lunes, 21 de diciembre de 2009

UNA FACHADA DECO PARA UNA PELICULA MASTODONTICA.

Por: Lázaro Sarmiento

Lo que el viento se llevó pasó a formar parte de la mitología cinematográfica desde su estreno en Atlanta el 15 de diciembre de 1939. En La Habana se proyectó nueve meses después, el 9 de septiembre de 1940 en el entonces modernísimo cine teatro Fausto. Y como la vieja leyenda de Hollywood, este edificio mantiene su empaque arquitectónico aunque necesita de una labor de restauración luego de más de setenta años de historia.

En el libro La Habana Deco (CV EXport, Italia, 2003) se afirma que en Cuba casi todas las primeras salas especializadas en la exhibición de películas fueron concebidas en el estilo art deco. Y sobre el teatro Fausto, los autores de este volumen que presenta magníficas fotos del artista italiano Martino Fagiuoli consignan:

“Un excelente edificio resultó del proyecto de Saturnino Parajón para el Teatro Fausto (1938), sito en Paseo del Prado y Colón. En una zona de buenas casas eclécticas, su fachada de ‘puro arte moderno’ rompía de manera muy elegante con las edificaciones vecinas, aún cuando respetara las disposiciones municipales de construir portales para el tránsito peatonal. Ventajas técnicas y comodidades hicieron de esta construcción algo de muy especial interés. Por ejemplo, fue el primero que tuvo aire acondicionado en la ciudad; sus muros disponían de una separación interna para impedir que el ruido exterior molestara; y el frente, tras los tubos metálicos que aún conserva, ocultaba fuentes de luz león que producían efectos cromáticos; tales avances, merecían justamente una fachada que en términos nuevos, comunicaran su función”.

El cine Fausto de La Habana fue un escenario a la altura de una producción mastodóntica.


Lo que el viento se llevó, estrenada en Las Habana el 9 de septiembre de 1940 en el cine Fausto, fue la primera cinta filmada en color que se exhibió en Cuba. La entrada costaba dos pesos, una cifra alta para un cine en la Isla en esa época, según María Eulalia Douglas en La tienda oscura (Cinemateca de Cuba, 1996).

Fotos fachada del teatro Fausto: Lázaro Sarmiento.

ENTRADAS RELACIONADAS :
CINES: FACHADAS DE LEYENDA.
LA HABANA: AQUELLOS VIEJOS CINES.

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CINES ART DECO DE LA HABANA (II)
CINES DE BARRIO EN PELIGRO DE EXTINCION
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sábado, 19 de diciembre de 2009

EL ELITISMO FOTOGRAFICO DE LOS FAMOSOS.

Por: Lázaro Sarmiento

Los famosos sienten una atracción irresistible en mostrarse junto a otros famosos. En los reportajes sobre sus vidas siempre aparecen fotografiados al lado de figuras tan famosas como ellos. Puede ser que durante sus públicas vidas, ambos famosos solo estuvieron juntos varios minutos, tal vez una hora. Sin embargo, cuando realizan el recuento de sus trayectorias, esos escasos minutos fabulados por la cámara pesan más que las muchísimas horas en que fueron acompañados por personas cuyas identidades son desconocida por el público.

Por eso, cada vez que veo en televisión un programa donde el protagonista solo muestra imágenes junto a famosos, imagino a las gentes invisibles que estuvieron cerca de las fotografías pero que no salieron en ellas porque cedieron sus lugares a los famosos. Esas personas de cariños y lealtades desconocidas, quizás acompañaron al protagonista en incontables episodios de alegría y tristeza, en gestiones burocráticas, durante crisis amorosas, en ingresos hospitalarios, o durante su ocio expectante...Amistades de toda una vida son borradas por la quemante luz de la fama.

No es culpa de los famosos sino del fascinante poder de la fama.

Imagen superior: René Magritte. 'Los amantes', 1928. National Gallery of Australia, Canberra.

jueves, 17 de diciembre de 2009

LA HABANA: AQUELLOS VIEJOS CINES.


