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lunes, 3 de agosto de 2009

LA HABANA: COLECCIONANDO IMÁGENES.


“Al deambular por esta Habana que amo más que cualquier otra ciudad del mundo, me he preguntado muchas veces si sus destinos no han sido regidos siempre por unos fabulosos coleccionistas de casas, avenidas, muelles, parques y edificios públicos. Es decir, por hombres que temen ver terminado su placer al lograr una obra perfecta”.

Este párrafo pertenece al texto de Alejo Carpentier El amor a la ciudad. La Habana, ciudad sin terminar, fechado el 10 de diciembre de 1940. Está incluido en el libro Crónicas del regreso (Letras Cubanas, 1996).

En la primera de las imágenes que publico a continuación aparece el edificio de la Lonja del Comercio, en la Plaza de San Francisco, junto a la Avenida del Puerto de La Habana. Fue construido entre los años 1908-1909. Los arquitectos fueron Tomás Mur y José Mata. El enorme inmueble estaba destinado a almacenes, bolsa y oficina. En el libro de Lilian Llanes 1898.1921: La transformación de La Habana a través de la arquitectura (Letras Cubanas, 1993), leo sobre la Lonja del Comercio:

“En su conjunto, este edificio constituía un símbolo del comercio español en Cuba. En su época, representó una revolución en las construcciones de La Habana, por sus dimensiones y la técnica utilizada en su fabricación, así como por el tiempo en que se llevó a cabo. Desde el punto de vista formal, expresa el gusto de la época, por el lenguaje clásico y constituyó un buen ejemplo del eclecticismo…”


Abajo: El reconstruido Hotel Saratoga del Paseo del Prado. En la acera estaban los fabulosos Aires Libres del Prado que servían de escenario a la presentación de orquestas que hicieron época en La Habana.


En una de las orillas de la bahía, el Cristo de La Habana bendice la ciudad desde su privilegiada colina.


La más famosa de las avenidas cubanas: el Paseo del Prado de La Habana. Este es el tramo inicial. Más adelante los elementos urbanísticos cambian.

Fotos: Lázaro Sarmiento

sábado, 20 de junio de 2009

CLAVES DEL PASADO: LEY SECA Y TURISMO EN LA HABANA.


Por: Lázaro Sarmiento.

La Ley Seca en Estados Unidos “propició la estampida del turismo a favor de Cuba, como refugio de bebedores”. La ley que duró de 1920 a 1933 prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en territorio norteamericano.


Las circunstancias aparecen mencionadas en el libro Cuba y turismo (Editora Política, La Habana, 1993). El autor Alberto Pozo, periodista y publicista, recuerda que en el año 1919 el corrupto presidente Menocal colocaba ciertas bases para desarrollar el turismo norteamericano en la Isla bajo el signo del juego de azar, apoyándose en una ley aprobada por el congreso cubano. Surgieron así tres grandes puntales para aquel turismo: el hipódromo, el casino nacional y el balneario de la playa de Marianao.

Según Pozo, en aquella época los barcos de viajeros en los muelles de La Habana eran esperados con una dotación de grandes carros abiertos que conducían directamente a los turistas hasta las destilerías y después hacia las casas de prostitución y juego (en el llamado barrio de Colón).

“A pesar de que la mayoría de los viajeros eran cruceristas (visitantes que duermen en los barcos que los transportan), siempre hubo demanda para abrir una etapa hotelera, generalmente alrededor del Prado, aunque se extendió a los actuales municipios Habana Vieja y Centro Habana. Fue la época de la construcción de las unidades siguientes: Plaza, Sevilla Biltmore, Parkview, Packard, Royal Palm, New York, Regina, Regis, Nueva Isla, Isla de Cuba, Lincoln, Alamac y otros”.



Imagen: Paseo del Prado de La Habana, 1928. El edificio que sobresale a la derecha en el fondo es el Hotel Sevilla Biltmore.
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