Por: Lázaro Sarmiento
Estoy seguro de que pocas farmacias en el mundo tienen un piso tan elegante como el que encontramos en la entrada de la farmacia La Central, ubicada en la Manzana de Gómez en La Habana, por la fachada correspondiente a la calle Neptuno. El edificio, dedicado a servicios comerciales y oficinas, quedó concluido definitivamente en 1919. Abarca la superficie de la manzana enmarcada por las calles Neptuno, Obrapía, Avenida de Bélgica y Parque Central.
En el libro 1898-1921: la transformación de La Habana a través de la arquitectura, su autora, Llilian Llanes destaca que este enorme edificio de cinco pisos fue una de las más grandes construcciones fabricadas en esta época. La prensa adelantaba que en sus instalaciones se movería una población flotante de veinticinco mil personas cada día.
“La Manzana de Gómez era una especie de Bolsa donde se ofrecían valores de todas clases, que pertenecía a la extensa familia Gómez Mena: María Luisa, Alfonso, Andrés y José, hijos de su fundador, Andrés Gómez Mena”.
En las últimas décadas, miles de cubanos han estudiado en la Manzana de Gómez ya que muchas de las antiguas oficinas se adaptaron como aulas para idiomas y otros tipos de enseñanza. En la planta baja funcionan tiendas y cafeterías. Transcurridos más de noventa años desde su inauguración, el enorme edificio necesita un fuerte mantenimiento.
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