sábado, 19 de diciembre de 2009
EL ELITISMO FOTOGRAFICO DE LOS FAMOSOS.
Los famosos sienten una atracción irresistible en mostrarse junto a otros famosos. En los reportajes sobre sus vidas siempre aparecen fotografiados al lado de figuras tan famosas como ellos. Puede ser que durante sus públicas vidas, ambos famosos solo estuvieron juntos varios minutos, tal vez una hora. Sin embargo, cuando realizan el recuento de sus trayectorias, esos escasos minutos fabulados por la cámara pesan más que las muchísimas horas en que fueron acompañados por personas cuyas identidades son desconocida por el público.
Por eso, cada vez que veo en televisión un programa donde el protagonista solo muestra imágenes junto a famosos, imagino a las gentes invisibles que estuvieron cerca de las fotografías pero que no salieron en ellas porque cedieron sus lugares a los famosos. Esas personas de cariños y lealtades desconocidas, quizás acompañaron al protagonista en incontables episodios de alegría y tristeza, en gestiones burocráticas, durante crisis amorosas, en ingresos hospitalarios, o durante su ocio expectante...Amistades de toda una vida son borradas por la quemante luz de la fama.
No es culpa de los famosos sino del fascinante poder de la fama.
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jueves, 17 de diciembre de 2009
LA HABANA: AQUELLOS VIEJOS CINES.
Por: Lázaro Sarmiento
En un conversatorio en la Maqueta de La Habana en 1998, el escritor Ambrosio Fornet evocó sus imágenes de esta ciudad durante las décadas del cuarenta y el cincuenta. Primero venía de vacaciones desde su natal Bayamo hasta que se estableció en la capital del país. Sus impresiones aparecen incluidas en el libro La Habana que va conmigo, una selección de textos de Mario Coyula (Editorial Letras Cubanas).
Como La Habana que lleva dentro, Ambrosio Fornet describió una zona que “abarcaría media docena de kilómetros cuadrados: los que se extenderían en torno a un eje imaginario cuyo centro pudiera ser el Parque Central”. Y entre las imágenes y ambientes que recordó figuran las salas de cine:
“En aquella época sólo había dos cines en Bayamo, pero aquí en el perímetro a que me estoy refiriendo, había una docena. El más cercano a nosotros era el Actualidades –estaba al lado mismo de la farmacia- y en Neptuno, el Rialto y, un poco más allá, el Encanto (lo asocio en mi memoria a las películas de María Félix y al aire acondicionado, que entonces era una novedad). El Neptuno era un cinecito de mala muerte, al que no íbamos nunca. Y en la zona estaba también el Verdún y el Majestic, uno de los cuales no tenía techo, por cierto. Frente al Capitolio estaba el cine homónimo que a ciertas horas proyectaba películas sicalípticas – en aquella época nadie decía pornográficas- y detrás del Capitolio estaba el Capri, especializado en un tipo de cine europeo menos mojigato que el de Hollywood; no menciono el Campoamor porque no recuerdo que pasaran películas allí, ni a los de San Rafael porque ya los mencioné (Cinecito, Duplex y Rex). A todos ésos habría que sumar otros más nuevos, como el Fausto y el Negrete, por Prado, y el América y el Radiocine, por Galiano...En total deben ser como quince. O más : había otros dos en Monserrate, en dirección a la Terminal de Trenes, uno de ellos – el Bélgica o el Universal, no recuerdo bien- situado en un edificio de arquitectura mozárabe...
“Yo había dejado de ser un niño y al terminar el bachillerato empecé a trabajar en un Banco de Bayamo y matriculé por la libre la carrera de Filosofía y Letras aquí, en la Universidad. A veces me quedaba en casa de huéspedes y exploraba más a fondo los recovecos de la ciudad, incluyendo los cines que, como el Capri y el Rialto, tenían tandas de medianoche: allí eran más las cosas que pasaban al fondo, en el lunetario, y arriba, en el gallinero, que las que pasaban frente, en la pantalla”.
De los cines mencionados por Fornet, sólo el Cinecito, en el bulevar de San Rafael, continúa proyectando películas.
