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sábado, 23 de mayo de 2009
EL MEMORANDUM CUBANO DE GRETA GARBO
“AHORA TE VOY A CONTAR de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. Yo iba masticando castañas. Fue en diciembre, con mucha nieve, a unas cuadras de Washington Square Park. Yo había dejado atrás casa familia y a diario contemplaba los puentes sobre el East River. A veces confundía los días y las noches y disfrutaba el olor a moluscos podridos de los espigones. Me adiestré en múltiples oficios solitarios. En Nueva York ya es un hábito hablar con uno mismo. Los dioses, los ángeles, los arcángeles, las estrellas de cine están en la calle, en los mercados, en la platea de los teatros, y nadie mira a nadie. Pero yo te iba a contar de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. En realidad todos se decían que era ella pero yo no la veía. Hasta que un día un amigo ocasional me llevó a la puerta de su casa. A punto de llegar sonó una alarma, luego un silbato y yo vi un rostro detrás de una ventana. Caía mucha nieve y el hombre del silbato me alejó de la casa. Sonámbulo, con frío, me acerqué a un lago helado y vi un halcón. Llegué al río. Compre una manzana, la mastiqué para quitarme el gusto a la castaña y seguí mi camino.Greta Garbo se asomó a la ventana, su rostro masculino, consagrado a la muerte, me miró una tarde de invierno. Fue la única vez que alguien en Nueva York me dedicó una mirada.”
(Memorandum XV, de Miguel Barnet, pertenece a su libro de poemas Con pies de gato .(Ediciones Unión, La Habana 1993).
Imagen: Greta Garbo en Nueva York (1990) poco antes de morir. Archivo de Life.
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domingo, 8 de febrero de 2009
Desfile de vedettes.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuentos del Alhambra es un documental de Manuel Octavio Gómez realizado en 1963. Recientemente lo transmitieron por televisión y quedé sorprendido por su concepción, estilo visual, diálogos, montaje de las entrevistas y manejo de la información. Ya quisieran algunos documentales actuales parecerse a esta obra que tiene más de 45 años y proyecta un delicioso encanto histórico y artístico. Es una lástima que el tiempo haya dañado algunos fragmentos de la banda sonora, principalmente en los minutos iniciales cuando Rosita Fornés, entonces en su esplendor físico y escénico, presenta el homenaje a las antiguas glorias del teatro Alhambra.
Y delante de los espectadores pasan los rostros envejecidos de Blanquita Becerra, Amalia Sorg, María Pardo, Luz Gil…Antiguas reinas de “un teatro para hombres solamente…que lo vio todo el mundo.” Ubicado en la esquina de las calles habaneras de Consulado y Virtudes, el elenco del Alhambra también organizaba presentaciones para un público familiar en otros teatros de la capital o del interior del país.
Una de las mujeres que aparecen en el documental, Amalia Sorg, inspiró a Miguel Barnet su novela testimonio Canción de Rachel. El escritor ha dicho que de todas las vedettes del Teatro Alhambra, ella era la más sensual, la más sicalíptica: “La conocí de 88 años, en 1969. Se ponía unos tacones muy altos, pelucas, maquillaje exagerado. Me enamoré de ella, un amor platónico, y ella de mí, no tan platónicamente .”
Luego el director Enrique Pineda llevaba la novela al cine con el título de La bella del Alhambra (Beatriz Valdés), un filme que conquistó al público. La última estrella en representar en el teatro a la vedette de Canción de Rachel es la cubana radicada en México Niurka Marcos. Barnet viajó a Ciudad México en el 2005 para presenciar la puesta en escena en el teatro Fru Fru de la versión de su libro. Allí declaró: "Rachel es Ninón Sevilla, María Antonieta Pons, Irma Serrano, Rosita Fornés, Tongolele, Edith González, Niurka. Las grandes vedettes que han trabajado en el cine, en el teatro, a veces haciendo concesiones, a veces en teatros de cuarta categoría y otras veces en teatros de primera.”
