viernes, 26 de septiembre de 2008

FACHADAS DE CINE EN LA HABANA: CINECITO.

Por: Lázaro Sarmiento

El 9 de julio de 1942, el antiguo cine Cinecito (400 butacas), en la calle San Rafael, esquina a Consulado, y con el nombre de Cine Periódico Resumen, comenzó a proyectar cortos, noticieros y dibujos animados .Años más tarde esta sala recobró el nombre de Cinecito con una programación dirigida principalmente al público infantil, función que mantiene en la actualidad.

Desde el 1938, otro cine también en la calle San Rafael, el Rex Cinema, ya ofrecía una programación similar. El Rex Cinema fue la primera sala de Cuba dedicada exclusivamente a la exhibición de filmes documentales, cortometrajes y noticieros.

FACHADAS DE CINE EN LA HABANA: EL MEGANO




Es casi un milagro fílmico que la sala El Mégano, antiguo cine Capri (450 butacas), en Consulado y San José, continúe ofreciendo películas. Dos ventiladores de pie prehistóricos, un proyector ruidoso, un audio de la era de The jazz singer y películas cuyas copias parecen cocidas con hilo, lo convierten en un local museable. El Mégano tiene el mérito de mantenerse funcionando cuando la inmensa mayoría de los cines de barrio de La Habana han desaparecido.


miércoles, 24 de septiembre de 2008

Tócala otra vez, Sam, en Radio Enciclopedia.
Por: Lázaro Sarmiento

Si usted entra en el sitio web de la emisora cultural cubana Radio Enciclopedia, http://www.radioenciclopedia.cu/, la cual además de información transmite solo música instrumental, y hace clic en la carpeta Lo más Solicitado , verá que entre las grabaciones más difundidas en esta estación de La Habana figura As Time Goes By , el mítico tema del filme Casablanca (1942).

No transcurre un solo día sin que desde la antena de Radio Enciclopedia se escuche varias veces esta canción en algunas de sus numerosas versiones de música instrumental ligera. La más difundida aquí es la de Henry Mancini con su orquesta; comienza con una voz de estudio repitiendo una frase pronunciada en el filme por Humphrey Bogart: Tócala, otra vez, Sam.

Con esta canción sucede lo mismo que con la película en cuya banda sonora fuera incluida: los años no han erosionado su encanto y su poder de sacudir palancas emocionales. La relación de la gente con cierto tipo de música no ha cambiado en esencia en largo tiempo.

Una canción odiada por Max Steiner.

As Times Goes by fue escrita en 1931 por Herman Hupfeld para el musical Evderybody’s Welcome. Luego la página fue incluida en Everybody Comes to Rick’s, obra teatral en que se basó Casablanca .El productor del filme, Hal B. Wallis, le pidió al compositor Max Steiner, encargado de la banda sonora, que utilizara As Time Goes by como tema de amor para los personajes de Rick (Humphrey Bogart) e Ilse (Ingrid Bergman).

Pero Max Steiner odiaba la canción. Fue entonces cuando el productor Wallis le propuso a Max Steiner que escribiera una canción alternativa que luego pudiera usarse como tema de amor. Entre tanto, la escena en que aparecen Rick, Ilse y el pianista Sam tocando As Time Goes By fue rodada.

Y cuando Steiner le presentó un tema de amor de su inspiración, Wallis le dijo que eso supondría volver a rodar las escenas del pianista Sam (Dooley Wilson) y que Ingrid Bergman ya se había cortado el pelo para su siguiente filme ¿Por quién doblan las campanas? “Steiner confesó después que todo debió ser una artimaña del productor Wallis, puesto que existían pelucas con las que volver a rodar la escena con Ingrid Bergman. El caso es que As Times Goes By se quedó en la película”.

Esta es la razón por la cual cada vez que desde Radio Enciclopedia se escucha As Time Goes By los oyentes suelen pensar en Casablanca. Muy pocas melodías han estado tan asociadas como ésta a una película.

Por cierto, el actor Dooley Wilson (Texas, 3 de abril de 1886– Los Ángeles, 30 de mayo de 1953) , quien interpreta As Time Goes By al piano en Casablanca, no sabía tocar este instrumento. En realidad, había actuado como batería en la década de 1920 en una banda musical con la que viajó a Europa.

Y ahora, por favor, Sam, tócala otra vez en Radio Enciclopedia.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Diálogo con las aceras de La Habana.
Por: Lázaro Sarmiento

Antiguos mensajes dibujados en los pisos de muchas aceras de La Habana han sobrevivido la erosión del tiempo o la renovación constructiva. Fueron diseñados para funciones o edificaciones que desaparecieron en su mayoría. Caminar y dialogar con estas imágenes –concebidas para ser pisadas por millones de zapatos- constituye un delicioso ejercicio imaginativo.
La burguesía cubana sentía obsesión por todo lo norteamericano. Las aceras no escaparon a esta inclinación. (Peletería Miami en la comercial calle Neptuno, Centro Habana).
Del Hotel “Flor de Cuba”, en Monte, entre Águila y Revillagigedo, no quedan ya ni las ruinas. Sin embargo, perdura este vestigio en la acera.

domingo, 21 de septiembre de 2008


Un automóvil para el autor de El derecho de nacer.
Por: Lázaro Sarmiento

Es la reina de todas las radionovelas del mundo. El tiempo no ha erosionado la alcurnia melodramática de El derecho de nacer, del escritor y compositor cubano Félix B. Caignet. Comenzó a transmitirse el primero de abril de 1948 por CMQ Radio, cadena que llegó a convertirse en una especie de Olimpo Radiofónico en América Latina. La novela estuvo en el aire durante un año y diecisiete días (314 capítulos). Luego conocería el éxito en estaciones de otros países y en el cine y la televisión.