PRADO Y NEPTUNO, una de las esquinas míticas de La Habana. A la derecha puede verse la fachada (de color blanco) del antiguo cine Rialto. Fue remodelado y funcionó durante un tiempo como cine de ensayo.
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martes, 15 de diciembre de 2009
CASABLANCA, ABRAZADOS AL RECUERDO.
Cada vez que los reflectores de la nostalgia se mueven sobre el horizonte fílmico aparece Casablanca.
Y cada vez que Casablanca se proyecta en alguna televisora del planeta, millones de espectadores se acomodan en sus asientos favoritos para disfrutarla, quizás por tercera, quinta o sexta ocasión. Y hay quienes como el protagonista del blog Migue y el Fabuloso Trompetista Invisible quisieran vivir los últimos años de vida en los fotogramas de esa película, aunque sea como el más anónimo de los extras o el más insignificante objeto. Y en La Habana existe una emisora de música instrumental que ni un solo día del mundo deja de transmitir, a solicitud de sus oyentes, As time goes bye, el mítico tema de Casablanca.
Esta cinta que la Warner Bros lanzó en 1942 sigue funcionando a “despecho de teorías estéticas y cinematográficas”.
Una encuesta realizada en 2008 por la revista británica Empire otorgó a Casablanca el puesto 18 entre las 500 mejores películas de la historia. Entre quienes la ubicaron en ese lugar estaban Guillermo Del Toro, Cameron Crowe, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar.
En un texto titulado Casablanca, o el renacimiento de los dioses, Umberto Eco analiza el fervor nostálgico que siempre suscita su exhibición y subraya que, desde el punto de vista de una crítica exigente, es una película muy modesta. Este ensayo figura en el libro La estrategia de la ilusión (Editorial Lumen, Barcelona, 1999).
“Fotonovela, folletín, donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin demasiada lógica. Y sabemos por qué: la película fue pensada a medida que se rodaba, y hasta el último momento ni el director los guionistas sabían si Ilse se marcharía con Víctor o con Rick.”
“Pero justamente porque están todos los arquetipos, justamente porque Casablanca es la cinta de otras mil películas y porque cada acto repite en ella un papel interpretado otras veces, opera en el espectador la resonancia de la intertextualidad. Casablanca lleva consigo, como en una estela de perfume, otras situaciones que el espectador refiere a este film sin recordar otras películas aparecidas después como Tener y no tener…Así que Casablanca no es una película, sino muchas, una antología”
¿Qué tiene entonces Casablanca que mantiene su fascinación después de de 67 años de realizada? La respuesta la ofrecía ya en 1956 Guillermo Cabera Infante, Caín, en las páginas de la revista habanera Carteles:
“ Casablanca es como mirar una vieja fotografía: ahí está uno, pero de alguna manera ése no es uno: por el medio está el recuerdo, el tiempo pasado y la renovada presencia fotográfica, ganada su batalla al tiempo, pero perdiéndola, porque el tiempo no pasa: pasa uno por él y como en un estrecho pasadizo de zarzas se deja el vestido y la piel en sus espinas: en fin, que el tiempo es como la banca en la ruleta, siempre gana, aun perdiendo gana. Y ha ganado contra Casablanca”.
Sobre los cuatro puntos de excelencia que como crítico le otorgó a Casablanca, Caín sugería a los lectores de Carteles preguntar ¿a qué vienen?
Respuesta: “Son por el recuerdo”.
TEXTOS RELACIONADOS:
CASABLANCA TODOS LOS DIAS EN LA RADIO
TOCALA OTRA VEZ, SAM, EN RADIO ENCICLOPEDIA
RADIO ENCICLOPEDIA: TRANSMITIENDO SAXOFONES Y MENSAJES ECOLOGICOS
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Umberto Eco
lunes, 14 de diciembre de 2009
LUCES DEL PUERTO DE LA HABANA.
“ahora mi corazón se hospeda en la ciudad y su aventura.... "(Nancy Morejón en Amor, ciudad atribuida)
“La costa se ennegrece. Los barcos parecen detenidos
El mar viejo huele a kerosene, a piel podrida.
Amo ese olor, esas aguas de desperdicios.
Desde el anfiteatro llega un clamor de voces y aplausos.
