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viernes, 14 de agosto de 2015

SIMBOLO


El  cigarro es uno de los símbolos del deseo. En  la historia del cine el tabaco asumió una función alegórica.  Las  estrellas   del  celuloide contribuyeron a extender  por el mundo  el hábito de fumar.  En el libro  La diva nicotina, historia del tabaco, su autor Iain Gately  recuerda que los cigarros pasaron a ser un símbolo de poder, o un sustituto del pene, como afirmaba Carl Jung,  discípulo de Freud: “Los hombres de negocios, los del  mundo del espectáculo y los gánsteres  aparecían en las películas  fumando un cigarro. Edward G. Robinson, rey de los matones de la pantalla,  sabía mordisquear el extremo de su cigarro con un gesto tan amenazador que a las  mujeres del público caían desmayadas”.

miércoles, 12 de agosto de 2015

TE ESPERO EN EL NIÁGARA




En Santos Suárez descubrí maneras de la felicidad que me atraparon para siempre. Yo era de Luyanó con su esquina de Toyo, con la gente caminando por el medio de la calle, con la Vía Blanca de los camioneros y con los cafés  de la Calzada de Concha y con mi pulcras escuelas de primaria y secundaria. También en Luyanó estaban los amigos de todos los días que jugaban a hacerse los héroes del beisbol y me llevaban al cine Ritz para que  aprendiera a fumar a escondidas en el balcony mientras pasaban viejas películas.

Sin embargo, Santos  Suarez fue mi barrio adoptivo. Allí vivían mi abuela y mis tías. Santos Suárez con sus magníficos parques y los flamboyanes de la avenida Santa Catalina. La esquina de la cafetería Niágara era entonces el centro del mundo con sus sándwiches, el cine con sus estrenos de  los jueves, la pizzería, una  librería  bien surtida y la parada de las rutas 37 y 79. Además del Santa Catalina estaban los otros cines: Los Ángeles, Mara, Alameda, El Mónaco y el Santos Suárez, que fue el primero en desaparecer.


Yo bajaba por la calle Estrada Palma y siempre  me  detenía   frente a la casa  blanquísima de Amelia Peláez para imaginarme su vida de persona entre pinturas, plantas y cerámicas. Pero mi fachada preferida era la casita de  madera en la misma calle y que por puro milagro ha sobrevivido hasta hoy, de un estilo que no es el nuestro pero de un encanto que es universal. Y, sobre todo, en Santos Suárez descubrí el paseo inteligente y el gozo expectante mientras caminaba acompañado hacia la Ward. Era  una época en la que  creíamos que la   juventud es  algo  que dura  toda la vida. Y eso  se parece mucho a la felicidad.  





domingo, 2 de agosto de 2015

BALCONY

Hay fumadores que logran un estallido único de sensualidad en el juego que establecen entre sus dedos, el cigarro, el encendedor y los claroscuros del rostro. Luego una sensación de intimidad te abraza. Aunque nunca he fumado, la primera vez que  descubrí ese efecto fue en el cine Ritz de Luyanó en compañía de tres amigos del barrio. Esa noche el líder del grupo era Iván, mayor que los demás. Ya se afeitaba, usaba colonia de adultos y consumía Populares sin filtro. Estábamos en séptimo y octavo grado y salíamos a caminar o sentarnos en las esquinas, a perder el tiempo, o juntarnos con otros muchachos. Los años han desdibujado su cara y no logro un retrato convincente; solo recuerdo la impresión que me produjo una palabra suya. Él fue quien sugirió subir al balcony del Ritz que siempre estaba vacío. A la acomodadora no le importaba lo que sucedía allí. Nos sentíamos libres. En el instante en que en la pantalla un montón de cuchillos entraban en la carne de un emperador romano,  Iván puso un cigarro en mis labios y dijo con tierna masculinidad: Pruébalo.

domingo, 10 de febrero de 2013

CINES DE LA HABANA: RIALTO


Por: Lázaro Sarmiento

Arriba  la fachada actual del antiguo cine de Ensayo Rialto. Aquí disfruté HAIR, exhibida en Cuba algún  tiempo después de su estreno. La película HAIR me catapultó hacia la noche habanera con un entusiasmo y unas energías de vivir tan grandes que su recuerdo aún me causa placer. Luego, en los años noventa esta sala dejó de proyectar películas y el local se convirtió en sede de una empresa de servicios comerciales. El primer cine Rialto se inauguró en este mismo lugar, Neptuno entre Prado y Consulado, en 1918. Ese año se abrió también el Apolo, cerca de la esquina de Toyo. Según el libro EL CINE SILENTE EN CUBA, de Raúl Rodríguez (Letras Cubanas, 1992), en 1918 en La Habana existían 42 cines.

