domingo, 25 de enero de 2009

NOSTALGIA EN UNA CAJA DE GALLETAS.




El domingo al atardecer es un buen escenario para hurgar en las cajas de fotografías y escanear algunas imágenes de nuestras vidas, cuando el mundo (el de mi generación) era en blanco y negro. Intento armar un puzzle con estas imágenes. A la izquierda en mi época de trabajador de la OCLAE, la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes . En esos años el litoral de Miramar comenzaba a transformarse. Había jornadas de trabajo voluntario en el Monte Barreto, cerca de las oficinas de la organización juvenil.






A la derecha: el día que me gradué de sexto grado. Escuela Rubén Martínez Villena, en Luyanó. Estoy recibiendo el diploma de manos de la maestra Marta. Nunca más la vi. No puedo decir que me “enamoré” de Marta pero es la maestra que más recuerdo. Nos ofrecía magníficas clases y se comportaba como una compañera más en los paseos que hacíamos por algunos de los sitios de moda entonces en La Habana. El escritor Gabriel García Márquez dice que nuestro pasado personal de aleja de nosotros desde el momento en que nacemos, pero solo lo sentimos pasar cuando se acaba un disco. Yo lo he sentido pasar hoy, al desconectar el escáner .





La imagen familiar no puede faltar en una vieja caja de fotos que se respete. Aquí con mis padres en Madruga , donde viví hasta los cinco años. Madruga es un pueblo de La Habana atravesado por la Carretera Central, venido a menos, como muchas otras localidades, después de la construcción de la Autopista Nacional.




La foto que abre este post es en un estudio de la COCO con la locutora Teresa Gómez y Diego Ubieta, el editor que yo siempre quería por su pericia para el programa Fuera de Serie (Objeto Volante No Identificado sobre las antenas de la COCO). Abajo , en la OCLAE, junto al periodista Carlos Font. El del extremo es Octavio Rodríguez, el hoy humorista Churrisco, que entonces era mi jefe de Departamento. Lo conocí durante el Servicio Militar Obligatorio donde estuvimos ubicados en la misma unidad.

viernes, 23 de enero de 2009

MUJERES DE TEATRO.

Protagonistas: María de los Ángeles Santana y Rosita Fornés. Vivo a cien metros del lugar donde se tomó esta fotografía. Sin embargo, llegó a mi computadora a través de internet desde otra computadora en San Francisco, California. La imagen pertenece a Días como hoy , un dramatizado especial que se grabó hace algunos meses en Radio Progreso en La Habana . Es un lujazo histórico de la “Onda de la alegría” ya que difícilmente exista otro registro radiofónico que recoja la actuación conjunta de estas dos figuras legendarias de la escena en Cuba.

Hoy estuve consultando nuevamente el libro Yo seré la tentación. María de los Ángeles Santana. (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2004). Cada vez que abro este impresionante testimonio no encuentro adjetivos suficientes para admirar la obra de su autor Ramón C. Fajardo Estrada (La Habana, 1951). Creo que en nuestro país solo existe, en esta temática, un libro parecido por su documentación, organización de la información y excelente redacción: Rita Montaner. Testimonio de una época (Premio Casa de las Américas 1997) !Y el autor es el propio Fajardo¡ , quien es también director de programas en Radio Habana Cuba.

En el primero de los títulos citados, Fajardo se refiere a las principales actrices cubanas de todos los tiempos, cuya relación "encabeza Luisa Martínez Casado en el siglo XIX y se amplia en la centuria siguiente con los nombres de Enriqueta Sierra, Raquel Revuelta, Lilia Lazo, Minin Bujones, Rosita Fornés, Adela Escarpín, Nena Acevedo, Ofelia González, Violeta Casals, Rosa Felipe, Ernestina Linares…” La relación incluye, por supuesto, a María de los Angeles Santana.

miércoles, 21 de enero de 2009

Desayuno en Casa Imperial China
Por: Lázaro Sarmiento

La Casa Imperial China ofreció a sus invitados el 3 de octubre de 1902 el siguiente menú para el desayuno en el Palacio de Verano. Este menú aparece recogido en el libro Cathay by the Bay, de George Kao, publicado en Hong Kong en 1988.


