miércoles, 22 de julio de 2009
NADIE CONOCE ELCORAZON SECRETO DEL RELOJ.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuando el hijo del antiguo gerente del hotel New York dijo que pedía mil 500 pesos por aquel reloj de caja -dos metros 21 centímetros de altura, corazón en perfecto estado y sonido diferente cada un cuarto de hora- pensé que estaba bromeando. Con esa cantidad de dinero se podían comprar muy pocas cosas en La Habana de principios del Período Especial y mucho menos un reloj como éste. Tal vez se había equivocado de moneda al pronunciar la cifra y quiso decir mil 500 dólares.
El hombre cuya mujer prefería – quizás- ingerir langostas plásticas en lugar de las naturales repitió la cantidad en pesos cubanos. Casi tuve un orgasmo de alegría. Disimulé como pude el arrebato y con calculada calma le dije que me parecía bien, que mañana vendría a llevármelo. No, replicó, tiene que ser hoy mismo. Mi mujer me espera en Cojímar.
Unas horas después el reloj viajaba hacia el Vedado en una moto con sidecar. En esa época los chóferes de automóviles y de camionetas de mudanzas pedían cifras increíbles por sus servicios. La moto de un colega sirvió, sin pago alguno, para transportar este mastodonte hasta mi apartamento donde sería mejor acogido. Desde entonces sus sonidos cada quince minutos no han dejado de provocar una suave euforia en los amigos, los fumigadores de mosquitos, los cobradores de la electricidad y los técnicos telefónicos. Y también en los envidiosos.
Nada hay más fascinante que la vida oculta de un hotel del centro de la ciudad. Puede ser que este reloj haya tenido un pasado obsceno en el edificio de la calle Dragones entre Amistad y Águila, en Centro Habana. Pero como afirmaba Elías Canetti, “nadie conoce el corazón secreto del reloj".
martes, 21 de julio de 2009
LAS HORAS DEL HOTEL NEW YORK
Un reloj de caja de dos metros 21 centímetros , que perteneció al hotel New York de la ciudad de La Habana, marca el tiempo en el pequeño apartamento donde vivo en El Vedado
En los inicios de los años 90, alguien me comentó que en el barrio de Santos Suárez estaban vendiendo un “reloj de pie”.
En esa época ya muchas piedras del muro de Berlín adornaban las repisas de los alemanes. Los barcos mercantes soviéticos habían desaparecido del puerto de La Habana. El campo socialista comenzaba a ser una lección en los manuales de historia. Cuba perdía mercados generosos. Y la economía de la Isla descendía a niveles de topo.
La gente comenzó a deshacerse de cualquier cosa para obtener alimentos y zapatos y hacer frente a la inflación estratosférica. A tiendas bautizadas con la etiqueta de” casas comisionistas” eran llevados para su venta telescopios, lámparas Tiffany, estatuas de mármol, porcelanas de Meissen, ángeles de cementerios, cubiertos de plata, cristales de Gallé, mosaicos de escaleras y también mucha porquería como elefantes indochinos de yeso, jicoteas disecadas y enanos gorditos de falso biscuit.
Objetos que habían sido guardadas durante generaciones enteras de familias fueron cambiados por latas de leche condensada, zapatillas o radio grabadoras fabricadas en los mercados asiáticos. Las personas ahorradoras de toda la vida, o las que recibían remesas de Miami, o los ricos de última hora, pudieron adquirir verdaderas gangas.
En ese ambiente surrealista de compra y venta y motivado por el morbo me fui hasta las calles Paz y Santa Emilia para echarle un vistazo al reloj. No tenía ninguna esperanza de comprarlo pues, pensaba, mi sueldo de guionista y director de programas en una estación de radio no me permitiría asumir la alta cifra que, con toda seguridad, pedían.
El dueño del reloj era un carpintero amable que no llegaba a los cuarenta años. El reloj era el único mueble que quedaba en aquella casa pues él y su esposa vivían en Cojímar, uno de los escenarios favoritos de Hemingway.
El carpintero dijo que vendía el reloj porque a su mujer no le gustaban las cosas antiguas y se inclinaba por los adornos modernos. Como era un hombre muy enamorado de su mujer, me confesó como una gracia que ella prefería oler flores plásticas y llenar con cuadros diminutos las paredes de su casa, ubicada a unos pasos del famoso restaurante La Terraza de Cojímar. Imaginé que la señora también prefería ingerir langostas artificiales en lugar de las hervidas que le servían al autor de “El viejo y el mar”.