En esa ocasión le preguntaron a Barnet ¿qué es una vedette?: “ Una artista, una fantasía colectiva, un objeto sexual, quintaesencia del glamour, marioneta de los hombres, un momento de alegría, una leyenda negra y también rosa, rehén de su belleza, una vida deshilachada, un mito contemporáneo.”
Es una suerte que existan los testimonios de aquellas antiguas vedettes recogidos en el documental Cuentos del Alhambra y en el libro Canción de Rachel, de Miguel Barnet.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuentos del Alhambra es un documental de Manuel Octavio Gómez realizado en 1963. Recientemente lo transmitieron por televisión y quedé sorprendido por su concepción, estilo visual, diálogos, montaje de las entrevistas y manejo de la información. Ya quisieran algunos documentales actuales parecerse a esta obra que tiene más de 45 años y proyecta un delicioso encanto histórico y artístico. Es una lástima que el tiempo haya dañado algunos fragmentos de la banda sonora, principalmente en los minutos iniciales cuando Rosita Fornés, entonces en su esplendor físico y escénico, presenta el homenaje a las antiguas glorias del teatro Alhambra.
Y delante de los espectadores pasan los rostros envejecidos de Blanquita Becerra, Amalia Sorg, María Pardo, Luz Gil…Antiguas reinas de “un teatro para hombres solamente…que lo vio todo el mundo.” Ubicado en la esquina de las calles habaneras de Consulado y Virtudes, el elenco del Alhambra también organizaba presentaciones para un público familiar en otros teatros de la capital o del interior del país.
Una de las mujeres que aparecen en el documental, Amalia Sorg, inspiró a Miguel Barnet su novela testimonio Canción de Rachel. El escritor ha dicho que de todas las vedettes del Teatro Alhambra, ella era la más sensual, la más sicalíptica: “La conocí de 88 años, en 1969. Se ponía unos tacones muy altos, pelucas, maquillaje exagerado. Me enamoré de ella, un amor platónico, y ella de mí, no tan platónicamente .”
Luego el director Enrique Pineda llevaba la novela al cine con el título de La bella del Alhambra (Beatriz Valdés), un filme que conquistó al público. La última estrella en representar en el teatro a la vedette de Canción de Rachel es la cubana radicada en México Niurka Marcos. Barnet viajó a Ciudad México en el 2005 para presenciar la puesta en escena en el teatro Fru Fru de la versión de su libro. Allí declaró: "Rachel es Ninón Sevilla, María Antonieta Pons, Irma Serrano, Rosita Fornés, Tongolele, Edith González, Niurka. Las grandes vedettes que han trabajado en el cine, en el teatro, a veces haciendo concesiones, a veces en teatros de cuarta categoría y otras veces en teatros de primera.”
En esa ocasión le preguntaron a Barnet ¿qué es una vedette?: “ Una artista, una fantasía colectiva, un objeto sexual, quintaesencia del glamour, marioneta de los hombres, un momento de alegría, una leyenda negra y también rosa, rehén de su belleza, una vida deshilachada, un mito contemporáneo.”
Es una suerte que existan los testimonios de aquellas antiguas vedettes recogidos en el documental Cuentos del Alhambra y en el libro Canción de Rachel, de Miguel Barnet.
sábado, 10 de mayo de 2008
MIGUEL BARNET: EL TENOR MAS GRANDE DEL MUNDO.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuando entrevisté a Miguel Barnet para Salsa Cubana hace diez años dijo que en sus sueños mientras duerme se ha cumplido uno de sus deseos: ser el más grande tenor del universo. “Ser cantante de ópera es la identidad que escogería para mi próxima vida futura”.
