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sábado, 19 de noviembre de 2011

CLEOPATRA: L A VAMPIRESA MAQUILLADA POR MAX FACTOR.

Por: Lázaro Sarmiento



Al comienzo de Lo que el viento se llevó, Margaret Mitchell escribió: “Escarlaett O Hara no era bella, en realidad, pero los hombres no solían darse cuenta…”

Algo parecido sucedía hace cerca de 2.080 años con Cleopatra, la inteligente y poderosa reina de Egipto. Ha pasado a la historia como un mito de belleza y seducción. Pero, en realidad, era bajita, gorda y fea.

En su novela Los idus de marzo (1948), Thornton Wilder pone en boca de Cicerón el siguiente juicio sobre Cleopatra:

“La fascinación que esta Reina ejerce disminuye mucho viéndola de cerca. Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida, como la aguja imantada al Norte….Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.

“Sin embargo, hay que estar muy alerta para advertir tales cosas. El prestigio de su título, la magnificencia de su atavío, el efecto que producen sus dos atractivos más notables: la belleza de sus ojos y la dulzura de su voz cuando habla, subyugan al incauto”.







Muchas actrices de Hollywood contribuyeron a cimentar el mito de la belleza de Cleopatra: Rhonda Fleming, Claudette Colbert, Vivian Leight y Elizabeth Taylor. Según destacaba el escritor Terenci Moix, más de 40 películas y en casi todas, por no decir todas, Cleopatra aparece como” una vampiresa maquillada por Max Factor.




Y los hombres no solían darse cuenta.




La actriz británica Vivian Leight (1913 - 1967), En 1951, Leigh y Laurence Olivier actuaron juntos en las obras teatrales Antony and Cleopatra de William Shakespeare y Cesar and Cleopatra de George Bernard Shaw, ambas inspiradas en algunos aspectos de la vida Cleopatra VII.


sábado, 25 de diciembre de 2010

ALICIA Y LA ETERNIDAD

Por: Lázaro Sarmiento


Me gusta el concepto sobre la edad de las personas que el escritor norteamericano Thornton Wilder (1897- 1975) expresó en su novela Los idus de marzo. En este libro, el personaje de Cicerón le escribe a su hermano:

“Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte. Marco Antonio tendrá siempre dieciséis años, y del contraste entre esta edad y los años que realmente cuenta resulta un espectáculo cada vez más lamentable. Mi buen amigo Bruto ha sido un cincuentón reflexivo y juicioso desde la edad de dice años. César está siempre en la cuarentena, como un Jano que mirase irresoluto hacia la juventud y hacia la vejez. Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.”

De acuerdo con esta tesis, Alicia siempre aparentará la edad de Giselle.

Ella ha reiterado en varias ocasiones que vivirá 200 años. En 1986 le preguntaron para el libro Diálogos con la danza ¿Qué le pide usted a la vida? :

“-Doscientos años. Y espero que la ciencia avance bastante rápido y que algunos tipos en vez de hacer bombas y otras armas de destrucción o de promover su desarrollo desenfrenado, cuiden más del ser humano, hagan más por su bienestar.”

El reciente cumpleaños 90 de Alicia Alonso, celebrado en Cuba como una fiesta nacional, sugiere que su aguja imantada apunta hacia la eternidad. No por el mucho tiempo que ha vivido hermosamente sino porque somos cómplices entusiastas de esa ilusión.

OTRAS ENTRADAS:

ALICIA ALONSO, NOSTALGIA DEL FUTURO.

ALICIA ALONSO DETIENE EL TIEMPO.

ALICIA ALONSO Y LOS PLANETAS.