Luego entramos en el tema que me trajo a esta vivienda de dos plantas, construida en la tercera década del siglo veinte cuando algunas familias acomodadas se asentaron en Santos Suárez y la Víbora. El reloj lo heredó del padre que había sido gerente del hotel New York. Pero los negocios comenzaron a funcionarle mal y en 1949 - creo haber escuchado esa fecha- papá quedó fuera del ambiente hotelero. Del edificio donde está el New York consiguió sacar el reloj que ahora estaba abandonado en el pequeño palacete deshabitado y venido a menos.
La sobriedad y líneas del reloj tenían que ver con el estilo minimalista que tanto me atrae. Además me gustaba por encima de cualquier consideración estética. Ya en mi primera mirada había sentido una emoción deliciosa acompañada del susto impreciso de las cosas que se nos pueden escapar.
Sospeché que el lujo de detalles con el cual el carpintero adornaba su historia guardaba una proporción directa con el precio de venta que fijaría. En el país el sueldo promedio andaba por los trescientos y pico pesos. Un pan de 80 gramos costaba 5 pesos en la bolsa negra. Un dólar en el mercado informal se cotizaba en alrededor de 100 pesos. La gente quería solo dólares y yo tenía muy pocos pesos.(Contiunuará)
Habana Hotel New York Reloj Periodo Especial Canetti
sábado, 27 de junio de 2009
NUESTRAS VIDAS APUNTAN HACIA UNA EDAD
Por: Lázaro Sarmiento
Me seduce el concepto sobre la edad de las personas que el escritor norteamericano Thornton Wilder (1897- 1975) plasmó en su novela Los idus de marzo. En el libro, el personaje de Cicerón le escribe a su hermano:
“Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte. Marco Antonio tendrá siempre dieciséis años, y del contraste entre esta edad y los años que realmente cuenta resulta un espectáculo cada vez más lamentable. Mi buen amigo Bruto ha sido un cincuentón reflexivo y juicioso desde la edad de dice años. César está siempre en la cuarentena, como un Jano que mirase irresoluto hacia la juventud y hacia la vejez. Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.”
Hace unos días en La Habana entrevistaron a Alicia Alonso para el Noticiero de Televisión. En la pantalla, la bailarina de 87 años reiteró una de sus frases favoritas: que vivirá 200 años. Ya en un libro de 1986 (Alicia Alonso diálogos con la danza) había respondido a la pregunta ¿Qué le pide usted a la vida?:
Abajo: Alicia Alonso (La Habana, 1921)
sábado, 20 de junio de 2009
CLAVES DEL PASADO: LEY SECA Y TURISMO EN LA HABANA.
Por: Lázaro Sarmiento.
La Ley Seca en Estados Unidos “propició la estampida del turismo a favor de Cuba, como refugio de bebedores”. La ley que duró de 1920 a 1933 prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en territorio norteamericano.
Las circunstancias aparecen mencionadas en el libro Cuba y turismo (Editora Política, La Habana, 1993). El autor Alberto Pozo, periodista y publicista, recuerda que en el año 1919 el corrupto presidente Menocal colocaba ciertas bases para desarrollar el turismo norteamericano en la Isla bajo el signo del juego de azar, apoyándose en una ley aprobada por el congreso cubano. Surgieron así tres grandes puntales para aquel turismo: el hipódromo, el casino nacional y el balneario de la playa de Marianao.
Según Pozo, en aquella época los barcos de viajeros en los muelles de La Habana eran esperados con una dotación de grandes carros abiertos que conducían directamente a los turistas hasta las destilerías y después hacia las casas de prostitución y juego (en el llamado barrio de Colón).
“A pesar de que la mayoría de los viajeros eran cruceristas (visitantes que duermen en los barcos que los transportan), siempre hubo demanda para abrir una etapa hotelera, generalmente alrededor del Prado, aunque se extendió a los actuales municipios Habana Vieja y Centro Habana. Fue la época de la construcción de las unidades siguientes: Plaza, Sevilla Biltmore, Parkview, Packard, Royal Palm, New York, Regina, Regis, Nueva Isla, Isla de Cuba, Lincoln, Alamac y otros”.
viernes, 19 de junio de 2009
HEMINGWAY Y SU AMANTE HABANERA.
Por la puerta del Bar Floridita de La Habana debió entrar muchas veces Ernest Hemingway acompañado de Leopoldina Rodríguez, una interesante y bella mulata cubana que fue uno de los grandes amores de su vida.
