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viernes, 7 de agosto de 2015

LA MEMORIA ES UNA MATRIOSKA

Una radio transmitió hoy La era está pariendo un corazón. La audición despertó antiguas emociones. Tal vez oí por primera vez la canción de Silvio cuando estaba en una escuela al campo. La memoria es una matrioska. De pronto recordé otro título: ¿Quién eres tú, Polly Magoo? No puedo contar nada de este filme y, sin embargo, su anuncio en la marquesina del Payret se fijó  para siempre en mi mente. Los años le  han  quitado el rostro y las extremidades a la pareja ocasional con la que dormí una noche, más bien esperé el amanecer a su lado, en el Hotel New York. En cambio, recuerdo con alucinante nitidez las escenas vistas en el interior  de varias habitaciones. Las  puertas entreabiertas a lo largo del pasillo hasta el  ascensor del hotel me permitieron esa noche disfrutar  imágenes que parecían creadas por  Pasolini.

miércoles, 5 de agosto de 2015

AFINIDADES SECRETAS

En una vida anterior me llamaba Ramses, y cuando vuelva a nacer este será también mi nombre. Hay términos que te fascinan toda la vida. Poco importa de dónde surge ese rapport. De niño, un mediodía en los créditos de un programa de radio, escuché el nombre de Norma Abad como asesora. Me produjo el mismo estallido de imaginación que sentí luego cuando encontré por primera vez en una enciclopedia de cine el nombre de Natacha Rambova. Este diccionario personal -que funciona con afinidades secretas en la zona del cerebro donde se activan las emociones- incluye roos garden, trasatlántico, bar, lluvia, hotel, Kazalta, platea, pullman y otras. Y abarca algunas palabras vulgares que aunque la pronuncies mil y una noches seguidas siempre sonarán ingenuas y únicas.

martes, 21 de agosto de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA LA RADIO PARA USTED?

Por: Lázaro Sarmiento


Todas las emociones del planeta, las grandes y pequeñas, han pasado por la radio cubana durante noventa años. Me levanté esta mañana entre nostálgico y confuso al pensar que he estado más de 40 años debajo del GRAN ECO, entretenido, trabajando, divirtiéndome, estresado, jugando, aprendiendo, informando…Resulta imposible no transitar por los lugares comunes frente a la pregunta ¿qué significa la radio para usted? Recuerdo la primera vez que me bajé de un ómnibus de la ruta 23 en la acera de la calle L del Vedado para asistir a una de las conferencias del Curso de Escritores para Radio y Televisión, convocado por el ICR. Yo estaba entonces en la Secundaria Manuel Ascunce, de Luyanó. Entré en el Estudio 2 de Radio Centro como quien entra a una catedral, al ombligo del mundo o a un aeropuerto en el viaje inicial. Ese día sentí una emoción primigenia y - mientras el conferenciante exponía su tema radiofónico- me pareció que mi cuerpo levitaba sobre los rascacielos enanos del Vedado. He tratado que esa sensación siempre me acompañe.


(22 de agosto, cumpleaños noventa de la radio cubana)

sábado, 7 de enero de 2012

AVENTURAS EN LA CALLE.

Por: Lázaro Sarmiento

Una pequeña sorpresa puede cambiarnos la brújula del día. Esto fue lo que me sucedió hoy en la Calzada de Infanta. Hacía semanas que estaba pensando en varios libros entrañables que extravié, me robaron o regalé en un episodio de delirio. Uno de los títulos perdidos es Aventuras de Arthur Gordon Pym, de Edgar Allan Poe, publicado en La Habana en 1968 por el Instituto del Libro. La edición tiene un prólogo de Julio Cortázar, quien también hizo la traducción del inglés. El dibujo de la portada es de Raúl Martínez. Después de años buscándolo en la librerías de viejo me encuentro esta mañana, sin proponérmelo, en un tarima improvisada, un ejemplar de aquella edición del magnífico relato de aventuras marinas que Poe publicó en 1838. Y para mayor sorpresa aún, el vendedor casi me ofrece disculpas por el precio del libro: cinco pesos…¡ menos de veinticinco centavos de dólar ¡ Yo le hubiera pagado mucho más ya que las peripecias de Pym fueron una de mis grandes emociones como lector adolescente, una experiencia que no se repite nunca más porque con el tiempo perdemos la inocencia frente a la literatura . Agarré el libro y caminé hacia mi casa con la presunción de que iba montado en la máquina del tiempo en un viaje hacia algo muy importante del pasado. Nadie imaginó en la calle Infanta el motivo de mi rostro de felicidad.



