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viernes, 25 de noviembre de 2011

MARY PICKFORD SOBRE UNA BARRA HABANERA.



-Un Mary Pickford, por favor.

Este es otro de los tragos que me gustan por el nombre que tienen.

En la coctelera: Una y media onzas de piña, 1 1/2 onzas de ron blanco, gotas de granadina y trozos de hielo.

Batir a mano y servir colado en una copa de coctel.

Adornar con una cereza.

Este trago figura en el libro Cocteleria cubana, 100 recetas con, publicado en La Habana por Fernando G. Campoamor, en 1981.




Fechada actual del antiguo cine Norma, en la Calzada de Luyanó La Habana. Este cine proyectaba pelìculas en los tiempos dorados de Mary Picford (1893-1979). La actriz fue bautizada la "Novia de América"

lunes, 31 de octubre de 2011

ODALYS FUENTES, LA ESTRELLA QUE VINO DE LA ESPUMA.

Por: Lázaro Sarmiento


El día en que entré por primera vez a un estudio de radio se grababa La novela de las 11, dirigida por Julio Lot. Protagonistas: Odalys Fuentes y Carlos Gilí. Parecían dioses griegos en el Caribe. Hermosos y aún jóvenes, transmitían la alegría de vivir de los seres regocijados en su felicidad, realizados, en el esplendor de sus carreras. Sus cuerpos y gestos estaban rodeados de una aureola de perfección.

En una época Odalys había sido uno de los rostros de la publicidad comercial en Cuba: en vallas a la orilla de las carreteras de la Isla, en revistas y en anuncios de televisión,sus manos vertían en una copa la espumosa cerveza Hatuey. Ahora estaba delante de mí, recostada a la consola de audio de Radio Liberación, mostrando unas lindas piernas, mientras repasaba el libreto que se grabaría dentro de algunos minutos y, durante las pausas del ensayo, conversaba con el galán del reparto. De su sensual piel guajira irradiaba un perfume marino que llenaba aquel estudio donde habían quedado registradas las voces que convirtieron a La Habana en el Olimpo de las radionovelas en América Latina.

Mucho tiempo después viajo en un ómnibus rumbo a Holguín para participar en el Festival Nacional de la Radio. De pronto siento el mismo perfume marino de aquel mediodía en una cabina de Radiocentro. En el asiento de atrás estaba Odalys Fuentes con un turbante verde musgo, observando el paisaje con mirada plácida y a la vez juguetona y curiosa. Por unos instantes reencarno en el adolescente tímido y azorado frente a la belleza de la actriz. Le cuento la emoción que ella despertó en mi primer día de radio. Entonces comienza a recordar sucesos, fechas, personajes, programas… Y lo hace a retazos, como quien presume no darle importancia a su biografía. El encanto de Odalys viene de una prestidigitación de estrella oculta detrás de maneras que parecen tener la naturalidad del paisaje de Jarahueca, la localidad de Sancti Spíritus donde nació en 1938.

Muy distante de los tiempos de los anuncios de la Gran Cerveza de Cuba, la antigua modelo continúa creando a su alrededor una atmósfera glamurosa que la convierte en mujer centro en cualquier ambiente donde este presente.

Por su carrera artística, Odalys Fuentes merecería ya que le otorgaran el Premio Nacional de Televisión.

Imágenes: Anuncio de la cerveza Hatuey con Odalys Fuentes como modelo. Revista Bohemia, enero de 1959.
Izquierda: Odalys Fuentes, fotografía de 2009.

jueves, 23 de junio de 2011

TRES CERVEZAS

Por: Lázaro Sarmiento

No importan el reloj ni el rastro de las pisadas; tampoco la cicatriz que tienes en el abdomen. Ni mucho menos la sombra del morbo. Tu identidad se diluye en la multitud. Te has tomado tres Cristal y son las siete de la noche. Es la hora de luces eléctricas dulzonas y de caras y cuerpos que, como en una pasarela, observas recostado a una columna, una de las miles de columnas que hay en La Habana. Y por el asfalto pasan los almendrones y los BusTour trayendo gentes de las playas y devolviéndolas a sus barrios. La felicidad viene de la costa. Estas cerca de la marquesina donde anuncian una película con una historia de la época de los rusos en la Isla y cuyas escenas has seguido en la matinée y que olvidas luego de las tres cervezas que te “iluminan de inmenso.” En las calles alquilan la belleza, la crueldad y la cursilería. Pero la filosofía no funciona. Al menos hoy no. Ahora solo quieres encontrar al joven ilusionista con el que hubieras compartido los grados del alcohol si no fuera por los mecanismos de las brújulas y el misterio de los desplazamientos. Le entregarías las informaciones, tu pasaporte y los artilugios que posees porque te hizo sentir más joven. Y la ciudad se contrae en el instante en que descubres que eres un animal al matadero. Aún así, esperas verlo avanzar como héroe entre ruinas.
La escena termina cuando un actor del filme que pasaron anoche por televisión te susurra al oído:
- Se suponía que era solo entretenimiento, no amor.







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