El dato de esta relación sentimental no es inédito pero Helio Orovio (1938-2008) lo recordaba entre varias historias en un delicioso artículo que escribió poco antes de morir y que tituló La ciudad musical de Hemingway. El texto se publicó en la revista Extramuros, del Centro Provincial de la Literatura y el Libro en Ciudad de La Habana.
Orovio apuntaba que Leopoldina, además del gran amor de Ernest, fue su amiga y confidente a quien protegió económicamente y acompañó solitario en su entierro a fines de los años cincuenta.
Leopoldina fue la única mujer por la que el novelista sintió verdadero amor. Esa mulata cubanísima fue su pasión y su compañera de parrandas y de peñas musicales, según destacaba Helio Orovio.
sábado, 13 de junio de 2009
LA HABANA, MANSIONES EN LA VEGETACION.
Estas fotos son resultado de un recorrido con aire detectivesco por el reparto Cubanacán , antes Country Club, en La Habana. El objetivo de mi cámara era una de las mejores residencias construidas en este lugar de suaves colinas y exuberante vegetación: la mansión de Laura Gómez Tarafa, Chinie, quien fuera una de las herederas más ricas de Cuba.
Las casas de esta zona al oeste de La Habana fueron edificadas antes de 1959 por familias de la burguesía cubana que durante el siglo veinte se alejaron del centro de la capital. Después de la Revolución casi la totalidad de los dueños de los aristocráticos inmuebles abandonaron la Isla. Solo unas cuantas familias que vivían en el Country permanecieron aquí. En ese reducido número estaba Laura Gómez Tarafa, cuya vivienda en la actualidad tiene por vecinos varias sedes diplomáticas e instalaciones sociales.
En Los Propietarios de Cuba 1958 (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006) Laura Gómez Tarafa figura como “propietaria en 1 ferrocarril, 1 fábrica de abono y varios inmuebles.” También socia propietaria de la Plaza del Vapor.
Chinie Tarafa fue entrevistada en el año 1994 por Marjorie Moore y Adrienne Hunter para el libro Siete mujeres y la Revolución Cubana (Ciencias Sociales, 2003). La obra recoge los testimonios de siete mujeres de la alta burguesía cubana que decidieron quedarse después del triunfo revolucionario, dando a conocer por qué tomaron esa decisión y otros aspectos de sus vidas.
“Lo que digo es que he vivido muy bien y, por lo tanto, ¿por qué ir a buscar cualquier cosa en otra parte. Cuando uno sale de su país, siempre es un extranjero.
“Este es mi país. Mi abuelo luchó por él y lo tenemos todo aquí. Así que, ¿por qué irme? ¿Por qué tenemos un Gobierno comunista? Lo respeto y eso es todo. Pero yo soy tan cubana como cualquier otra. Ese es mi sentimiento. ¿Por qué salir huyendo?”
Gran Boulevard (antigua denominación) no. 2123 entre 4ta y Entrada, Country Club. La casa está enclavada en un terreno de 10 mil metros cuadrados. La casa ocupa 852 metros cuadrados. Fue construida en 1953. El arquitecto fue Rafael de Cárdenas. En una ocasión, un embajador le ofreció a Chinie comprarla en 5 millones de dólares “si estuviera dispuesta a venderla”.En la citada entrevista, ella precisaba: “Los pisos son de Botticino italiano, los baños son de mármol, hasta el techo; las maderas son de la mejor calidad, y está en perfectas condiciones…”
miércoles, 10 de junio de 2009
ANIVERSARIO DEL TEATRO NACIONAL DE CUBA
Reinaldo Morales Campos recuerda el acontecimiento en un artículo publicado en La Jiribilla en el que evoca los carteles de los primeros espectáculos presentados en la sala Covarrubias.
“Entre 1959 y 1960 en el Teatro Nacional de Cuba, devenido uno de los centros culturales más importantes de América Latina, se realizaron importantes presentaciones en su sala Covarrubias, obras como La ramera respetuosa, de Sucre; realizado por Francisco Morin y El lindo ruiseñor, por Dume; así como los espectáculos del Conjunto de Danza Moderna, La suite yoruba, de Ramiro Guerra y los del folclor afrocubano estrenados por Argeliers León, distinguieron la labor de dicha institución; que en eficaz colaboración con las organizaciones obreras y campesinas, extendió su labor a centros laborales y comunidades rurales de todo el país.
