martes, 1 de diciembre de 2009

OIGO VOCES.

Por: Lázaro Sarmiento

Al mediodía, a través de la voz de un rostro invisible, comenzó mi relación afectiva con la radio. Antes de asistir a los turnos de la tarde en la secundaria básica en Luyanó, ni un solo día me perdía a Chucho Herrera en Sorpresa Musical de Radio Liberación. Era la época de las canciones rompecorazones de Raphael y Charles Aznavour y del predominio en el aire de la Isla de los grupos españoles con letras dulzonas y fáciles, como nos parecía era la vida a los adolescentes. Pero más que la música, me atraía la conducción del programa, el célebre “reloj grande y redondo” que Chucho mencionaba, y las descripciones que hacía de La Rampa observaba desde una ventanita imaginaria en la cabina de transmisión. Hasta envié a Sorpresa unos textos cortos como colaboración de un oyente. Con el tiempo fui siguiendo otros programas: La flecha de cobre, Entre paréntesis, Después que llegó Colón...Las voces de esos espacios con el locutor como abre alas levantaban en los oyentes mundos de pasiones, aventuras y hazañas. Así, escuchando voces, me enamoré de la radio hasta que un día me ví dentro de la estación que yo sintonizaba, haciendo programas de verdad y jugando con las palabras, la música y los silencios. Desde entonces no he dejado de relacionarme con voces radiofónicas , con algunas más que otras, como las de Teresa Gómez y Félix Carbonell en los días de “objeto volante no identificado sobre las antenas de la COCO" (Fuera de Serie), Gladys Roque, Danilo José, María Gregoria , Frank Alemán y Carlo Figueroa, Robert Martín (Radio Futuro, Musicalísimo y Café Ciudad), Joel Valdés (Banda sonora de la mañana), Rolando Zaldívar, Alain León, Frank Abel, Roilé Rodríguez, Alexei Martínez, Braulio Cancio, Alex Wilson, (Radio Ciudad) y las voces enciclopédicas de la música instrumental: Katy, Cecilia, Ana Margarita, Zady, Mirta y Hazel Andreu.

La radio existe gracias a sus labios.


(1ro de diciembre, Día del Locutor)

Foto de arriba: Teresa Gómez (locutora), Lázaro Sarmiento (director) y Diego Ubita (realizador).Programa Fuera de la Serie de la COCO. Falta en la foto el otro locutor del espacio: Félix Carbonell. Fuera de Serie resultó elegido en México en dos ocasiones (1990 y 1991) el mejor programa de ciencia y tecnología de América Latina por la Unión Latinoamericana y del Caribe de Radiodifusión, ULCRA.
Abajo: Cabina de transmisiones de Radio Enciclopedia durante un programa especial con el pianista Ulises Hernández, en el 2009. De pie: Lázaro Sarmiento (director de programas), Luisa Márquez (directora general de Radio Enciclopedia), Alicia Soto (periodista) y María Meyado (locutora). Sentados frente a la consola: Ulises Hernández y la locutora Yenny Tauro.

domingo, 29 de noviembre de 2009

LA NOCHE EN QUE NACIO LA MITOLOGIA DE JOSEPHINE BAKER


Transcurría el año 1925 y disminuía el número de espectadores en los espectáculos del Teatro de los Campos Elíseos de París. En opinión del pintor Fernard Léger había que “encontrar una cosa tremenda, explosiva” para atraer al público nuevamente. Entonces los empresarios franceses buscaron "esa cosa" en Nueva York. Allí formaron la Revista Negra, destinada a actuar en París, con Josephine Baker como máxima estrella.

Las circunstancias del debut de la Revista Negra en la capital de Francia, las evocaba el escritor Alejo Carpentier en el artículo La mitología de Josephine, publicado en 1959 en el diario venezolano El Nacional:

“El caso fue que un día de octubre de 1925, el telón del Teatro de los Campos Elíseos se alzó ante un público sumamente hostil, que había sido preparado por varios periódicos para silbar el espectáculo. Se tenía por intolerable y escandaloso que una compañía de artistas negros, del género frívolo, se presentara en un edificio decorado por Maurice Denis y por Bourdelle.”

