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lunes, 28 de enero de 2013

SANTOS SUAREZ


Por: Lázaro Sarmiento

 
Santo Suárez  es  el lugar donde  he sido más feliz en   mi vida. Yo era de Luyanó con su esquina de Toyo, con la gente caminando por el medio de la calle, con  la Vía Blanca y con los  cafés  de la Calzada de  Concha y con mis pulcras  escuelas, la primaria y la secundaria,  construidas  después de la Revolución. También en Luyanó estaban mis amigos de todos los días  que jugaban a hacerse los  héroes del beisbol y  me llevaban al cine Ritz para que aprendiera a fumar a escondidas en el balcony mientras pasaban la película Tigres en alta mar.

Sin embargo,  elegí a Santos  Suarez como  mi barrio adoptivo. Allí vivían mi abuela y mis tías. Santos Suárez con sus magníficos parques y los flamboyanes de la avenida Santa Catalina.  ! Y qué decir de la esquina donde estaban la cafetería  Niágara con sus sándwiches, el cine con sus estrenos de  los jueves, la pizzería, una  librería  bien surtida y la parada de las rutas 37 y 79 ¡ Yo bajaba por la calle Estrada Palma y siempre  me  detenía   frente a la casa blanquísima de Amelia Peláez  para imaginarme una  vida entre pinturas, plantas y cerámicas . Pero mi fachada preferida era la casita de  madera en la misma calle y que por puro milagro ha sobrevivido hasta hoy, con un  estilo que no es el nuestro pero de un encanto que es universal. Y, sobre todo, en Santos Suárez descubrí el   gozo expectante y el placer sexual mientras caminaba acompañado hacia la Ward,  la heladería    que  pronto se convertiría en símbolo de mis deseos y  hallazgos.   

Arriba: Casa de Amelia Peláez en la calle Estrada Palama, donde también se levanta la casita de madera que se muestra abajo.

 

viernes, 4 de marzo de 2011

NECESITO TIEMPO

Por: Lázaro Sarmiento

Nunca he tenido tantos libros por leer ni tantas películas por ver.
Necesitaría dos o tres vidas extras para consumir parte de lo acumulado en el entorno doméstico y sus alrededores. Por eso desconfío de los abultados reportes de lectura de alguna gente. A no ser que adopten la técnica del “picoteo” me pregunto cómo pueden asumir las avalanchas actuales de propuestas literarias o noticiosas, acrecentadas por la “democratización”de las tecnologías de la información.

Luego está la competencia del tiempo que hay que dedicarle al ocio expectante, al paseo inteligente y a contemplar el ombligo propio y el ajeno.



Arriba: Reloj en la fachada de los antiguos cines Duplex y Rex, en la calle San Rafael, en La Habana. Hace años, el mecanismo dejó de funcionar, al igual que los glamurosos proyectores que estaban detrás de la pared.

domingo, 6 de septiembre de 2009

MESAS PARA VER LA VIDA PASAR.


Por: Lázaro Sarmiento


Me gustaría que La Habana tuviera mesitas al aire libre en un mayor número de avenidas y esquinas para sentarse a conversar, tomar líquidos o café o simplemente ver a la gente pasar. Es algo relacionado con la manera de ser de casi todos los cubanos, amantes de la calle, de la acera, de los grandes espacios, del diálogo espontáneo y de la mirada buscando lo público y el rostro - o el cuerpo- ajenos. Luego está el clima con tardes y noches calurosas en las que las paredes (y también las ropas) parecen sobrar. Además de las mesas, podrían colocarse bancos para descansar en las aceras de arterias populosas, no sólo para esperar el ómnibus sino como escenarios de ocio expectante.

Y uno de los primeros sitios donde yo pondría esas mesas sería en el Paseo del Prado, en el tramo comprendido entre las calles Monte e Industria. En este caso volverían las mesitas porque esta zona ya tuvo los famosos Aires Libres y las orquestas legendarias frente al Hotel Saratoga que mi generación no conoció. Lo aires que recuerdo emanaban de una atmósfera de venta de cerveza en tramos de las aceras del Prado y que la gente bautizó como "los paragüitas”, los cuales subsistieron, creo, hasta principios de la década de los noventas con algunas mesas cerca del cine Payret y un poco más allá.

El Prado pudiera tener mesitas como las que hay en la Taberna de la Muralla de la Plaza Vieja y en la Plaza de la Catedral. Tal vez con servicios más modestos que aquellos que se ofrecen en la profundidad del Centro Histórico pero iguales de agradables y bien recibidos, como las mesitas instaladas en el boulevard de San Rafael. Pensaba así, mientras hoy domingo recorría un tramo del Paseo del Prado y disfrutaba del estimulante y gratuito espectáculo de observar la vida pasar.




Postal de promoción del Hotel Saratoga, año. 1932. Abajo: Fachada actual del Saratoga, en Prado esquina a Dragones. Reconstruido en el año 2005 pertenece a la cadena Habaguanex.


Arriba, al inicio de la página: Paseo del Prado, frente al Parque Central. En este tramo hay mesitas en el Café del Louvre y en el portal del Hotel Telégrafo.

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