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domingo, 12 de julio de 2015

OCUPACIONES QUE ME GUSTARÍA EJERCER…


1.-Barman
2.- Gigoló de Francesca Bertini
3.- Ilusionista
4.- Doble de John Garfield
5.- Bailarín popular
6.- Gerente de Casa de Huéspedes.
Una lista para otras vidas futuras, o secretas.



lunes, 23 de noviembre de 2009

CAFÉ PARIS

Por: Lázaro Sarmiento

Ser diplomático es la primera condición para un cantinero, según el barman Jimmie Charters. Ex boxeador inglés de pesos ligeros, Charters fue el responsable del gran éxito del bar Dingo, en el barrio de Montparnasse de París, durante las décadas de 1920 y 1930. El lugar llegó a conocerse como la Barra de Dingo y entre sus clientes figuraban Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Aleister Crowley, Isadora Duncan, Sinclair Lewis, John Dos Passos, Ezra Pound y Nancy Cunard.

En 1937 Jimmie Charters publicó sus memorias bajo el título This Must Be the Place: Memoirs of Montparnasse.

“El cantinero debe siempre animar al cliente con sus charlas, si él es gustoso de ellas, porque eso significa aumentar la venta y retenerlo para que consumo más. Un cantinero jamás debe presentar un cliente a otro. Los clientes, sin ser presentados, gustan charlar unos a otros y les desagrada que los presente formalmente un cantinero, porque en realidad no lo consideran su igual”. (Citado en el libro El arte del cantinero. Los vinos y los licores, de Hilario Alonso Suárez, publicado en La Habana en 1948. )

Cuban Milk Punch (Ponche cubano de leche)

1 vasito de vainilla.
1 huevo fresco.
1 cucharadita de azúcar.
3 vasitos de leche fresca.
Hielo. Bátase, cuélese y sírvase en vaso alto.

Ocasionalmente me gustaría ser barman de un pequeño lugar como el Café París, esquina de Obispo y San Ignacio, en el Centro Histórico de La Habana. Detrás de la barra de maderas preciosas, observaría feliz la vida pasar.


Fotos: Alfredo Zamora

lunes, 27 de abril de 2009

Mary Pickford y el destino de un hombre
Por: Lázaro Sarmiento

1.- Fue la noche en que me senté por primera vez en el bar de Prado 264.


Había pedido el trago bautizado con el nombre de una de las reinas de la antigüedad cinematográfica. Y mientras trataba de seguir las conversaciones de mis vecinos en la barra - por momentos susurros, más silencios y miradas- descubrí que otro personaje que yo quería ser en la vida real era el de barman.


Batía a mano la mezcla compuesta de una y media onzas de juego de piña, 1 ½ onzas de ron blanco, gotas de granadina y trozos de hielo. La servía colada en la copa adecuada y por último la adornaba con una cereza que me recordaba el color rojo del cartel de Besos robados.

2.-Los gestos perfectos del barman al elaborar el coctel Mary Pickford podían cambiar el destino de un hombre.


Ya no soñaría más con diseñar jardines futuristas, burbujas de cristal y nichos ecológicos para las rocas del hueco natural que hay en la manzana de las calles 23, J, 21 y L del Vedado. Ahora lo que deseaba era relacionarme con ese polvo impalpable que los árabes llamaban cohol (se dice también que la palabra alcohol viene del radical kaly, que significa quemar o abrasar). La ruta del alcohol me conduciría hasta los alquimistas, algunas de cuyas artes se reflejan en el barman excepcional.



3.- La nueva profesión incluía la propiedad de una banda sonora con los diálogos que la gente deja flotando como nube erótica sobre la barra de los bares.

Al final de la jornada, cada palabra y frase, risa, lágrima o gota de saliva sería aprovechada (quiero decir recogida). Luego de madrugada, tendidos en la cama, untados de colonia y jugando con el humo de un cigarro como en las películas, (boxer y camiseta blanca, miradas hacia el techo), utilizaríamos todo ese material para escribir el guión de una trama con abundante sexo. Además teníamos que llenar los vacíos en las escenas y perfeccionar las recetas que hicieron de La Habana una de las cumbres de la coctelería mundial.


En la mañana, Mary Pickford, ya momia para siempre, prefiriría seguir siendo la Novia de América, un título de mayor alcurnia que el nombre de un coctel en la Isla de Cuba. Y yo, con los ojos empañados por la mala-buena noche , marcharía hacia la estación de radio para el show del mediodía.

El barman dormiría unas horas más.

ecoestadistica.com