 
Fachada de un cine de La Habna  sin identificar.


lunes, 28 de enero de 2013

SANTOS SUAREZ


Por: Lázaro Sarmiento

 
Santo Suárez  es  el lugar donde  he sido más feliz en   mi vida. Yo era de Luyanó con su esquina de Toyo, con la gente caminando por el medio de la calle, con  la Vía Blanca y con los  cafés  de la Calzada de  Concha y con mis pulcras  escuelas, la primaria y la secundaria,  construidas  después de la Revolución. También en Luyanó estaban mis amigos de todos los días  que jugaban a hacerse los  héroes del beisbol y  me llevaban al cine Ritz para que aprendiera a fumar a escondidas en el balcony mientras pasaban la película Tigres en alta mar.

Sin embargo,  elegí a Santos  Suarez como  mi barrio adoptivo. Allí vivían mi abuela y mis tías. Santos Suárez con sus magníficos parques y los flamboyanes de la avenida Santa Catalina.  ! Y qué decir de la esquina donde estaban la cafetería  Niágara con sus sándwiches, el cine con sus estrenos de  los jueves, la pizzería, una  librería  bien surtida y la parada de las rutas 37 y 79 ¡ Yo bajaba por la calle Estrada Palma y siempre  me  detenía   frente a la casa blanquísima de Amelia Peláez  para imaginarme una  vida entre pinturas, plantas y cerámicas . Pero mi fachada preferida era la casita de  madera en la misma calle y que por puro milagro ha sobrevivido hasta hoy, con un  estilo que no es el nuestro pero de un encanto que es universal. Y, sobre todo, en Santos Suárez descubrí el   gozo expectante y el placer sexual mientras caminaba acompañado hacia la Ward,  la heladería    que  pronto se convertiría en símbolo de mis deseos y  hallazgos.   

Arriba: Casa de Amelia Peláez en la calle Estrada Palama, donde también se levanta la casita de madera que se muestra abajo.

 

sábado, 26 de enero de 2013

LOS PAJAROS.

 

Detrás de esta fachada  disfruté  de una  de las emociones  más intensas   de mi vida como espectador.  En el  cine Los Ángeles, de la calle  Juan Delgado, en el barrio Santos Suárez, pasaban   la película Los pájaros, de Alfred Hitchcock, que en Cuba se estrenó  en 1974. Recientemente volví  a ver esta cinta  pero no pude recuperar  el deslumbramiento de la primera  vez.  Y aunque Los pájaros  no ha perdido  méritos  ante mis ojos,  la emoción ha sido distinta.  Tampoco  la sala Los Ángeles  es la misma de mi adolescencia.  Según me dijeron unos vecinos,  el cine cerró hace años porque unos murciélagos anidaban en su techo (¿homenaje a Hitchcock?) . Nunca más ha proyectado  películas.

miércoles, 18 de julio de 2012

FUNCION UNICA.

Por: Lázaro Sarmiento





Era domingo y había una multitud en un horario inusual a la entrada del cine Infanta. Entre las personas que esperaban, algunas muy elegantes, otras francamente deplorables, descubrí a una amiga de la emisora. Pregunté qué película atraía a tantos espectadores un mediodía caluroso en La Habana. Mi amiga radiofónica me dijo con rostro luminoso que no se trataba de un filme, sino de la presentación de una conferencia sobre la dicha que iba a impartir una especialista checa. -¡Ah...la dicha¡

Foto: Douglas Fairbanks Jr. y Joan Crawford. Imagen de 1929

martes, 13 de diciembre de 2011

EL CINE HABANERO FENIX ESTABA EN BIRMANIA.