Y más adelante, Carpentier recordaba:

“Pero no ocurrió lo que se esperaba. Bastó con la aparición del clarinetista Sydney Bechet, para que el público observara un silencio respetuoso...Y luego entró Josephine Baker, en la escena, sometiendo la felina sintaxis de su cuerpo a los ritmos de la orquesta. En menos de cinco minutos la partida estaba ganada. Sonó luego una ovación tan tremenda y prolongada, que fue necesario echar el telón para que el espectáculo prosiguiera normalmente...Esa noche nació la mitología de Josephine Baker, a la sombra de Léger, de Desnoes, de Picabia...

JOSEPHINE EN LA HABANA. La vedette Josephine Baker estuvo cinco veces en Cuba de 1950 a 1966. De estas visitas hay una amplia información en el sitio digital de la revista Opus Habana: JOSEPHINE BAKER, DE PARIS A LA HABANA, así como en Habana Radio: JOSEPHINE BAKER EN CUBA (I)

viernes, 27 de noviembre de 2009

SEMBRANDO ARBOLITOS DE NAVIDAD

Por: Lázaro Sarmiento

En diciembre, mi primo y yo disfrutábamos imitando con nuestra ración de nueces de la bodega (¿o eran avellanas?) una escena de la película El príncipe y el mendigo. En la pantalla del televisor Emerson, dos niños de Hollywood machacaban con el poderoso sello real de Inglaterra la gustada golosina. Nosotros en un barrio de La Habana lo hacíamos con el mortero de la abuela para triturar las especias. Recuerdo de la infancia los turrones y frutos secos que en unas navidades de la década del sesenta el Gobierno Revolucionario debió comprar en algún lugar de Europa, para distribuir en todos los hogares de la Isla a través de la libreta de abastecimiento. Sin embargo, no encuentro en la memoria el momento en que desaparecieron los arbolitos de Navidad tan cercanos a las nueces de fin de año. La vida generaba tantas emociones entonces que poco importó se borrara un decorado que nada tenía que ver con las ideas y colores del trópico. Luego, cuando los pinos enanos y los adornos navideños -y hasta la nieve de mentira- volvieron a decorar con profusión viviendas y espacios públicos, después de años y quinquenios, quedé sorprendido por la larga longevidad de las bolas de Navidad. No me refiero a las que comenzaron a a venderse en 1993 en las tiendas de divisas, si no a las que la gente guardó en cajitas con algodones durante una hibernación de décadas. Estaban intactas como en la lejana fiesta en que habían brillado por última vez.

Pienso en las manos que guardaron las bolas de Navidad y en su engañosa fragilidad.



Arriba: En una tienda de la calle Obispo en La Habana Vieja dos empleados trabajan en la decoración navideña.


martes, 24 de noviembre de 2009

LA ARTISTA QUE INSPIRÓ CANCION DE RACHEL


Por: Lázaro Sarmiento

Amalia Sorg fue la vedette en la que se inspiró Miguel Barnet para escribir Canción de Rachel. Esta novela testimonio se publicó en 1969 y desde entonces ha tenido numerosas ediciones en Cuba y en otros países , así como versiones para el teatro y el cine. En las próximas semanas se celebrarán los veinte años del estreno en La Habana de La bella del Alhambra, el filme que Enrique Pineda Barnet realizó a partir del libro de su primo.

Miguel Barnet ha dicho que de todas las vedettes del Teatro Alhambra, Amalia Sorg era la más sensual, la más sicalíptica: “La conocí de 88 años, en 1969. Se ponía unos tacones muy altos, pelucas, maquillaje exagerado. Me enamoré de ella, un amor platónico, y ella de mí, no tan platónicamente.”

Ella narraba su historia al joven etnólogo y poeta y él la recreaba con su imaginación y cultura. El resultado fue la vida de Amalia (Rachel) tal como ella se lo contó al escritor y tal como él se la contó después a ella. Como otros personajes de la literatura en el mundo , Rachel debe tener mucho de la invención de su autor .