La vida, verdaderamente, no tiene fin”. (Miguel Barnet en Muelle de Luz)
Había un pueblo de luces en el agua tranquila,
con calles solitarias por donde, sin quererlo,
dejábamos vagar nuestra inquietud y ternura” (Ángel Augier en Nocturno diferente)
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domingo, 13 de diciembre de 2009
GRETA GARBO, LAS DIOSAS TAMBIEN CRUZAN LA CALLE.
Es difícil imaginar que esta figura que cruza una calle en la zona este de Nueva York un día de 1955 sea Greta Garbo. Parece un personaje fantasmal de los bosques nórdicos llevando un secreto de una acera a la otra. Nada de glamour sobre el asfalto. Y nada sugiere que detrás de esa silueta, dibujada por una capa, un bolso y unos zapatos anticuados, se esconda uno de los símbolos supremos del cine. Y sin embargo, es ella. La foto pertenece a los archivos de la revista Life, abiertos a internet desde 2008.
En una serie de retratos publicados bajo el titulo de Señoras y señores, Juan Marsé escribió que Greta Garbo “se anticipó a su tiempo por una estricta cuestión de ritmo corporal: se movía, miraba, andaba o se estaba quieta, con un sentido del tiempo y del espacio distinto por completo del que tenían sus contemporáneos”.
El novelista español comentaba que el misterio de Greta Garbo “no consistió en otra cosa que en la alteración de un ritmo, en la imposición de un compás distinto. Viendo cualquier película suya de la primera época, la ruptura que imponía su presencia, estática o moviéndose, la distinguía”.
Ese efecto Greta Garbo lo disfruté hace veinte años en la sala Ideal, entonces funcionando (tenía una programación que se anunciaba de cultura cinematográfica). El Ideal, un antiguo cine de barrio con 450 butacas, está en las calles Acosta y Compostela, en el Centro Histórico de La Habana. El filme exhibido era una copia restaurada de La leyenda de Gösta Berling, de la etapa del cine mudo.
Una foto puede convertir a una leyenda en una mortal transeúnte de Nueva York. Las diosas también cruzan las calles.
Sobre la foto de arriba: "Reclusive film star Greta Garbo clad in knit cap, long dark coat & clunky high-topped shoes, clutching a large handbag to her chest as she walks across intersection in front of several taxis waiting for the light on an East Side Street. Location: New York, NY, US . Photographer: Lisa Larsen taGarbo en la calle. "Archivos de la revista Life.
Sobre el texto citado: Marsé, Juan. Señoras y señores. Retratos con retoques (1974-1984). Plaza Janés. Barcelona, 1998.
TEXTOS RELACIONADOS:
LA DIOSA DEL CINE Y SU AMANTE MERCEDES
EL MEMORANDUM CUBANO DE GRETA GARBO
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jueves, 10 de diciembre de 2009
PASEANDO POR EL CEMENTERIO BAUTISTA.
Cuando en 1877 se fundó el Cementerio San Juan Bautista, los terrenos de los alrededores no tenían ni remotamente el glamour urbanístico que alcanzó hace varias décadas. Estoy refiriéndome al Nuevo Vedado y al Cementerio Bautista de La Habana, el oasis funerario de una comunidad de cristianos protestantes, rodeado de casas coquetas, una escuela, jardines con hojas de corazón de león y una muestra de viviendas inventadas o modificadas junto a sus muros. Muy cerca hay varios edificios altos. Y los árboles verdísimos y frondosos diseñan un ambiente de parque sin regulaciones.
Me gustan los camposantos y me gusta éste en su pobreza de pretensiones y carencia absoluta de valores arquitectónicos (aprecio igualmente la necrópolis de Colón, por los motivos contrarios). Aquí, el abandono y deterioro de la mayoría de los sepulcros crean un encanto de ruinas gregarias sin ninguna memoria esplendorosa.
Algunas tumbas tienen fechas muy antiguas y quizás pertenecieron a familias que se extinguieron o se diluyeron por el mundo.
Con la mirada planeando sobre las 1, 23 hectáreas de este terreno de reposo, un amigo me dice que no le gustaría ser cremado, que tras su muerte él quiere que lo lleven a la tierra para que el cuerpo nutra el suelo.
