martes, 7 de octubre de 2008


El Che de mi abuela.
Por: Lázaro Sarmiento

Entre las figuras a las que mi abuela encendió velas en su vida sobresalen San Lázaro y Che Guevara.

Lázaro era su Santo protector porque, decía ella, había salvado a su nieto cuando nació sietemesino en una finca distante de cualquier hospital con incubadora de oxígeno.

Al Che lo consideró un santo porque, según argumentaba, había renunciado a los cargos y honores que merecía por ser uno de los comandantes victoriosos de la Sierra Maestra y se había ido a luchar por los oprimidos a otras tierras del mundo, dejando atrás casa y familia.
El día en que supimos era cierta la noticia de la muerte del Che, mi abuela en su homenaje encendió una lamparita: la tapa de un pomo con aceite de cocina y un mechita de algodón. No sé si entonces escaseaban las velas o ella prefería el recurso rudimentario de la tapita con la que se han evocado a tantos espíritus en Cuba.

El Che era fotografía, canción, cientos de anécdotas sobre sus ideas y carácter, cartel urbano, nombre en reuniones públicas y gritos de pioneros por el socialismo seremos como el Che. Luego estaba el misterio de sus rutas por el mundo y de su paradero.


Y de aquel torbellino de imágenes y sonidos que rodearon la adolescencia de muchos cubanos como yo, permanece en mi memoria la imagen de una abuela, callada y dolida, frente a la muerte del Che como la de un ser cercano, querido.

Hay distintas maneras de reaccionar ante la noticia irreversible de una muerte. Para algunos lo más sano es dejarse llevar por los sentimientos porque hay un momento en que resulta inútil ponerle camisas de fuerza a la emoción. Luego habrá tiempo para secarse las lágrimas y reflexionar sobre el significado de una vida y la lección de sus actos.


Por eso mi abuela, que no era más revolucionaria que los demás, - y seguramente no comprendía cabalmente las doctrinas del Che- estuvo todo ese día de octubre dialogando con su propia tristeza. Y mientras miraba a sus nietos almorzar en silencio, tuve la impresión de que quería apretarnos más fuerte de lo habitual con su lazo de ternura, algo casi imposible porque ya nos mimaba al máximo.


Yo no tenía entonces la madurez para darme cuenta como la historia y los héroes entran de mil maneras en la intimidad de las familias .Ese hombre estaba vinculado a las cosas importantes que a mi abuela le habían pasado desde que triunfó la Revolución en 1959.


Lo primero, cuando los antiguos propietarios de la vivienda donde había sido doméstica por treinta pesos al mes le escribieron desde Miami y le dijeron: - Margot, cuídeme bien la casa-.Ella les contestó:
- Esta casa me la dio Fidel Castro.


Mi abuela sabía que algunas de las cosas positivas que le estaban sucediendo tenían que ver con los comandantes que rodeaban a Fidel, entre ellos el Che. Y la lámpara rudimentaria de aceite que ella encendió aquel día era su manera personal de mantenerlo vivo.

Hay hilos invisibles entre la memoria familiar y el culto a los héroes.

lunes, 6 de octubre de 2008


Cines de barrio: el Fénix.
Por: Lázaro Sarmiento

Es probable que muy poca gente recuerde el cine Fénix de la calle Santa Ana 255 en Luyanó. Como yo vivía en mi niñez y adolescencia en este barrio de La Habana, me cuento entre las personas que tienen algún recuerdo vinculado con el cine Fénix.

Una sola planta con 680 butacas de madera. Grandes ventiladores de pie. Las ventanas permanecían abiertas hacia los pasillos laterales. A ambos lados de la pantalla estaba la puerta de los baños con los clásicos letreritos de Damas y Caballeros. En el lunetario te encontrabas con los vecinos de tu edificio o con los alumnos de tu escuela. El Fénix era el modesto cine de barrio, sin ninguna posibilidad de pasado luminoso. Aquí vi El arpa de Birmania, archivada en mi memoria como una película rara, extraña.

Pero lo que me resulta tan extraño como el recuerdo de Birmania es que cuando hace unos días regresé a lo que fue el cine Fénix, descubrí en el piso del portal un dibujo con las iniciales: H y F. Estas iniciales habían pasado inadvertidas para mí en todas las ocasiones ya brumosas en que fui a sus funciones. Nunca tuve noticias de que en los altos del cine hubiera habido alguna vez un hotel o una posada.
A principios de la década de 1990, el cine Fénix pasó a ser albergue provisional para varias familias necesitadas que con el tiempo convirtieron la instalación en su hogar definitivo.