Por: Lázaro Sarmiento

En un conversatorio en la Maqueta de La Habana en 1998, el escritor Ambrosio Fornet evocó sus imágenes de esta ciudad durante las décadas del cuarenta y el cincuenta. Primero venía de vacaciones desde su natal Bayamo hasta que se estableció en la capital del país. Sus impresiones aparecen incluidas en el libro La Habana que va conmigo, una selección de textos de Mario Coyula (Editorial Letras Cubanas).

Como La Habana que lleva dentro, Ambrosio Fornet describió una zona que “abarcaría media docena de kilómetros cuadrados: los que se extenderían en torno a un eje imaginario cuyo centro pudiera ser el Parque Central”. Y entre las imágenes y ambientes que recordó figuran las salas de cine:

“En aquella época sólo había dos cines en Bayamo, pero aquí en el perímetro a que me estoy refiriendo, había una docena. El más cercano a nosotros era el Actualidades –estaba al lado mismo de la farmacia- y en Neptuno, el Rialto y, un poco más allá, el Encanto (lo asocio en mi memoria a las películas de María Félix y al aire acondicionado, que entonces era una novedad). El Neptuno era un cinecito de mala muerte, al que no íbamos nunca. Y en la zona estaba también el Verdún y el Majestic, uno de los cuales no tenía techo, por cierto. Frente al Capitolio estaba el cine homónimo que a ciertas horas proyectaba películas sicalípticas – en aquella época nadie decía pornográficas- y detrás del Capitolio estaba el Capri, especializado en un tipo de cine europeo menos mojigato que el de Hollywood; no menciono el Campoamor porque no recuerdo que pasaran películas allí, ni a los de San Rafael porque ya los mencioné (Cinecito, Duplex y Rex). A todos ésos habría que sumar otros más nuevos, como el Fausto y el Negrete, por Prado, y el América y el Radiocine, por Galiano...En total deben ser como quince. O más : había otros dos en Monserrate, en dirección a la Terminal de Trenes, uno de ellos – el Bélgica o el Universal, no recuerdo bien- situado en un edificio de arquitectura mozárabe...

“Yo había dejado de ser un niño y al terminar el bachillerato empecé a trabajar en un Banco de Bayamo y matriculé por la libre la carrera de Filosofía y Letras aquí, en la Universidad. A veces me quedaba en casa de huéspedes y exploraba más a fondo los recovecos de la ciudad, incluyendo los cines que, como el Capri y el Rialto, tenían tandas de medianoche: allí eran más las cosas que pasaban al fondo, en el lunetario, y arriba, en el gallinero, que las que pasaban frente, en la pantalla”.

De los cines mencionados por Fornet, sólo el Cinecito, en el bulevar de San Rafael, continúa proyectando películas.

PRADO Y NEPTUNO, una de las esquinas míticas de La Habana. A la derecha puede verse la fachada (de color blanco) del antiguo cine Rialto. Fue remodelado y funcionó durante un tiempo como cine de ensayo.

FACHADAS DE CINE. Calle Consulado. Antiguos cines Verdún y Majestic. El techo se abría y encima de los espectadores se mostraba el cielo estrellado, como una inmensa película cósmica.

CALLE MONSERRATE. A la izquierdaa, fachada del antiguo cine Universal en un contexto arquitectónico de inspiración árabe. En la actualidad , el local es la sede de un grupo de teatro para niños.
Fotos: Lázaro Sarmiento (2009)

martes, 15 de diciembre de 2009

CASABLANCA, ABRAZADOS AL RECUERDO.

Por: Lázaro Sarmiento

Cada vez que los reflectores de la nostalgia se mueven sobre el horizonte fílmico aparece Casablanca.


Y cada vez que Casablanca se proyecta en alguna televisora del planeta, millones de espectadores se acomodan en sus asientos favoritos para disfrutarla, quizás por tercera, quinta o sexta ocasión. Y hay quienes como el protagonista del blog Migue y el Fabuloso Trompetista Invisible quisieran vivir los últimos años de vida en los fotogramas de esa película, aunque sea como el más anónimo de los extras o el más insignificante objeto. Y en La Habana existe una emisora de música instrumental que ni un solo día del mundo deja de transmitir, a solicitud de sus oyentes, As time goes bye, el mítico tema de Casablanca.

Esta cinta que la Warner Bros lanzó en 1942 sigue funcionando a “despecho de teorías estéticas y cinematográficas”.

