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domingo, 19 de diciembre de 2010

EL ROSTRO KASALTA.


Por: Lázaro Sarmiento

Esta tarde, un rostro detrás del mostrador de un comercio en el centro de la ciudad -estaba a cargo de las carnes y el pescado - me recordó, en un estallido de vibraciones insondables, otro idéntico que conocí de niño. Revoluciones, vuelos espaciales, epidemias, - incluso el planeta se había fragmentado y vuelto a armar- se sucedieron en el espacio de tiempo que separaba los dos rostros. El hombre al que correspondía el primero murió hace años siendo muy joven a causa de unas fiebres fulminantes. Trabajaba en la cafetería Kasalta, donde mi tía me llevaba porque ella disfrutaba como princesa china que un camarero con aire de soldado homérico le sirviera los más exquisitos eclears de vainilla de La Habana. El empleado de hoy aparentaba la misma edad que tenía aquel cuando desnudaba a mi tía con miradas dulzonas. Y similares eran su nariz, el ángulo de la barbilla, el cabello lustroso, los vellos del antebrazo y, sobre todo, el aura (palabra de antiguo prestigio). En unos segundos tuve la certeza brutal de que todos las demás masculinidades que yo había rozado hasta ese momento eran referentes falsos. Una aguja imantada apuntaba ahora, inexorable, hacia los bordes metálicos del frízer donde una belleza proletaria despachaba una libra de mozzarella con sonrisa calculada, el gesto cortés de todos los dependientes del mundo . Imagino una conversación. Tal vez una invitación a Kasalta, que se ha reinventado como un restaurante de moda. Este rostro, que era la recreación del otro, podía sintetizar un concepto del placer. ¿Algo más, señor? No hay diálogo. Le entrego el dinero en sus manos blancas y de venas jóvenes. Están frías como la mozzarella.

Me alejo hacia la profundidad de la ciudad. Hay certezas que llegan tarde.


martes, 13 de enero de 2009


¿Cuál es el rostro del cine cubano?

Por: Lázaro Sarmiento

Uno afirmaba que ese honor le correspondía a Daysi Granados. El otro expresaba que el rostro del cine cubano era Eslinda Nuñez. Escuché la discusión en una concurrida barbería del Municipio Playa. Los líderes del debate tenían edades suficientes como para conocer la trayectoria de ambas actrices estrechamente vinculadas al ICAIC, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, fundado en marzo de 1959.


La persona que postulaba a Daysi argumentó que esta actriz en su proyección reunía un mayor número de los atributos que caracterizan a la mujer cubana de la Revolución. La voz contraria dijo que a Eslinda, con su elegancia y desempeño artístico, le sobraban méritos para ser la imagen del cine cubano. Luego citaron casi todas las películas filmadas por las dos estrellas. .



En la barbería, el lugar donde se habla de todos los temas de la vida, surgieron más opiniones. Un tercer parroquiano manifestó que el rostro del cine cubano podía ser el de Sergio Corrieri pues representaba un título clave en la filmografía nacional: Memorias del subdesarrollo. Un joven propuso a los protagonistas de Fresa y Chocolate cuyos rostros se conocen en todo el mundo debido al éxito internacional de esta cinta.



Alguien expuso que necesariamente no había que buscar un único rostro para simbolizar el cine cubano de la Revolución. La imagen podía ser plural : “Tal vez un poster no centralizado en una figura humana en particular.”


Traté de no identificarme emocionalmente con ninguna de las propuestas escuchadas en la barbería. Aunque, al igual que los lectores de Buena suerte viviendo, tengo mi propia respuesta a la pregunta ¿Cuál es el rostro del cine cubano?

¿Cuál?

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