En una vida anterior me llamaba Ramses, y cuando vuelva a
nacer este será también mi nombre. Hay términos que te fascinan toda la vida.
Poco importa de dónde surge ese rapport. De niño, un mediodía en los créditos
de un programa de radio, escuché el nombre de Norma Abad como asesora. Me
produjo el mismo estallido de imaginación que sentí luego cuando encontré por
primera vez en una enciclopedia de cine el nombre de Natacha Rambova. Este diccionario personal -que funciona con afinidades secretas en la zona del
cerebro donde se activan las emociones- incluye roos garden, trasatlántico,
bar, lluvia, hotel, Kazalta, platea, pullman y otras. Y abarca algunas palabras
vulgares que aunque la pronuncies mil y una noches seguidas siempre sonarán
ingenuas y únicas.
miércoles, 5 de agosto de 2015
domingo, 2 de agosto de 2015
BALCONY
Hay fumadores que logran
un estallido único de sensualidad en el juego que establecen entre sus dedos,
el cigarro, el encendedor y los claroscuros del rostro. Luego una sensación de
intimidad te abraza. Aunque nunca he fumado, la primera vez que descubrí ese efecto fue en el
cine Ritz de Luyanó en compañía de tres amigos del barrio. Esa noche el líder
del grupo era Iván, mayor que los demás. Ya se afeitaba, usaba colonia de
adultos y consumía Populares sin filtro. Estábamos en séptimo y octavo grado y
salíamos a caminar o sentarnos en las esquinas, a perder el tiempo, o juntarnos
con otros muchachos. Los años han desdibujado su cara y no logro un retrato
convincente; solo recuerdo la impresión que me produjo una palabra suya. Él fue
quien sugirió subir al balcony del Ritz que siempre estaba vacío. A la
acomodadora no le importaba lo que sucedía allí. Nos sentíamos libres. En el
instante en que en la pantalla un montón de cuchillos entraban en la carne de un emperador romano, Iván puso un cigarro
en mis labios y dijo con tierna masculinidad: Pruébalo.
domingo, 19 de julio de 2015
A UNOS CENTÍMETROS DE L A FELICIDAD...
Yo
quería andar hacia atrás por los oquedades del tiempo, disolver las felicidades antiguas, borrar los escenarios de mis
fotos y llegar a un punto donde pudiera mirarte desde lejos, para regresar entonces sin cicatrices en la piel, sin filosofías
que complican el mundo, olvidadas las canciones que algún
vez tarareé, fingiendo que lo ignoro todo, que sé muy poco …Y una vez de vuelta, echarme a tu lado como un animal puro, para reverenciar los olores
y clavar los dientes en el goce…Pero
de pronto te levantas de la cama
y con gestos mínimos dices que yo no te
entiendo, que tienes otras necesidades…Unos
centímetros separan tu espalda de mi
cuerpo cuando descubro que acabo de dormir con un extraño.
viernes, 17 de julio de 2015
PULLMAN
PULLMAN figuraba entre las palabras que consideraba mágicas cuando era niño. Un pariente de mi familia administraba una
cervecera con ese nombre en Consulado 312 esquina a San Rafael.
Tal vez este local se denominaba
así por la vecindad con el edificio de
al lado, en cuyo piso de la entrada principal está grabada la palabra PULLMAN.
La cervecera siempre estaba colmada de bebedores
que formaban una nube de voces con anécdotas,
discusiones y malas palabras. Era un mundo que podía ser violento, machista,
impredecible, pero también gráficamente erótico cuando los hombres envueltos en humo y
alcohol se referían a sus hazañas
sexuales. Pero en esa época yo no podía comprender el alcance del término
erótico, ni muchos menos su relación con la palabra PULLMAN.
domingo, 12 de julio de 2015
Suscribirse a:
Entradas (Atom)