Una encuesta realizada en 2008 por la revista británica Empire otorgó a Casablanca el puesto 18 entre las 500 mejores películas de la historia. Entre quienes la ubicaron en ese lugar estaban Guillermo Del Toro, Cameron Crowe, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar.


En un texto titulado Casablanca, o el renacimiento de los dioses, Umberto Eco analiza el fervor nostálgico que siempre suscita su exhibición y subraya que, desde el punto de vista de una crítica exigente, es una película muy modesta. Este ensayo figura en el libro La estrategia de la ilusión (Editorial Lumen, Barcelona, 1999).

“Fotonovela, folletín, donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin demasiada lógica. Y sabemos por qué: la película fue pensada a medida que se rodaba, y hasta el último momento ni el director los guionistas sabían si Ilse se marcharía con Víctor o con Rick.”

“Pero justamente porque están todos los arquetipos, justamente porque Casablanca es la cinta de otras mil películas y porque cada acto repite en ella un papel interpretado otras veces, opera en el espectador la resonancia de la intertextualidad. Casablanca lleva consigo, como en una estela de perfume, otras situaciones que el espectador refiere a este film sin recordar otras películas aparecidas después como Tener y no tener…Así que Casablanca no es una película, sino muchas, una antología”

¿Qué tiene entonces Casablanca que mantiene su fascinación después de de 67 años de realizada? La respuesta la ofrecía ya en 1956 Guillermo Cabera Infante, Caín, en las páginas de la revista habanera Carteles:



Casablanca es como mirar una vieja fotografía: ahí está uno, pero de alguna manera ése no es uno: por el medio está el recuerdo, el tiempo pasado y la renovada presencia fotográfica, ganada su batalla al tiempo, pero perdiéndola, porque el tiempo no pasa: pasa uno por él y como en un estrecho pasadizo de zarzas se deja el vestido y la piel en sus espinas: en fin, que el tiempo es como la banca en la ruleta, siempre gana, aun perdiendo gana. Y ha ganado contra Casablanca”.

Sobre los cuatro puntos de excelencia que como crítico le otorgó a Casablanca, Caín sugería a los lectores de Carteles preguntar ¿a qué vienen?

Respuesta: “Son por el recuerdo”.

TEXTOS RELACIONADOS:
CASABLANCA TODOS LOS DIAS EN LA RADIO
TOCALA OTRA VEZ, SAM, EN RADIO ENCICLOPEDIA
RADIO ENCICLOPEDIA: TRANSMITIENDO SAXOFONES Y MENSAJES ECOLOGICOS


lunes, 14 de diciembre de 2009

LUCES DEL PUERTO DE LA HABANA.


La Habana tiene zonas que nadie ha visto, escribió Miguel Barnet en su libro Viendo mi vida pasar. Y esta tarde , al bordear la ciudad profunda por la Avenida del Puerto, celebro los lugares que camino una y otra vez y que disfruto como la primera vez . Entonces parece que se cumpliera la afirmación del fabulador y etnólogo y sigo buscando, como una hormiga afanosa , esas zonas de La Habana que nadie ha visto.



“ahora mi corazón se hospeda en la ciudad y su aventura.... "(Nancy Morejón en Amor, ciudad atribuida)



“La costa se ennegrece. Los barcos parecen detenidos
El mar viejo huele a kerosene, a piel podrida.
Amo ese olor, esas aguas de desperdicios.
Desde el anfiteatro llega un clamor de voces y aplausos.
La vida, verdaderamente, no tiene fin”. (Miguel Barnet en Muelle de Luz)

Ómnibus escolares traídos a Cuba por la solidaridad de Pastores por la Paz, de Estados Unidos. Detrás el edificio de la Iglesia Ortodoxa Rusa.

“Hay una noche limpia; la del mar y la luna.
Había un pueblo de luces en el agua tranquila,
con calles solitarias por donde, sin quererlo,
dejábamos vagar nuestra inquietud y ternura” (Ángel Augier en Nocturno diferente)


“a lo lejos
una lancha se encamina a cortar
el ombligo del cielo” (Nancy Morejón en Puerto de La Habana)

Fotos: Lázaro Sarmiento.
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