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Lázaro SarmientoSobre el tema de la prostitución en La Habana anterior al triunfo de la Revolución hay diversos matices y visiones. Por ejemplo, el ensayista Guillermo Jiménez discrepa de la afirmación de que el chulo era el personaje que dominaba la prostitución en todos los casos:
“Eso no ocurría realmente en La Victoria. La Victoria era un gran negocio, con casas de prostitución aristocráticas. Allí las mujeres eran presentables, cuando comenzaban a mostrar deterioro físico, las eliminaban. Existían los chulos, naturalmente, que formaban parte de la prostitución del lugar, para apaciguar las posibles violencias, que no las había mucho en los prostíbulos. Pero quienes dominaban realmente los mejores prostíbulos de La Victoria eran dos o tres homosexuales que había allí: Beto, Otto y un tercero que conocía de niño y era mi amigo, que se llamaba Tomasito. Desde luego, era nacido varón. Tomasita se convirtió en una gran potencia de la trata de blancas que se desarrolló en la década del cincuenta entre La Habana y Caracas. Y si había chulos importantes era, precisamente, los chulos de estos homosexuales. Había también una mujer muy famosa, muy atractiva, que era una de las grandes propietarias: tenía algunas casas. ”
Palabras de Guillermo Jiménez Soler durante su conversatorio en la Maqueta de La Habana, el 6 marzo de 1998. Esta intervención aparece incluida en el libro
La Habana que va conmigo, selección de Mario Coyula (Letras Cubanas, 2002).
La Victoria es un barrio de Centro Habana.
Guillermo Jiménez Soler (La Habana, 1936) fue combatiente clandestino del Directorio Revolucionario, comandante del Ejército Rebelde y presidente del Banco Nacional de Cuba. Abogado, periodista y ensayista, es autor del los formidables libros
Las Empresas de Cuba 1958 y
Los propietarios de Cuba 1958.
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