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jueves, 8 de diciembre de 2011

PIDEN SUSPENDER CINES DE MEDIANOCHE.


Por: Lázaro Sarmiento

El periódico El Mundo publica un comentario sobre las cartas enviadas al alcalde de La Habana, Varona Suárez, en las que se solicita se sitúe un inspector en el cine Campoamor. Los autores de las misivas alegan que en este local “se vulnera los principios de la moral pública” aprovechando la densa oscuridad durante las funciones cinematográficas, lo cual ofende a las familias respetables que acuden a dicha funciones. (23 de Febrero de 1917)

La información anterior está incluida el libro La tienda negra. El cine en Cuba (1897-1990), de María Eulalia Douglas (Cinemateca de Cuba, La Habana, 1996). El cine Campoamor mencionado en las cartas al alcalde habanero no es el que está ubicado en la actualidad en la esquina de Industria y San José (ahora casi en ruinas), sino otro que existió frente al Parque Central, inaugurado en 1915 y demolido en 1925.

Veintiocho años después de las quejas sobre el Campoamor se formula una petición parecida en la prensa habanera de la época :

Algunas entidades y personas solicitan del alcalde de La Habana se suspendan las tandas de las doce de la noche en los cines, alegando que en tales funciones se producen actos atentatorios a la moral, por el tipo de público asistente. La solicitud no es aceptada. (Mayo de 1945)

sábado, 2 de enero de 2010

LA CUBANIDAD Y LOS ESTEREOTIPOS.

En una amplia entrevista publicada en Revolución y Cultura (No. 2, 2009) le preguntan al escritor Abilio Estévez ¿Cuáles son los estereotipos de la cubanidad que más le molestan y por qué? El autor de Inventario secreto de La Habana y Tuyo es el reino responde:

“Todos los estereotipos son incómodos, ¿no? Cuando me preguntan qué es la cubanidad, no sé responder. Sólo lo sé cuando no me preguntan. Como San Agustín con el tiempo. Y por lo general sé un poco de cubanidad por negación. Quiero decir, sé que no soy francés, catalán ni boliviano. Me gusta, por ejemplo, mirar descaradamente al otro, algo que en Barcelona puede ser de mal gusto. Y en Nueva York algo peligroso. Por supuesto, me molesta que digan que somos un pueblo muy alegre y con un gran sentido del humor. Le encanta el choteo y quizá s sea bastante irresponsable, pero de ahí al sentido del humor hay un enorme trecho de verdad. Creo que tras la máscara de ‘lo gracioso qué somos’ existe una gran solemnidad. Observen qué en serio nos tomamos, cómo nos creemos el centro del mundo. El tono enfático y grave de nuestros políticos, desde Martí hasta hoy. Cuando estoy en una fiesta y digo que soy cubano, por poner otro ejemplo, todo el mundo me pide que baile. Y no sé bailar. Es el momento de la vida en que más envidio a Carlos Acosta. Una vez Abelardo Estorino respondió: ‘Soy cubano, no tengo nada que explicar’. Yo nací en La Habana, soy habanero, de manera que no es algo que experimente. Es algo que los demás experimentan por mí. Es algo de lo que se percatan los otros. No sé muy bien qué es ser cubano. ¿Será que me gusta mucho Ñico Membiela? ¿O tal vez que odio el calor? ¿Y qué disfruto mucho los dulces muy dulces?”

La entrevista titulada Nombrar a Abilio Estévez fue realizada por Elizabeth Mirabal y Carlos Velazco. Ambos obtuvieron en el 2007 el Premio nacional de Periodismo cultural Rubén Martínez Villena, otorgado por la Asociación Hermanos Saìz .


Fotografía de Alfredo Zamora: Fiesta en Bayamo.

martes, 20 de octubre de 2009

ALBUM DE CUBA.

Por: Lázaro Sarmiento

En esta foto de 1937, tomada en Buenos Aires, aparecen Bola de Nieve, Ernestina Lecuona, Ernesto Lecuona y Esther Borja. Los cuatro regocijados en sus vidas dedicadas al arte.


Si tuviera que armar un puzle representativo de la cultura cubana incluiría a estas figuras. Bola con el piano y su decir insondable, Ernestina con sus creaciones de altos quilates, Lecuona con sus pentagramas donde se encuentran algunas claves de lo cubano y Esther Borja con su linaje en lo más alto de la canción nacional.