“En el Teatro Nacional de Cuba, Ricardo Vigón, jefe de Propaganda hasta que murió en abril de 1960, creó un equipo de trabajo de diseño, que tuvo como director artístico al artista de la plástica Pedro Oraá Carratalá e integrado por los creadores Umberto Peña, Carlos Manuel Díaz Gámez, Roberto Guerrero, Rolando Oraá y José Manuel Villa. Tony Évora colaboró con el diseño del programa que informaba de las actividades programadas en sus instalaciones culturales…”
viernes, 5 de junio de 2009
MUERE EN LA HABANA UNA DESCENDIENTE DE PONCE DE LEON
Cuqui Ponce de León llevó a los escenarios de La Habana y a la pequeña pantalla numerosos títulos teatrales del repertorio cubano y universal. Los espectadores más jóvenes recuerdan su nombre en los créditos de los programas Teatro ICRT, El Cuento y Conversando, en una época en que ella tenía ya una larga y prestigiosa trayectoria como directora de teatro y televisión.
Cuqui Ponce de León acaba de morir en La Habana a los 92 años de edad. Detrás de esta mujer que en una de sus últimas entrevistas afirmó “todo lo nuevo me interesa”, hay un fulgurante linaje histórico y una vida de utilidad y corrección:
“La primera esposa del heredero de una de las más acaudaladas familias tabacaleras de Cuba; ella pertenecía a una familia aristocrática y descendiente del explorador español Ponce de León, descubridor de la Florida y supuesto buscador de la ‘fuente de la juventud’.” Esto destacan Marjorie Moore y Adrienne Hunter, autoras del libro Siete mujeres y la Revolución Cubana. (Ciencias Sociales, 2003)
Las mansiones que construyeron los descendientes de los Ponce de León aún pueden verse en La Habana Vieja. Y uno de los bisabuelos de Cuqui fue Antonio Bachiller y Morales.
En el citado libro, Cuqui declara: “Bueno, mi primer esposo era muy rico. Era el heredero de una fortuna tabacalera. Su padre era un alemán que vino a Cuba y fundó la H. Upmann Tabacco Company, la cual llegó a ser conocida en todo el mundo”.
Después de 1959, Cuqui Ponce de León se integró a diversas tareas de la Revolución. Fue la primera directora del Grupo de Teatro Rita Montaner, colectivo con el que se mantuvo hasta 1968. Ese año regresó a la televisión. Ella había trabajado ya en el capitalismo en el Canal 4 y CMQ dirigiendo todo tipo de programas, desde dramáticos hasta de modas, incluso deportivos.
Celia Sara Ponce de León y Pérez del Castillo. La Habana 9 de diciembre de 1916-4 de junio de 2009. Se había retirado en 1989. Recibió la Distinción por la Cultura Nacional y el Premio Nacional de Televisión por la obra de la vida.
Los cubanos de varias generaciones le deben incontables horas dramatizadas a Cuqui Ponce, una de las primeras mujeres en dirigir programas televisivos en este país.
En la foto (tomada de Opus Habana) aparecen Fernández de Amado Blanco y Cuqui Ponce de León de Upmann en 1947. En este año recibieron el premio «Talia», que otorgaba el Patronato de Teatro por «su brillante trabajo directriz en El Loco del año, de Rafael Suárez Solís».
Entradas relacionadas en el blog:
Vicente Revuelta, el teatro chino y Mei Lan Fan
MUJERES DE TEATRO.
sábado, 23 de mayo de 2009
LA DIOSA DEL CINE Y SU AMANTE MERCEDES
La legendaria Greta Garbo (Estocolmo, 1905-Nueva York, 1990) mantuvo una relación amorosa con la escritora de origen cubano Mercedes de Acosta. Fue un roce corto pero con la pasión suficiente para que el nombre de Mercedes quedara incrustado para siempre en la biografía de uno de los íconos más rotundos del siglo veinte.
En agosto de 2001, Guillermo Cabrera Infante publicó el artículo titulado Greta ama a Mercedes en la serie Grandes historias de amor de Hollywood de El País Semanal . El escritor se refería a Mercedes de Acosta, nacida en 1893 en Nueva York (otros dicen que en La Habana) en el seno de una familia proveniente de Cuba. Falleció en 1968.
Mercedes de Acosta fue poeta, escritora, comentarista de sociedad y guionista de Hollywood. Y aunque murió olvidada y en la penuria, nunca quiso vender las cartas de amor que conservaba de Greta. Pero no hay que pensar en una Mercedes infeliz toda su vida por un amor no correspondido. Los cronistas del tema recuerdan que “alcanzó notoriedad por sus amores con las mujeres más famosas de América”. En su lista de amantes figuraron Isadora Duncan y Marlene Dietrich.