El compositor alemán Hans Werner Henze y el libretista Hans Magnus Erzensberger estrenan en Europa a principios de la década del setenta la ópera “La cubana”, basada en Canción de Rachel, de Miguel Barnet. Después esta novela-testimonio es llevada al cine con el título La bella del Alhambra, salpicada de ritmos vernáculos y de canciones tradicionales de la Isla. En el año 2005 la bailarina Niurka Marcos teatraliza en México la misma historia. El montaje intenta recrear la época de oro de los espectáculos de vedettes de las décadas de los 30, 40 y algo de los 50.
“Descubrí que nunca sería cantante profesional porque, sencillamente, soy alérgico y sufro afectaciones en las cuerdas vocales con bastante frecuencia. Al ver frustrados mis sueños de ser un gran solista, me integro humildemente a los coros gigantes de la Central de Trabajadores de Cuba. En varias ocasiones canté en ese proyecto multitudinario y lo hacía con tanto orgullo, pero con tanta fuerza a la vez, que todo el mundo me miraba púes yo quería destacarme entre aquellas mil gargantas que me rodeaban.”
De su fascinación por la música han salido textos sobre Rita Montaner, Bola de Nieve, Esther Borja y Merceditas Valdés. El cantautor Pablo Milanés se inspiró en el poema de Barnet titulado “Che” para componer la canción “Si el poeta eres tú”.Y cuando Alfredo Sadel escuchó cantar a Miguel en una fiesta en Caracas preguntó admirado “¿Pero dónde está el escritor si este hombre es un gran cantante?”
“Si no hubiera escuchado todo el tiempo la música de Anckermann, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats mientras escribía Claves por Rita Montaner no hubiera poder crear ese texto que tanto quiero.
“Si no hubiera escuchado en mi entorno la gaita desde las colinas brumosas de Galicia, no hubiera concluido Gallego.
“Si no hubiera escuchado los tambores batá sonando en mis oídos desde lo más insondable de los barracones, Biografía de un cimarrón no sería el libro que es, como tampoco lo sería Canción de Rachel sin el teclado maravilloso de las pianolas de los años veinte que me acompañaron mientras recreaba la vida de Amalia Sorg.
“Lo mismo me pasó con el jazz latino que estaba en mis venas cuando entrevistaba a Julián Mesa, en Nueva York, parra la novela La vida real.”
Miguel Barnet cambiaría toda su obra por ser el autor de “Una rosa de Francia”.
El compositor alemán Hans Werner Henze y el libretista Hans Magnus Erzensberger estrenan en Europa a principios de la década del setenta la ópera “La cubana”, basada en Canción de Rachel, de Miguel Barnet. Después esta novela-testimonio es llevada al cine con el título La bella del Alhambra, salpicada de ritmos vernáculos y de canciones tradicionales de la Isla. En el año 2005 la bailarina Niurka Marcos teatraliza en México la misma historia. El montaje intenta recrear la época de oro de los espectáculos de vedettes de las décadas de los 30, 40 y algo de los 50.
“Descubrí que nunca sería cantante profesional porque, sencillamente, soy alérgico y sufro afectaciones en las cuerdas vocales con bastante frecuencia. Al ver frustrados mis sueños de ser un gran solista, me integro humildemente a los coros gigantes de la Central de Trabajadores de Cuba. En varias ocasiones canté en ese proyecto multitudinario y lo hacía con tanto orgullo, pero con tanta fuerza a la vez, que todo el mundo me miraba púes yo quería destacarme entre aquellas mil gargantas que me rodeaban.”
De su fascinación por la música han salido textos sobre Rita Montaner, Bola de Nieve, Esther Borja y Merceditas Valdés. El cantautor Pablo Milanés se inspiró en el poema de Barnet titulado “Che” para componer la canción “Si el poeta eres tú”.Y cuando Alfredo Sadel escuchó cantar a Miguel en una fiesta en Caracas preguntó admirado “¿Pero dónde está el escritor si este hombre es un gran cantante?”
