viernes, 12 de agosto de 2011

A UNOS CENTÍMETROS DE LA FELICIDAD…



Yo quería andar hacia atrás por los pasadizos del tiempo, disolver las felicidades antiguas , borrar los escenarios con mis fotos y llegar a un punto donde pudiera mirarte desde lejos, para regresar entonces sin edad, sin filosofías que complican el mundo, olvidadas las canciones tarareadas, fingiendo que lo ignoro todo, que sé muy poco …Y una vez de vuelta, echarme a tu lado como un animal puro, para reverenciar los olores y clavar los dientes en la carne…

Pero de pronto te levantas de la cama y con gestos mínimos dices que no te entiendo, que tienes otras necesidades y haces un inventario patético…Unos centímetros separan tu espalda de mi cuerpo cuando descubro que acabo de dormir con un extraño.



Fotografía de Nan Goldin



ME HICISTE MAS JOVEN…




Me gusta este poema de Miguel Barnet porque tiene que ver con algunas experiencias mías de los últimos tiempos:

¿Sabes qué?

Me clavaste una daga en el pecho
Me cubriste los ojos con anémonas carnosas
Me obligaste a soñar
con hipocampos azules
Me condenaste a una noche de borrascas,
A un vuelo sin alas
Me expusiste al cráter de un volcán
Vaciaste mi reloj de arena
¿Sabes qué?
Nunca realmente hubo paz entre nosotros
Pero me hiciste más joven.


Texto publicado en UNION, Revista de Literatura y Arte, La Habana, 69/2010.


lunes, 8 de agosto de 2011

COSAS DE HOMBRES.


“Los hombres sólo pueden aprender a ser hombres a través de otros hombres, en una pedagogía tan íntima y tierna como el vínculo que une a dos amantes”.

Mientras buscaba un documento extraviado en la computadora, encontré este texto, guardado hace algún tiempo. Pertenece al relato Hacer el nudo, de Robin Metcalfe.



domingo, 31 de julio de 2011

LA MUJER MÁS BELLA DEL MUNDO.

Por: Lázaro Sarmiento


“Muchos la recuerdan por la película Sansón y Dalila, la única que le dio fama. Tuvo mala suerte. Rechazó el papel de protagonista en Luz de gas y en Casablanca. También estuvo a punto de rodar Lo que el viento se llevó.”

Estoy citando un artículo de Manuel Vicent publicado este fin de semana en Babelia: Hedy Lamarr: el éxtasis y la aguja. Uno de esos textos que se devoran con delicia.

“Para huir de su secuestro Hedwig tuvo que seducir y acostarse con la criada, quien le facilitó la salida del palacio una noche mientras el prepotente Fritz Mandl estaba de viaje. Llegó a París en automóvil, con un solo vestido, con los bolsillos llenos de joyas, perseguida por los guardaespaldas de su marido. Logró escabullirse hasta refugiarse en Londres y embarcarse en el trasatlántico Normandie rumbo a Nueva York y durante la travesía conoció y sedujo al productor de Hollywood Louis B. Mayer, de la Metro, y con él pactó su futuro. La protegió, la bautizó con el nombre Hedy Lamarr y la convirtió en una estrella.”

Hedy Lamarr nació en Viena, Austria, el 9 de noviembre de 1914 y murió en Orlando, Estados Unidos, el 19 de enero de 2000. Además de haber sido considerada la mujer más bella en la historia del cine, fue ingeniera en telecomunicaciones con un importante invento en esta esfera.

jueves, 7 de julio de 2011

EL CAMARERO DEL NEW YORK.

Por: Lázaro Sarmiento


Tengo un amigo que era camarero del hotel New York, en la calle Dragones. Lo fue hasta que hace unos años cerraron el hotel para repararlo. Desde entonces la fachada del New York se ha deteriorado y las ventanas han perdido los marcos y las hojas. Y los fantasmas de este edificio están condenados a no salir de sus habitaciones, ruinosas y mugrientas, pues las puertas exteriores fueron tapiadas con bloques de cemento.

La vida, la piel y el pelo de mi amigo camarero han corrido una suerte parecida a la fachada del hotel. Lo conocí una noche en la década de los ochenta: cuerpo vital, cabellera rubia, mirada depredadora, unos jeans ajustados y botas de vaquero. Era una de esas personas que a las pocas horas de conocerla pueden estar duchándose en el cuarto de baño de tu casa y haciendo planes para el fin de semana. Cada vez que me encuentro con él, reafirmo que las señales del deterioro ajeno constituyen también evidencias de la propia erosión. Y como no puedo escapar del reality show de los hoteles y los camareros y -como un fantasma de la calle Dragones- quedo atrapado entre muros.












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