ALICIA Y FERNANDO ALONSO JUNTOS EN LIFE.


sábado, 27 de junio de 2009

NUESTRAS VIDAS APUNTAN HACIA UNA EDAD



Por: Lázaro Sarmiento

Me seduce el concepto sobre la edad de las personas que el escritor norteamericano Thornton Wilder (1897- 1975) plasmó en su novela Los idus de marzo. En el libro, el personaje de Cicerón le escribe a su hermano:

“Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte. Marco Antonio tendrá siempre dieciséis años, y del contraste entre esta edad y los años que realmente cuenta resulta un espectáculo cada vez más lamentable. Mi buen amigo Bruto ha sido un cincuentón reflexivo y juicioso desde la edad de dice años. César está siempre en la cuarentena, como un Jano que mirase irresoluto hacia la juventud y hacia la vejez. Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.”



Hace unos días en La Habana entrevistaron a Alicia Alonso para el Noticiero de Televisión. En la pantalla, la bailarina de 87 años reiteró una de sus frases favoritas: que vivirá 200 años. Ya en un libro de 1986 (Alicia Alonso diálogos con la danza) había respondido a la pregunta ¿Qué le pide usted a la vida?:

“-Doscientos años. Y espero que la ciencia avance bastante rápido y que algunos tipos en vez de hacer bombas y otras armas de destrucción o de promover su desarrollo desenfrenado, cuiden más del ser humano, hagan más por su bienestar.”

Estas palabras me hacen pensar en la tesis de Thornton Wildder y en el misterio poético que guarda la aguja imantada de Alicia Alonso.

Imagen arriba: Dorothy McGuire with Thornton Wilder
Abajo: Alicia Alonso (La Habana, 1921)

sábado, 4 de octubre de 2008



La seducción por Cleopatra .
Por: Lázaro Sarmiento


Es uno de esos personajes de vida eterna en la historia, la literatura y el cine. En total hay 72 películas sobre Cleopatra. Al referirse a la biografía escrita por Wolfgang Schuller (Cleopatra. Una reina en tres culturas, Ediciones Siruela. Madrid, 2008), el periodista Carlos García Gual apunta:

“ El biógrafo Wolfgang Schuller sabe aprovechar los textos antiguos -de Plutarco, en su Vida de Antonio, y Shakespeare, buen lector de Plutarco-, y resaltar, frente a las calumnias de la propaganda romana, los encantos de la última de los Ptolomeos: y usa muy bien los últimos datos arqueológicos en su vivaz retrato. Cleopatra fue una política audaz y hábil, eliminó sin piedad a sus rivales y soñó en nuevos reinos para sus hijos. Pero César fue asesinado y Antonio derrotado por Octavio. Así consiguió un final trágico y un suicidio dignamente famoso. Desde entonces, y pese a la propaganda de Augusto contra ella, un halo mítico envuelve su figura desde hace dos mil años.”

Hace algún tiempo descubrí la descripción de Cleopatra realizada por el escritor norteamericano Thornton Wilder en la novela Los idus de marzo (The ides of march, 1948). Los trazos sobre Cleopatra aparecen en una imaginaria carta que Cicerón, desde Roma, envía a su hermano:

“La fascinación que esta Reina ejerce disminuye mucho viéndola de cerca. Yo sostengo que cada persona tiene una edad hacia la cual apunta toda la vida como la aguja imantada apunta al Norte…”
”Según esta ley, Cleopatra, a pesar de su juventud, tendría cuarenta y cinco, lo que hace aparecer desconcertantes sus gracias juveniles. Su redondez es la de una mujer que ha tenido ocho hijos. Su andar y su porte son muy admirados, pero no por mí. Tiene veinticuatro años y camina como si tratara de representar veinticuatro años.
Sin embargo, hay que estar muy alerta para advertir tales cosas. El prestigio de su título, la magnificencia de su atavío, el efecto que producen sus dos atractivos más notables: la belleza de sus ojos y la dulzura de su voz cuando habla, subyugan al incauto”.

La novela Los idus de marzo se publicó en Cuba en 1979 en la magnífica colección cocuyo de la Editorial Arte y Literatura.
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