sábado, 22 de agosto de 2009
ENTRE LA BELLEZA Y EL CIENO.
“…Thomas Mann anotaba en sus cuadernos los huevos escalfados del desayuno, los paseos, visitas, erecciones, miradas que no había podido reprimir en la espalda de un joven camarero, un tejido vital que alternaba con conferencias, panfletos, recepciones y homenajes que no le impedían seguir escribiendo novelas profundas, densas, bíblicas. En sus diarios se entrecruzaba a veces Einstein con divos de Hollywood, con profesores de Princeton o de Harvard abriéndose paso en medio de los obstáculos que encontraba a la hora de escalar otras cimas literarias. Escribir siempre con grandeza al borde del acantilado, entre la belleza y el cieno, entre la estética y la putrefacción era la cumbre que más le atraía.
A lo largo de su biografía habían quedado recuerdos de adolescentes envasados. Su primer amor fue un compañero de colegio, Armin Martens; luego William Timpe y a los que añadía bell boys de hoteles, camareros y otros bañistas de cualquier playa que se transformarían en el Tadzio perseguido por las miradas del escritor Gustav von Aschenbach en las galerías del Gran Hotel des Bains del Lido de Venecia. Probablemente Thomas Mann nunca se atrevió a dar un paso adelante en este erotismo, pero su recuerdo le bastaba para excitarse ante esas sombras evanescentes que se reflejan en un espejo glaseado.”
Tomado del reportaje de Manuel Vicent titulado Thomas Mann: entre la belleza y el cieno. (Publicado en Babelia, suplemento de El País, 21.08.09) Este texto se refiere al diario que Thomas Mann (1875-1955) llevó desde su juventud hasta el final de sus días y que sólo pudo ser leído veinte años después de su muerte, por propio deseo expresado en su testamento.
Tomas Mann erotismo diario belleza Venecia
martes, 18 de agosto de 2009
LA LEALTAD DE UNA VIDA BREVE.
La vida es breve, pero yo deseo vivir para siempre.
Esta afirmación de Yukio Mishima poco antes de morir en 1970 me hace reflexionar no sobre la vida y la muerte, como podría ser por lógica asociación, sino en la lealtad. El escritor japonés había fundado una sociedad paramilitar para luchar contra lo que consideraba la occidentalización de su pueblo y defender la cultura y al Emperador. Esa lucha lo llevó a una serie de acciones que terminarían con la decisión del harakiri, que debía ser un suicidio espectacular con la presencia de público y periodistas. Un fiel discípulo de 24 años llamado Masakatsu Morita estaba encargado de cercenar la cabeza de su maestro. El joven erró tres veces el golpe cuando ya Mishima se había desgarrado el vientre. Y luego de emprender la última misión encomendada por su jefe, Morita se aprestó a llevar hasta las últimas consecuencias la fidelidad que le había jurado: ofrendar su propia vida. Pero no logró rajarse tampoco el vientre por sí mismo y tuvo que ser decapitado por otros dos miembros de la Sociedad del Escudo. Sin embargo, los tropiezos no empañan su gesto de lealtad hacia Mishima.
Al referirse a este suceso, Marguerite Yourcenar escribió sobre Morita: “Veinte años más joven que su maestro, dio más de su vida y quizá sin más motivación que su lealtad. Nadie lo menciona: únicamente se sabe que era originario de una provincia del norte adonde, según parece, enviaron sus cenizas”.
Imágenes: Yukio Mishima (izquierda) Masakatsu Morita (derecha)
Yukio Mishima Masakatsu Morita Emperador harakiri suicidio lealtad
sábado, 15 de agosto de 2009
ROSITA FORNES EN EL GRAN TEATRO DE LA HABANA
Imágenes de la primera noche de Vedettísima, después de 20 años.
Por: Lázaro Sarmiento
Rosita Fornés protagonizó hace unas horas la revista Vedettísima en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana ante un público emocionado y nostálgico que la colmó de aplausos y al cual ella entregó su imagen elegante y decantada de gran vedette.