La tiple cómica Amalia Sorg nació en Nueva York en 1886 y murió en La Habana en 1974. Según el Diccionario Enciclopédico de la Música en Cuba, de Radamés Giro, en 1898 vino a residir en La Habana, para después establecerse durante varios años en Barcelona, España, donde, como alumna de un convento estudió piano y recibió clases de canto. De vuelta a Cuba ingresó en el coro del teatro Albisu y un día sustituyó a una de las principales figuras de ese coliseo en el sainete El perro chico. Desde ese momento trabajó como solista.


Del Albisu, pasó al Molino Rojo, hasta que fue contratada por Federico Viloch para que actuara en el Alhambra, situado en Consulado y Virtudes, un teatro que durante décadas disfrutó de extraordinaria popularidad. Allí brilló en obras como La isla de las cotorras y Fiebre del loro. Cuando el Alhambra se derrumbó en 1935, Amalia Sorg se retiró de la vida artística. En compañía de otras estrellas del mítico teatro, recibió un homenaje en el año 1963 durante el Festival de Música Popular, en el escenario del Amadeo Roldán. Las imágenes fílmicas que se conservan de la noche de aquel espectáculo constituyen un valioso testimonio.

Luego Amalia Sorg apareció en el nostálgico documental de Manuel Octavio Gómez Recuerdos del Alhambra (1963) junto a los rostros ya envejecidos de Blanquita Becerra, Amalia Sorg, María Pardo, Luz Gil…Todas antiguas reinas de “un teatro para hombres solamente…que lo vio todo el mundo.” Este documental logra llegar a la actualidad con un delicioso encanto histórico y artístico.

En una ocasión le preguntaron a Barnet ¿qué es una vedette?: “ Una artista, una fantasía colectiva, un objeto sexual, quintaesencia del glamour, marioneta de los hombres, un momento de alegría, una leyenda negra y también rosa, rehén de su belleza, una vida deshilachada, un mito contemporáneo.”

Un poco de todas esas cualidades había en Amalia Sorg.


Rosita Fornés y Miguel Barnet. El director Enrique Pineda Barnet tenía la intención de que la famosa vedette cantara Quiéreme mucho en una escena de La bella del Alhambra. “Rachel se fascinaba con ella y se proponía alcanzar su mismo nivel. Era un homenaje que le quería hacer a Rosita Fornés, pero por una serie de razones no pude contar con ella”. (Pineda en una entrevista en Bohemia, octubre de 1989)
M

lunes, 23 de noviembre de 2009

CAFÉ PARIS

Por: Lázaro Sarmiento

Ser diplomático es la primera condición para un cantinero, según el barman Jimmie Charters. Ex boxeador inglés de pesos ligeros, Charters fue el responsable del gran éxito del bar Dingo, en el barrio de Montparnasse de París, durante las décadas de 1920 y 1930. El lugar llegó a conocerse como la Barra de Dingo y entre sus clientes figuraban Ernest Hemingway, Scott Fitzgerald, Aleister Crowley, Isadora Duncan, Sinclair Lewis, John Dos Passos, Ezra Pound y Nancy Cunard.

En 1937 Jimmie Charters publicó sus memorias bajo el título This Must Be the Place: Memoirs of Montparnasse.

“El cantinero debe siempre animar al cliente con sus charlas, si él es gustoso de ellas, porque eso significa aumentar la venta y retenerlo para que consumo más. Un cantinero jamás debe presentar un cliente a otro. Los clientes, sin ser presentados, gustan charlar unos a otros y les desagrada que los presente formalmente un cantinero, porque en realidad no lo consideran su igual”. (Citado en el libro El arte del cantinero. Los vinos y los licores, de Hilario Alonso Suárez, publicado en La Habana en 1948. )

Cuban Milk Punch (Ponche cubano de leche)

1 vasito de vainilla.
1 huevo fresco.
1 cucharadita de azúcar.
3 vasitos de leche fresca.
Hielo. Bátase, cuélese y sírvase en vaso alto.

Ocasionalmente me gustaría ser barman de un pequeño lugar como el Café París, esquina de Obispo y San Ignacio, en el Centro Histórico de La Habana. Detrás de la barra de maderas preciosas, observaría feliz la vida pasar.


Fotos: Alfredo Zamora

ecoestadistica.com