Hay sucesos breves que brindan placeres muy privados que nunca olvidamos. Una vez entré a
la cabina de proyección de un
cine de barrio mientras transcurría la función. Me habían dicho que a mitad de
película, el joven proyeccionista salía siempre de su
angosto local y pedía en voz alta
fuego para prender un cigarro. Al día siguiente me senté en la
última fila del balcony, con una
fosforera en el bolsillo. Y gracias a la
chispa que alimenta el vicio, disfruté del filme con mis ojos alineados
con el haz de luz que daba vida a una historia en la pantalla. No solo los actores se revelaron de una
manera diferente. Parapetado junto a la
máquina rebobinadora, observé las obscenidades
gozosas del público en las butacas. Era una atmósfera de sombras chinescas con personas
reales y gemidos en sordina.
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sábado, 11 de julio de 2015
sábado, 1 de agosto de 2009
CINES: FACHADAS DE LEYENDA.
Por: Lázaro Sarmiento
Las puertas de estos antiguos cines de La Habana nunca volverán a abrirse al público de las películas. Sus proyectores hace tiempo dejaron de lanzar esa lluvia de meteoritos que al chocar en la pantalla se convierte en personajes y paisajes. Detrás de sus paredes nada queda de “la vida interior” de los espectadores que colmaban la platea y el balcony en sus momentos de gloria. Sus butacas y la densa oscuridad sirvieron de pequeños escenarios para primeros atrevimientos, amores felices, travesuras y promesas tan verdaderas como las historias que contaban los filmes. Y no estoy seguro de que haya fantasmas que habiten estos edificios, algunos heridos de muerte para siempre, otros convertidos en locales para nuevas funciones.
De estas fachadas, la mejor conservada es la del antiguo cine Universal, en la calle Egido. Esta sala tenía 1048 butacas (izquierda). El local acoge en la actualidad a un grupo infantil de teatro.
¿Qué hacemos con estas fachadas?
Antiguo cine NEPTUNO, en Neptuno no. 507 ( 800 butacas)
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