Rosita interpretó canciones que identifican su repertorio en los últimos tiempos: Por qué te vas, Los abedules, Mis sentimientos, Sin un reproche y Gracias por venir, así como Vaya una dama, del género lírico. Mostró una fidelidad al quehacer artístico increíble luego de una intensa carrera durante más de setenta años. Llenó la atmósfera con un resplandor mágico a pesar de sus movimientos mínimos en el escenario. Lució magnífica un flamante vestuario que resaltó su imagen glamorosa. Y sus seguidores demostraron que son capaces de adquirir en pocas horas todas las localidades del Gran Teatro para las tres funciones de fin de semana.
A la Fornés le acompañaron en la primera noche de Vedettísima los actores Mario Aguirre y Carlos Ruiz de la Tejera, los cantantes María Elena Pena, Sandra Orce, Hilda de la Hoz, Leo Vera, Bruno y Jaime Jiménez (Estrellita), la compañía Neotango y el Ballet de la Televisión Cubana.
Esta revista fue concebida por Raúl de la Rosa en 1989. A partir de esa fecha se presentó durante casi tres años en distintas ciudades de la Isla. Ahora, dos décadas después, sube al escenario del Gran Teatro de La Habana, un coliseo significativo en la carrera de la Fornés. Aquí actuó por primera vez en 1938 con quince años de edad como estrella naciente de la Corte Suprema del Arte, programa radial del que salieron figuras que alcanzaron gran notoriedad.
En Rosita Fornés, los antiguos recuerdos de reina del espectáculo acumulados por varias generaciones de cubanos se transforman ahora en una nueva dimensión que hace disfrutable su personalidad artística desde la nostalgia. A sus 86 años, ella logra una verdadera proeza: seguir siendo la gran estrella en la escena y, lo que es más impresionante, mantener la ilusión en el público.
Por: Lázaro Sarmiento
Rosita Fornés protagonizó hace unas horas la revista Vedettísima en la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana ante un público emocionado y nostálgico que la colmó de aplausos y al cual ella entregó su imagen elegante y decantada de gran vedette.
Rosita interpretó canciones que identifican su repertorio en los últimos tiempos: Por qué te vas, Los abedules, Mis sentimientos, Sin un reproche y Gracias por venir, así como Vaya una dama, del género lírico. Mostró una fidelidad al quehacer artístico increíble luego de una intensa carrera durante más de setenta años. Llenó la atmósfera con un resplandor mágico a pesar de sus movimientos mínimos en el escenario. Lució magnífica un flamante vestuario que resaltó su imagen glamorosa. Y sus seguidores demostraron que son capaces de adquirir en pocas horas todas las localidades del Gran Teatro para las tres funciones de fin de semana.
A la Fornés le acompañaron en la primera noche de Vedettísima los actores Mario Aguirre y Carlos Ruiz de la Tejera, los cantantes María Elena Pena, Sandra Orce, Hilda de la Hoz, Leo Vera, Bruno y Jaime Jiménez (Estrellita), la compañía Neotango y el Ballet de la Televisión Cubana.
Esta revista fue concebida por Raúl de la Rosa en 1989. A partir de esa fecha se presentó durante casi tres años en distintas ciudades de la Isla. Ahora, dos décadas después, sube al escenario del Gran Teatro de La Habana, un coliseo significativo en la carrera de la Fornés. Aquí actuó por primera vez en 1938 con quince años de edad como estrella naciente de la Corte Suprema del Arte, programa radial del que salieron figuras que alcanzaron gran notoriedad.
En Rosita Fornés, los antiguos recuerdos de reina del espectáculo acumulados por varias generaciones de cubanos se transforman ahora en una nueva dimensión que hace disfrutable su personalidad artística desde la nostalgia. A sus 86 años, ella logra una verdadera proeza: seguir siendo la gran estrella en la escena y, lo que es más impresionante, mantener la ilusión en el público.
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ROSITA FORNES HISTORICA. CONCIERTO EN EL ANFITEATRO DE LA HABANA POR EL ANIVERSARIO 70 DE SU DEBUT.
Rosita Fornés Vedettísima Vedette Espectáculo Revista Gran Teatro Teatro Público
jueves, 13 de agosto de 2009
BENNY MORE, EL ALMA DEL SON.
Por: Lázaro Sarmiento
Cuba continúa homenajeando a Benny Moré, el más grande cantante de la Isla, en el aniversario 90 de su nacimiento. Bartolomé Maximiliano Moré nació en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1929 y murió en La Habana el 24 de agosto de 1963.
