Por: Lázaro Sarmiento
Título: Batista. Últimos días en el poder. Autores: José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt. Ediciones Unión. La Habana, 2008.
“Con el renuevo de las generaciones y la vuelta de hoja de la historia, la memoria popular se va disipando y quedan en el olvido muchas glorias y heridas. Aquí se cuentan, en tercera persona, las interioridades de los hombres y mujeres que fueron protagonistas del ocaso de una cruenta tiranía: Fulgencio Batista y Zaldívar (1952-1958), quien durante muchos años, de una manera u otra, rigió los destinos de Cuba”.
Así escriben los autores de este volumen que, sin dudas, va a suscitar el interés en la Isla y en el extranjero. Los de allá están empeñados en diseñar un Batista diferente al real. Los de aquí ofrecen datos y relatan acontecimientos que sitúan al siniestro personaje en su justo contexto. Y en medio de las interpretaciones hay millones de lectores jóvenes que crecieron lejos de la historia.
Fulgencio Batista y Zaldívar, el máximo responsable del asesinato de miles de cubanos durante su último gobierno, nació el 16 de enero de 1901 en el reparto La Gloria, en Banes, Oriente. Murió de un infarto cardíaco en una villa de Marbella en la costa mediterránea de España, el 6 de agosto de 1973.
En los Anexos de Batista. Últimos días en el poder se incluyen reveladores documentos, fotos y mapas. Entre ellos una fotocopia de la Nómina de la asignación mensual con la que el dictador agasajaba a editores y periodistas del país. Los fondos salían directamente de su despacho presidencial.
En los documentos anexos sobresale el texto del discurso de Fidel en la noche del primero de enero de 1959, pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba.
Es poco lo que puedo decirles por el momento de este libro de 631 páginas que fue presentado hoy martes 15 de diciembre en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, en La Habana. En el evento participaron los autores, editores, periodistas, historiadores, ejecutivos de la UNEAC y diversas personalidades interesadas en el tema.
Me acostaré muy tarde todas las noches de esta semana, buceando en las páginas de Batista. Últimos días en el poder, porque, entre otras razones:”No se puede contar la historia americana posterior a 1958 prescindiendo de aquel diciembre cubano.”