Por: Lázaro Sarmiento

El Fénix era uno de los cines más modestos de La Habana. Estaba en la calle Santa Ana, en Luyanó. Como mi niñez y adolescencia transcurrieron en este barrio, estoy entre la gente que conserva algún recuerdo vinculado con esa sala.

Una planta única con 680 butacas de madera. Unos ventiladores de pie que parecían malos bocetos de los insectos de Louise Bourgeois. Ventanas laterales que permanecían siempre abiertas hacia pasillos exteriores. En ninguna época tuvo aire acondicionado. A ambos lados de la pantalla tenía los baños con los clásicos letreros de Damas y Caballeros

En el lunetario te encontrabas con los vecinos de la cuadra donde vivías, o con los alumnos de tu escuela. Aquí vi el El arpa de Birmania, mucho tiempo después de su estreno. Nunca he olvidado este título y creo recordar que entonces sentí su banda sonora como rara y extraña, aunque seguramente este puede ser un recuerdo fabricado.

Pero lo que me resulta tan inquietante como El Arpa de Birmania, es que cuando hace unos días pasé frente a la vieja fachada del Fénix, descubrí en el piso del portal un dibujo con las iniciales: H y F. No sé como esas siglas pasaron inadvertidas para mí en todas las ocasiones ya brumosas en que caminé sobre ellas para ver un drama o una comedia. Y no hay noticias de que en los altos del cine hubiera habido alguna vez un hotel o una posada.

A principios de la década de 1990, el cine Fénix fue transformado en albergue provisional para familias del barrio necesitadas de viviendas, las cuales en unos años convirtieron el inmueble en su hogar definitivo.

Ahora, el recuerdo de El Arpa de Birmania cubriendo con su música intrincada al cine Fénix me produce angustia (palabra antigua), como la sensación que provoca excarvar en las zonas insondables de la memoria.




jueves, 8 de diciembre de 2011

PIDEN SUSPENDER CINES DE MEDIANOCHE.


Por: Lázaro Sarmiento

El periódico El Mundo publica un comentario sobre las cartas enviadas al alcalde de La Habana, Varona Suárez, en las que se solicita se sitúe un inspector en el cine Campoamor. Los autores de las misivas alegan que en este local “se vulnera los principios de la moral pública” aprovechando la densa oscuridad durante las funciones cinematográficas, lo cual ofende a las familias respetables que acuden a dicha funciones. (23 de Febrero de 1917)

La información anterior está incluida el libro La tienda negra. El cine en Cuba (1897-1990), de María Eulalia Douglas (Cinemateca de Cuba, La Habana, 1996). El cine Campoamor mencionado en las cartas al alcalde habanero no es el que está ubicado en la actualidad en la esquina de Industria y San José (ahora casi en ruinas), sino otro que existió frente al Parque Central, inaugurado en 1915 y demolido en 1925.

Veintiocho años después de las quejas sobre el Campoamor se formula una petición parecida en la prensa habanera de la época :

Algunas entidades y personas solicitan del alcalde de La Habana se suspendan las tandas de las doce de la noche en los cines, alegando que en tales funciones se producen actos atentatorios a la moral, por el tipo de público asistente. La solicitud no es aceptada. (Mayo de 1945)

domingo, 4 de diciembre de 2011

CINE, SEXO Y CIGARRILLOS


Por: Lázaro Sarmiento

Con el tiempo los cigarros se convirtieron en un símbolo de poder, o en sustitutos del pene.

En la historia del cine el tabaco asumió una función alegórica. Hubo una época inicial en la que los directores no se atrevían a mostrar ni un beso en la pantalla por miedo a la censura y el cigarro se afincó como símbolo del deseo.Las estrellas del celuloide contribuyeron a extender por el mundo el hábito de fumar. En el libro La diva nicotina, historia del tabaco, su autor Iain Gately escribe...

“Cuando la heroína de la película quería expresar un interés sexual, aparecía fumando o pidiendo fuego. Las primeras estrellas del cine, como Bette Davies, parecían estar siempre fumando. El cigarrillo era la metáfora más explícita para una actividad carnal que no estaba permitida”.

