“Cuando hayamos desaparecido no habrá nadie como nosotros, pero, por
supuesto, nunca hay nadie igual a otros. Cuando una persona muere, es imposible
reemplazarla. Deja un agujero que no se puede llenar, porque el destino de cada
ser humano —el destino genético y neural— es ser un individuo único, trazar su
propio camino, vivir su propia vida, morir su propia muerte.” (De mi propia
vida. Carta de despedida de Oliver Sacks publicada en The New York Times). El
neurólogo y escritor británico Oliver Sacks acaba de fallecer a los 82 años, a causa de un cáncer
de hígado.
domingo, 30 de agosto de 2015
sábado, 22 de agosto de 2015
LA RADIO
La primera metáfora de
radio que escuché fue: imagina que te sientes “como una ranita debajo de una piedra”.Se lo dijo
Julio Lot, un destacado director de radio ya fallecido, a la actriz que
protagonizaba en ese momento La Novela de las 11. Yo pasaba un curso en
el ICRT y me habían enviado a observar cómo se hacían los programas de radio. Ese día regresé a mi casa fascinado al
descubrir la importancia insospechada que palabras como ranita podían tener en las novelas del aire.
CUALIDADES
Las
cualidades que me atraen (alguien a quien amo debe tener al menos dos o tres):
1- Inteligencia. 2-Belleza; elegancia. 3- Douceur (delicadeza, dulzura). 4-
Glamour; celebridad. 5- Fuerza.
6-Vitalidad; entusiasmo sexual; alegría;
encanto. 7- Expresividad emocional, ternura (verbal, física), afecto. (Susan Sontag en La conciencia uncida a la
carne).
Yo
variaría el orden de prioridades pero coincido con la escritora. Sin embargo, a
veces nos enganchamos a la más
modesta cualidad de otra persona.
Y puede ser que hasta una sola de las mencionadas por Susan Sontag baste para complicarnos la vida. Complicar no es el adjetivo adecuado.
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Fuerza,
Glamour,
Inteligencia,
sexual,
Susan+Sontag,
ternura,
Vitalidad
jueves, 20 de agosto de 2015
EL VIAJE
Una noche viajé dentro de una caja de zapatos. Fue un episodio rodeado de
rezos y nervios, pues el doctor del pueblo dijo que no llegaría con vida. A mi
abuela se le ocurrió envolverme en algodones y botellas de agua caliente. Y me
acomodó en la caja de cartón de los últimos zapatos comprados por mi padre. Entonces dejamos Madruga y partimos en un Plymouth azul hacia un hospital de Matanzas. Allí me cuidaron un tiempo en una incubadora.
Cuando salí de aquel útero artificial,
estallé en alegría y disfruté con libertad del pecho de mi madre que aún no
había cumplido los quince años. Yo tenía tantos deseos de ser el primer hijo,
el primer nieto y el primer sobrino que vine al mundo a los siete meses. Mi
abuela le agradeció con sus lágrimas a San Lázaro y me unió para siempre al
santo milagroso.
martes, 18 de agosto de 2015
ACEPTAR LAS PERDIDAS.
"La vejez no es una
lucha. La vejez es una masacre", afirmó Philip Roth
cuando cumplió 75 años en 2008 Y
añadió: "Sólo hay una receta contra el envejecimiento: aceptar las
pérdidas y sacar el mayor provecho de lo que nos queda". La frase me ronda
cada vez que me acerco a mi cumpleaños. Hace unas semanas, Pedro A. Assef dejó en
mi muro en Facebook otra definición: la vejez es una humillación.
"La vejez no es una
lucha. La vejez es una masacre", afirmó Philip Roth
cuando cumplió 75 años en 2008 Y
añadió: "Sólo hay una receta contra el envejecimiento: aceptar las
pérdidas y sacar el mayor provecho de lo que nos queda". La frase me ronda
cada vez que me acerco a mi cumpleaños. Hace unas semanas, Pedro A. Assef dejó en
mi muro en Facebook otra definición: la vejez es una humillación.
viernes, 14 de agosto de 2015
SIMBOLO
El
cigarro es uno de los símbolos del deseo. En la historia del cine el tabaco asumió una
función alegórica. Las estrellas
del celuloide contribuyeron a
extender por el mundo el hábito de fumar. En el libro
La diva nicotina, historia del tabaco, su autor Iain Gately recuerda que los cigarros pasaron a ser un
símbolo de poder, o un sustituto del pene, como afirmaba Carl Jung, discípulo de Freud: “Los hombres de negocios,
los del mundo del espectáculo y los gánsteres aparecían en las películas fumando un cigarro. Edward G. Robinson, rey
de los matones de la pantalla, sabía
mordisquear el extremo de su cigarro con un gesto tan amenazador que a las mujeres del público caían desmayadas”.