El país entero, o casi todo, se paralizaba a la hora en que la CMQ ponía en antena El derecho de nacer. Esta dramatización había logrado destronar en poco tiempo a La novela del aire, de la RCH, Cadena Azul, la emisora rival de la CMQ. La novela del aire era escrita por María Caridad Bravo Adams, que durante años había dominado el rating de radionovelas en la Isla.

Goar Mestre, el magnate de la CMQ, le dijo a Caignet a principios de 1948:
- Si me das la cuarta parte del rating el primer mes, te regalo el automóvil que tú quieras, de la marca que tú quieras-.
Por supuesto que Caignet tuvo el automóvil que quiso y mucho más porque El derecho de nacer batió los récords de audiencia en la Isla. Y las ganancias que esta novela le proporcionaban a la CMQ multiplicaban el monto del elevando sueldo del escritor.

Tan atrayente como los recursos empleados en El derecho de nacer para anestesiar a los oyentes, o digamos mejor, mantenerlos pegados durante más de un año al la transmisión radial, resulta el estudio de todo lo relacionado con la producción, intérpretes y contexto de la novela, así como la psicología del propio autor. Caignet murió en el Reparto Siboney de La Habana en 1976.En su última entrevista se quejaba de que estaba olvidado y no imaginó nunca que, años más tarde , Radio Arte, la productora de programas dramatizados del Instituto Cubano de Radio y Televisión, ICRT, volvería a grabar con esmero y pleitesía El derecho de nacer.

Y más interesante aún sería conocer las reacciones de las jóvenes audiencias de hoy (2008) ante una dramatización como ésta .¿Hasta qué punto han cambiando las emociones y gustos de los oyentes? ¿Cuál sería en la actualidad el aporte del tema del aborto desde un argumento concebido para la sociedad cubana de hace seis décadas?Habría que averiguar hasta dónde han envejecido o sobrevivido el lenguaje y las técnicas que hicieron de El derecho de nacer la reina de todas las radionovelas. Pero como en La novela del aire habrá que dejar las respuestas para próximos capítulos.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Vida de cine en La Habana.
Por: Lázaro Sarmiento

-¿Quieres trabajar en el cine?-

Sin dudarlo, respondió afirmativamente la pregunta del amigo. “A casi todo el mundo le gustan las películas entretenidas y la vida dorada de las estrellas”. A los tres días entraba triunfal como acomodadora en el Astor, un cine de barrio de La Habana. Era el mes de septiembre de 1976. Ese año estrenaron en Cuba Romanza de los enamorados (soviética), La tierra prometida (polaca) y Pobre muchacha (inglesa).

Durante los 32 años que lleva en el cine, ha visto pocas películas porque después de un tiempo muy breve como acomodadora pasó a la taquilla –pagaban un poquito más-. Y en la taquilla veía las manos y las caras de los espectadores pero nunca las imágenes que ellos disfrutaban en la penumbra del lunetario. En ocasiones escuchaba de lejos voces en otros idiomas.

Empezó ganado 100 pesos- en aquella época le alcanzaban - pero en la actualidad los 270 pesos que recibe le parecen menos dinero. En el cine Astor trabajó veinte años hasta que se desplomó una parte del techo frente a la pantalla. Entonces la gente desmontó los ladrillos de las paredes, los marcos de las puertas y todo lo que podían canibalear hasta dejar solo el esqueleto de hierro y las escaleras de cemento . En unas semanas vio desaparecer el escenario donde transcurrieron los mejores años de su vida.

Después del derrumbe, la mandaron para el cine Finlay de la calle Zanja. Allí se mantuvo en la taquilla hasta que las autoridades municipales cerraron esta sala hace un año para entregársela como local de ensayo a una agencia musical. Y ahora cobra la entrada en el Águila de Oro, en el Barrio Chino, uno de los dos únicos cines que permanecen funcionando en Centro Habana .Aquí piensa jubilarse, “a no ser que el local cierre”.


El Águila de Oro tiene un público compuesto casi en su totalidad por hombres amantes de las escenas violentas. Proyectan principalmente cintas de kong fu- aunque también algunas viejas producciones como Helena de Troya- en tres tandas separadas, 2 y 30, 4 y 30 y 6 y 30.

Ella llega muy temprano al Águila de Oro y se va cuando ya está en el aire el Noticiero Nacional de Televisión. Vive sola en la calle Soledad, muy cerca de San Lázaro. No tuvo hijos. Está orgullosa de su vida en el cine (en los cines) y se llama María Josefa Reyes Suárez.

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