Y si no fuera mucho pedir, hoy le pediría a Bola que interpretara Si me pudieras querer, al maestro Lecuona que tocara Crisantemo , y a Esther que cantara Ya que te vas, de Ernestina Lecuona, y La palma, de Rodrigo Prats. Los cuatro con su poderío y maneras, y también sus secretos porque, ya se ha dicho muchas veces, la música es un misterio.





Programa del Concierto Pan Americano ofrecido por Esther Borja el 15 de abril de 1948, a las 9.30 p.m, en el teatro Auditorium de La Habana. Participaron como pianistas: Orlando de la Rosa, Felo Bergaza, Carlos Barnet, Mario Fernández Porta y Julio Gutiérrez.

ENLACES RELACIONADOS:



miércoles, 27 de mayo de 2009

PROTESTAS CONTRA CINES DE MEDIANOCHE


El periódico El Mundo publica un comentario sobre las cartas enviadas al alcalde de La Habana, Varona Suárez, en las que se solicita se sitúe un inspector en el cine Campoamor. Los autores de las misivas alegan que en este local “se vulnera los principios de la moral pública” aprovechando la densa oscuridad durante las funciones cinematográficas, lo cual ofende a las familias respetables que acuden a dicha funciones. (23 de Febrero de 1917)

La información anterior está incluida el libro La tienda negra. El cine en Cuba (1897-1990), de María Eulalia Douglas (Cinemateca de Cuba, La Habana, 1996). El cine Campoamor mencionado en las cartas al alcalde habanero no es el que está ubicado en la actualidad en la esquina de Industria y San José (ahora casi en ruinas), sino otro que existió frente al Parque Central, inaugurado en 1915 y demolido en 1925.

Veintiocho años después de las quejas sobre el Campoamor se formula una petición parecida en la prensa habanera de la época :

Algunas entidades y personas solicitan del alcalde de La Habana se suspendan las tandas de las doce de la noche en los cines, alegando que en tales funciones se producen actos atentatorios a la moral, por el tipo de público asistente. La solicitud no es aceptada. (Mayo de 1945)


sábado, 23 de mayo de 2009

LA DIOSA DEL CINE Y SU AMANTE MERCEDES

Por: Lázaro Sarmiento

La legendaria Greta Garbo (Estocolmo, 1905-Nueva York, 1990) mantuvo una relación amorosa con la escritora de origen cubano Mercedes de Acosta. Fue un roce corto pero con la pasión suficiente para que el nombre de Mercedes quedara incrustado para siempre en la biografía de uno de los íconos más rotundos del siglo veinte.


En agosto de 2001, Guillermo Cabrera Infante publicó el artículo titulado Greta ama a Mercedes en la serie Grandes historias de amor de Hollywood de El País Semanal . El escritor se refería a Mercedes de Acosta, nacida en 1893 en Nueva York (otros dicen que en La Habana) en el seno de una familia proveniente de Cuba. Falleció en 1968.

Mercedes de Acosta fue poeta, escritora, comentarista de sociedad y guionista de Hollywood. Y aunque murió olvidada y en la penuria, nunca quiso vender las cartas de amor que conservaba de Greta. Pero no hay que pensar en una Mercedes infeliz toda su vida por un amor no correspondido. Los cronistas del tema recuerdan que “alcanzó notoriedad por sus amores con las mujeres más famosas de América”. En su lista de amantes figuraron Isadora Duncan y Marlene Dietrich.



Mercedes y Greta se conocieron en el Hollywood de principios de la década de 1930. Contaba Cabrera Infante que Mercedes llamaba a Greta varias veces al día. La divina respondía con evasivas. Pero Mercedes era insistente hasta que…


“Finalmente se acostaron –para desaparecer Greta en un viaje a las montañas y a un lago secreto-.Mercedes, desesperada en Hollywood, recibió de pronto el reclamo de Greta, mediante su sempiterno chofer mudo que manejaba el automóvil de la estrella, ahora una mujer aquiescente. Pasaron dos semanas de amor junto al lago quieto-pero no fueron felices hasta el fin de sus vidas, sino que murieron como habían vivido: una de ellas sola, la otra abrumada por los recuerdos contados a un diario impúdico, imprudente”.

Y más adelante, Cabrera Infante comentaba que esta historia terminó como siempre terminaron las relaciones de Greta Garbo, tanto heterosexuales como homosexuales:


“Garbo cortó por lo sano y se negó a volver con Mercedes, aunque hubo contactos postales o telefónicos y uno que otro encuentro casual.”

THE END
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