-Sopa de nido de aves
-Pasteles de carne
-Masas rellenas
-Chuletas asadas
-Croquetas de cerdo y col
-Pato asado
-Tortas con miel
-Fricase de pollo
-Dulces de de tres formas
-Jamón curado con miel
-Bolitas de camarón fritas
-Bolitas de carne de cerdo fritas
-Pato blanco hervido
-Dulce de pollo con ajo
-Carne de cerdo a la Kiangsu
-Dulces
-Cocido tripe con carnes y pescado
-Rollos dulces
-Frutas y golosinas

La diplomática cubana Mercedes Crespo en su libro Legación Cubana en China 1904-1959 (La Habana, 2004) ofrece el siguiente comentario:

“En grandes ocasiones una comida china puede tener hasta 20 diferentes platos, tantos como importantes sea el momento y los participantes. Siempre cerca del plato se encuentras el Menú que algunas veces es difícil de descifrar pues tiene nombres de regiones, eventos u otros de carácter romántico que no informa al comensal su composición”.

martes, 20 de enero de 2009

EN UN BESO, LA VIDA


La palabra victrola quedó anclada para siempre a un tipo de música: el bolero. El investigador Leonardo Acosta se refiere a esta modalidad en un texto titulado El bolero y el Kitsch:

“Lo que llamamos bolero de victrola era lo que se escuchaba en bodegas, bodegones, bares de mala muerte y, desde luego, en los burdeles, donde hombres marginados o no y las propias ‘camareras del amor’ se veían reflejadas en las incidencias de un buen bolerón, que se paladeaba igual que – y a veces junto a – una cerveza. El machismo y la guapería, integrantes de lo que puede dominarse cómo ‘complejo del machihembrismo’, fueron producto de una sociedad injusta, y la música que los reflejó no debe ruborizarnos, porque es también parte de nuestro patrimonio cultural, y con aquellos temas y lenguajes se hicieron excelentes boleros y canciones que ha menudo han trascendido todas las fronteras (nacionales, clasistas y regionales) para convertirse en clásicos en el nivel mundial”.

Mientras que las victrolas clásicas terminaron oxidadas y destruidas por el tiempo o la indolencia, muchos de los boleros que estas máquinas amplificaron han llegado hasta nuestros días. Recuerdo de niño las victrolas poderosas, plateadas, de los cafés principales de algunos pueblos de la Carretera Central observadas en los viajes de La Habana a Madruga, el municipio donde nací.

Han cambiado las estéticas, los estilos de vida, las modas, los giros del lenguaje y los artefactos, incluso los virus mutaron. No estoy seguro de que haya cambiado mucho la psicología que proclamó desde el corazón de una victrola…En un beso, la vida….


Acosta, Leonardo. El bolero y el Kitsch, en Revista Letras Cubanas, No. 9, La Habana, 1988.

domingo, 18 de enero de 2009



Hay música en tu voz.
Por: Lázaro Sarmiento

Hoy me sumergí en una sociológica tanda de boleros de victrola cuando un disco de Dinah Washington cedió su lugar a una selección que incluía a Benny Moré, Antonio Machín, Lino Borges y Daniel Santos. Y aunque los escenarios en que esas canciones se cantaron por primera vez se extinguieron ya, o se transformaron, los “boleros de victrola” siguen gravitando en nosotros con un resplandor del que quizás nunca escaparemos.

Percibo una suave emoción, una nostalgia prestada que casi roza la inquietud erótica, al escuchar a los ídolos de victrola. Son la banda sonora de episodios de una vida que no es la nuestra pero que de alguna manera imaginamos lo fue, o podría serla.

Códigos hilvanados por letristas y orquestadores para expresar verdades destiladas en bares y cantinas, susurradas al oído en playas o burdeles, ahogadas en alcohol y lágrimas, probadas en la calles y sublimadas en un beso, la vida. (un párrafo casi de bolero)

Escuchar boleros de victrola en una tarde de domingo, lejos de la internet y los blogs, de los mensajes de los amigos y la cotidianidad perversa, proporciona la experiencia de vestirnos durante un rato de almas ajenas; actuar como un travestí de metáforas.

Pero ya es hora de regresar a la lectura de Henry Miller abandonada hace unas horas en favor de las súplicas bolerísticas:

“Precisamente esa copulación como de culebras en la obscuridad, ese acoplamiento de articulaciones dobles y de dos cañones era lo que me ponía en la camisa de fuerza de la duda, los celos, el miedo, la soledad.” (En Trópico de Capricornio refiriéndose a Georgiana)
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