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martes, 8 de diciembre de 2009
BAILANDO CON SETSUKO ONO
En el Hotel Nacional de La Habana, a unos metros de la piscina donde Ava Gardner se mostraba como el animal más bello del mundo, está anclada desde hace cinco años la escultura titulada Baile. Su autora es la artista y economista japonesa Setsuko Ono, hermana de Yoko Ono.
El conjunto, integrado por tres figuras de hierro, un hombre, una mujer y un niño bailando, “amor de familia”, constituye un detalle de democracia artística, fuera del tiempo, en medio de la elegancia rosa, intacta, del hotel.
Las figuras de Baile han logrado una rara armonía con el lugar. Me recuerdan esta frase de Gastón Baquero: “La danza puede ser el idioma perdido de unos dioses”.
Aprovecho para fotografiarme con los humildes dioses de Setsuko Ono.
domingo, 6 de diciembre de 2009
NUEVO VEDADO, ENTRE ABRAZOS Y POSTALES
Salgo de Los abrazos rotos con deseos de caminar por el Nuevo Vedado mientras espero la próxima película del Acapulco, una de las salas de proyecciones del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Me atrae una casa verde, tramposamente familiar, representativa de las residencias de la pequeña burguesía cubana de los años cincuenta , al igual que otras muestras del barrio, incluidos el cine, el supermercado, la gasolinera, la jardinería; postales de lo que se consideraba moderno en la capital cubana en la segunda mitad del pasado siglo. Algunas veces aparece esta vivienda en mis viajes en la máquina del tiempo. No conozco a sus actuales inquilinos pero de niño estuve en su interior y llegué hasta la cocina (que era un set de televisión).
A la casa verde la recuerdo por un episodio mínimo de mi infancia.
Un día, el esposo de una de mis tías me trajo de visita a esta residencia que ahora contemplo desde la acera de enfrente y en la cual vivían en aquella época sus familiares. Los antiguos propietarios habían salido el país en los primeros tiempos de la Revolución pero en las agarraderas de los estantes de la cocina permanecían dibujadas las iníciales de sus nombres: N S y J A. Normita Suárez y Jesús Albariño constituían una pareja de actores de la radio y la televisión, cuyos nombres escuché mencionar varias veces a las personas que habitaban entonces la casa. A la gente le gusta establecer una familiaridad irreal, chismográfica, con todo lo relacionado con los artistas famosos.
De pronto mi tío político abrió el amplio refrigerador, y como en un set de televisión, me preguntó si quería tomar yogurt. Y a mis oídos infantiles esa palabra les sonó gustativa, tentadora, mágica, por una única razón: yo nunca había ingerido aquel lácteo que en los minutos siguientes iba a resultar delicioso a mi paladar, servido con cubitos de hielo en una lujosa copa de bacarat, otra vez, como en televisión. Fue así que el descubrimiento del yogurt convirtió esta casa en una de las fachadas inolvidables de mi infancia, aunque siempre un lugar ajeno. Pero ya es hora de que deje de mirar y fotografiar esta cuadra del Nuevo Vedado porque comienzo a llamar la atención de los vecinos y pueden pensar que soy un espía internacional.
Me alejo como forastero en los escenarios de mi memoria.
viernes, 4 de diciembre de 2009
BARBARITO DIEZ, COMO UNA PALMA REAL
Por: Lázaro Sarmiento
En las emisoras de radio, las grabaciones de Barbarito Diez han gozado siempre de prestigio y admiración. Recuerdo la amplia difusión que en Radio Ciudad de La Habana recibió el disco que el legendario cantante de danzones hizo en 1985 con La Rondalla Venezolana y que lo presentaba como bolerista y serenatero. La voz de Barbarito refulgía poderosa y cristalina entre los acordes y las estridencias de moda. Por esa misma época le escuché decir a Miguel Barnet que él cambiaría toda su obra literaria por ser el autor de Una rosa de Francia. Y esta criolla-bolero del compositor Rodrigo Prats debe su popularidad a la interpretación de Barbarito Diez. (1909-1995)
Y ya que mencioné a Barnet, voy a transcribir un fragmento del texto de este escritor titulado Barbarito, incluido en su libro Autógrafos cubanos.
