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jueves, 13 de septiembre de 2012

CLUB LAFAYETTE, HABANA VIEJA.

Por: Lázaro Sarmiento
( fotos que no hice)

Detrás de esta puerta en la calle Aguiar había un escenario delicioso. Un salón pequeño mezclaba los restaurantes habaneros de los años cincuenta, el CAME de los ochenta y el kitsch espontáneo de los empleados. Yo tendría que tener una foto aquí cenando junto a Albis Torres y Sigfredo Ariel. Ellos me trajeron por primera vez a este lugar. Había paredes forradas de espejos que reflejaban los frijoles negros y nuestras caras con destellos de eternidad, como si la juventud fuera para toda la vida.

domingo, 9 de mayo de 2010

CUERPOS ENCERRADOS EN UNA CAJA CHINA.

Por: Lázaro Sarmiento


En La inmortalidad Milan Kundera escribe: “Con cierta parte de nuestro ser vivimos todos fuera del tiempo. Puede que sólo en circunstancias excepcionales somos conscientes de nuestra edad y que la mayor parte del tiempo carecemos de edad”.

Cuando yo tenía la mitad de los años que tengo ahora, coincidí con dos personas dentro de una suerte de caja china en medio de un juego erótico. Una de ellas era aproximadamente de mi misma edad. La otra, la consideré entonces, casi anciana (en realidad estaba lejos de serlo). Fue esta persona la que me pidió:
- Por favor, retírate porque tú eres joven y tienes un mundo por delante.

Me fui regocijado en mi juventud.

Pero ahora me doy cuenta de que pronto llegará el día en que tendré la edad que tenía la persona que me suplicó le dejara el terreno libre. Y como un vulgar especulador, calculo la porción del mundo que le va quedando por delante a cada parte de mi cuerpo.

El recuerdo en la caja china constituye uno de esos momentos excepcionales en los que soy consciente de mi edad.


viernes, 6 de marzo de 2009

LUGARES DONDE FUIMOS FELICES.


Por: Lázaro Sarmiento

Barrio de Santos Suárez en La Habana. Sus calles de bordes vegetales, sus cines confortables, sus heladerías dominicales y, sobre todo, los portales donde la gente se sentaba a ver la vida pasar, son parte de los recuerdos entrañables de mi adolescencia y juventud.

Yo vivía en Luyanó pero todos los días cruzaba la Calzada de 10 de Octubre para ir hasta la casa de mi abuela en la calle Estrada Palma. Ella, al igual que casi todas las abuelas, era como la gallina con los pollitos y le gustaba tener a sus nietos bajo su saya plisada que, por cierto, era su prenda preferida.

Niágara, Santa Catalina, Aguayo, Los Ángeles , Tropicream… Ciertas fachadas, cafeterías, esquinas, jardines y hasta la puerta de un garaje en este barrio, fueron escenarios de días luminosos, de imberbes filosofías y de sacudidas eróticas. Luego vinieron los paseos inteligentes (a la sombra de los flamboyanes) y las primeras citas en paradas de ómnibus que entonces me parecían las más importantes del mundo . También la lealtad, las despedidas, los amigos, las conversaciones en los parques…

Hoy volví a recorrer la calle Estrada Palma de Santos Suárez. No encontré a ninguna de las personas que hace veinte años yo veía sentadas en los portales o asomadas en las ventanas. Estos escenarios donde muchas veces fui feliz habían dejado de ser míos para siempre.

Casa de la pintora Amelia Peláez (1896-1968). Calle Estrada Palma, Santos Suárez.

El famoso colegio Aguayo en la calle Estrada Palma, Santos Suárez.

La casita de madera de la calle Estrada Palma.

Cine Mara. Calle Juan Delgado. Remodelada por el ICAIC, esta sala llegó a tener un bar en la platea desde el cual se podían ver filmes como Fantomas.


Estrada Palma 413 . En la casa de arriba vivía mi abuela. En 1991 permutó de aquí.
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