Más adelante, Gately apunta que los cigarros pasaron a ser un símbolo de poder, o un sustituto del pene, como afirmó Carl Jung, discípulo de Freud:

“Los hombres de negocios, los del mundo del espectáculo y los gánsters aparecían en las películas fumando un cigarro. Edward G. Robinson, rey de los matones de la pantalla, sabía mordisquear el extremo de su cigarro con un gesto tan amenazador que a las mujeres del público caían desmayadas”.


A veces en mis fantasías eróticas me veo fumando en la cama, con el deseo entre los dedos, acostado boca arriba, después de hacer el amor y darme una ducha, en camiseta, colonia y música suave en el ambiente, dibujando historias en la habitación con el humo de un cigarro, como en las películas..Y que conste: no fumo.







Siempre hubo un cigarro cerca de los labios de Bette Davis (1908-1989). La foto pertenece a la cinta La extraña pasajera (1942) , que pasaban con frecuencia en aquel inolvidable programa Cine del Hogar.


jueves, 1 de diciembre de 2011

CASABLANCA, ABRAZADOS AL RECUERDO.



Por: Lázaro Sarmiento

Cada vez que los reflectores de la nostalgia se mueven sobre el horizonte fílmico aparece Casablanca.

En La Habana, el canal Multivisión proyectó esta película la pasada madrugada y, como sucede siempre que se exhibe en alguna televisora del planeta, muchos espectadores se acomodaron en sus asientos favoritos para disfrutarla, quizás por tercera, quinta o sexta ocasión. Hay quienes como el autor del blog Migue y el Fabuloso Trompetista Invisible quisieran vivir los últimos años de vida en los fotogramas de esa cinta, aunque fuera como el más anónimo de los extras o el más insignificante objeto. Y en Cuba existe una emisora de música instrumental que ni un solo día deja de transmitir, a solicitud de sus oyentes, As time goes bye, el mítico tema de Casablanca.


Esta cinta que la Warner Bros lanzó en 1942 sigue funcionando en la segunda década del siglo veintiuno a “despecho de teorías estéticas y cinematográficas”.

Una encuesta realizada en 2008 por la revista británica Empire otorgó a Casablanca el puesto 18 entre las 500 mejores películas de la historia. Entre quienes la ubicaron en ese lugar estaban Guillermo Del Toro, Cameron Crowe, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar.


En un texto titulado Casablanca, o el renacimiento de los dioses, Umberto Eco analiza el fervor nostálgico que siempre suscita su exhibición y subraya que, desde el punto de vista de una crítica exigente, es una película muy modesta. Este ensayo figura en el libro La estrategia de la ilusión (Editorial Lumen, Barcelona, 1999).

“Fotonovela, folletín, donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin demasiada lógica. Y sabemos por qué: la película fue pensada a medida que se rodaba, y hasta el último momento ni el director los guionistas sabían si Ilse se marcharía con Víctor o con Rick.”

“Pero justamente porque están todos los arquetipos, justamente porque Casablanca es la cinta de otras mil películas y porque cada acto repite en ella un papel interpretado otras veces, opera en el espectador la resonancia de la intertextualidad. Casablanca lleva consigo, como en una estela de perfume, otras situaciones que el espectador refiere a este film sin recordar otras películas aparecidas después como Tener y no tener…Así que Casablanca no es una película, sino muchas, una antología.”



¿Qué tiene entonces Casablanca que mantiene su fascinación casi setenta años después de realizada? La respuesta la ofrecía ya en 1956 Guillermo Cabrera Infante, Caín, en las páginas de la revista habanera Carteles:

“ Casablanca es como mirar una vieja fotografía: ahí está uno, pero de alguna manera ése no es uno: por el medio está el recuerdo, el tiempo pasado y la renovada presencia fotográfica, ganada su batalla al tiempo, pero perdiéndola, porque el tiempo no pasa: pasa uno por él y como en un estrecho pasadizo de zarzas se deja el vestido y la piel en sus espinas: en fin, que el tiempo es como la banca en la ruleta, siempre gana, aun perdiendo gana. Y ha ganado contra Casablanca”.


Sobre los cuatro puntos de excelencia que en su época de crítico cinematográfico en La Habana le otorgó a Casablanca, Cabrera Infante sugería a los lectores de Carteles preguntar ¿a qué vienen?

Respuesta: “Son por el recuerdo”.