“En la audición radial diaria para las amas de casa, los peloteros y las muchachas ruborizadas por el primer beso. Cuando no existía la televisión era solo su voz lozana. Luego su porte erguido y severo, como de pastor evangélico.
-Ese hombre es una palma real y no baila.
Pero no hay un cubano que no haya bailado con sus danzones. No hay un cubano que no haya cantado –en hondo coloquio- con él, a dos voces.
Baile de verbena, retreta municipal, Aires Libres del Prado, domingo de guayabera de hilo y sombrero de pajilla. Si alguien ha impuesto la brújula de su voz a los cuatro vientos es él.
Si alguien ha llegado a la puerta de los enamorados con una concha nacarada y una guinda es él.
Si alguien ha cantado para todas las generaciones es él.
Sea su voz, de palo de monte, como una raíz de cuya savia se nutran los aires de la Patria”.
Esquina de las calles Monte y Prado, La Habana. Foto: Lázaro Sarmiento.
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jueves, 3 de diciembre de 2009
LA LARGA Y BREVE VIDA DE SINDO GARAY
Sindo Garay. Memorias de un trovador (Editorial Oriente) es un libro imprescindible para conocer la vida de uno de los grandes músicos de Cuba. La autora es la soprano Carmela de León Román, nacida en Manzanillo en 1918. Es decir, que Carmela en la actualidad se acerca a la edad que tenía Sindo cuando ella comenzó a entrevistarlo para recoger sus testimonios.
El guitarrista y compositor Sindo Garay nació en Santiago de Cuba el 12 de abril de 1867 y murió en La Habana el 17 de julio de1968.
Sobre los últimos años de vida de Sindo, durante los cuales se mantenía bastante lúcido, leo en alguna parte del libro “Andaba siempre reviviendo el pasado que cada día se le hacía más lejano. ‘Debí nacer después’, comentaba a veces. Cuando se encontraba con alguna obra hecha por la revolución, exclamaba: ‘¡Este muchacho de Birán es el único que arregla esto¡’ El día 12 de abril de 1967, con motivo de celebrar su centenario, expresó: ‘Ahora que cumplo cien años es cuando comprendo lo breve que es la vida’.”
Estudiosos de renombre y compositores como Eduardo Sánchez de Fuentes, José y Manuel Mauri, Jorge Anckermann y Manuel M. Ponce, siempre se asombraron de que el autor de La mujer bayamesa y muchas otras creaciones, “sin saber una sola nota musical, hiciera lo que hizo y que diera el salto que lo adelantó a su tiempo. "
Carmela menciona la sapiencia misteriosa de Sindo.
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martes, 1 de diciembre de 2009
OIGO VOCES.
Al mediodía, a través de la voz de un rostro invisible, comenzó mi relación afectiva con la radio. Antes de asistir a los turnos de la tarde en la secundaria básica en Luyanó, ni un solo día me perdía a Chucho Herrera en Sorpresa Musical de Radio Liberación. Era la época de las canciones rompecorazones de Raphael y Charles Aznavour y del predominio en el aire de la Isla de los grupos españoles con letras dulzonas y fáciles, como nos parecía era la vida a los adolescentes. Pero más que la música, me atraía la conducción del programa, el célebre “reloj grande y redondo” que Chucho mencionaba, y las descripciones que hacía de La Rampa observaba desde una ventanita imaginaria en la cabina de transmisión. Hasta envié a Sorpresa unos textos cortos como colaboración de un oyente. Con el tiempo fui siguiendo otros programas: La flecha de cobre, Entre paréntesis, Después que llegó Colón...Las voces de esos espacios con el locutor como abre alas levantaban en los oyentes mundos de pasiones, aventuras y hazañas. Así, escuchando voces, me enamoré de la radio hasta que un día me ví dentro de la estación que yo sintonizaba, haciendo programas de verdad y jugando con las palabras, la música y los silencios. Desde entonces no he dejado de relacionarme con voces radiofónicas , con algunas más que otras, como las de Teresa Gómez y Félix Carbonell en los días de “objeto volante no identificado sobre las antenas de la COCO" (Fuera de Serie), Gladys Roque, Danilo José, María Gregoria , Frank Alemán y Carlo Figueroa, Robert Martín (Radio Futuro, Musicalísimo y Café Ciudad), Joel Valdés (Banda sonora de la mañana), Rolando Zaldívar, Alain León, Frank Abel, Roilé Rodríguez, Alexei Martínez, Braulio Cancio, Alex Wilson, (Radio Ciudad) y las voces enciclopédicas de la música instrumental: Katy, Cecilia, Ana Margarita, Zady, Mirta y Hazel Andreu.
