían a la astucia que ha dado tantos buenos ejemplos desde los días del caballo de Troya .

Mi amigo tenía suerte. Él y su compañero no encajaban en el molde tradicional de lo que se supone sea una pareja homosexual. En una ocasión la gerencia les advirtió que no podían alojarse en el hotel para hacer ningún tipo de negocios. Los habían confundido con negociantes de poca monta del Paseo del Prado.

Mucha gente trabaja ahora en Cuba para cambiar mentalidades como la de aquel carpetero caza-portañuelas que privó a numerosas parejas de irrecuperables noches de amor. En el empeño se unen instituciones oficiales, organizaciones sociales, campañas en los medios de difusión masiva, debates públicos, espectáculos en teatros y voces de prestigiosas personalidades que defienden el respeto a la diversidad sexual.

Los corazones de mi amigo y su pareja deben estar todavía dibujados en la pared de alguna habitación del Regis.



Imagen: Hotel Regis. Prado y Colón, La Habana. Foto: Lázaro Sarmiento. 15.05.09

miércoles, 15 de abril de 2009

La Habana: esquina de Neptuno y Zulueta.


La manzana conformada por las calles Neptuno, Prado, Virtudes y Zulueta en La Habana sufrió una transformación total en las últimas décadas. La foto de arriba, que salió de los archivos en Internet de la revista Life, capta la esquina de Neptuno y Zulueta, en plena campaña politiquera en los años cuarenta. La imagen de abajo pertenece a la misma esquina y la tomé hoy miércoles 15 de abril de 2009. Donde antes hubo un conjunto de viejas edificaciones se levantó el Hotel Parque Central. (cinco estrellas)

lunes, 30 de marzo de 2009


Busco a Polly Magoo.
Por: Lázaro Sarmiento

Hoy pasaron en la televisión el documental Omara, de Fernando Pérez. Hay un momento en que la diva del Buena Vista interpreta La era está pariendo un corazón. Al escucharla sentí que se despertaba una antigua emoción. Quise recordar como era mi vida en la época en que esa canción compuesta por Silvio sonaba en las radios de La Habana. Tal vez la oí por primera vez cuando estaba en la escuela al campo. De pronto me vino a la mente ¿Quién eres tú, Polly Magoo? No puedo contar nada de este película y, sin embargo, su anuncio en la marquesina del cine Payret lo fijé para siempre . También la memoria le ha borrado el rostro y otras partes del cuerpo a la persona con la que dormí una noche, y esperé el amanecer a su lado, en el Hotel New York de la calle Dragones. En cambio, del mismo lugar recuerdo con nitidez algunas escenas vistas en el interior de las habitaciones. Varias puertas entreabiertas a lo largo del pasillo hacia el ascensor del hotel hicieron que disfrutara de imágenes que parecían diseñadas por Pasolini y Proserpina. La lista de los episodios a recordar un domingo por la tarde puede resultar inquietante: la primera vez que aprendimos a besar, la primera pareja que dejamos esperando en un parque, el nombre de los amigos con los cuales nos sentábamos en la esquina de la secundaria para evadir los turnos fastidiosos, y la primera vez que hicimos el amor como Dios manda. Eso lo recuerdo bien y había una radio encendida con Nocturno en la medianoche y una canción del grupo Mocedades.La música ayuda a construir los recuerdos de una época de la que extravié el rostro de Polly Magoo.

A la izquierda, arriba: Foto de Nan Goldin.
Centro: Fachada actual del Hotel New York, Calle Dragones.La Habana- Foto: Lázaro Sarmiento. 28.03.09
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