Del prólogo de Julio Cortázar:

“A las puertas de un gran misterio, Pym-Poe se ve precisado a callar. Y este silencio tiñe todo el libro con un horror sagrado, insinúa un sentido ambiguo en cada escena anterior, enriquece misteriosamente el relato y a la vez lo desnuda de su fácil truculencia para dejar entrever detrás de esas matanzas, ese canibalismo, esa exhibición de cadáveres descompuestos, un signo profundo del hombre en lucha consigo mismo o con el destino. Quizá por eso no hay férula estimativa capaz de quitarle el indefinible, sigiloso prestigio de que goza en el mundo entero.”

viernes, 30 de diciembre de 2011

LA LEALTAD A LAS EMOCIONES.

Por: Lázaro Sarmiento

Ese día sentí una felicidad expansiva, casi irídica. Había empezado a trabajar en una estación de radio ubicada en el lugar que para mí entonces era el centro del universo: La Rampa, en La Habana. Y aunque he sido infiel a muchas emociones, otras-como la primera vez "en el aire"- han quedado ancladas en la zona izquierda del cerebro donde, dicen, están las neuronas de la felicidad.

“… aprecio y respeto la humilde y tenaz fidelidad que determinadas personas –sobre todo mujeres- mantienen por sus gustos, sus discos, sus antiguas empresas, por las fiestas desaparecidas: admiro su voluntad de seguir siendo los mismos en medio del cambio, de salvar su memoria, de llevarse con la muerte la primera muñeca, un diente de leche, un primer amor.”

En la consulta del dentista, mientras esperaba mi turno con el terror, me hice acompañar de un libro que fue una de las lecturas deslumbrantes de mi juventud: Las Palabras (Les Mots) de Jean Paul Sartre, publicado en La Habana en 1970 en la Colección Testimonio del Instituto del Libro. Este texto era la primera parte de una autobiografía entonces inconclusa.

“He conocido a hombres que se acostaron ya tarde con una mujer envejecida por la simple razón de que la habían deseado en su juventud…A mi no me duran los rencores y lo confieso todo, complacientemente; estoy muy bien dotado para la autocrítica a condición de que no pretendan imponérmela.”

Disfruto de ese Sartre que, siendo en apariencia tan autobiográfico y personal, no deja de ser un malicioso manipulador. Pero no siempre podré afirmar como este discutido intelectual: “…soy constante en mis afectos y en mi conducta pero infiel a mis emociones…”.

Porque hay emociones a las que guardamos una reconfortante lealtad.



lunes, 26 de diciembre de 2011

EL OTRO CORAZON.



Por: Lázaro Sarmiento


Hay días en que me pregunto dónde está el corazón de ciertas emociones. Algunas de estas experiencias son invisibles para los periódicos. Conozco gentes que lo han encontrado en los más diversos lugares: en la línea del ferrocarril, detrás del fulgor de una fosforera, o en basureros al amanecer. No les importa regresar con los zapatos manchados porque “un corazón es tal vez algo sucio” y pertenece al mostrador de los carniceros. A veces salgo a caminar por la ciudad en busca del mío. Sé que en alguna parte me espera un cuchillo.


martes, 5 de enero de 2010

SIEMPRE BUSCAREMOS LA NOSTALGIA.


Por: Lázaro Sarmiento

La nostalgia puede ser una estrategia inteligente, aunque pocas veces estemos conscientes de ello. Un estudio realizado hace un par de años en la Universidad de Southsampton, en el Reino Unido, entre estudiantes británicos, chinos y norteamericanos, demostró que aquellos que evocaron un recuerdo nostálgico se sintieron luego mucho más felices que quienes habían recordado algo ordinario.