La radio existe gracias a sus labios.
(1ro de diciembre, Día del Locutor)
Abajo: Cabina de transmisiones de Radio Enciclopedia durante un programa especial con el pianista Ulises Hernández, en el 2009. De pie: Lázaro Sarmiento (director de programas), Luisa Márquez (directora general de Radio Enciclopedia), Alicia Soto (periodista) y María Meyado (locutora). Sentados frente a la consola: Ulises Hernández y la locutora Yenny Tauro.
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domingo, 29 de noviembre de 2009
LA NOCHE EN QUE NACIO LA MITOLOGIA DE JOSEPHINE BAKER
Transcurría el año 1925 y disminuía el número de espectadores en los espectáculos del Teatro de los Campos Elíseos de París. En opinión del pintor Fernard Léger había que “encontrar una cosa tremenda, explosiva” para atraer al público nuevamente. Entonces los empresarios franceses buscaron "esa cosa" en Nueva York. Allí formaron la Revista Negra, destinada a actuar en París, con Josephine Baker como máxima estrella.
Las circunstancias del debut de la Revista Negra en la capital de Francia, las evocaba el escritor Alejo Carpentier en el artículo La mitología de Josephine, publicado en 1959 en el diario venezolano El Nacional:
“El caso fue que un día de octubre de 1925, el telón del Teatro de los Campos Elíseos se alzó ante un público sumamente hostil, que había sido preparado por varios periódicos para silbar el espectáculo. Se tenía por intolerable y escandaloso que una compañía de artistas negros, del género frívolo, se presentara en un edificio decorado por Maurice Denis y por Bourdelle.”
Y más adelante, Carpentier recordaba:
“Pero no ocurrió lo que se esperaba. Bastó con la aparición del clarinetista Sydney Bechet, para que el público observara un silencio respetuoso...Y luego entró Josephine Baker, en la escena, sometiendo la felina sintaxis de su cuerpo a los ritmos de la orquesta. En menos de cinco minutos la partida estaba ganada. Sonó luego una ovación tan tremenda y prolongada, que fue necesario echar el telón para que el espectáculo prosiguiera normalmente...Esa noche nació la mitología de Josephine Baker, a la sombra de Léger, de Desnoes, de Picabia...
JOSEPHINE EN LA HABANA. La vedette Josephine Baker estuvo cinco veces en Cuba de 1950 a 1966. De estas visitas hay una amplia información en el sitio digital de la revista Opus Habana: JOSEPHINE BAKER, DE PARIS A LA HABANA, así como en Habana Radio: JOSEPHINE BAKER EN CUBA (I)
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viernes, 27 de noviembre de 2009
SEMBRANDO ARBOLITOS DE NAVIDAD
En diciembre, mi primo y yo disfrutábamos imitando con nuestra ración de nueces de la bodega (¿o eran avellanas?) una escena de la película El príncipe y el mendigo. En la pantalla del televisor Emerson, dos niños de Hollywood machacaban con el poderoso sello real de Inglaterra la gustada golosina. Nosotros en un barrio de La Habana lo hacíamos con el mortero de la abuela para triturar las especias. Recuerdo de la infancia los turrones y frutos secos que en unas navidades de la década del sesenta el Gobierno Revolucionario debió comprar en algún lugar de Europa, para distribuir en todos los hogares de la Isla a través de la libreta de abastecimiento. Sin embargo, no encuentro en la memoria el momento en que desaparecieron los arbolitos de Navidad tan cercanos a las nueces de fin de año. La vida generaba tantas emociones entonces que poco importó se borrara un decorado que nada tenía que ver con las ideas y colores del trópico. Luego, cuando los pinos enanos y los adornos navideños -y hasta la nieve de mentira- volvieron a decorar con profusión viviendas y espacios públicos, después de años y quinquenios, quedé sorprendido por la larga longevidad de las bolas de Navidad. No me refiero a las que comenzaron a a venderse en 1993 en las tiendas de divisas, si no a las que la gente guardó en cajitas con algodones durante una hibernación de décadas. Estaban intactas como en la lejana fiesta en que habían brillado por última vez.