miércoles, 12 de agosto de 2015
TE ESPERO EN EL NIÁGARA
En
Santos Suárez descubrí maneras de la felicidad que me atraparon para siempre. Yo
era de Luyanó con su esquina de Toyo, con la gente caminando por el medio de la
calle, con la Vía Blanca de los camioneros y con los cafés de la Calzada de Concha y con mi pulcras escuelas
de primaria y secundaria. También en Luyanó estaban los amigos de todos los días
que jugaban a hacerse los héroes del beisbol y me llevaban al cine Ritz para
que aprendiera a fumar a escondidas en
el balcony mientras pasaban viejas películas.
Sin embargo, Santos Suarez fue mi barrio adoptivo. Allí vivían mi abuela y mis tías.
Santos Suárez con sus magníficos parques y los flamboyanes de la avenida Santa
Catalina. La esquina de la cafetería Niágara era entonces el centro del mundo con
sus sándwiches, el cine con sus estrenos de
los jueves, la pizzería, una
librería bien surtida y la parada
de las rutas 37 y 79. Además del Santa Catalina estaban los otros cines: Los Ángeles,
Mara, Alameda, El Mónaco y el Santos Suárez, que fue el primero en desaparecer.
Yo bajaba por la calle Estrada Palma y
siempre me detenía
frente a la casa blanquísima de Amelia
Peláez para imaginarme su vida de
persona entre pinturas, plantas y cerámicas. Pero mi fachada preferida era la
casita de madera en la misma calle y que
por puro milagro ha sobrevivido hasta hoy, de un estilo que no es el nuestro pero
de un encanto que es universal. Y, sobre todo, en Santos Suárez descubrí el paseo
inteligente y el gozo expectante mientras caminaba acompañado hacia la Ward.
Era una época en la que creíamos que la juventud es algo
que dura toda la vida. Y eso se parece mucho a la felicidad.
domingo, 9 de agosto de 2015
MAZI, LA VIDA.
El verdadero amor nunca
es discreto. La frase me suena como una
etiqueta frente a este graffiti en una
calle de La Habana Vieja. Los tonos de
la voz, las expresiones del rostro, las canciones que escucha, la ropa que elige
y hasta la forma de poner la cafetera en el fuego revelan los sentimientos amorosos de una persona. Y la
mayoría quiere que esas ansias las conozca el mundo. Por eso siento una gran
admiración por los amantes invisibles,
los que tienen que ocultarse a los ojos de los
demás, los que se conforman con una especie de vanidad interior, los que se regocijan unas horas en un cuarto de hotel y luego cada uno parte
hacia rumbos opuestos hasta perderse en la multitud.
ILUMINACIÓN INTIMA
Él, un héroe del béisbol
que se jugaba en las cuatro esquinas del barrio. Yo, fama de inteligente y de
contar historias que entretenían al
grupo. Un aire rompecorazones había
quedado entre los amigos de la secundaria por lo que parecía nuestra rivalidad
por los labios de la muchacha de moda aquel verano. En el Florida proyectaban Iluminación íntima, una película checa. Nocturno difundía Voy a pintar las paredes con tu nombre.
Ahora, cuando aquellos amores estudiantiles no son más que cancioncitas en los
programas arqueológicos de la radio, dices en un email que yo era hermético pero que en esa época
disfrutabas cruzarte conmigo en la calle y que nunca has olvidado esos diálogos. Y
citas pedazos de conversaciones. Dices más, que tenías también tu propio mundo interior. Demasiado tarde para reencontrarnos en una
esquina del barrio.
viernes, 7 de agosto de 2015
LA MEMORIA ES UNA MATRIOSKA
Una radio transmitió hoy La era está pariendo un corazón. La audición
despertó antiguas emociones. Tal vez oí por primera vez la canción de Silvio cuando
estaba en una escuela al campo. La memoria es una matrioska. De pronto recordé otro
título: ¿Quién eres tú, Polly Magoo? No puedo contar nada de este filme y, sin
embargo, su anuncio en la marquesina del Payret se fijó para siempre en mi mente. Los años le han quitado el rostro y las extremidades a la
pareja ocasional con la que dormí una noche, más bien esperé el amanecer a su
lado, en el Hotel New York. En cambio, recuerdo con alucinante nitidez las escenas
vistas en el interior de varias habitaciones.
