domingo, 30 de agosto de 2009

LOS MODELOS DE MASCULINIDAD AL DESNUDO.

“Romper con la hegemonía de este modelo de hombre blanco, heterosexual, mujeriego y buen proveedor, debe ir acompañado también de la desmitificación de otros modelos no hegemónicos de masculinidad, entre los que se encuentran la del hombre negro violento, bien dotado y sexualmente perverso, o la del homo sexual débil y sentimental, entre otras.”

Este párrafo pertenece al artículo titulado Hombres al desnudo: de la mirada a la re-creación, de Yoimel González, publicado en la revista Caminos (No. 50, 2008). El autor escribe:

“No hay dudas de que nosotros, los hombres cubanos, hemos heredado de siglos un modelo de masculinidad aceptado socialmente como hegemónicos. No podemos olvidar que aunque en nuestro país se ha luchado contra las expresiones de machismo, nos hemos mantenido intransigentes respecto a los valores de esta masculinidad hegemónica, la cual sigue siendo representada, en general, por hombres blancos, citadinos y heterosexuales, aunque se añaden también a estos, los buenos padres proveedores, los cuadros políticos abnegados, los jóvenes o adultos exitosos en los estudios, los mujeriegos, músicos y deportistas”.

Seguidamente González cita una encuesta del año 2003 realizada por el psicólogo Maudel Cabrera Ardanás sobre subjetividad masculina. En este estudio los hombres cubanos consideraron como características propias la agresividad, la fortaleza física, el autocontrol, la valentía, la virilidad (por naturaleza) y el rol activo en las relaciones sexuales y de pareja en sentido general. “Además de esto, hay una asociación entre masculinidad y heterosexualidad, lo cual indica la homofobia latente en los hombres cubanos”.

Más adelante subraya que, sin embargo, sería falso afirmar que existe una manera rígida de vivir nuestras masculinidades y que estamos constantemente en presencia de indicios de que la ideología machista, junto con el modelo de masculinidad hegemónico en nuestro país está cambiando.

Según el artículo, esos cambios hacia el interior del sexo masculino se experimentan, “primero, en una mayor equidad en las relaciones de pareja, en una mayor participación en el hogar y en una paternidad más cercana y tierna en algunos padres, y segundo, en la cada vez más evidente presencia social de hombres no heterosexuales (homosexuales masculinos, travestis etc...) en nuestro país”.

A continuación el autor aborda el tema de nuestras masculinidades desde el prisma de hombres cristianos. Recordemos que Caminos es la Revista Cubana de Pensamiento Socioteológico.



sábado, 29 de agosto de 2009

HOY, SÚBDITO DE LA BELLEZA.

Por: Lázaro Sarmiento

La capacidad para sentirse abrumado por la belleza tiene un vigor asombroso y sobrevive entre las más rigurosas distracciones. Esto escribía Susan Sontag en el ensayo Un argumento sobre la belleza, recogido en su libro póstumo Al mismo tiempo.

Me gusta pensar en el carácter efímero que a veces tiene la belleza (el de los cuerpos) y en su visibilidad acentuada cuando se muestra junto a la imagen contraria: la pareja de un hombre feo y una mujer bella; o un organismo carcomido junto a un tronco y unas extremidades de atleta. Hay muchas otras representaciones.

Uno de los personajes de El nombre de la rosa de Umberto Eco afirma que la belleza del cuerpo solo existe en la piel: “Si los hombres viesen lo que hay debajo de la piel se estremecerían de horror”… “Si piensas en lo que se esconde en la nariz, en la garganta y el vientre, sólo encontrarás suciedad.”

Y volviendo a Susan Sontag: “La belleza menos ‘enaltecedora’ del rostro y del cuerpo aún es el sitio más comúnmente visitado de lo bello.”

Pero ¿por qué esta amalgama de citas sin profundizar en ningún concepto? .

Sucede que hoy me impactó la imagen de una pareja integrada por una mujer impresionante, bellísima según los cánones generalmente idealizados, y un hombre masculinamente feo, con algo de simio cortés. Parecían enlazados por una armonía que dejaba fuera todo el escenario que los rodeaba. Ella daba la impresión de que consideraba un lujo caminar junto a él. Y los dos respiraban una química fabricada en lugares recónditos de sus cuerpos.

Me incliné en gesto de admiración y respeto ante la atracción hormonal que los enlazaba.

jueves, 27 de agosto de 2009

CINES DE BARRIO: ATLÁNTIDAS QUE NO REGRESARÁN.