El recuerdo de El Arpa de Birmania y el cadáver del cine Fénix me producen una sensación de tristeza, diría que casi de miedo.

sábado, 4 de octubre de 2008



La seducción por Cleopatra .
Por: Lázaro Sarmiento


Es uno de esos personajes de vida eterna en la historia, la literatura y el cine. En total hay 72 películas sobre Cleopatra. Al referirse a la biografía escrita por Wolfgang Schuller (Cleopatra. Una reina en tres culturas, Ediciones Siruela. Madrid, 2008), el periodista Carlos García Gual apunta:

“ El biógrafo Wolfgang Schuller sabe aprovechar los textos antiguos -de Plutarco, en su Vida de Antonio, y Shakespeare, buen lector de Plutarco-, y resaltar, frente a las calumnias de la propaganda romana, los encantos de la última de los Ptolomeos: y usa muy bien los últimos datos arqueológicos en su vivaz retrato. Cleopatra fue una política audaz y hábil, eliminó sin piedad a sus rivales y soñó en nuevos reinos para sus hijos. Pero César fue asesinado y Antonio derrotado por Octavio. Así consiguió un final trágico y un suicidio dignamente famoso. Desde entonces, y pese a la propaganda de Augusto contra ella, un halo mítico envuelve su figura desde hace dos mil años.”

Hace algún tiempo descubrí la descripción de Cleopatra realizada por el escritor norteamericano Thornton Wilder en la novela Los idus de marzo (The ides of march, 1948). Los trazos sobre Cleopatra aparecen en una imaginaria carta que Cicerón, desde Roma, envía a su hermano:

“La fascinación que esta Reina ejerce disminuye mucho viéndola de cerca. Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte…”
”Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.
Sin embargo, hay que estar muy alerta para advertir tales cosas. El prestigio de su título, la magnificencia de su atavío, el efecto que producen sus dos atractivos más notables: la belleza de sus ojos y la dulzura de su voz cuando habla, subyugan al incauto”.

La novela Los idus de marzo se publicó en Cuba en 1979 en la magnífica colección cocuyo de la Editorial Arte y Literatura.

La Coca Cola contra los espermatozoides.
Por: Lázaro Sarmiento

La Coca Cola constituye una sustancia asesina de espermatozoides. Esto descubrieron los estadounidenses Sheree Umpierre, Joseph Hill y Deborah Anderson. Los científicos demostraron que la Coca Cola es un espermicida eficaz. Su investigación les valió el Premio Ig Nobel de Química 2008.

Lo curioso en la edición de este año de los Anti-Nobel es que los taiwaneses C.Y. Hong, C.C. Shieh, P. Wu y B.N. Chiang también recibirán el Ig Nobel de Química por descubrir justo lo contrario de sus colegas norteamericanos.

Los espermicidas son sustancias químicas que alteran la movilidad o matan los espermatozoides. Normalmente se utilizan para incrementar la efectividad de métodos barrera de contracepción, como los condones o el diafragma, o bien solos, en óvulos vaginales.

Los Ig Nobel los entrega la Universidad Harvard en Boston, Massachusetts en las siguientes disciplinas: Paz, Literatura, Medicina, Ciencias cognitivas, Nutrición, Biología, Química, Física, Arqueología y Economía.

Están organizados por la revista de humor científica Annals of Improbable Research (AIR), y co-patrocinados por varias sociedades como The Harvard Computer Society y The Harvard-Radcliffe Society of Physics Students. Estos premios constituyen una parodia de los serios premios creados por el sueco Alfred Nobel.

El refresco más globalizado del planeta tiene ahora una cualidad espermicida que lo relaciona con los condones y el diafragma.Y mientras que el Ig Nobel de Química será para los estudiosos de la Coca Cola, un grupo de ciudadanos suizos recibirá el Ig Nobel de la Paz por aprobar en abril pasado el principio legal de que las plantas tienen dignidad.

viernes, 3 de octubre de 2008

Muchos cubanos encargaron su anillo a El Cairo.
Por: Lázaro Sarmiento

Nombre de una pequeña joyería de la Calle Galiano, entre Barcelona y San José, Ciudad de La Habana. En el carácter exótico y pretencioso del nombre reside el encanto de este mensaje en la acera de la popular arteria comercial. Seguramente en una época algún elemento de la decoración evocaba un templo egipcio. En la actualidad El Cairo mantiene sus servicios a la población habanera.
Las siglas CMQ hace tiempo desaparecieron del aire de la Isla. Sin embargo se mantienen en la acera de Monte y Prado en La Habana. Hubo una época en que los zapatos de muchas estrellas de nuestro país y de otras partes del mundo desfilaron por encima de esas letras, desde los tacones de una muy jovencita Rosita Fornés hasta los de una consagrada Libertad Lamarque. Aquí estuvo la emisora de radio CMQ de 1937 a 1948. La acera perdió su empaque artístico cuando el 12 de marzo de 1948 CMQ Radio se mudó para el nuevo edificio Radio Centro, en el Vedado.
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