“Si no hubiera escuchado todo el tiempo la música de Anckermann, Gonzalo Roig y Rodrigo Prats mientras escribía Claves por Rita Montaner no hubiera poder crear ese texto que tanto quiero.
“Si no hubiera escuchado en mi entorno la gaita desde las colinas brumosas de Galicia, no hubiera concluido Gallego.
“Si no hubiera escuchado los tambores batá sonando en mis oídos desde lo más insondable de los barracones, Biografía de un cimarrón no sería el libro que es, como tampoco lo sería Canción de Rachel sin el teclado maravilloso de las pianolas de los años veinte que me acompañaron mientras recreaba la vida de Amalia Sorg.
“Lo mismo me pasó con el jazz latino que estaba en mis venas cuando entrevistaba a Julián Mesa, en Nueva York, parra la novela La vida real.”
Miguel Barnet cambiaría toda su obra por ser el autor de “Una rosa de Francia”.
EL DOBLE MUSICAL DE MIGUEL BARNET.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuando hace diez años le pedí una entrevista para Salsa cubana y le comenté que probablemente se titularía “El doble musical de Miguel Barnet”, dijo que él tenía muchos dobles, pero el más evidente, el que más le ha acompañado a lo largo de su vida – hasta el punto de quitarle el sueño- es su doble musical. Entre ambos hay una relación tan pasional que el escritor de Biografía de un cimarrón confiesa que cambiaría toda su obra por ser el autor de la canción “Una rosa de Francia.”
“A los 17 años de edad quería ser cantante profesional, entonces no había comenzado mi idilio con la literatura. Soñaba con ser el más grande tenor del universo y me veía bajándome de una brillante limousine frente al Metropolitan Opera House. El tráfico se paralizaba, los transeúntes me ovacionaban y aparecía el alcalde de Nueva York para darme la condición de Ciudadano Ilustre de esa ciudad, para mí la cumbre del canto en esta época como lo fueron una vez París o Roma.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuando hace diez años le pedí una entrevista para Salsa cubana y le comenté que probablemente se titularía “El doble musical de Miguel Barnet”, dijo que él tenía muchos dobles, pero el más evidente, el que más le ha acompañado a lo largo de su vida – hasta el punto de quitarle el sueño- es su doble musical. Entre ambos hay una relación tan pasional que el escritor de Biografía de un cimarrón confiesa que cambiaría toda su obra por ser el autor de la canción “Una rosa de Francia.”
“A los 17 años de edad quería ser cantante profesional, entonces no había comenzado mi idilio con la literatura. Soñaba con ser el más grande tenor del universo y me veía bajándome de una brillante limousine frente al Metropolitan Opera House. El tráfico se paralizaba, los transeúntes me ovacionaban y aparecía el alcalde de Nueva York para darme la condición de Ciudadano Ilustre de esa ciudad, para mí la cumbre del canto en esta época como lo fueron una vez París o Roma.
“En la vida real no me perdía ninguno de los conciertos del teatro Auditorium de La Habana, por cuyo escenario desfilaron excelentes cantantes. Y en 1958 me pagué con mis ahorros la grabación de un disco. Fue una sola placa con dos melodías en inglés: “Some enchanted evening” y “Be my love”. Ese disco ha sido una de las grandes alegrías de mi vida.
“Por eso digo que soy un hombre incompleto. Aunque amo mi trabajo, mis novelas, poemas y ensayos, mi verdadera vocación era ser cantante lírico. Esa ilusión no me abandona nunca. A veces tengo sueños muy raros y veo discos con mi nombre en letras doradas junto a María Callas y Renata Tebaldi. Y cuando me acerco, leo que interpreto obras de Verdi, Puccini y Leoncavallo. En ocasiones, son discos con música anónima del siglo XIV español y también con melodías latinoamericanas. Son sueños tan reiterativos que hay madrugadas en las que me levanto sudoroso, con los aplausos del público frescos en mis oídos”.