Mercedes y Greta se conocieron en el Hollywood de principios de la década de 1930. Contaba Cabrera Infante que Mercedes llamaba a Greta varias veces al día. La divina respondía con evasivas. Pero Mercedes era insistente hasta que…
“Finalmente se acostaron –para desaparecer Greta en un viaje a las montañas y a un lago secreto-.Mercedes, desesperada en Hollywood, recibió de pronto el reclamo de Greta, mediante su sempiterno chofer mudo que manejaba el automóvil de la estrella, ahora una mujer aquiescente. Pasaron dos semanas de amor junto al lago quieto-pero no fueron felices hasta el fin de sus vidas, sino que murieron como habían vivido: una de ellas sola, la otra abrumada por los recuerdos contados a un diario impúdico, imprudente”.
Y más adelante, Cabrera Infante comentaba que esta historia terminó como siempre terminaron las relaciones de Greta Garbo, tanto heterosexuales como homosexuales:
“Garbo cortó por lo sano y se negó a volver con Mercedes, aunque hubo contactos postales o telefónicos y uno que otro encuentro casual.”
THE END
EL MEMORANDUM CUBANO DE GRETA GARBO
“AHORA TE VOY A CONTAR de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. Yo iba masticando castañas. Fue en diciembre, con mucha nieve, a unas cuadras de Washington Square Park. Yo había dejado atrás casa familia y a diario contemplaba los puentes sobre el East River. A veces confundía los días y las noches y disfrutaba el olor a moluscos podridos de los espigones. Me adiestré en múltiples oficios solitarios. En Nueva York ya es un hábito hablar con uno mismo. Los dioses, los ángeles, los arcángeles, las estrellas de cine están en la calle, en los mercados, en la platea de los teatros, y nadie mira a nadie. Pero yo te iba a contar de cuando vi a Greta Garbo en Nueva York. En realidad todos se decían que era ella pero yo no la veía. Hasta que un día un amigo ocasional me llevó a la puerta de su casa. A punto de llegar sonó una alarma, luego un silbato y yo vi un rostro detrás de una ventana. Caía mucha nieve y el hombre del silbato me alejó de la casa. Sonámbulo, con frío, me acerqué a un lago helado y vi un halcón. Llegué al río. Compre una manzana, la mastiqué para quitarme el gusto a la castaña y seguí mi camino.Greta Garbo se asomó a la ventana, su rostro masculino, consagrado a la muerte, me miró una tarde de invierno. Fue la única vez que alguien en Nueva York me dedicó una mirada.”
(Memorandum XV, de Miguel Barnet, pertenece a su libro de poemas Con pies de gato .(Ediciones Unión, La Habana 1993).
Imagen: Greta Garbo en Nueva York (1990) poco antes de morir. Archivo de Life.
domingo, 10 de mayo de 2009
ALBUM DE FAMILIA: LA ABUELA GALLINA.
En la foto de arriba mi abuela Margot (al centro) y cuatro de sus hijos. Mi abuela se convirtió en un personaje decisivo en mi vida desde el día en que vine al mundo sietemesino en una finca, en medio del campo, distante de cualquier hospital. Mi madre no había cumplido aún los quince años. Los dos nos beneficiamos de la experiencia maternal de mi abuela. Ella fue quien me colocó en una caja de cartón con abundantes algodones y botellas de agua caliente. En esa incubadora rústica llegué a un hospital de la ciudad de Matanzas con muy pocas posibilidades de sobrevivir. Mi abuela estuvo llorando varios días y las promesas que hizo por mi salvación determinaron mi nombre: Lázaro. Nunca dejó de encenderle velas al santo que, según decía, le debo la vida.
Luego pasaron los años y, aunque vivíamos en distintos barrios, yo siempre quería estar en su casa los fines de semana o durante el paso de un ciclón , o cuando me enfermaba. Le gustaba tener a todos los hijos y nietos debajo de la saya. Le decíamos la abuela gallina. Ella y yo jugábamos a la realeza con todos los cachivaches y lujos que heredó de la casa donde fue sirvienta largo tiempo. Trabajó para unos polacos que la trataban como un familiar pero le pagaban solo treinta pesos al mes por hacer todas las labores domésticas.
Mi abuela me decía: espérame en la terraza que voy a llevarte limonada. Y allí me servía la refrescante bebida en bandeja de plata y copa de bacarat. Yo andaba por los siete u ocho años. También nos deleitábamos imitando grandes festines con una primorosa vajilla en la gran mesa de cristal donde antes se sentaban los amigos de los polacos, comerciantes como ellos de la calle Muralla de La Habana. Y como casi todas las abuelas, ella fabricaba pan de la nada.
sábado, 9 de mayo de 2009
COMO CONOCIÓ PETE SEEGER LA GUANTANAMERA.