Ese poder de la nostalgia de influir en el estado de ánimo actúa en mí cada vez que exploro los recortes de prensa, viejas portadas y hojas sueltas que a través de los años se han ido acumulando , sin ninguna pretensión, en alguna gaveta, dentro de libros o en sobres amarillos . Su principal valor es que construyen la memoria, el itinerario, de antiguas emociones.


Cuando deslizo la vista y los dedos sobre estas imágenes y textos, siento una felicidad conocida y lejana a la vez. Es una nostalgia que se alimenta de las historia de los otros.

Arriba, izquierda: Ejemplar de la revista Filmòpolis de 1932 con Norma Shearer, estrella de la Metro, promocionando su película Vidas íntimas. Es difícil no sucumbir a la mitología de las actrices del cine dorado de los años veinte y treinta.

A la derecha: Anuncio de la línea de trasatlánticos Pinillos, en la Guía de La Habana de 1917. En uno de los buques de esta compañía llegaría dos años después mi abuelo Manuel desde las Islas Canarias, al igual que muchos de sus compatriotas.


Durante mucho tiempo esta foto estuvo colgada en mi habitación. Tiburón me convertió en fan de Steven Spielberg.

La primera de las divas y el galán en pose de gigoló .Ella 89 años. Él 40. En 1981 un amigo me trajo de España este recorte de El País donde aparece Francesca Bertini en el Festival de San Sebastián acompañada por el actor Fabio Testi. En una época anterior a internet los recortes de prensa extranjera eran el equivalente a los sitios web de la actualidad . Francesca Bertini fue una revelación tardía para mí. Siempre he imaginado que hilos invisibles prendidos en las pestañas mantenían abiertos los ojos de la legendaria anciana.


Este ticket me trae a la memoria que, de niño, mi madre me llevó a los espectàculos de las tres carpas de teatro que había en La Habana. Estaban en la Víbora, Marianao y en la calle Infanta. Recuerdo haber visto en uno de estos escenarios a Zenia Marabal.




En una librería de viejo compré por un peso esta revista de septiembre de 1937 sobre la radio y la televisión en Estados Unidos. El editor era Hugo Gernsback. Las librerías de viejo han perdido en La Habana su antigua inocencia.

martes, 19 de mayo de 2009

SALVAR CIERTAS EMOCIONES.


Recuerdo que un día sentí una felicidad irídica porque había empezado a trabajar en el lugar que entonces me parecía el centro del universo: La Rampa de La Habana. Y aunque he sido infiel a muchas emociones, esta ha quedado anclada en la zona del cerebro donde algunas impresiones nunca se borran.

“…sin embargo, aprecio y respeto la humilde y tenaz fidelidad que determinadas personas –sobre todo mujeres- mantienen por sus gustos, sus discos, sus antiguas empresas, por las fiestas desaparecidas: admiro su voluntad de seguir siendo los mismos en medio del cambio, de salvar su memoria, de llevarse con la muerte la primera muñeca, un diente de leche, un primer amor.”

En la consulta del dentista, mientras espero mi turno con el terror, me hago acompañar de un libro que fue una de mis lecturas deslumbrantes en una época: Las Palabras (Les Mots) de Jean Paul Sartre. Este texto era la primera parte de una autobiografía entonces inconclusa.


“He conocido a hombres que se acostaron ya tarde con una mujer envejecida por la simple razón de que la habían deseado en su juventud…A mi no me duran los rencores y lo confieso todo, complacientemente; estoy muy bien dotado para la autocrítica a condición de que no pretendan imponérmela.”

Disfruto de este Sartre que, siendo en apariencia tan autobiográfico y personal, no deja de ser un malicioso manipulador. En una página de su libro subrayo esta frase: “soy constante en mis afectos y en mi conducta pero infiel a mis emociones…”.

Al igual que modificamos el recuerdo, también cambiamos la interpretación de antiguas emociones. Y al final hay quienes logran una especie de obra de arte.

Imágenes: Obras de Tamara de Lempicka
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