(Continuará….)
miércoles, 16 de abril de 2008
RITA MONTANER: summum de cubanía.
Por: Lázaro Sarmiento
El legado de Rita Montaner ha tenido la suerte de contar con magníficas crónicas, testimonios, cronologías, documentales y biografías. Con inusual unanimidad el público y los artistas coinciden en calificar a Rita como la Única. Es un adjetivo que no discuten incluso los que estaban fuera de la simpatía de esta cantante y actriz que nació en Guanabacoa el 20 de agosto de 1900 y murió en La Habana el 17 de abril de 1958.
En la bibliografía sobre la artista disfrutaron de una amplia repercusión en las últimas tres décadas: Claves por Rita Montaner, ensayo-poema de Miguel Barnet (1977); Rita La única, compilación de Aldo Martínez Malo (1988), y Rita Montaner: Testimonio de una época (1997), de Ramón Fajardo Estrada. Este último título constituye un formidable, y quizás insuperable, libro que le valió a su autor el Premio Casa de las Américas en el género testimonio. Sobresalen también los documentales Rita, de Oscar Valdés (1980), y Con todo mi amor, Rita (2000) de Rebeca Chávez.
El sello EGREM de Cuba publica en 1971 un disco de larga duración con grabaciones de Rita Montaner. En las notas, el musicólogo Odilio Urfé destaca: “Este disco, salvando las inevitables deficiencias que caracterizan a las viejas grabaciones en lo meramente técnico, viene a llenar un gran vacío en el conocimiento que las nuevas generaciones deben tener de una artista consagrada por el pueblo”.
En 1983, en un artículo titulado Rita Montaner: un desafío al olvido, publicado en el periódico Granma, Miguel Barnet apunta que el disco no ha sido leal a la maravillosa intérprete de El manisero y Oguere. Y seguidamente hace una observación especulativa: “Rita Montaner no poseía cualidades adecuadas al disco o sus grabaciones eran de poca calidad”
El autor de El cimarrón sugería abstraerse de cómo se escucha la voz de Rita en las grabaciones e invitaba a sus lectores a preservar “intacto el recuerdo de una de las artistas más creadoras que hayamos tenido”.
LOS VIEJOS DISCOS DE LA MONTANER
Recientemente el poeta Sigfredo Ariel se refirió al tema de la voz de Rita Montaner en los discos y grabaciones para estaciones de radio y que él ha escuchado con una percepción atenta y comprensiva, como narra en el artículo ¿Quién es, por ejemplo, Rita Montaner? (Extramuros, 2007)
Sobre las grabaciones realizadas por Rita Montaner en Nueva York entre 1927 y 1929 para Columbia, Ariel anota que en las audiciones de estas placas, “el timbre de su voz no resulta especialmente grato”. Menciona que en el rescate de otros registros fonográficos aún más antiguos que los de la Montaner, como los de Bessie Smith y Carlos Gardel, “el resultado final nunca es extraordinario”.
“Esa, señores, la de las grabaciones, es Rita Montaner y cantaba así. Así se hizo aplaudir en el París de 1929, se fue con el Wonder Bar de Al Jolson por los estados de la Unión, y deslumbró a los habaneros en los escenarios de zarzuela de la década del treinta. Acostumbrémonos a esta idea de una vez”.
Sigfredo Ariel añade en relación con las antiguas placas de la Montaner: “Es posible que los procedimientos contemporáneos de restauración y remasterización se encuentren muy distantes en el interés de las casas distribuidoras de discos para ser aplicados a las rumbas hamponas, los boleros, criollas, tangos-congos, guarachas, revesinas y pregones que Rita grabó. Es preciso escucharlos tal como se conservan en los duros surcos de los discos de 78 revoluciones. No hay otro remedio”.
