martes, 31 de enero de 2012
YMA SUMAC Y LOS EMPERADORES INCAS.
Por: Lázaro Sarmiento
La descubrí en mi niñez en la década del sesenta, entre una serie de discos arrinconados en una mansión deshabitada en el barrio de Santos Suárez, en La Habana.
El rostro impactante de Yma Sumac , impreso en las portadas muy coloreadas de varios long play, sobresalía en un ambiente de humedad, penumbras y trastos regados en aquel palacete abandonado. Los antiguos dueños habían salido de la Isla y entre las cosas que dejaron atrás estaban sus discos y -entre ellos – los fonogramas de esta cantante peruana de dotes excepcionales.
Tuvo que transcurrir mucho tiempo desde el hallazgo de los discos de Yma Sumac para que yo pudiera apreciar el alto registro de su voz, de cinco octavas en una época en que las cantantes de ópera alcanzaban dos octavas y media.
Aquellas portadas chillonas de Capitol Records la representaban como alta sacerdotisa de los incas, exótica y misteriosa, de una belleza rara, envuelta en una aparente nostalgia andina. También sobresalían sus atuendos prehispánicos.
Pasaron los años y al llegar a la radio encontré que en las fonotecas de todas las emisoras del país abundaban los discos de Yma Sumac pero no se radiaban. Ya había pasado la mejor época de la diva que parecía venir de otro mundo, a quien Alejo Carpentier dedicó un artículo titulado La cantante de voz fenomenal, publicado en El Nacional de Caracas, el 1ro de junio de 1952:
“Confieso que la voz de Yma Sumac me produjo una especie de miedo, cuando la escuché por vez primera, en grabación fonográfica. Ese canto que pasaba, sin transición, del agudo más aflautado a un grave de contralto que por momentos toma un timbre varonil; ese pasearse por las tesituras sin coto ni limites, me produjo el efecto de un encantamiento, de algo logrado por arte de magia”.
Esta intérprete decía que su madre era descendiente de Atahualpa, el último emperador inca.
Ella fue un fantasmas en la edad en que la mente graba algunos nombres y rostros para siempre.Con Yma Sumac en las portadas de Capitol Records desembarcaron los incas en mi infancia.
Yma Sumac, nacida en Perú en 1922, murió en Los Ángeles, California, el primero de noviembre de 2008, víctima de cáncer en el colon. La cantante residía en un hogar de ancianos.
miércoles, 25 de enero de 2012
DOLORES DEL RIO.
Por: Lázaro Sarmiento
Marlene Dietrich decía que Dolores del Río era la mujer más bella de Hollywood.
Dolores fue una de las máximas divas del cine cuando la palabra diva no
tenía la insinuación “democrática” de la que tanto se abusa en la actualidad.
Cuando ya tenía una carrera en la Meca del Cine, debutó en la cinematografía de México con Flor Silvestre. Entonces, como apuntó Emilio García Riera, cambió su signo: de belleza “exótica” pasaría a ser “gran dama de la pantalla” con vocación a lo trágico.
Esta actriz mexicana encarnó el concepto de glamour enarbolado por Carlos Monsiváis: “Glamour, dijo el cineasta Josef von Sternberg, es el resultado de los claroscuros, el juego de las luces sobre elpaisaje del rostro, el uso de lo circundante a través de la composición, a través del aura del cabello y la creación de sombras misteriosas en los ojos.
“En Hollywood, estrellas tan distantes entre sí como Marlene Dietrich, Carole Lombard, Rita Hayworth y Dolores del Río, poseen y adquieren glamour, la técnica y la voluntad de refinar la belleza propia.”Son magia indescifrable del cine, “substancia de los sueños de una generación y del encuentro admirativo de las siguientes.”
También Monsiváis expresó: “En formas exaltadas (recurso legítimo ante las creaciones cinematográficas), se advierte que el arte sostiene al glamour, lo fija y lo trasciende”.
Dolores del Río pertenecía a una época en que las grandes estrellas estaban lejos de los supermercados. Había la ilusión de que eran inaccesibles. Ella reafirmó que lo mítico era “aquello que no admite la familiaridad que desgasta”.
Cine México Dolores del Río Glamour actriz Monsiváis belleza
Marlene Dietrich decía que Dolores del Río era la mujer más bella de Hollywood.
Dolores fue una de las máximas divas del cine cuando la palabra diva no
tenía la insinuación “democrática” de la que tanto se abusa en la actualidad.
Cuando ya tenía una carrera en la Meca del Cine, debutó en la cinematografía de México con Flor Silvestre. Entonces, como apuntó Emilio García Riera, cambió su signo: de belleza “exótica” pasaría a ser “gran dama de la pantalla” con vocación a lo trágico.
Esta actriz mexicana encarnó el concepto de glamour enarbolado por Carlos Monsiváis: “Glamour, dijo el cineasta Josef von Sternberg, es el resultado de los claroscuros, el juego de las luces sobre elpaisaje del rostro, el uso de lo circundante a través de la composición, a través del aura del cabello y la creación de sombras misteriosas en los ojos.
“En Hollywood, estrellas tan distantes entre sí como Marlene Dietrich, Carole Lombard, Rita Hayworth y Dolores del Río, poseen y adquieren glamour, la técnica y la voluntad de refinar la belleza propia.”Son magia indescifrable del cine, “substancia de los sueños de una generación y del encuentro admirativo de las siguientes.”
También Monsiváis expresó: “En formas exaltadas (recurso legítimo ante las creaciones cinematográficas), se advierte que el arte sostiene al glamour, lo fija y lo trasciende”.
Dolores del Río pertenecía a una época en que las grandes estrellas estaban lejos de los supermercados. Había la ilusión de que eran inaccesibles. Ella reafirmó que lo mítico era “aquello que no admite la familiaridad que desgasta”.