Las puertas entreabiertas a lo largo del
pasillo hasta el ascensor del hotel me
permitieron esa noche disfrutar imágenes
que parecían creadas por Pasolini.
miércoles, 5 de agosto de 2015
AFINIDADES SECRETAS
En una vida anterior me llamaba Ramses, y cuando vuelva a
nacer este será también mi nombre. Hay términos que te fascinan toda la vida.
Poco importa de dónde surge ese rapport. De niño, un mediodía en los créditos
de un programa de radio, escuché el nombre de Norma Abad como asesora. Me
produjo el mismo estallido de imaginación que sentí luego cuando encontré por
primera vez en una enciclopedia de cine el nombre de Natacha Rambova. Este diccionario personal -que funciona con afinidades secretas en la zona del
cerebro donde se activan las emociones- incluye roos garden, trasatlántico,
bar, lluvia, hotel, Kazalta, platea, pullman y otras. Y abarca algunas palabras
vulgares que aunque la pronuncies mil y una noches seguidas siempre sonarán
ingenuas y únicas.
domingo, 2 de agosto de 2015
BALCONY
Hay fumadores que logran
un estallido único de sensualidad en el juego que establecen entre sus dedos,
el cigarro, el encendedor y los claroscuros del rostro. Luego una sensación de
intimidad te abraza. Aunque nunca he fumado, la primera vez que descubrí ese efecto fue en el
cine Ritz de Luyanó en compañía de tres amigos del barrio. Esa noche el líder
del grupo era Iván, mayor que los demás. Ya se afeitaba, usaba colonia de
adultos y consumía Populares sin filtro. Estábamos en séptimo y octavo grado y
salíamos a caminar o sentarnos en las esquinas, a perder el tiempo, o juntarnos
con otros muchachos. Los años han desdibujado su cara y no logro un retrato
convincente; solo recuerdo la impresión que me produjo una palabra suya. Él fue
quien sugirió subir al balcony del Ritz que siempre estaba vacío. A la
acomodadora no le importaba lo que sucedía allí. Nos sentíamos libres. En el
instante en que en la pantalla un montón de cuchillos entraban en la carne de un emperador romano, Iván puso un cigarro
en mis labios y dijo con tierna masculinidad: Pruébalo.
domingo, 19 de julio de 2015
A UNOS CENTÍMETROS DE L A FELICIDAD...
Yo
quería andar hacia atrás por los oquedades del tiempo, disolver las felicidades antiguas, borrar los escenarios de mis
fotos y llegar a un punto donde pudiera mirarte desde lejos, para regresar entonces sin cicatrices en la piel, sin filosofías
que complican el mundo, olvidadas las canciones que algún
vez tarareé, fingiendo que lo ignoro todo, que sé muy poco …Y una vez de vuelta, echarme a tu lado como un animal puro, para reverenciar los olores
y clavar los dientes en el goce…Pero
de pronto te levantas de la cama
y con gestos mínimos dices que yo no te
entiendo, que tienes otras necesidades…Unos
centímetros separan tu espalda de mi
cuerpo cuando descubro que acabo de dormir con un extraño.
viernes, 17 de julio de 2015
PULLMAN
PULLMAN figuraba entre las palabras que consideraba mágicas cuando era niño. Un pariente de mi familia administraba una
cervecera con ese nombre en Consulado 312 esquina a San Rafael.
Tal vez este local se denominaba
así por la vecindad con el edificio de
al lado, en cuyo piso de la entrada principal está grabada la palabra PULLMAN.
La cervecera siempre estaba colmada de bebedores
que formaban una nube de voces con anécdotas,
discusiones y malas palabras. Era un mundo que podía ser violento, machista,
impredecible, pero también gráficamente erótico cuando los hombres envueltos en humo y
alcohol se referían a sus hazañas
sexuales. Pero en esa época yo no podía comprender el alcance del término
erótico, ni muchos menos su relación con la palabra PULLMAN.
domingo, 12 de julio de 2015
sábado, 11 de julio de 2015
FOTOGRAMAS
Hay sucesos breves que brindan placeres muy privados que nunca olvidamos. Una vez entré a
la cabina de proyección de un
cine de barrio mientras transcurría la función. Me habían dicho que a mitad de
película, el joven proyeccionista salía siempre de su
angosto local y pedía en voz alta
fuego para prender un cigarro. Al día siguiente me senté en la
última fila del balcony, con una
fosforera en el bolsillo. Y gracias a la
chispa que alimenta el vicio, disfruté del filme con mis ojos alineados
con el haz de luz que daba vida a una historia en la pantalla. No solo los actores se revelaron de una
manera diferente. Parapetado junto a la
máquina rebobinadora, observé las obscenidades
gozosas del público en las butacas. Era una atmósfera de sombras chinescas con personas
reales y gemidos en sordina.
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