viernes, 4 de diciembre de 2009

BARBARITO DIEZ, COMO UNA PALMA REAL


Por: Lázaro Sarmiento

En las emisoras de radio, las grabaciones de Barbarito Diez han gozado siempre de prestigio y admiración. Recuerdo la amplia difusión que en Radio Ciudad de La Habana recibió el disco que el legendario cantante de danzones hizo en 1985 con La Rondalla Venezolana y que lo presentaba como bolerista y serenatero. La voz de Barbarito refulgía poderosa y cristalina entre los acordes y las estridencias de moda. Por esa misma época le escuché decir a Miguel Barnet que él cambiaría toda su obra literaria por ser el autor de Una rosa de Francia. Y esta criolla-bolero del compositor Rodrigo Prats debe su popularidad a la interpretación de Barbarito Diez. (1909-1995)

Y ya que mencioné a Barnet, voy a transcribir un fragmento del texto de este escritor titulado Barbarito, incluido en su libro Autógrafos cubanos.

“En la audición radial diaria para las amas de casa, los peloteros y las muchachas ruborizadas por el primer beso. Cuando no existía la televisión era solo su voz lozana. Luego su porte erguido y severo, como de pastor evangélico.

-Ese hombre es una palma real y no baila.

Pero no hay un cubano que no haya bailado con sus danzones. No hay un cubano que no haya cantado –en hondo coloquio- con él, a dos voces.

Baile de verbena, retreta municipal, Aires Libres del Prado, domingo de guayabera de hilo y sombrero de pajilla. Si alguien ha impuesto la brújula de su voz a los cuatro vientos es él.

Si alguien ha llegado a la puerta de los enamorados con una concha nacarada y una guinda es él.

Si alguien ha cantado para todas las generaciones es él.

Sea su voz, de palo de monte, como una raíz de cuya savia se nutran los aires de la Patria”.


Esquina de las calles Monte y Prado, La Habana. Foto: Lázaro Sarmiento.

jueves, 3 de diciembre de 2009

LA LARGA Y BREVE VIDA DE SINDO GARAY

Por: Lázaro Sarmiento

Sindo Garay. Memorias de un trovador (Editorial Oriente) es un libro imprescindible para conocer la vida de uno de los grandes músicos de Cuba. La autora es la soprano Carmela de León Román, nacida en Manzanillo en 1918. Es decir, que Carmela en la actualidad se acerca a la edad que tenía Sindo cuando ella comenzó a entrevistarlo para recoger sus testimonios.

El guitarrista y compositor Sindo Garay nació en Santiago de Cuba el 12 de abril de 1867 y murió en La Habana el 17 de julio de1968.

Sobre los últimos años de vida de Sindo, durante los cuales se mantenía bastante lúcido, leo en alguna parte del libro “Andaba siempre reviviendo el pasado que cada día se le hacía más lejano. ‘Debí nacer después’, comentaba a veces. Cuando se encontraba con alguna obra hecha por la revolución, exclamaba: ‘¡Este muchacho de Birán es el único que arregla esto¡’ El día 12 de abril de 1967, con motivo de celebrar su centenario, expresó: ‘Ahora que cumplo cien años es cuando comprendo lo breve que es la vida’.”

Estudiosos de renombre y compositores como Eduardo Sánchez de Fuentes, José y Manuel Mauri, Jorge Anckermann y Manuel M. Ponce, siempre se asombraron de que el autor de La mujer bayamesa y muchas otras creaciones, “sin saber una sola nota musical, hiciera lo que hizo y que diera el salto que lo adelantó a su tiempo. "

Carmela menciona la sapiencia misteriosa de Sindo.


Foto derecha : La escritora y cantante lírica Carmela de León Román recibe la Distinción por la Cultura Nacional, en el Museo Nacional de la Música, La Habana, noviembre de 2008. Ha publicado cuentos, poemas y entrevistas en periódicos y revistas. Trabajó en la radio de Santiago de Cuba y en La Habana en CMQ. Es autora de los libros Isolina Carrillo. Dos gardenias para ti y del mencionado Sindo Garay. Memorias de un trovador, con una primera edición en 1990 y otra en 2002.


martes, 1 de diciembre de 2009

OIGO VOCES.

Por: Lázaro Sarmiento

Al mediodía, a través de la voz de un rostro invisible, comenzó mi relación afectiva con la radio. Antes de asistir a los turnos de la tarde en la secundaria básica en Luyanó, ni un solo día me perdía a Chucho Herrera en Sorpresa Musical de Radio Liberación. Era la época de las canciones rompecorazones de Raphael y Charles Aznavour y del predominio en el aire de la Isla de los grupos españoles con letras dulzonas y fáciles, como nos parecía era la vida a los adolescentes. Pero más que la música, me atraía la conducción del programa, el célebre “reloj grande y redondo” que Chucho mencionaba, y las descripciones que hacía de La Rampa observaba desde una ventanita imaginaria en la cabina de transmisión. Hasta envié a Sorpresa unos textos cortos como colaboración de un oyente. Con el tiempo fui siguiendo otros programas: La flecha de cobre, Entre paréntesis, Después que llegó Colón...Las voces de esos espacios con el locutor como abre alas levantaban en los oyentes mundos de pasiones, aventuras y hazañas. Así, escuchando voces, me enamoré de la radio hasta que un día me ví dentro de la estación que yo sintonizaba, haciendo programas de verdad y jugando con las palabras, la música y los silencios. Desde entonces no he dejado de relacionarme con voces radiofónicas , con algunas más que otras, como las de Teresa Gómez y Félix Carbonell en los días de “objeto volante no identificado sobre las antenas de la COCO" (Fuera de Serie), Gladys Roque, Danilo José, María Gregoria , Frank Alemán y Carlo Figueroa, Robert Martín (Radio Futuro, Musicalísimo y Café Ciudad), Joel Valdés (Banda sonora de la mañana), Rolando Zaldívar, Alain León, Frank Abel, Roilé Rodríguez, Alexei Martínez, Braulio Cancio, Alex Wilson, (Radio Ciudad) y las voces enciclopédicas de la música instrumental: Katy, Cecilia, Ana Margarita, Zady, Mirta y Hazel Andreu.

