lunes, 10 de noviembre de 2008


Casablanca, o mirar una vieja fotografía.
Por: Lázaro Sarmiento

Cada vez que los reflectores de la nostalgia se mueven sobre el horizonte fílmico aparece Casablanca. Esta película sigue funcionando a “despecho de teorías estéticas y cinematográficas”.

Hace unas horas el canal Multivisión de La Habana proyectó Casablanca. Y como sucede en todas las televisoras del planeta , seguramente muchos espectadores debieron acomodarse en sus asientos favoritos para disfrutar, quizás por tercera, quinta o sexta ocasión, esta cinta que la Warner lanzó en 1942 con un reparto formidable: Ingrid Bergman, Humphrey Bogart, Paul Henreid, Conrad Veidt, Claude Rains, Peter Lorre y Sídney Greenstreet.

Una encuesta realizada hace varias semanas por la revista británica Empire ubicó a Casablanca en el puesto 18 de las 500 mejores películas de la historia. Entre las personalidades que participaron en la selección estaban Guillermo Del Toro, Cameron Crowe, Quentin Tarantino y Pedro Almodóvar.

En un texto titulado Casablanca, o el renacimiento de los dioses, Umberto Eco analiza el fervor nostálgico que siempre suscita su exhibición y subraya que, desde el punto de vista de una crítica exigente, es una película muy modesta.

“Fotonovela, folletín, donde la verosimilitud psicológica es muy débil y los efectos dramáticos se encadenan sin demasiada lógica. Y sabemos por qué: la película fue pensada a medida que se rodaba, y hasta el último momento ni el director los guionistas sabían si Ilse se marcharía con Víctor o con Rick.”
(La estrategia de la ilusión, Editorial Lumen, Barcelona, 1999)

“Pero justamente porque están todos los arquetipos, justamente porque Casablanca es la cinta de otras mil películas y porque cada acto repite en ella un papel interpretado otras veces, opera en el espectador la resonancia de la intertextualidad. Casablanca lleva consigo, como en una estela de perfume, otras situaciones que el espectador refiere a este film sin recordar otras películas aparecidas después como Tener y no tener…Así que Casablanca no es una película, sino muchas, una antología”.

¿Qué tiene entonces Casablanca que mantiene su fascinación después de más de 67 años? La respuesta la ofrecía ya en 1956 Guillermo Cabera Infante, Caín, en las páginas de una publicación habanera:
Casablanca es como mirar una vieja fotografía: ahí está uno, pero de alguna manera ése no es uno: por el medio está el recuerdo, el tiempo pasado y la renovada presencia fotográfica, ganada su batalla al tiempo, pero perdiéndola, porque el tiempo no pasa: pasa uno por él y como en un estrecho pasadizo de zarzas se deja el vestido y la piel en sus espinas: en fin, que el tiempo es como la banca en la ruleta, siempre gana, aun perdiendo gana. Y ha ganado contra Casablanca”. (Carteles. 2 .06.1956)

Sobre los cuatro puntos de excelencia que Caín le otorgó a Casablanca, el propio crítico sugiere al lector preguntar ¿a qué vienen?

Respuesta: “Son por el recuerdo”.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Los edificios-cisnes del Vedado.
Por: Lázaro Sarmiento

El Hotel Nacional es uno de los edificios emblemáticos de Cuba. En sus habitaciones han dormido presidentes, nobles, divas del cine, mafiosos, celebridades deportivas y también gente sencilla y anónima. Desde hace algunos años, varias de las lujosas piezas de la instalación están reservadas cada día para trabajadores de la Isla que se han destacado en sus esferas productivas, científicas y artísticas.

Uno de los privilegios de alojarse en el Nacional lo constituye poder observar desde sus ventanas y jardines un conjunto de magníficas vistas de la ciudad. Por el este, La Habana profunda, de edificios descascarados y desvencijados; apuntalada por una población vital, joven y sensual que pasa mucho tiempo en la calle o en las puertas de sus casas.

Por el oeste y el sur del Hotel Nacional se extiende el Vedado. Y a unos metros está La Habana que heredamos del delirio inmobiliario de la década de los cincuenta. Luego vino el esplendor de La Rampa en los años 60. Los arquitectos extranjeros se pasean hoy por las aceras del Vedado como si atravesaran una enorme maqueta a de la arquitectura del Movimiento Moderno de la segunda mitad del siglo veinte.

En otras ciudades del mundo, los nuevos rascacielos, el asfalto implacable, las últimas modas o la voracidad consumista han aplastado el viejo glamour arquitectónico. El Vedado, sin ser invulnerable a la mediocridad o la improvisación, conserva muchas de sus mejores cualidades urbanísticas. Y sigue siendo el lugar preferido para vivir en la capital.

En 1960 Jean Paul Sartre se alojó en una de las habitaciones del Nacional. Luego escribiría: “Personalmente, me gustan los rascacielos: apreciados uno por uno, los del Vedado son bonitos. Pero los hay en todas partes y resultan un desorden de formas y colores. Cuando la mirada trata de unirlos, se les escapa: no hay unidad; cada uno vive por sí. Muchos son hoteles: el Habana Hilton, el Capri, veinte más.

“Es una carrera de pisos: Uno más. ¿Quién pone más? A los quince, el rascacielos es de bolsillo. Cada uno alarga el cuello para mirar el mar por encima del hombro de su vecino. Potente y desdeñoso, el Nacional vuelve la espalda a esa agitación”.