El cantante Pete Seeger conoció la Guantanamera con versos de José Martí en un encuentro en Estados Unidos con el entonces joven compositor cubano Héctor Angulo. Los investigadores Iraida Sánchez Oliva y Santiago Moreaux Jardines en el libro La Guantanamera (Editorial José Martí, La Habana, 1999) incluyen la siguiente información:
“Un fructífero encuentro.
Gracias a un inesperado y fructífero encuentro entre Pete Seeger y Héctor Angulo, la Guantanamera da su salto a la universalidad. De labios del propio Seeger nos llega la historia:
…Fue en 1962. Yo estaba de visita en un campamento de verano, al norte, para niños de una extensa zona. Como es natural, llevé mis canciones y algunos me preguntaron: ‘Peter, ¿por qué no aprende una canción que nos enseñó un instructor cubano que tenemos aquí’. Era Héctor Angulo, que se ganaba la vida trabajando durante las vacaciones para poder proseguir sus estudios musicales, y fue idea suya o de su maestro, Julián Orbón, introducir versos de Martí en la guajira de Joseíto Fernández, y así fue como la aprendí, y ese mismo día supe quién era José Martí (…) Creo que fue una bendición ese descubrimiento: llevé la Guantanamera a más de 35 países, ‘con los pobres de la tierra’” (Declaraciones de Pete Seeger al periodista López Nussa, publicadas en Bohemia, el 30 de diciembre de 1983)
El compositor Héctor Angulo (Santa Clara, 1932) ha cultivado la música de cámara, coral y sinfónica. A partir de 1960 realizó estudios superiores becado por el Ministerio de Educación cubano en la Manhattan School of Music de Nueva York.
“Durante 1962 trabajaba como instructor en un campamento de verano progresista –Woodland Camp-, al norte de Nueva York, donde los niños y jóvenes, hijos de obreros de diversas tendencias políticas, de campesinos uy judíos, negros, blancos y latinos, disfrutaban de una estancia sobre verdaderas bases de colectivismo, sin fronteras raciales, políticas, sociales ni religiosas (…) Un maravilloso domingo de aquellos, Pete Seeger llega al campamento y conoce al compositor cubano. Ya éste les había enseñado a los niños la melodía de la Guantanamera con las tres estrofas -I, V y III- escogidas por el propio Angulo- con la intención de exaltar el sentimiento de fraternidad y amor hacia los desposeídos- de las muchas que Martí había escrito en sus Versos sencillos. Seeger se llevaría entonces la cinta grabada con la letra y música de lo que más tarde se convertiría en himno de solidaridad y esperanza”
lunes, 27 de abril de 2009
Por: Lázaro Sarmiento
1.- Fue la noche en que me senté por primera vez en el bar de Prado 264.
Había pedido el trago bautizado con el nombre de una de las reinas de la antigüedad cinematográfica. Y mientras trataba de seguir las conversaciones de mis vecinos en la barra - por momentos susurros, más silencios y miradas- descubrí que otro personaje que yo quería ser en la vida real era el de barman.
Batía a mano la mezcla compuesta de una y media onzas de juego de piña, 1 ½ onzas de ron blanco, gotas de granadina y trozos de hielo. La servía colada en la copa adecuada y por último la adornaba con una cereza que me recordaba el color rojo del cartel de Besos robados.
2.-Los gestos perfectos del barman al elaborar el coctel Mary Pickford podían cambiar el destino de un hombre.
Ya no soñaría más con diseñar jardines futuristas, burbujas de cristal y nichos ecológicos para las rocas del hueco natural que hay en la manzana de las calles 23, J, 21 y L del Vedado. Ahora lo que deseaba era relacionarme con ese polvo impalpable que los árabes llamaban cohol (se dice también que la palabra alcohol viene del radical kaly, que significa quemar o abrasar). La ruta del alcohol me conduciría hasta los alquimistas, algunas de cuyas artes se reflejan en el barman excepcional.
3.- La nueva profesión incluía la propiedad de una banda sonora con los diálogos que la gente deja flotando como nube erótica sobre la barra de los bares.
Al final de la jornada, cada palabra y frase, risa, lágrima o gota de saliva sería aprovechada (quiero decir recogida). Luego de madrugada, tendidos en la cama, untados de colonia y jugando con el humo de un cigarro como en las películas, (boxer y camiseta blanca, miradas hacia el techo), utilizaríamos todo ese material para escribir el guión de una trama con abundante sexo. Además teníamos que llenar los vacíos en las escenas y perfeccionar las recetas que hicieron de La Habana una de las cumbres de la coctelería mundial.