Rita Montaner no fue solamente una voz en los discos. Las claves de su dimensión artística refulgieron más allá de las grabaciones. “Rita fue la artista más representativa que ha tenido Cuba, en quien todo el ardor del trópico, la gracia criolla, la belleza muy poco igualada, una voz afinada y dulce, una elegancia de expresión, y una popularidad enorme, la hacían verdaderamente merecedora del nombre que le dio el pueblo: la Única.” (Renée Méndez Capote. La Gaceta de Cuba, 1981)
Nicolás de Guillén proclamaba que esta mujer era Rita de Cuba “porque su arte expresa hasta el hondón humano lo verdaderamente nuestro. La Única, pues solo ella, y nadie más, ha hecho del solar habanero, de la calle cubana, una categoría universal”.
Rita Montaner fue summum de cubanía.
Rita Montaner Miguel Barnet Sigfredo Ariel mùsica cubana discos grabaciones restauración radio artista ùnica remasterización Ramòn Fajardo cubanìa EGREM
Sobre las grabaciones realizadas por Rita Montaner en Nueva York entre 1927 y 1929 para Columbia, Ariel anota que en las audiciones de estas placas, “el timbre de su voz no resulta especialmente grato”. Menciona que en el rescate de otros registros fonográficos aún más antiguos que los de la Montaner, como los de Bessie Smith y Carlos Gardel, “el resultado final nunca es extraordinario”.
“Esa, señores, la de las grabaciones, es Rita Montaner y cantaba así. Así se hizo aplaudir en el París de 1929, se fue con el Wonder Bar de Al Jolson por los estados de la Unión, y deslumbró a los habaneros en los escenarios de zarzuela de la década del treinta. Acostumbrémonos a esta idea de una vez”.
Sigfredo Ariel añade en relación con las antiguas placas de la Montaner: “Es posible que los procedimientos contemporáneos de restauración y remasterización se encuentren muy distantes en el interés de las casas distribuidoras de discos para ser aplicados a las rumbas hamponas, los boleros, criollas, tangos-congos, guarachas, revesinas y pregones que Rita grabó. Es preciso escucharlos tal como se conservan en los duros surcos de los discos de 78 revoluciones. No hay otro remedio”.
Rita Montaner no fue solamente una voz en los discos. Las claves de su dimensión artística refulgieron más allá de las grabaciones. “Rita fue la artista más representativa que ha tenido Cuba, en quien todo el ardor del trópico, la gracia criolla, la belleza muy poco igualada, una voz afinada y dulce, una elegancia de expresión, y una popularidad enorme, la hacían verdaderamente merecedora del nombre que le dio el pueblo: la Única.” (Renée Méndez Capote. La Gaceta de Cuba, 1981)
Nicolás de Guillén proclamaba que esta mujer era Rita de Cuba “porque su arte expresa hasta el hondón humano lo verdaderamente nuestro. La Única, pues solo ella, y nadie más, ha hecho del solar habanero, de la calle cubana, una categoría universal”.
Rita Montaner fue summum de cubanía.
Rita Montaner Miguel Barnet Sigfredo Ariel mùsica cubana discos grabaciones restauración radio artista ùnica remasterización Ramòn Fajardo cubanìa EGREM
jueves, 20 de marzo de 2008
NUEVA YORK-LA HABANA, EL MEMORÁNDUM DE GRETA GARBO.
Por: Lázaro Sarmiento.
En algún momento de la década de los 80, el escritor Miguel Barnet me contó desde Nueva York, donde disfrutaba de la beca Guggenheim, el instante en que su mirada y la de Greta Garbo se cruzaron en un estallido de poesía. Diez años después aquellas impresiones de Miguel se convirtieron en el Memorandum XV de su libro Con pies de gato (Ediciones Unión, 1993).
