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Lázaro SarmientoFue la persona a la que Ernest Hemingway le entregó la medalla de su Premio Nobel con la misión de que la colocara en el santuario de la Virgen del Cobre en Santiago de Cuba, donde permanece desde entonces. El acontecimiento tuvo lugar el 13 de agosto de 1956 en la Cervecería Hatuey del Cotorro. Este lugar sirvió de escenario a un sentido homenaje al autor de
El viejo y el mar, en el que participaron relevantes personalidades de la cultura, periodistas, instituciones y pescadores de Cojímar.
La persona a la que me estoy refiriendo es Fernando G. Campoamor, periodista que nació en Artemisa el 4 de junio de 1914 y murió en La Habana el 29 de diciembre de 2001. Su nombre no me era ajeno pues conocía textos suyos sobre el ron, el turismo, la guayabera y El Floridita, entre otros, y - claro está- sobre su relación con Ernest Hemingway. Entre ambos hubo una relación fraternal, admiración intelectual y afinidades compartidas. Sin embargo, poco conocía de los últimos años de vida de Campoamor. Incluso, algunas web culturales cubanas no consignan la fecha de su fallecimiento.
El profesor en Cultura Física y Deportes Osmar Mariño Rodríguez (Holguín, 1964) conoció a Campoamor en La Habana una tarde de 1997. La amistad y el diálogo surgido entre el joven con inquietudes investigativas y el periodista de larga experiencia, cristalizó años después en este libro de 86 páginas de Mariño, calificado como indagación entre el periodismo y el testimonio, titulado
La Habana de Hemingway y Campoamor (Ediciones Extramuros, La Habana, 2009) .
MI DAIQUIRI EN EL FLORIDITA…
Por cierto, a través de las palabras de Campoamor recogidas por Mariño conozco la explicación sobre la famosa frase que Hemingway escribió en un cuadro que hay en el bar de La Bodeguita del Medio, un lugar legendario de la capital cubana debido a la magia de su ambiente y a los viajeros de todo el planeta que han pasado por este restaurante de La Habana Vieja. La frase de Hemingway en cuestión dice: "
Mi daiquirí en El Floridita, mi mojito en La Bodeguita”.
“Sin embargo, fue sólo una estrategia para atraer más turistas, ya que Hemingway no fue un cliente fijo de La Bodeguita. Huía de los periodistas que visitaban mucho este sitio.”
Bueno, esta es solo una anécdota pequeña contada en el libro. Hay otros datos en sus páginas que lo convierten en una lectura interesante, informativa y amena. Sobre todo, constituye un tributo a una personalidad cubana de la que el escritor Lisandro Otero dijo:
“Dotado de una notable facilidad para la comunicación verbal y posibilidades especiales para el dominio de la prosa, Campoamor fue absorbido por una entrega total al periodismo, lo cual le impidió dejar una obra relevante. Personalidad polémica en el ambiente cultural cubano de su tiempo (…) Deben saludarse esfuerzos como éste, que implican el rescate de parcelas injustamente olvidadas de nuestro patrimonio”.
Aquí la fórmula del daiquirí especial, de Hemingway, citado por Campoamor en la entrevista publicada en el libro
La Habana de Hemingway y Campoamor:
4 onzas de Habana Club Light Dry
2 cucharaditas de juego de toronja
1 cucharadita de marrasquino
1 limón verde
Y hielo frappé.