LOS JUDÍOS DE CUBA EN LA FERIA DEL LIBRO.
Por: Lázaro Sarmiento
“Vinimos en un barco de refugiados, en el que la mayoría eran judíos. Fuimos a vivir al Hotel Luz, donde se alojaban los judíos que entraban al país, sobre todo los sefarditas. Llegamos “con una mano adelante y otra atrás”, como se dice. Yo recuerdo que mamá tenía una bolsita de seda rosada en el cuello, con unos cordoncitos dorados, donde guardaba sus prendas. Como buena judía, siempre se preocupaba de cargar con sus prendas y cada vez que pasábamos por una mala situación económica, mamá sacaba su bolsita, las empeñábamos y echábamos para adelante. El Hotel Luz era un sitio curioso. Los últimos que llegaban, que eran los que tenían menos dinero, vivíamos en la azotea. A medida que mejorábamos económicamente, íbamos bajando de piso.”(ROSA BEHAR HAZDAY)
La isla elegida. Los judíos en Cuba (Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2007), de Maritza Corrales Capestany, me resulta en lo personal uno de los títulos mas interesantes de la presente Feria Internacional del Libro de La Habana. . “A través de entrevistas y búsquedas en materiales de archivo, se cuenta la vida de 36 judíos que inmigraron o nacieron en Cuba en el siglo pasado convirtiéndose en parte del tejido social cubano”. Comparto con ustedes mi entusiasmo por La isla elegida. Los judíos en Cuba citando unos breves fragmentos de sus 306 páginas.
Con nuestro sacrificio estamos contribuyendo al futuro
En 1961 nos hicimos milicianos todos los hebreos de la vieja guardia. Los activistas éramos veinte o veinticinco. Caminamos los sesenta y dos kilómetros (“Sesenta y dos kilómetros”: Ejercicio de graduación de las Milicias Nacionales Revolucionarias) Usted dirá por qué yo me sacrifiqué y los otros echaron un pie. Porque hay muy pocos idealistas en el mundo. Porque había que ser idealista, como son idealistas los hebreos de Israel, que se sacrifican.
(ARÓN RADLOW GIVNER)
De judío del Big Five a empresario socialista
En Cuba, nadie nunca me llamó judío o me dijo algo que pudiera menospreciarme. A los cubanos no les importa mucho eso de qué religión profesas o a qué grupo étnico perteneces. En treinta y cinco años viviendo en el país a nadie le interesó saber si yo era judío, hasta un día de 1973 en que Maritza, una muchacha historiadora, me miró a los ojos y sin vacilar disparó la pregunta: “¿Usted es judío? Me quedé estupefacto. Tres meses después nos casamos y todos estos años ella, con esa persistencia tan suya, ha seguido indagando y escribiendo libros sobre los judíos.
(RAFAEL HERNANDEZ ROUSSEAU)
Lo más difícil fue la decisión de irse
Pienso que el momento más difícil de los judíos en Cuba fue cuando decidieron irse. Casi todos eran comerciantes, pequeños, medios, ricos. Mi hermana era abogada, todos sus clientes se habían ido. Yo no tenía por que irme. Papá no quería emigrar, no lo habían intervenido y estaba haciendo buen dinero. Cuando a él le intervinieron el negocio, en 1968, es que determina irse, pero en ese momento mi hijo estaba en edad del servicio militar, yo estaba casado con Dalia y había nacido nuestro hijo más chiquito
Extrañábamos nuestro hogar judío
El diez por ciento de la población cubana, un millón de personas, emigró. Entre ese millón y algo se fueron trece mil judíos, pero estos trece mil judíos representaban no el diez por ciento, sino el noventa por ciento de la comunidad.
JOSE MILLER FREDMAN (1925-2006)
El judío más integrado de Cuba
A Matterin (Abraham Marcus Materrin.1916-1983) Cuba le penetró el alma. Primero, a través de José Martí. Marcus se sentía orgulloso de ser judío y orgulloso de ser cubano. Alternaba su trabajo cotidiano con aquello que más placer le daba, hablar en público, relacionarse con los seres humanos, divulgar la cultura judía, acercarla a los gentiles, ser el puente entre esta minoría de inmigrantes y la sociedad que tan generosamente les acogió. En una de esas conferencias, don Fernando Ortiz lo presentó calificándolo como “el judío más integrado de Cuba”.
Maritza Corrales Capestany nació en La Habana en 1948. Historiadora dedicada a la investigación de los judíos en Cuba. Colabora con diversos centros de investigación e instituciones académicas. Ha dictado conferencias en universidades extranjeras y participado en eventos en Cuba, Estados Unidos, España, Israel y México.Es autora de varios libros.
Cautivante la lectura del itinerario de estos 36 judíos cuyas vidas están bien contadas en La isla elegida. Los judíos en Cuba.