“AHORA TE VOY A CONTAR de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. Yo iba masticando castañas. Fue en diciembre, con mucha nieve, a unas cuadras de Washington Square Park. Yo había dejado atrás casa familia y a diario contemplaba los puentes sobre el East River. A veces confundía los días y las noches y disfrutaba el olor a moluscos podridos de los espigones. Me adiestré en múltiples oficios solitarios. En Nueva York ya es un hábito hablar con uno mismo. Los dioses, los ángeles, los arcángeles, las estrellas de cine están en la calle, en los mercados, en la platea de los teatros, y nadie mira a nadie. Pero yo te iba a contar de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. En realidad todos se decían que era ella pero yo no la veía. Hasta que un día un amigo ocasional me llevó a la puerta de su casa. A punto de llegar sonó una alarma, luego un silbato y yo vi un rostro detrás de una ventana. Caía mucha nieve y el hombre del silbato me alejó de la casa. Sonámbulo, con frío, me acerqué a un lago helado y vi un halcón. Llegué al río. Compre una manzana, la mastiqué para quitarme el gusto a la castaña y seguí mi camino.
Greta Garbo se asomó a la ventana, su rostro masculino, consagrado a la muerte, me miró una tarde de invierno. Fue la única vez que alguien en Nueva York me dedicó una mirada.”
En el Día Mundial de la Poesía pienso en los momentos compartidos con mis amigos poetas Sigfredo, Joaquín, Miguel, Frank, Ramón y Albis. Ella no está pero me gusta imaginar que siempre podrá contar conmigo para que la acompañe por sus paseos a través de interminables pasillos con miles de puertas. Por una de esas puertas se fue Albis.
Con el fervor de los amigos pasa como con el cauce de los ríos: unas veces desciende, otras sube, sube.
Greta Garbo se asomó a la ventana, su rostro masculino, consagrado a la muerte, me miró una tarde de invierno. Fue la única vez que alguien en Nueva York me dedicó una mirada.”
En el Día Mundial de la Poesía pienso en los momentos compartidos con mis amigos poetas Sigfredo, Joaquín, Miguel, Frank, Ramón y Albis. Ella no está pero me gusta imaginar que siempre podrá contar conmigo para que la acompañe por sus paseos a través de interminables pasillos con miles de puertas. Por una de esas puertas se fue Albis.
Con el fervor de los amigos pasa como con el cauce de los ríos: unas veces desciende, otras sube, sube.
lunes, 21 de enero de 2008
FRANCESCA BERTINI EN UN RECORTE DE PERIODICO
Por: Lázaro Sarmiento
Descubrí a Francesca Bertini en 1981, cuatro años antes de su muerte. Y como todo hallazgo tardío, mi ignorancia sobre la primera diva, fue compensada con la emoción y la pirotecnia.
El escritor Miguel Barnet me había traído de Madrid un ejemplar de El País que ,en la sección de Artes ,incluía dos fotos de la legendaria actriz italiana. La primera es de archivo y pertenece al melodrama operístico Asunta Spina (1914). Esta es la única película que se conserva de su etapa silente.
La otra imagen muestra a la Bertini a los 90 años acompañada por el actor Fabio Testi. El Festival de Cine de San Sebastián había homenajeado por esos días a la antigua reina de las divas y ella acudía a todos los actos oficiales del brazo de Testi, como escoltada por un gigoló de lujo.
Entonces no existía Internet, el mundo no se había globalizado como ahora y un simple recorte de periódico constituía un valioso regalo para quienes la información constituye mucho más que acumular datos: es morbo y placer.
Dije "descubrí a Francesca Bertini" porque, hasta esa fecha, era solo un nombre leído en las enciclopedias de cine. En sus películas"sobresalía la frescura de una niña en su rostro de mujer, con perfil sensual de camafeo”. Luego estaba “la belleza de sus ojos, bordeados de negro por un maquillaje que los volvía más misteriosos”.
Muy poco quedaba de esos ojos en la fotografía de 1981. Francesca, con un gesto que es muy parecido en las estrellas de todas las épocas, saludaba con una mano al auditorio o, quizás, le hacía un postrero guiño a la eternidad porque personalidades como ella son conscientes de su propia simbología .