Entre los eventos para los próximos días sobresale el coloquio Benny Moré, genio de la popularidad, que se efectuará el 21 de agosto en el Hotel Saint John’s del barrio El Vedado, en La Habana.
Escritores, musicólogos y periodistas han dedicado numerosos textos a este intérprete bautizado como El Bárbaro del Ritmo. Entre esos autores figura el poeta santiaguero Jesús Cos Causse (1945-2007), autor de la siguiente crónica.
EL SOMBRERO Y EL BASTÓN.
De verdad, Benny Moré, que uno ya no sabe si cantar o escribir para esquivar la muerte que se esconde en la trompeta o en el verso. Yo recuerdo aquella vez que lo vi, estaba usted con su traje blanco de verano y su sombrero que de grande parecía un pedazo de cielo y su bastón de todo un caballero enamorado. Daba gusto verlo cantar evocando aquellas mujeres que primero fueron sueños y después heridas: Cuando a Varadero llegué…
Los rumberos famosos, los soneros, todos los trovadores de la isla saben que usted le puso el alma al son y azúcar a la rumba. Aquel domingo, en los jardines de La Tropical, cuando la gente estaba de lo más alegre, lanza usted su sombrero al aire y ahí mismo se acabó la música, pero nadie estuvo de acuerdo, entonces usted con la punta del bastón levantó el sombrero del suelo y comenzó a darle vueltas suaves, y la música de nuevo a soñar, a llenar la fiesta de estrellas.
La muerte es otro asunto que su presencia nos convence. Pero los rumberos, los soneros, los trovadores lo recuerdan. Y su voz entra y pasa con el viento como el arrullo de palma en la llanura.
(Texto tomado de Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones. Selección y prólogo de Waldo González López. Ediciones Extramuros, La Habana, 2001)
EL CANTANTE Y LA ACTRIZ. La gente siente fascinación por esta fotografía tomada por Mario García Joya, Mayito, en 1962 en el Paseo del Prado de La Habana, durante el festival Papel y Tinta, del periódico Revolución. Fue Orlando Quiroga quien le pidió a Benny que posara junto a la actriz, entonces en el esplendor de su belleza. Odalys Fuentes, quien unos años antes era la estelar modelo de la cerveza Hatuey, acababa de regresar de Praga. Esta foto salió publicada en la revista Bohemia y luego formó parte de un mural gigante a la entrada del Pabellón de Cuba en la Expo Mundial de Canadá.
Imagen izquierda: Benny Moré y Celia Cruz (1924-2004) en una fotografía de los años 50, en La Habana.
Benny Moré Benny son Habana música música cubana rumba El Benny
Cuba continúa homenajeando a Benny Moré, el más grande cantante de la Isla, en el aniversario 90 de su nacimiento. Bartolomé Maximiliano Moré nació en Santa Isabel de las Lajas el 24 de agosto de 1929 y murió en La Habana el 24 de agosto de 1963.
Entre los eventos para los próximos días sobresale el coloquio Benny Moré, genio de la popularidad, que se efectuará el 21 de agosto en el Hotel Saint John’s del barrio El Vedado, en La Habana.
Escritores, musicólogos y periodistas han dedicado numerosos textos a este intérprete bautizado como El Bárbaro del Ritmo. Entre esos autores figura el poeta santiaguero Jesús Cos Causse (1945-2007), autor de la siguiente crónica.
EL SOMBRERO Y EL BASTÓN.
De verdad, Benny Moré, que uno ya no sabe si cantar o escribir para esquivar la muerte que se esconde en la trompeta o en el verso. Yo recuerdo aquella vez que lo vi, estaba usted con su traje blanco de verano y su sombrero que de grande parecía un pedazo de cielo y su bastón de todo un caballero enamorado. Daba gusto verlo cantar evocando aquellas mujeres que primero fueron sueños y después heridas: Cuando a Varadero llegué…
Los rumberos famosos, los soneros, todos los trovadores de la isla saben que usted le puso el alma al son y azúcar a la rumba. Aquel domingo, en los jardines de La Tropical, cuando la gente estaba de lo más alegre, lanza usted su sombrero al aire y ahí mismo se acabó la música, pero nadie estuvo de acuerdo, entonces usted con la punta del bastón levantó el sombrero del suelo y comenzó a darle vueltas suaves, y la música de nuevo a soñar, a llenar la fiesta de estrellas.