Por: Lázaro Sarmiento
“Vinimos en un barco de refugiados, en el que la mayoría eran judíos. Fuimos a vivir al Hotel Luz, donde se alojaban los judíos que entraban al país, sobre todo los sefarditas. Llegamos “con una mano adelante y otra atrás”, como se dice. Yo recuerdo que mamá tenía una bolsita de seda rosada en el cuello, con unos cordoncitos dorados, donde guardaba sus prendas. Como buena judía, siempre se preocupaba de cargar con sus prendas y cada vez que pasábamos por una mala situación económica, mamá sacaba su bolsita, las empeñábamos y echábamos para adelante. El Hotel Luz era un sitio curioso. Los últimos que llegaban, que eran los que tenían menos dinero, vivíamos en la azotea. A medida que mejorábamos económicamente, íbamos bajando de piso.”(ROSA BEHAR HAZDAY)
La isla elegida. Los judíos en Cuba (Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, 2007), de Maritza Corrales Capestany, me resulta en lo personal uno de los títulos mas interesantes de la presente Feria Internacional del Libro de La Habana. . “A través de entrevistas y búsquedas en materiales de archivo, se cuenta la vida de 36 judíos que inmigraron o nacieron en Cuba en el siglo pasado convirtiéndose en parte del tejido social cubano”. Comparto con ustedes mi entusiasmo por La isla elegida. Los judíos en Cuba citando unos breves fragmentos de sus 306 páginas.
Con nuestro sacrificio estamos contribuyendo al futuro
En 1961 nos hicimos milicianos todos los hebreos de la vieja guardia. Los activistas éramos veinte o veinticinco. Caminamos los sesenta y dos kilómetros (“Sesenta y dos kilómetros”: Ejercicio de graduación de las Milicias Nacionales Revolucionarias) Usted dirá por qué yo me sacrifiqué y los otros echaron un pie. Porque hay muy pocos idealistas en el mundo. Porque había que ser idealista, como son idealistas los hebreos de Israel, que se sacrifican.
(ARÓN RADLOW GIVNER)
De judío del Big Five a empresario socialista
En Cuba, nadie nunca me llamó judío o me dijo algo que pudiera menospreciarme. A los cubanos no les importa mucho eso de qué religión profesas o a qué grupo étnico perteneces. En treinta y cinco años viviendo en el país a nadie le interesó saber si yo era judío, hasta un día de 1973 en que Maritza, una muchacha historiadora, me miró a los ojos y sin vacilar disparó la pregunta: “¿Usted es judío? Me quedé estupefacto. Tres meses después nos casamos y todos estos años ella, con esa persistencia tan suya, ha seguido indagando y escribiendo libros sobre los judíos.
(RAFAEL HERNANDEZ ROUSSEAU)
Lo más difícil fue la decisión de irse
Pienso que el momento más difícil de los judíos en Cuba fue cuando decidieron irse. Casi todos eran comerciantes, pequeños, medios, ricos. Mi hermana era abogada, todos sus clientes se habían ido. Yo no tenía por que irme. Papá no quería emigrar, no lo habían intervenido y estaba haciendo buen dinero. Cuando a él le intervinieron el negocio, en 1968, es que determina irse, pero en ese momento mi hijo estaba en edad del servicio militar, yo estaba casado con Dalia y había nacido nuestro hijo más chiquito
Extrañábamos nuestro hogar judío
El diez por ciento de la población cubana, un millón de personas, emigró. Entre ese millón y algo se fueron trece mil judíos, pero estos trece mil judíos representaban no el diez por ciento, sino el noventa por ciento de la comunidad.
JOSE MILLER FREDMAN (1925-2006)
El judío más integrado de Cuba
A Matterin (Abraham Marcus Materrin.1916-1983) Cuba le penetró el alma. Primero, a través de José Martí. Marcus se sentía orgulloso de ser judío y orgulloso de ser cubano. Alternaba su trabajo cotidiano con aquello que más placer le daba, hablar en público, relacionarse con los seres humanos, divulgar la cultura judía, acercarla a los gentiles, ser el puente entre esta minoría de inmigrantes y la sociedad que tan generosamente les acogió. En una de esas conferencias, don Fernando Ortiz lo presentó calificándolo como “el judío más integrado de Cuba”.
Maritza Corrales Capestany nació en La Habana en 1948. Historiadora dedicada a la investigación de los judíos en Cuba. Colabora con diversos centros de investigación e instituciones académicas. Ha dictado conferencias en universidades extranjeras y participado en eventos en Cuba, Estados Unidos, España, Israel y México.Es autora de varios libros.
Cautivante la lectura del itinerario de estos 36 judíos cuyas vidas están bien contadas en La isla elegida. Los judíos en Cuba.
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