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sábado, 10 de mayo de 2008


EL DOBLE MUSICAL DE MIGUEL BARNET.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuando hace diez años le pedí una entrevista para Salsa cubana y le comenté que probablemente se titularía “El doble musical de Miguel Barnet”, dijo que él tenía muchos dobles, pero el más evidente, el que más le ha acompañado a lo largo de su vida – hasta el punto de quitarle el sueño- es su doble musical. Entre ambos hay una relación tan pasional que el escritor de Biografía de un cimarrón confiesa que cambiaría toda su obra por ser el autor de la canción “Una rosa de Francia.”

“A los 17 años de edad quería ser cantante profesional, entonces no había comenzado mi idilio con la literatura. Soñaba con ser el más grande tenor del universo y me veía bajándome de una brillante limousine frente al Metropolitan Opera House. El tráfico se paralizaba, los transeúntes me ovacionaban y aparecía el alcalde de Nueva York para darme la condición de Ciudadano Ilustre de esa ciudad, para mí la cumbre del canto en esta época como lo fueron una vez París o Roma.

“En la vida real no me perdía ninguno de los conciertos del teatro Auditorium de La Habana, por cuyo escenario desfilaron excelentes cantantes. Y en 1958 me pagué con mis ahorros la grabación de un disco. Fue una sola placa con dos melodías en inglés: “Some enchanted evening” y “Be my love”. Ese disco ha sido una de las grandes alegrías de mi vida.

“Por eso digo que soy un hombre incompleto. Aunque amo mi trabajo, mis novelas, poemas y ensayos, mi verdadera vocación era ser cantante lírico. Esa ilusión no me abandona nunca. A veces tengo sueños muy raros y veo discos con mi nombre en letras doradas junto a María Callas y Renata Tebaldi. Y cuando me acerco, leo que interpreto obras de Verdi, Puccini y Leoncavallo. En ocasiones, son discos con música anónima del siglo XIV español y también con melodías latinoamericanas. Son sueños tan reiterativos que hay madrugadas en las que me levanto sudoroso, con los aplausos del público frescos en mis oídos”.

(Continuará….)
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