La muerte es otro asunto que su presencia nos convence. Pero los rumberos, los soneros, los trovadores lo recuerdan. Y su voz entra y pasa con el viento como el arrullo de palma en la llanura.
(Texto tomado de Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones. Selección y prólogo de Waldo González López. Ediciones Extramuros, La Habana, 2001)
EL CANTANTE Y LA ACTRIZ. La gente siente fascinación por esta fotografía tomada por Mario García Joya, Mayito, en 1962 en el Paseo del Prado de La Habana, durante el festival Papel y Tinta, del periódico Revolución. Fue Orlando Quiroga quien le pidió a Benny que posara junto a la actriz, entonces en el esplendor de su belleza. Odalys Fuentes, quien unos años antes era la estelar modelo de la cerveza Hatuey, acababa de regresar de Praga. Esta foto salió publicada en la revista Bohemia y luego formó parte de un mural gigante a la entrada del Pabellón de Cuba en la Expo Mundial de Canadá.
Imagen izquierda: Benny Moré y Celia Cruz (1924-2004) en una fotografía de los años 50, en La Habana.
Fotograma del filme El Benny, del realizador Jorge Luis Sánchez. Este largometraje del ICAIC, estrenado en el año 2006, contribuyó al conocimiento de la vida de Benny Moré en las nuevas generaciones de cubanos, distantes cronológicamente de la época de gloria del cantante fallecido en 1963.
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domingo, 9 de agosto de 2009
LA HABANA, EL RESPLANDOR DE LOS CUERPOS.
Por: Lázaro Sarmiento
Hoy abrí una de mis viejas libretas de apuntes. Lo primero que encuentro es es una cita de Marguerite Yourcenar: “Un corazón es tal vez algo sucio. Pertenece a las tablas de anatomía y al mostrador del carnicero. Yo prefiero tu cuerpo.” Estas palabras son del libro Fuegos que la escritora belga publicó en 1936.
Por el camino de las asociaciones, la Yourcenar me lleva a un texto de Abilio Estévez titulado La Habana son los cuerpos (Arquitectura cubana. Metamorfosis, pensamiento y crítica. Selección de textos, Artecubano. Ediciones 2002) . La visión de Estévez contribuye a que disfrute mejor el estado de ánimo con el que llego a El Vedado luego de atravesar la Habana profunda desde la calle Obispo. Durante el recorrido me he sentido tocado por una ola de cuerpos como consignas, capaces de “iluminarte de inmenso” con una electricidad natural y lúdica, no obstante el sudor, el calor y la voracidad del mediodía.
“…Semidesnudos y espléndidos. A cualquier hora y en cualquier lugar. En parques y plazas, en iglesias y estadios, en cuarterías y hospitales, en bosques y páramos, y por supuesto en las playas…Siempre, me ha parecido que sí, que es cierto, que todo se destruye, porque ya sabemos (desde Valery o desde siempre) que nosotros, las civilizaciones, somos mortales, pero vamos descubriendo que son los cuerpos, en verdad, los únicos que permanecen”.
“No importa que el cine Principal (el cine en el que mi padre pudo descubrir que Umberto D era una obra maestra) se halle ahora semiderruido, puesto que constato que ese antiguo cine (ahora es un almacén) está rodeado de mujeres y hombres de una belleza que (puedo jurarlo) dan ganas de llorar.”
Y luego de reflexiones minimalistas que condensan numerosas imágenes , Abilio concluye “…Que me perdonen arqueólogos, historiadores, arquitectos, pero lo mejor de La Habana son los cuerpos (los cuerpos humanos, quiero decir).”
Ahora regreso a la admirada Marguerite Yourcenar: Siempre buscaré la oportunidad de dejar el corazón en las tablas de anatomía...
Barrio de Centro Habana. El edificio que sobresale es el Hospital Hermanos Ameijeiras.
Habana cuerpos cine Yourcenar Estévez apuntes semidesnudos
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