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domingo, 13 de diciembre de 2009

GRETA GARBO, LAS DIOSAS TAMBIEN CRUZAN LA CALLE.

Por: Lázaro Sarmiento

Es difícil imaginar que esta figura que cruza una calle en la zona este de Nueva York un día de 1955 sea Greta Garbo. Parece un personaje fantasmal de los bosques nórdicos llevando un secreto de una acera a la otra. Nada de glamour sobre el asfalto. Y nada sugiere que detrás de esa silueta, dibujada por una capa, un bolso y unos zapatos anticuados, se esconda uno de los símbolos supremos del cine. Y sin embargo, es ella. La foto pertenece a los archivos de la revista Life, abiertos a internet desde 2008.

En una serie de retratos publicados bajo el titulo de Señoras y señores, Juan Marsé escribió que Greta Garbo “se anticipó a su tiempo por una estricta cuestión de ritmo corporal: se movía, miraba, andaba o se estaba quieta, con un sentido del tiempo y del espacio distinto por completo del que tenían sus contemporáneos”.

El novelista español comentaba que el misterio de Greta Garbo “no consistió en otra cosa que en la alteración de un ritmo, en la imposición de un compás distinto. Viendo cualquier película suya de la primera época, la ruptura que imponía su presencia, estática o moviéndose, la distinguía”.

Ese efecto Greta Garbo lo disfruté hace veinte años en la sala Ideal, entonces funcionando (tenía una programación que se anunciaba de cultura cinematográfica). El Ideal, un antiguo cine de barrio con 450 butacas, está en las calles Acosta y Compostela, en el Centro Histórico de La Habana. El filme exhibido era una copia restaurada de La leyenda de Gösta Berling, de la etapa del cine mudo.

Una foto puede convertir a una leyenda en una mortal transeúnte de Nueva York. Las diosas también cruzan las calles.















La actriz Greta Garbo nació Estocolmo, Suecia, 18 de septiembre de 1905 y murió en Nueva York, en Estados Unidos, el 15 de abril de 1990.
Sobre la foto de arriba: "Reclusive film star Greta Garbo clad in knit cap, long dark coat & clunky high-topped shoes, clutching a large handbag to her chest as she walks across intersection in front of several taxis waiting for the light on an East Side Street. Location: New York, NY, US . Photographer: Lisa Larsen taGarbo en la calle. "Archivos de la revista Life.
Sobre el texto citado: Marsé, Juan. Señoras y señores. Retratos con retoques (1974-1984). Plaza Janés. Barcelona, 1998.



TEXTOS RELACIONADOS:
LA DIOSA DEL CINE Y SU AMANTE MERCEDES
EL MEMORANDUM CUBANO DE GRETA GARBO

sábado, 23 de mayo de 2009

LA DIOSA DEL CINE Y SU AMANTE MERCEDES

Por: Lázaro Sarmiento

La legendaria Greta Garbo (Estocolmo, 1905-Nueva York, 1990) mantuvo una relación amorosa con la escritora de origen cubano Mercedes de Acosta. Fue un roce corto pero con la pasión suficiente para que el nombre de Mercedes quedara incrustado para siempre en la biografía de uno de los íconos más rotundos del siglo veinte.


En agosto de 2001, Guillermo Cabrera Infante publicó el artículo titulado Greta ama a Mercedes en la serie Grandes historias de amor de Hollywood de El País Semanal . El escritor se refería a Mercedes de Acosta, nacida en 1893 en Nueva York (otros dicen que en La Habana) en el seno de una familia proveniente de Cuba. Falleció en 1968.

Mercedes de Acosta fue poeta, escritora, comentarista de sociedad y guionista de Hollywood. Y aunque murió olvidada y en la penuria, nunca quiso vender las cartas de amor que conservaba de Greta. Pero no hay que pensar en una Mercedes infeliz toda su vida por un amor no correspondido. Los cronistas del tema recuerdan que “alcanzó notoriedad por sus amores con las mujeres más famosas de América”. En su lista de amantes figuraron Isadora Duncan y Marlene Dietrich.



Mercedes y Greta se conocieron en el Hollywood de principios de la década de 1930. Contaba Cabrera Infante que Mercedes llamaba a Greta varias veces al día. La divina respondía con evasivas. Pero Mercedes era insistente hasta que…


“Finalmente se acostaron –para desaparecer Greta en un viaje a las montañas y a un lago secreto-.Mercedes, desesperada en Hollywood, recibió de pronto el reclamo de Greta, mediante su sempiterno chofer mudo que manejaba el automóvil de la estrella, ahora una mujer aquiescente. Pasaron dos semanas de amor junto al lago quieto-pero no fueron felices hasta el fin de sus vidas, sino que murieron como habían vivido: una de ellas sola, la otra abrumada por los recuerdos contados a un diario impúdico, imprudente”.

Y más adelante, Cabrera Infante comentaba que esta historia terminó como siempre terminaron las relaciones de Greta Garbo, tanto heterosexuales como homosexuales:


“Garbo cortó por lo sano y se negó a volver con Mercedes, aunque hubo contactos postales o telefónicos y uno que otro encuentro casual.”

THE END

EL MEMORANDUM CUBANO DE GRETA GARBO


“AHORA TE VOY A CONTAR de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. Yo iba masticando castañas. Fue en diciembre, con mucha nieve, a unas cuadras de Washington Square Park. Yo había dejado atrás casa familia y a diario contemplaba los puentes sobre el East River. A veces confundía los días y las noches y disfrutaba el olor a moluscos podridos de los espigones. Me adiestré en múltiples oficios solitarios. En Nueva York ya es un hábito hablar con uno mismo. Los dioses, los ángeles, los arcángeles, las estrellas de cine están en la calle, en los mercados, en la platea de los teatros, y nadie mira a nadie. Pero yo te iba a contar de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. En realidad todos se decían que era ella pero yo no la veía. Hasta que un día un amigo ocasional me llevó a la puerta de su casa. A punto de llegar sonó una alarma, luego un silbato y yo vi un rostro detrás de una ventana. Caía mucha nieve y el hombre del silbato me alejó de la casa. Sonámbulo, con frío, me acerqué a un lago helado y vi un halcón. Llegué al río. Compre una manzana, la mastiqué para quitarme el gusto a la castaña y seguí mi camino.Greta Garbo se asomó a la ventana, su rostro masculino, consagrado a la muerte, me miró una tarde de invierno. Fue la única vez que alguien en Nueva York me dedicó una mirada.”

(Memorandum XV, de Miguel Barnet, pertenece a su libro de poemas Con pies de gato .(Ediciones Unión, La Habana 1993).


Imagen: Greta Garbo en Nueva York (1990) poco antes de morir. Archivo de Life.
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