Él, un héroe del béisbol
que se jugaba en las cuatro esquinas del barrio. Yo, fama de inteligente y de
contar historias que entretenían al
grupo. Un aire rompecorazones había
quedado entre los amigos de la secundaria por lo que parecía nuestra rivalidad
por los labios de la muchacha de moda aquel verano. En el Florida proyectaban Iluminación íntima, una película checa. Nocturno difundía Voy a pintar las paredes con tu nombre.
Ahora, cuando aquellos amores estudiantiles no son más que cancioncitas en los
programas arqueológicos de la radio, dices en un email que yo era hermético pero que en esa época
disfrutabas cruzarte conmigo en la calle y que nunca has olvidado esos diálogos. Y
citas pedazos de conversaciones. Dices más, que tenías también tu propio mundo interior. Demasiado tarde para reencontrarnos en una
esquina del barrio.
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domingo, 9 de agosto de 2015
domingo, 9 de junio de 2013
TRENES SOBRE EL MAR.
Durante 46 años miles de toneladas de mercancías entraron a Cuba en vagones de ferrocarril desde Estados Unidos a través del Estrecho de la Florida. Fue la “primera línea internacional de ferrys ferroviarios”. El servicio se inauguró el 5 de enero de 1915 con el arribo al espigón de la ensenada de Atarés, en la Bahía de La Habana, de un lote de vagones refrigerados a bordo del ferry Henry M. Flagler, procedente de Cayo Hueso.
Los vagones de mercancías llegaban a sus destinatarios “de forma expedita, sin ningún tipo de manipulación, trasbordo o almacenaje de la carga”. Con el tiempo se incorporaron otros ferrys, incluidos los dos buques de su tipo mayores del mundo. El trayecto en los primeros tiempos duraba unas siete horas y media.
Se calcula que en el año 1957 el tráfico ferroviario entre Cuba y Estados Unidos sobrepasó el medio millón de toneladas de mercancías. Este sistema de ferrys ferroviarios cesó en agosto de 1961. Ese año, a causa del bloqueo del gobierno norteamericano contra Cuba, dejaron de llegar al puerto de La Habana “los trenes que circulaban por el mar”.
Estos datos aparecen publicados en un artículo de Manuel Rodríguez González, en la revista Mar y Pesca, de mayo de 2013.
Los vagones de mercancías llegaban a sus destinatarios “de forma expedita, sin ningún tipo de manipulación, trasbordo o almacenaje de la carga”. Con el tiempo se incorporaron otros ferrys, incluidos los dos buques de su tipo mayores del mundo. El trayecto en los primeros tiempos duraba unas siete horas y media.
Se calcula que en el año 1957 el tráfico ferroviario entre Cuba y Estados Unidos sobrepasó el medio millón de toneladas de mercancías. Este sistema de ferrys ferroviarios cesó en agosto de 1961. Ese año, a causa del bloqueo del gobierno norteamericano contra Cuba, dejaron de llegar al puerto de La Habana “los trenes que circulaban por el mar”.
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