Por: Lázaro Sarmiento
El compositor Harold Gramatges fue un adolescente enamorado de Dolores del Río, la actriz del cine mexicano que alcanzó la categoría de Ave del Paraíso, mítica, distante y prestigiosa.
“Recuerdo que en mi casa de Vista Alegre, en Santiago de Cuba, que mi madre fabricó y donde viví por años, hasta que vine para La Habana, yo tenía las paredes tapizadas con fotos de ella, de sus películas. Fotos que, en aquella época, eran un engaño, pues escribías a una oficina en California y te enviaban una foto dedicada, y te cobraban cinco pesos, porque te la habían dedicado”.
En el libro Yo vi la música, Harold Gramatges cuenta que cuando él tenía catorce o quince años atesoraba una colección de fotos de Dolores del Río con la ropa que la diva había usado en cada ocasión. Mucho tiempo después, siendo Embajador del Gobierno Revolucionario de Cuba en París, entre los años 1961 y 1964, vio por primera vez a Dolores del Río en un homenaje que le tributaban en la Embajada de México en la capital francesa, pues ella había recibido por esos días el Águila Azteca, importante reconocimiento de su país. Harold tenía entonces poco más de cuarenta años y era ya un músico reconocido.
"A mí me pareció una diosa; estaba vestida de negro, con una elegancia fabulosa…más bella que nunca…Llegó un momento en que hice un aparte con ella y le digo: ‘Hoy es un día feliz de mi vida, porque usted ha sido novia mía durante toda mi adolescencia. Esto es un regalo del Cielo… ¡cómo iba a imaginar que antes de separarnos nos íbamos a conocer!”.
Y aunque el músico-diplomático estaba acompañado por su esposa Manila Hartman, continuó toda la noche tirándole piropos a Dolores del Río, quien, muy simpática, le decía: “Pero, mire, su esposa está…”. Y él le respondía: “Ella lo sabe todo y estas no son horas de celos de ningún tipo. Este es un increíble suceso para mí, ahora puedo morir tranquilo”.
“Recuerdo que en mi casa de Vista Alegre, en Santiago de Cuba, que mi madre fabricó y donde viví por años, hasta que vine para La Habana, yo tenía las paredes tapizadas con fotos de ella, de sus películas. Fotos que, en aquella época, eran un engaño, pues escribías a una oficina en California y te enviaban una foto dedicada, y te cobraban cinco pesos, porque te la habían dedicado”.
En el libro Yo vi la música, Harold Gramatges cuenta que cuando él tenía catorce o quince años atesoraba una colección de fotos de Dolores del Río con la ropa que la diva había usado en cada ocasión. Mucho tiempo después, siendo Embajador del Gobierno Revolucionario de Cuba en París, entre los años 1961 y 1964, vio por primera vez a Dolores del Río en un homenaje que le tributaban en la Embajada de México en la capital francesa, pues ella había recibido por esos días el Águila Azteca, importante reconocimiento de su país. Harold tenía entonces poco más de cuarenta años y era ya un músico reconocido.
"A mí me pareció una diosa; estaba vestida de negro, con una elegancia fabulosa…más bella que nunca…Llegó un momento en que hice un aparte con ella y le digo: ‘Hoy es un día feliz de mi vida, porque usted ha sido novia mía durante toda mi adolescencia. Esto es un regalo del Cielo… ¡cómo iba a imaginar que antes de separarnos nos íbamos a conocer!”.
Y aunque el músico-diplomático estaba acompañado por su esposa Manila Hartman, continuó toda la noche tirándole piropos a Dolores del Río, quien, muy simpática, le decía: “Pero, mire, su esposa está…”. Y él le respondía: “Ella lo sabe todo y estas no son horas de celos de ningún tipo. Este es un increíble suceso para mí, ahora puedo morir tranquilo”.
Harold Gramatges murió en La Habana el 16 de diciembre de 2009. Pianista, compositor, pedagogo y promotor artístico, recibió en 1996 el Premio Iberoamericano de la Música Tomás Luis de Victoria. La anécdota con Dolores del Río se la contó al investigador y escritor Heriberto Feraudy, autor del libro Yo vi la música. Vida y obra de Harold Gramatges. (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2009)
Dolores del Río nació en Durango, México, el 3 de agosto de 1905 y murió en Newport Beach, California, , el 11 de abril de 1983.
En 1936 Dolores del Río era “la segunda mujer más bella de Hollywood", según la revista Photoplay, sólo superada por Greta Garbo. Y como otras luminarias de la época prestó su imagen a la publicidad de cigarrillos.
Dolores del Río usó en Hollywood un auto Packard como el de esta fotografía.
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Desde Suecia,mi amigo Tony Reytor Sidkvist me envía este comentario a través de Facebook: " Lazaro con gusto pude leer tu trabajo sobre Dolores del Río y Harold y con esto pude recordar mi viaje a Mexico en 1994 donde visite una de las ciudades mas linda de ese país, Durango donde nació Dolores del rio la segunda mujer mas bella de Hollywood. En 1994 ya la casa de Dolores del Rio fue convertida en museo, uno de los sitios de obligada visita. Es Durango donde se come la mejor carne de vaca en Mexico,su gente es cálida,amable y poseen un sello peculiar pues la mayoría de sus habitantes son de piel blanca,ojos almendrados y cabello negro. Allí en Durango es donde Hollywood tiene los mayores estudios de escenografía y rodaje de Latinoamérica."
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