“Cines de todo tipo, situados en cualquier clase de esquina. ¿No íbamos a amarlos? Cines humildes, con la copias de las películas destrozadas, cines baqueteados, decididamente pobretones, pero también cines dotados de una vulgar ostentosidad, cuando presumían ser de ‘reestreno preferente’. Cines, en fin, que sucumbieron a los abusos del Tiempo, a los ímpetus de las décadas; locales que fueron desapareciendo de una geografía urbana que también cambió, dramáticamente, inexorablemente, convirtiéndonos a nosotros en esclavos del cambio que no cesa.


“El ensueño cambió el signo. La memoria, esa ramera, otorga al pasado una belleza que me conmueve y, así, los tristes cines de barrio me parecen emporios de una suntuosidad jamás superada.

“¡Atlántidas que no regresarán! ¡”


(Tomado de El Peso de la Paja. Memorias. El cine de los sábados, de Terenci Moix (Círculo de Lectores, Barcelona, 1991)


Cine Ritz, en Rodríguez y Fábrica. Luyanó. La Habana. (cerrado hace años)



Cine Luyanó, en la calzada de Luyanó.La Habana (cerrado, ahora es una academia de judo).


martes, 25 de agosto de 2009

PUBLICO AUTORIZADO A DESTRUIR CINE DESPUES DE FUNCION.


¡ Acción en la platea ¡

Por: Lázaro Sarmiento

Los espectadores de un cine de La Habana fueron autorizados por el dueño de la sala a destruir los asientos de la platea con sus propias manos una vez concluida la función. El cine se llamaba Renacimiento y estaba situado en la esquina de 15 y 14, en el barrio de El Vedado. Luego el local se transformó en el cine Ámbar. El incidente ocurrió en la década del cincuenta y forma parte de las memorias del crítico y director Enrique Colina, recogidas en el libro La Habana que va conmigo (Letras Cubanas, 2002), selección de Mario Coyula:

“En ese cine Renacimiento las butacas eran de madera mala, la pantalla era desastrosa, allí se ponían nada más que películas mexicanas. Este cine entra en bancarrota a principios del cincuenta. El propietario se arruina. El día que da la última función, el dueño anuncia que el cine va a ser remodelado y que todo el que estuviera allí, cuando se terminara la película, tendría derecho a destruir su butaca y todo lo demás que pudiera romper. Cuando se acabó la función ¡tembló Roma¡ porque acabaron, no hubo necesidad de tumbar el cine, la gente prácticamente lo tumbó, imagínense el gusto de la gente de poder romper cosas. Así surge el cine Ámbar, que tenía un aire acondicionado extraordinario”.

Los habaneros que disfrutaron de aquella función en la vieja sala Renacimiento constituyeron un público privilegiado. Nunca en el mundo los espectadores pueden, como en una película loca, destruir un cine después que en la pantalla aparece el letrero: THE END.




lunes, 24 de agosto de 2009

JUANITA, LA REINA DE LOS BANDIDOS.


Por: Lázaro Sarmiento

Cada vez que inicio una operación de organización de viejos papeles termino recreándome en la atmosfera de nostalgia suscitada por los recortes de periódicos, fotos y revistas que, para mí, constituían – y aún siguen siendolos -magníficos y entrañables archivos antes de la llegada de internet y la digitalización de la información. Al final me desprendo de muy poco y muchos de los papeles y fotos regresan a su lugar de hibernación en una gaveta o a un pequeño contenedor de plástico. Este es el caso del cuaderno no. 19 de las aventuras de Buffalo Bill y la narración titulada Juanita, reina de los bandidos. No tiene la fecha en que fue publicado en Barcelona pero debe haber sido alrededor de 1920. No leo literatura del Oeste pero me encanta tener a buen recaudo a la reina de los bandidos.

AQUELLA VIEJA PUBLICIDAD…

Oye Anastasio, ¿sabes tu cómo se escribe uva?
-Claro que lo sé; pero no quiero decírtelo, porque el saber eso y otras cosas más me ha costado catorce reales.
-Pues, por lo menos, dime qué debo hacer para saber yo cómo se escribe bien.
-Pues es muy sencillo; cómprate hoy mismo un Diccionario de la Lengua Española, por Atilano Rancés. Te costará 3’50 pesetas y sabrás escribir tan bien como el maestro.
La publicidad consignaba que este Diccionario, editado por Ramón Sopena, podía pedírsele a su librero, o adquirirse en Provenza, 95, Barcelona.

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