En la mañana, Mary Pickford, ya momia para siempre, prefiriría seguir siendo la Novia de América, un título de mayor alcurnia que el nombre de un coctel en la Isla de Cuba. Y yo, con los ojos empañados por la mala-buena noche , marcharía hacia la estación de radio para el show del mediodía.
El barman dormiría unas horas más.
Sexo alcohol Bar Habana, barman, barra, coctel coctelería copa erótica Mary Pickford personajes
sábado, 25 de abril de 2009
EL VEDADO: PALACETE DE N y 25.
Por: Lázaro Sarmiento
En 1921 el arquitecto Emilio de Soto diseña esta casa ecléctica para Fausto García Menocal en la Calle N y 25, sobre un promontorio rocoso. Fausto, hermano de Mario García Menocal (Presidente de la República de 1913-1921) fue Representante a la Cámara, Senador y administrador del central Morón. Esta antigua residencia hoy es un Palacio de Matrimonios.
“Trajes de dril blanco, impecables; solitarios de brillantes, camisas de seda; paseos en automóvil por el Prado; visitas por lo alto (…) y por lo bajo; mujeres cuajadas de brillantes; residencias palaciegas; criados de librea, mansiones, pieles de oso blanco por los suelos; jardines; roof gardens con bailarinas; salas de juego; champagne…” (José Antonio Ramos en Las impurezas de la realidad)
En el mismo año en que los Menocal discuten los detalles de esta mansión a la entrada de El Vedado, había una miseria generalizada en el pueblo cubano. En 1921 el valor total de la zafra fue de 273 millones de pesos, mientras que el año antes había sido de mil millones de pesos aproximadamente.
La monografía El Vedado (1850-1940). De Monte a Reparto (Centro Juan Marinello, La Habana, 2003), del sociólogo chileno Jorge Pavez Ojeda, forma parte de los libros sobre la evolución histórica de este barrio de La Habana: “El Vedado como territorio aparece y se difunde en el imaginario habanero como un territorio de exclusión…las revoluciones cubanas (1895, 1933, 1959) constituyen momentos de importantes reordenamientos y redistribución de la población en el espacio urbano y, por consiguiente, de reapropiación de El Vedado por nuevos grupos, mientras que parte de los grupos asentados anteriormente huyen de estos cambios sociales hacia otros espacios que les aseguren estabilidad y protección de su riqueza”.
jueves, 23 de abril de 2009
CINE PORNO EN LA REPUBLICA
En el año 1909 al Alcalde de Marianao, Baldomero Acosta, y al jefe de la policía de esa localidad, Manuel Pacheco y Céspedes, se les abrió un expediente criminal en la Audiencia de La Habana. El caso tenía que ver con algunos hechos de alto contenido sexual, más bien pornográfico, que sucedían en el Teatro Nogueira, del cual el citado alcalde era arrendatario.
Sobre este suceso y su ubicación en el escenario cultural y político de la época detiene su mirada el historiador Abel Sierra Madero (Matanzas, 1976), en un texto titulado Making off de la República, publicado en la última entrega de la revista La Siempreviva (no. 5, 2009).
El autor presenta datos básicos y fragmentos del citado expediente conservado en el Archivo Nacional. Y antes de manejar otras informaciones sobre el escándalo del Teatro Nogueira de Marianao y la investigación que suscitó en La Habana, destaca:
“En estos fragmentos subyacen algunos elementos interesantes que van más allá de lo descarnado y la alusión sexual vulgar y explícita. Uno de ellos tiene que ver, efectivamente, con la temprana existencia del cine porno en la esfera pública cubana y la convivencia y diálogo con el teatro del mismo carácter en esa época. Asimismo, nos ilustra cómo los políticos y autoridades estaban implicados en este fenómeno que debía aportar, seguramente, grandes dividendos”.
miércoles, 15 de abril de 2009
La manzana conformada por las calles Neptuno, Prado, Virtudes y Zulueta en La Habana sufrió una transformación total en las últimas décadas. La foto de arriba, que salió de los archivos en Internet de la revista Life, capta la esquina de Neptuno y Zulueta, en plena campaña politiquera en los años cuarenta. La imagen de abajo pertenece a la misma esquina y la tomé hoy miércoles 15 de abril de 2009. Donde antes hubo un conjunto de viejas edificaciones se levantó el Hotel Parque Central. (cinco estrellas)
viernes, 27 de marzo de 2009
Por: Lázaro Sarmiento
Federico García Lorca llegó a La Habana el viernes 7 de marzo de 1930, a bordo del vapor Cuba, procedente de Nueva York. Permaneció en la Isla hasta el jueves 12 de junio del propio año en que, impregnado del aroma del Trópico, partió hacia España en el buque Manuel Arnús.
