“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda…”
Silvio Rodríguez poseía en los años ochenta una de las mejores bibliotecas de ciencia ficción de Cuba. El dato aparece en el libro Silvio: que levante la mano la guitarra, de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras, publicado por Letras Cubanas en La Habana en 1984.
Ese volumen, que ha tenido varias ediciones, abarca valoraciones sobre la nueva trova cubana , la trayectoria de Silvio entre 1949 y 1983, los textos de muchas de sus canciones, fotografías, una cronología del artista y una larga entrevista que trata de acercamos a su personalidad y a los rasgos de su mundo creativo.
Es de suponer que la biblioteca de ciencia ficción de Silvio Rodríguez sea en la actualidad tan buena como en la época en que se publicó este libro.
“Desde niño me atrae la literatura y el arte fantástico. También el género de horror. Creo que le debo tanto a Drácula, Buck Rogers y Peter Pan como a Sindo Garay, los Beatles y Beethoven. Y actualmente hay extraordinarios escritores de ciencia ficción, verdaderos artistas.
“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda, del soviético Iván Efremov. Claro que antes había leído a Poe, Hoffman, Stevenson, Lovecraft, Verne, Conan Doyle, Wells y Burroughs. Por una edición que hizo la Revolución, a principios de los sesenta, descubrí a ese poeta que lleva por nombre Ray Bradbury –él me acabó de reclutar. Luego llegué al inestable y megalómano maestro Asimlov; admiré al impenitente y tierno idealista Clarke; zozobré sin remedio ante la dolorosa humanidad de Teodore Sturgeon”.
Silvio afirmaba que la literatura de ciencia ficción es un género duro, “sobre todo hoy, donde cada día la realidad amenaza con ridiculizar la fantasía. Es un género de profetas o parlanchines. Creo que por eso me gusta: porque lo valioso reluce con toda claridad sobre lo inútil”.
Los autores del volumen le hacen a Silvio esta pregunta clásica: Hay un diluvio, un naufragio, un desastre, un cataclismo, una invasión extraterrena, lo de siempre, y tú puedes salvar cinco canciones tuyas, cinco libros ajenos (además de este), cinco películas ¿Cuáles serían?
“Preferiría salvar vidas humanas a cualquier cosa inventada por el hombre. De no poder ser así, preferiría salvar objetos prácticamente útiles, en caso de desastre. Pero si tampoco pudiera ser así, quizás preferiría no salvar nada, porque creo que acabaría odiándolo todo, al quedarme tan solo. Aun así voy a tratar de contestar la pregunta.
“Mis canciones: La era está pariendo un corazón, Al final de este viaje, Te doy una canción, Playa Girón, Rabo de nube, Testamento, Unicornio.
“Los libros: Las mil y una noches; La edad de oro, de José Martí; Poemas humanos, de César Vallejo; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; El señor de los anillos, de J. R. Tolkien; El pequeño príncipe, de Antoine de Saint-Exupèry.
“Las películas: El gran dictador, de Charles Chaplin; Madre Juana de los Ángeles, de Jerzy Kawalerowiez; Solaris, de Andrei Tarkovski; Fantasía, de Walt Disney; El séptimo sello, de Ingmar Bergman.”
Estos son los libros, canciones y películas que Silvio Rodríguez hubiera salvado en 1984. Veintiséis años después, tal vez la selección no sea idéntica frente a un cataclismo o una invasión extraterrena. En cambio, me atrevo a opinar de que su respuesta de entonces a la la pregunta ¿para qué se canta? sería ahora la misma:
“Yo canto por goce y por conciencia. O sea, que disfruto cantando lo que invento. Incluso a veces me parece que vale la pena que cante a los demás algunas de las cosas que se me ocurren. Pero yo soy un hombre con su visión del mundo, un hombre que ha tomado partido. De lo que resulta que estoy invitando a todos a sumarse a mi bando, que es el bando de la Revolución y la belleza. ”
Imagen de la derecha: Afiche antológico de Alfredo Rostgaard,1967.