Imagen de abajo: El escritor Guillermo Cabrera Infante en un bar de Santiago de Cuba en el año 1959.

viernes, 25 de noviembre de 2011

MARY PICKFORD SOBRE UNA BARRA HABANERA.



-Un Mary Pickford, por favor.

Este es otro de los tragos que me gustan por el nombre que tienen.

En la coctelera: Una y media onzas de piña, 1 1/2 onzas de ron blanco, gotas de granadina y trozos de hielo.

Batir a mano y servir colado en una copa de coctel.

Adornar con una cereza.

Este trago figura en el libro Cocteleria cubana, 100 recetas con, publicado en La Habana por Fernando G. Campoamor, en 1981.




Fechada actual del antiguo cine Norma, en la Calzada de Luyanó La Habana. Este cine proyectaba pelìculas en los tiempos dorados de Mary Picford (1893-1979). La actriz fue bautizada la "Novia de América"

lunes, 12 de septiembre de 2011

FRANCESCA BERTINI

Por: Lázaro Sarmiento

FRANCESCA BERTINI: La reina de los cines de La Habana.

La actriz italiana Francesca Bertini (1888-1985) fue la primera de las divas. Era una época en que según Alejo Carpentier, “las estrellas se movían en un mundo propio, silencioso…con algo de peces raros que nadaran tras de los cristales de un acuario...mujeres-sirenas, mujeres-mandrágoras, mujeres-aves, que aullaban tragedias con voces inaudibles, que nos hablaban con labios mudos…” Francesca Bertini reinaba en esa fauna de celuloide.

En mayo de 1916 en Cuba se proyectó Odette, un filme anodino si no fuese por la actuación de la Bertini, argumentan los críticos de hoy. En una función especial en el Teatro Nacional en La Habana, el público seleccionó a Odette como la película más popular. Se recogieron las firmas de los espectadores en un álbum que le enviaron a la actriz en Italia. En una entrevista posterior ella dijo que guardaba con gratitud el álbum de sus admiradores cubanos.

En septiembre de 1916, se le pregunta al público del cine-teatro Payret de la capital cubana en que género prefería a Francesca Bertini, si en el dramático o en el cómico. Triunfó el dramático. La intérprete de Assunta Spina era ratificada entre nosotros como la gran trágica.

En la Calzada de Luyanó, en La Habana, todavía esta en pie la fachada del cine Norma, inaugurado en 1910. Ese mismo año Francesca Bertini protagonizó la cinta Lucrecia Borgia. Y desde la pantalla del Norma, la primera de las divas debió clavar sus misteriosos ojos negros en los espectadores mientras con labios mudos aullaba tragedias de llantos operáticos.


FACHADAS DE LEYENDA: Cine Norma

Antiguo cine Norma, Calzada de Luyanó no. 702, La Habana. Inaugurado en 1910, el año del cometa. Fantasma que habita este cine: el de Francesca Bertini.

-¿Norma Shearer?No. Cuando este local abrió sus puertas ella era una niña, lejos del estrellato que luego conquistaría en Hollywood.

-¿Acaso Norma Talmadge?No, no…. Todavía no se había convertido en la actriz más reveladora de la Vitagraph.

-¿Norma, de Bellini?Podría ser…La ópera de la vieja escuela italiana seguía representándose con éxito en los inicios del siglo veinte.

O tal vez Norma era la esposa del empresario que construyó este salón en la avenida que sirve de frontera entre las barriadas de Luyanó y Lawton. Los elementos musicales presentes en la decoración sugieren que el nombre viene por la famosa ópera, cuyo papel principal, dicen, es uno de los más difíciles para soprano de coloratura.



La cronología La Tienda Negra, de la Cinemateca de Cuba, en la fecha del 7 de mayo de 1910, registra este dato: “El salón Norma, inaugurado recientemente, se anuncia como el único con butacas de caoba y piso con desnivel”.Según el Anuario Cinematográfico y Radial Cubano de 1959, el cine Norma tenía 820 asientos. Desde hace bastante tiempo pasó a ser almacén. Es una de las fachadas de cine parcialmente conservadas más antiguas que existen en La Habana.