Pienso en las manos que guardaron las bolas de Navidad y en su engañosa fragilidad.
Arriba: En una tienda de la calle Obispo en La Habana Vieja dos empleados trabajan en la decoración navideña.
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martes, 24 de noviembre de 2009
LA ARTISTA QUE INSPIRÓ CANCION DE RACHEL
Por: Lázaro Sarmiento
Amalia Sorg fue la vedette en la que se inspiró Miguel Barnet para escribir Canción de Rachel. Esta novela testimonio se publicó en 1969 y desde entonces ha tenido numerosas ediciones en Cuba y en otros países , así como versiones para el teatro y el cine. En las próximas semanas se celebrarán los veinte años del estreno en La Habana de La bella del Alhambra, el filme que Enrique Pineda Barnet realizó a partir del libro de su primo.
Miguel Barnet ha dicho que de todas las vedettes del Teatro Alhambra, Amalia Sorg era la más sensual, la más sicalíptica: “La conocí de 88 años, en 1969. Se ponía unos tacones muy altos, pelucas, maquillaje exagerado. Me enamoré de ella, un amor platónico, y ella de mí, no tan platónicamente.”
Ella narraba su historia al joven etnólogo y poeta y él la recreaba con su imaginación y cultura. El resultado fue la vida de Amalia (Rachel) tal como ella se lo contó al escritor y tal como él se la contó después a ella. Como otros personajes de la literatura en el mundo , Rachel debe tener mucho de la invención de su autor .
La tiple cómica Amalia Sorg nació en Nueva York en 1886 y murió en La Habana en 1974. Según el Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, de Radamés Giro, en 1898 vino a residir en La Habana, para después establecerse durante varios años en Barcelona, España, donde, como alumna de un convento estudió piano y recibió clases de canto. De vuelta a Cuba ingresó en el coro del teatro Albisu y un día sustituyó a una de las principales figuras de ese coliseo en el sainete El perro chico. Desde ese momento trabajó como solista.
Del Albisu, pasó al Molino Rojo, hasta que fue contratada por Federico Viloch para que actuara en el Alhambra, situado en Consulado y Virtudes, un teatro que durante décadas disfrutó de extraordinaria popularidad. Allí brilló en obras como La isla de las cotorras y Fiebre del loro. Cuando el Alhambra se derrumbó en 1935, Amalia Sorg se retiró de la vida artística. En compañía de otras estrellas del mítico teatro, recibió un homenaje en el año 1963 durante el Festival de Música Popular, en el escenario del Amadeo Roldán. Las imágenes fílmicas que se conservan de la noche de aquel espectáculo constituyen un valioso testimonio.
Luego Amalia Sorg apareció en el nostálgico documental de Manuel Octavio Gómez Recuerdos del Alhambra (1963) junto a los rostros ya envejecidos de Blanquita Becerra, Amalia Sorg, María Pardo, Luz Gil…Todas antiguas reinas de “un teatro para hombres solamente…que lo vio todo el mundo.” Este documental logra llegar a la actualidad con un delicioso encanto histórico y artístico.
En una ocasión le preguntaron a Barnet ¿qué es una vedette?: “ Una artista, una fantasía colectiva, un objeto sexual, quintaesencia del glamour, marioneta de los hombres, un momento de alegría, una leyenda negra y también rosa, rehén de su belleza, una vida deshilachada, un mito contemporáneo.”
Un poco de todas esas cualidades había en Amalia Sorg.
Rosita Fornés y Miguel Barnet. El director Enrique Pineda Barnet tenía la intención de que la famosa vedette cantara Quiéreme mucho en una escena de La bella del Alhambra. “Rachel se fascinaba con ella y se proponía alcanzar su mismo nivel. Era un homenaje que le quería hacer a Rosita Fornés, pero por una serie de razones no pude contar con ella”. (Pineda en una entrevista en Bohemia, octubre de 1989)
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