La radio existe gracias a sus labios.


(1ro de diciembre, Día del Locutor)

Foto de arriba: Teresa Gómez (locutora), Lázaro Sarmiento (director) y Diego Ubita (realizador).Programa Fuera de la Serie de la COCO. Falta en la foto el otro locutor del espacio: Félix Carbonell. Fuera de Serie resultó elegido en México en dos ocasiones (1990 y 1991) el mejor programa de ciencia y tecnología de América Latina por la Unión Latinoamericana y del Caribe de Radiodifusión, ULCRA.
Abajo: Cabina de transmisiones de Radio Enciclopedia durante un programa especial con el pianista Ulises Hernández, en el 2009. De pie: Lázaro Sarmiento (director de programas), Luisa Márquez (directora general de Radio Enciclopedia), Alicia Soto (periodista) y María Meyado (locutora). Sentados frente a la consola: Ulises Hernández y la locutora Yenny Tauro.

domingo, 29 de noviembre de 2009

LA NOCHE EN QUE NACIO LA MITOLOGIA DE JOSEPHINE BAKER


Transcurría el año 1925 y disminuía el número de espectadores en los espectáculos del Teatro de los Campos Elíseos de París. En opinión del pintor Fernard Léger había que “encontrar una cosa tremenda, explosiva” para atraer al público nuevamente. Entonces los empresarios franceses buscaron "esa cosa" en Nueva York. Allí formaron la Revista Negra, destinada a actuar en París, con Josephine Baker como máxima estrella.

Las circunstancias del debut de la Revista Negra en la capital de Francia, las evocaba el escritor Alejo Carpentier en el artículo La mitología de Josephine, publicado en 1959 en el diario venezolano El Nacional:

“El caso fue que un día de octubre de 1925, el telón del Teatro de los Campos Elíseos se alzó ante un público sumamente hostil, que había sido preparado por varios periódicos para silbar el espectáculo. Se tenía por intolerable y escandaloso que una compañía de artistas negros, del género frívolo, se presentara en un edificio decorado por Maurice Denis y por Bourdelle.”

Y más adelante, Carpentier recordaba:

“Pero no ocurrió lo que se esperaba. Bastó con la aparición del clarinetista Sydney Bechet, para que el público observara un silencio respetuoso...Y luego entró Josephine Baker, en la escena, sometiendo la felina sintaxis de su cuerpo a los ritmos de la orquesta. En menos de cinco minutos la partida estaba ganada. Sonó luego una ovación tan tremenda y prolongada, que fue necesario echar el telón para que el espectáculo prosiguiera normalmente...Esa noche nació la mitología de Josephine Baker, a la sombra de Léger, de Desnoes, de Picabia...

JOSEPHINE EN LA HABANA. La vedette Josephine Baker estuvo cinco veces en Cuba de 1950 a 1966. De estas visitas hay una amplia información en el sitio digital de la revista Opus Habana: JOSEPHINE BAKER, DE PARIS A LA HABANA, así como en Habana Radio: JOSEPHINE BAKER EN CUBA (I)

viernes, 27 de noviembre de 2009

SEMBRANDO ARBOLITOS DE NAVIDAD

Por: Lázaro Sarmiento

En diciembre, mi primo y yo disfrutábamos imitando con nuestra ración de nueces de la bodega (¿o eran avellanas?) una escena de la película El príncipe y el mendigo. En la pantalla del televisor Emerson, dos niños de Hollywood machacaban con el poderoso sello real de Inglaterra la gustada golosina. Nosotros en un barrio de La Habana lo hacíamos con el mortero de la abuela para triturar las especias. Recuerdo de la infancia los turrones y frutos secos que en unas navidades de la década del sesenta el Gobierno Revolucionario debió comprar en algún lugar de Europa, para distribuir en todos los hogares de la Isla a través de la libreta de abastecimiento. Sin embargo, no encuentro en la memoria el momento en que desaparecieron los arbolitos de Navidad tan cercanos a las nueces de fin de año. La vida generaba tantas emociones entonces que poco importó se borrara un decorado que nada tenía que ver con las ideas y colores del trópico. Luego, cuando los pinos enanos y los adornos navideños -y hasta la nieve de mentira- volvieron a decorar con profusión viviendas y espacios públicos, después de años y quinquenios, quedé sorprendido por la larga longevidad de las bolas de Navidad. No me refiero a las que comenzaron a a venderse en 1993 en las tiendas de divisas, si no a las que la gente guardó en cajitas con algodones durante una hibernación de décadas. Estaban intactas como en la lejana fiesta en que habían brillado por última vez.

Pienso en las manos que guardaron las bolas de Navidad y en su engañosa fragilidad.



Arriba: En una tienda de la calle Obispo en La Habana Vieja dos empleados trabajan en la decoración navideña.


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