Fachada antiguo cine Norma, Luyanó, La Habana. Foto Lázaro Sarmiento.
Anuncio sobre butacas para cines. Anuario Cinematográfico y Radial Cubano 1957

jueves, 18 de agosto de 2011

CINE Y VEDETTES.

“La escena cubana contó con muchas destacadas vedettes, pero las más populares fueron Blanquita Amaro (Santiago de los Baños, 1920-Miami, 2007): María de los Ángeles Santana (La Habana, 1914-1911) y Rosita Fornés (Nueva York, 1923). Con bellos rostros y figuras espectaculares, las tres merecieron haber desarrollado mejores carreras cinematográficas en nuestro país en el período prerrevolucionario; sin embargo, ninguna de ellas pudo en verdad cuajar una carrera artística en el celuloide.”

(Textos tomados del artículo Los actores del cine cubano prerrevolucionario, de Mario Naito López, incluido en el libro Huellas olvidadas del cine cubano, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 2010.



“La Fornés con apenas 16 años, se se asomó ya al cine en Una aventura peligrosa (1939), de Peón, y dos años después en Romance musical (1941), pero su labor cinematográfica la continuó en México hasta 1952, cuando retornó a Cuba tras separarse de su esposo, el actor azteca Manuel Medel. Con posterioridad, en los años cincuenta solo intervino en tres coproducciones cubano-mexicanas y en una cinta hispana, y no reapareció en el cine cubano hasta 1984 con Se permuta, de Juan Carlos Tabio.”

Foto de arriba: Rosita Fornés en el cabaret Tropicana, de La Habana, en el año 1956.

domingo, 31 de julio de 2011

LA MUJER MÁS BELLA DEL MUNDO.

Por: Lázaro Sarmiento


“Muchos la recuerdan por la película Sansón y Dalila, la única que le dio fama. Tuvo mala suerte. Rechazó el papel de protagonista en Luz de gas y en Casablanca. También estuvo a punto de rodar Lo que el viento se llevó.”

Estoy citando un artículo de Manuel Vicent publicado este fin de semana en Babelia: Hedy Lamarr: el éxtasis y la aguja. Uno de esos textos que se devoran con delicia.

“Para huir de su secuestro Hedwig tuvo que seducir y acostarse con la criada, quien le facilitó la salida del palacio una noche mientras el prepotente Fritz Mandl estaba de viaje. Llegó a París en automóvil, con un solo vestido, con los bolsillos llenos de joyas, perseguida por los guardaespaldas de su marido. Logró escabullirse hasta refugiarse en Londres y embarcarse en el trasatlántico Normandie rumbo a Nueva York y durante la travesía conoció y sedujo al productor de Hollywood Louis B. Mayer, de la Metro, y con él pactó su futuro. La protegió, la bautizó con el nombre Hedy Lamarr y la convirtió en una estrella.”

Hedy Lamarr nació en Viena, Austria, el 9 de noviembre de 1914 y murió en Orlando, Estados Unidos, el 19 de enero de 2000. Además de haber sido considerada la mujer más bella en la historia del cine, fue ingeniera en telecomunicaciones con un importante invento en esta esfera.

domingo, 26 de junio de 2011

BUSCANDO LAS GRULLAS DE LA EMPERATRIZ


Por: Lázaro Sarmiento

Frente al cine Águila de Oro, en el barrio chino de La Habana, pienso en el destino de las grullas imperiales durante los fulgores de la Revolución en Pekín. Y luego imagino pasadizos ocultos detrás de los muros de las viejas sociedades fraternales chinas en Cuba. En sus fachadas hay grabados nombres con fonéticas misteriosas…Cheng-Wah, Loung Kong Ta Tong, Min Chin Tang, Chang...

Me gusta ese pequeño callejón en una esquina de Zanja, con algo de set de la Paramount atiborrado de mini restaurantes que sirven comida china y criolla y también pizzas, espaguetis y dulces cubanos. Pero no es la comida la que me impresiona sino el pasado glorioso de nuestra ciudad amarilla.

Ya en el año 1940 Alejo Carpentier sentía nostalgia por la más admirable fábrica de ensueños que pueda imaginarse: el Teatro Chino de La Habana, “que gozaba del privilegio de ser con el de Lima y el de Los Ángeles, uno de los mejores de América en su género.”