Con hilos invisibles debieron sostenerse las pestañas de Francesca Bertini para no sucumbir al bombardeo de cientos de cámaras que la arropaban en una lluvia de luz.
Los ojos que "embrujaron" a los hombres de las primeras generaciones del cine, ahora imitaban un jeroglífico chino, como dibujados por finas líneas de rimel. En algún momento, la anciana debió acordarse de su antiguo poderío y fue entonces cuando sus ojos brillaron como los de una fiera: “Yo fui la primera diva, y era sólo una actriz que había creado un tipo de mujer. Yo inventé el neorrealismo… Pero lo hice toda sola: yo creé a Francesca Bertini”.
Afirmó que tenía el secreto de la juventud pero que no se lo diría a nadie y que regresaría a San Sebastián dentro de diez años.
Las razones por las que blindamos en la memoria elementos simples del pasado - el rastro de una colonia, el plateado de una fosforera en cualquier esquina oscura, o Francesca Bertini en un recorte de periódico – arman un mecanismo complicado, aunque parezca sencillo desde fuera.
Los grandes acontecimientos no siempre son los que marcan una vida .
Descubrí a Francesca Bertini en 1981, cuatro años antes de su muerte. Y como todo hallazgo tardío, mi ignorancia sobre la primera diva, fue compensada con la emoción y la pirotecnia.
El escritor Miguel Barnet me había traído de Madrid un ejemplar de El País que ,en la sección de Artes ,incluía dos fotos de la legendaria actriz italiana. La primera es de archivo y pertenece al melodrama operístico Asunta Spina (1914). Esta es la única película que se conserva de su etapa silente.
La otra imagen muestra a la Bertini a los 90 años acompañada por el actor Fabio Testi. El Festival de Cine de San Sebastián había homenajeado por esos días a la antigua reina de las divas y ella acudía a todos los actos oficiales del brazo de Testi, como escoltada por un gigoló de lujo.
Entonces no existía Internet, el mundo no se había globalizado como ahora y un simple recorte de periódico constituía un valioso regalo para quienes la información constituye mucho más que acumular datos: es morbo y placer.
Dije "descubrí a Francesca Bertini" porque, hasta esa fecha, era solo un nombre leído en las enciclopedias de cine. En sus películas"sobresalía la frescura de una niña en su rostro de mujer, con perfil sensual de camafeo”. Luego estaba “la belleza de sus ojos, bordeados de negro por un maquillaje que los volvía más misteriosos”.
Muy poco quedaba de esos ojos en la fotografía de 1981. Francesca, con un gesto que es muy parecido en las estrellas de todas las épocas, saludaba con una mano al auditorio o, quizás, le hacía un postrero guiño a la eternidad porque personalidades como ella son conscientes de su propia simbología .
Con hilos invisibles debieron sostenerse las pestañas de Francesca Bertini para no sucumbir al bombardeo de cientos de cámaras que la arropaban en una lluvia de luz.
Los ojos que "embrujaron" a los hombres de las primeras generaciones del cine, ahora imitaban un jeroglífico chino, como dibujados por finas líneas de rimel. En algún momento, la anciana debió acordarse de su antiguo poderío y fue entonces cuando sus ojos brillaron como los de una fiera: “Yo fui la primera diva, y era sólo una actriz que había creado un tipo de mujer. Yo inventé el neorrealismo… Pero lo hice toda sola: yo creé a Francesca Bertini”.
Afirmó que tenía el secreto de la juventud pero que no se lo diría a nadie y que regresaría a San Sebastián dentro de diez años.
Las razones por las que blindamos en la memoria elementos simples del pasado - el rastro de una colonia, el plateado de una fosforera en cualquier esquina oscura, o Francesca Bertini en un recorte de periódico – arman un mecanismo complicado, aunque parezca sencillo desde fuera.
Los grandes acontecimientos no siempre son los que marcan una vida .
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