Sobre la estancia del poeta entre nosotros, la historiadora y periodista Nydia Sarabia en el libro Días cubanos de Lorca destaca:
“Fue un visitador constante de todos los medios cubanos, desde los cenáculos literarios y artísticos, hasta los barrios pobres y humildes y también de la gente anónima del pueblo...Lorca encontró en Cuba el sentimiento solidario como ser humano por su exquisita sensibilidad, y por ser un verdadero creador de imágenes”.
El poeta granadino estuvo en varias localidades del país: Sagua la Grande, Pinar del Río, Caimito del Guayabal, Varadero, Cienfuegos, Santiago de Cuba (¡Oh bovino frescor de cañaveral¡/¡Oh Cuba, oh curva de suspiro y barro¡/¡Iré a Santiago.…En La Habana recorrió numerosos barrios y calles. El Teatro Alhambra con sus personajes-símbolos de la vida nacional y su abanico de música popular no podía faltar entre las atracciones de Lorca en la capital.
La estudiosa Nydia Sarabia en su ya citado libro incluye los testimonios del musicólogo mexicano Adolfo Salazar y del poeta guatemalteco Luis Cardoza y Aragón sobre las visitas de Lorca al Alhambra, un teatro solo para hombres que estaba en la esquina de las calles Consulado y Virtudes:
“Más tarde, el teatro Alhambra hacia sus delicias, y el gallego, el negrito, el militar, el guajiro y la criolla habían pasado a ser gentes de su intimidad, a quienes contaba sus proyectos de teatro surrealista, como El público, donde aparecen caballos en escena y hay una lluvia de guantes.
‘- Es una supervivencia del teatro dell “arte” me decía. Y sugería a los cómicos argumentos de ‘relajo’ ”. (Adolfo Salazar) (1)
”El Alhambra creó algunos personajes como el gallego, el negrito, la mulata, el guajiro, el policía, el maricón. Teatro político, de sátira violenta y crudísima, con ademanes y movinmientos del cuerpo sin ambages. Comentaban situaciones odiosas, estafas del gobierno, con pérfido júbilo y sentimiento de lo grotesco. Fui varias veces con García Lorca, alguna vez con Waldo Frank. Asistir al Alhambra era desprestigiarse; nadie ‘respetable’ ponía los pies en el antro maravilloso.”(Luis Cardoza y Aragón). (2)
Días cubanos de Lorca (Editorial Cultura Popular, La Habana, 2007), de Nydia Sarabia, constituye una fina y valiosa investigación sobre el viaje del gran poeta a la Mayor de las Antillas. Fue una estancia que Federico disfrutó tanto que luego diría que si alguna vez se perdía, lo encontrarían en Andalucía o en Cuba.
A la izquierda, placa colocada por la Oficina del Historiador de la Ciudad en la fachada del restaurante Dos Hermanos, en la Avenida del Puerto de La Habana. La lámina deja constancia de que Federico García Lorca, Alejo Carpentier, Enrique Serpa, Marlon Blando, Errol Flynn y Ernest Hemingway, entre otros artistas , levantaron sus copias en este establecimiento por la amistad y la alegría de vivir.
(1) Adolfo Salazar. In Memoriam. Federico en La Habana, Carteles, 23 de agosto de 1938 .
(2) Luis Cardoza y Aragón. El río. Novelas de de caballería. Fondo de Cultura Económica, México, 1986 .
El Teatro Alhambra en La Habana abrió sus puertas en 1890. El novelista Alejo Carpentier apuntó en una ocasión que “con todos sus defectos, con todas las vulgaridades –verdaderas o supuestas- , que se quiera atribuirle, este teatro constituye un admirable refugio del criollismo”. El Teatro Alhambra se derrumbó el 18 de febrero de 1935. En el lugar se construyó el Teatro Alkazar, (1 700 butacas) nombrado luego Teatro Musical de La Habana. Permanece cerrado por reparación desde hace años.
Imagen de abajo: La esquina de Consulado y Virtudes, Centro Habana, en la actualidad. Aquí estaba el legendario Teatro Alhambra(Foto: Lázaro Sarmiento.26.03.09)