Alejo anotaba: “El teatro chino es ininteligible para quien desconoce su simbólica admirable…Pero cuando se sabe del sentido de ciertos objetos dotados de historia, todo se hace claro y poético…”

Lo mismo pensaba Dulce María Loynaz , que un día en su palacete de El Vedado le dijo a Miguel Barnet: “Cuando vaya a Pekín y tenga contacto directo con ese país va a comprender mejor muchas claves de la gran cultura china.” El autor de Biografía de un cimarrón visitó la Ciudad Prohibida, la Muralla y mil sitios más. Y al regresar a La Habana escribió Poemas chinos…

…“Las uñas de la emperatriz eran terriblemente largas/La emperatriz poesía un jardín de piedras preciosas y grullas amaestradas…”




Entrada del callejón de Zanja. Barrio chino de La Habana. Con un grupo de amigos, entre ellos Lin Chang, músico y locutor de la radio cubana, descendiente de familia de origen chino asentada en Manzanillo, en el oriente de la Isla.







sábado, 18 de junio de 2011

EL HOMBRE QUE YO AMO.

Dos estrellas del viejo Hollywood regresaron esta noche en una conversación por teléfono que mantuve con un amigo: Ida Lupino y Ann Sheridan. Ambos las recordábamos de Cine del Hogar y de otros espacios de la televisión que veíamos en la infancia y la adolescencia. Desde entonces nunca más he vuelto a disfrutar de películas protagonizadas por estas artistas. Ann Sheridan murió en 1965. Ida Lupino en 1995. De la última mencionamos la película El hombre que yo amo, con la banda sonora de Max Steiner. Tal vez este compositor musicalizó el ochenta por ciento de todos los filmes que yo veía por televisión. Estaba en tantos créditos que se hizo familiar. En la cinta, Ida Lupino interpreta con una sensualidad impactante The Man I Love, de Gershwin.

Y de Ann Sheridan citamos Abismo de pasión (Kings Row) . Olvidé casi todo.

Ellas - junto a Bette Davis y Joan Crawford- integraron en Cuba durante una época el cuarteto de actrices norteamericanas con más apariciones sucesivas en la pequeña pantalla.

La antigua familiaridad cubre hoy apenas unos minutos de conversación telefónica.


Dicen que mientras trabajaba en la Paramount, Ann Sheridan fue doble de partes del cuerpo, como las manos, las piernas o los hombros.


El Florida, en la Calzada de 10 de Octubre,en La Habana,también en la lista de cines en extinción.



miércoles, 2 de marzo de 2011

JANE RUSELL, FUERA DE LA LEY.




Sensual, tórrida y despampanante son tres de los adjetivos utilizados por estos días en internet para recordar la carrera de otra antigua 'sex symbol' de Hollywood que se va: Jane Rusell (21 de junio de 1921-28 de febrero de 2011). Fue contratada por Howard Hughes para actuar en The Outlaw (El forajido o Fuera de la ley) de 1943, película que durante varios años sufrió el rigor de la censura. Se dice que su única cinta notable fue "Gentlemen Prefer Blondes" (Los caballeros las prefieren rubias), junto a Marilyn Monroe, un musical de 1953. Con sesenta años, y cuando su trayectoria en el cine estaba en declive, protagonizó un anuncio en televisión sobre una marca de sujetadores.

“La verdad es que demasiadas veces no me han gustado mis fotografías", afirmó la actriz en su autobiografía.

Cine Riviera en la calle 23 del Vedado, La Habana.

lunes, 7 de febrero de 2011

FACHADAS DE CENTRO HABANA.



El magnífico cine teatro Astral fue remozado hace unos años. Ubicado en Infanta, esquina San Martín, Municipio Centro Habana, es sede de múltiples eventos culturales. Últimamente ha presentado espectáculos humorísticos con gran éxito de público.


En este edificio de elegancia ajada en la calle Reina estuvo el antiguo diario cubano El País.



La Residencia Estudiantil de la Escuela Nacional de Ballet, en la calle Zanja, esquina Aramburo, en Centro Habana, cuenta con confortables dormitorios, áreas gastronómicas, salones de estudio, tabloncillos de ensayo y locales terapéuticos.

Fotos de fachadas: Lázaro 06.02.11
ecoestadistica.com