A la visión de Sartre le añado una apreciación desde la ventana de mi habitación en el hotel: los rascacielos enanos del Vedado no alargaban el cuello solo para mirar el mar. Por encima de las azoteas de sus vecinos querían observar un poco más allá.Querían ver Miami.


Fotos: Alfredo Zamora.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Imágenes del Tercer Mundo en La Habana.
Por: Lázaro Sarmiento

La Rampa de esta época está necesitada de acontecimientos culturales como la exposición que tuvo lugar en el Pabellón Cuba hace cuarenta años: Del Tercer Mundo. Fue audaz, integradora, inteligente, trasgresora. De esta exposición, The New York Times dijo el 10 de enero de 1968: “La Habana escarnece a los Estados Unidos en una exhibición estupefaciente.”

El primer mes de 1968 se efectuó el Congreso Cultural de La Habana. Para celebrar este evento se inauguró en la instalación de la esquina de 23 y N del Vedado la exposición Del Tercer Mundo.

La profesora Adelaida de Juan recuerda esta muestra en las páginas de la revista Revolución y Cultura (3-4/2008). En su opinión, esa exposición sigue siendo a cuatro décadas, una de las “más originales y abarcadoras en lo que se refiere a la combinación de elementos y a la utilización de los espacios arquitectónicos disponibles”.

La idea se basó en la exposición de problemas del llamado Tercer Mundo, sus realidades, su posición en el mundo contemporáneo y las posibles soluciones a su problemática histórica.

El guión fue elaborado por la cineasta Rebeca Chávez, el diseñador José Gómez Fresquet-Frémez- y el arquitecto Fernando Pérez O’Reilly. Colaboró un amplio equipo de diseñadores, arquitectos, fotógrafos y músicos bajo la coordinación de Silvia Flamand.

Adelaida de Juan apunta: “No cabe duda de que Del Tercer Mundo causó un impacto considerable en sus asistentes. Su incesante reclamo a la atención y a la reflexión, basado en estímulos visuales, auditivos y sensoriales de todo tipo, hizo perdurable su memoria”.

Sería deseable que el Pabellón Cuba retomara el aliento al estilo de la exposición Del Tercer Mundo y de otras que le precedieron o siguieron. Es la única manera de que un lugar que fue tan vanguardista no termine identificándose como una feria para comprar calzado “bonito” y permanent markers.

jueves, 6 de noviembre de 2008


Nureyev


Coriolano mi perro leyó en el Times
la muerte de Nureyev: Como lleva tanto tiempo
viviendo con nosotros el bailarín –un poster
de su imagen encubre la astilladura
de un cristal en la puerta del baño-
Coriolano se echó a llorar desconsoladamente.
Lloraba al estilo gentil de los perros bien educados:
lloran hacia adentro, sin lágrimas, sin suspiros.
Para aquietarle el corazón acudí a llenar la casa
de bailetes melodiosos: El lago de los cisnes, El espectro
de la rosa, La valse de Ravel. Pero Coriolano
seguía petrificado a la puerta del baño, meditante,
tragándose en silencio su dolor sin gritos,
Rebusqué
hasta pescar en los viejos libros la Receta Universal
de Tycho Brahe para curar penas del corazón y quebrantos
del amor,
receta que hallé por pura serendipity. ¡Remedio santo, ¡
¡mano de santo¡ bálsamo de Fierabrás, ¡parche de copal
contra el dolor más fiero ¡Coriolano
apartó al fin sus ojos del bailarín y de su danza;
y pudimos esa mañana salir, como todas las mañanas,
en busca del sol, de los niños, de la engañosa vida.

1994.

Este poema de Gastón Baquero (1914-1997) constituye una de las delicias del libro La danza en la órbita de Orígenes, cuya segunda edición la editorial Letras Cubanas acaba de presentar en La Habana en homenaje al 60 aniversario del Ballet Nacional de Cuba. Se trata de una antología concebida y preparada por Pedro Simón “como una muestra de la presencia de la danza en la obra de los poetas reunidos en torno a la revista Orígenes” (1944-1956).

Los autores incluidos en La danza en la órbita de Orígenes son: José Lezama Lima, Virgilio Piñera, René Portocarrero, Gastón Baquero, Eliseo Diego, Cintio Vitier, Octavio Smith, Fina García Marruz y Cleva Solís.

Esta bien abrirle a la poesía de vez en cuando las puertas de este blog.

martes, 4 de noviembre de 2008


Bailando con Setsuko Ono.
En el Hotel Nacional de La Habana, a unos metros de la piscina donde Ava Gardner se mostraba como el animal más bello del mundo, está anclada desde hace cuatro años la escultura titulada Baile. Su autora es la artista y economista japonesa Setsuko Ono, hermana de Yoko Ono.

El conjunto , integrado por tres figuras de hierro, un hombre, una mujer y un niño bailando, “amor de familia”, constituye un detalle de democracia artística , fuera del tiempo, en medio de la elegancia rosa , intacta, del hotel.

Las figuras de Baile han logrado una rara armonía con el lugar. Me recuerdan una frase de Gastón Baquero: “La danza puede ser el idioma perdido de unos dioses”.

Aprovecho para fotografiarme con los humildes dioses de Setsuko Ono.

Fotos: Alfredo Zamora.


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