Cine México Dolores del Río Glamour actriz Monsiváis belleza
sábado, 21 de enero de 2012
NO TENGO EDAD, 1966.
Por: Lázaro Sarmiento
“Podemos decir que las baladistas tuvieron preferencia: Luisa María Güell, Pilar Moráguez, Marta Strada, Miriam Ramos, Aida Rosa y Lita del Real. Se destacaron los ritmos mozambique, mozanchá, pilón y dengue, que acabó durante los carnavales”.
(Del recuento anual de la música publicado por Periódico Juventud Rebelde el 31 de diciembre de 1966).
No tengo edad en la interpretación de Luisa María Güell fue un éxito rotundo durante el año 1966 en Cuba. Por cierto, esta balada de los italianos Mario Panzeri y Nicola Salerno, estrenada por Gigliola Cinquetti (Non ho'l etá), también fue interpretada en la Isla en tiempo de chachachá y mozambique por las orquestas de Neno González y Pello El Afrokán.
En junio de 1966 se inauguró en La Habana la heladería Coppelia en 23 y L, en el Vedado. Y el 2 de agosto de ese año salió al aire por primera vez, a las once de la noche, durante 24 minutos, el programa Nocturno, de Radio Progreso, creado por el joven Rafael Suárez Yedra. En la actualidad, Nocturno es considerado patrimonio de la radio cubana. Entre las baladas que sonaron al máximo durante sus primeras transmisiones figura No tengo edad.
El director Rafael Suárez Yedra en una foto de 2009 , en la misma cabina de Radio Progreso donde fundó Nocturno el 2 de agosto de 1966.
Las baladas en la voz de Marta Strada (Foto de Mario Portal)sonaban al máximo en La Habana en 1966.
“Podemos decir que las baladistas tuvieron preferencia: Luisa María Güell, Pilar Moráguez, Marta Strada, Miriam Ramos, Aida Rosa y Lita del Real. Se destacaron los ritmos mozambique, mozanchá, pilón y dengue, que acabó durante los carnavales”.
(Del recuento anual de la música publicado por Periódico Juventud Rebelde el 31 de diciembre de 1966).
No tengo edad en la interpretación de Luisa María Güell fue un éxito rotundo durante el año 1966 en Cuba. Por cierto, esta balada de los italianos Mario Panzeri y Nicola Salerno, estrenada por Gigliola Cinquetti (Non ho'l etá), también fue interpretada en la Isla en tiempo de chachachá y mozambique por las orquestas de Neno González y Pello El Afrokán.
En junio de 1966 se inauguró en La Habana la heladería Coppelia en 23 y L, en el Vedado. Y el 2 de agosto de ese año salió al aire por primera vez, a las once de la noche, durante 24 minutos, el programa Nocturno, de Radio Progreso, creado por el joven Rafael Suárez Yedra. En la actualidad, Nocturno es considerado patrimonio de la radio cubana. Entre las baladas que sonaron al máximo durante sus primeras transmisiones figura No tengo edad.
El director Rafael Suárez Yedra en una foto de 2009 , en la misma cabina de Radio Progreso donde fundó Nocturno el 2 de agosto de 1966.
Las baladas en la voz de Marta Strada (Foto de Mario Portal)sonaban al máximo en La Habana en 1966.
Luisa María Güell 1966 No tengo edad radio nocturno baladas Martas Strada Miriam Ramos Coppelia La Habana Mozambique chachacha música
Etiquetas:
1966,
baladas,
chachacha.,
Coppelia,
La+Habana,
Luisa+María+Güell,
Martas+Strada,
Miriam+Ramos,
Mozambique,
No+tengo+edad,
nocturno,
radio
jueves, 19 de enero de 2012
CON EL HOMBRE PEZ EN UN CINE DE LA HABANA.
Por: Lázaro Sarmiento
Hace unas horas pasé por la antigua fachada de los cines Duplex y Rex, en la calle San Rafael. Y como me sucede siempre que atravieso este bullicioso bulevar , pensé en la mentalidad indolente de los burócratas municipales , en los mecanismos perversos , que permitieron que estos cines desaparecieran, absorbidos por un agujero negro en la profundidad de La Habana. Y, como otras veces, sentí deseos de tener una varita mágica o una gran fortuna para restituirle su brillo original al Duplex y al Rex. Un esplendor que apenas disfruté y del que reconstruyo, ahora, un ambiente cosmopolita en el salón del vestíbulo, con un pianista ejecutando Estas en mi corazón, de Lecuona, o tal vez Begin the biguine, frente a paredes con espejos, mientras en la pantalla del Duplex proyectaban El hombre anfibio. Esa película rusa, entonces soviética, del año 1961, estuvo largo tiempo en cartelera. Al hombre pez debió gustarle la otrora acera con serpentinas azules de la calle San Rafael.
Cines gemelos en la Calle San Rafael entre Industria y Amistad, en el corazón de La Habana.
Rex Cinema. Inaugurado el 20 de mayo de 1938 fue el primer cine de Cuba dedicado exclusivamente a la exhibición de filmes documentales, cortometrajes y noticieros. Butacas: 750.
Duplex. Inaugurado en 1947 por la empresa del Rex Cinema. Ambos cines compartían la misma fachada y entrada y tenían un vestíbulo común. A diferencia de su vecino, el Duplex ofrecía películas de ficción. Butacas: 500.
Cines Duplex Rex La Habana cartelera hombre anfibio
Hace unas horas pasé por la antigua fachada de los cines Duplex y Rex, en la calle San Rafael. Y como me sucede siempre que atravieso este bullicioso bulevar , pensé en la mentalidad indolente de los burócratas municipales , en los mecanismos perversos , que permitieron que estos cines desaparecieran, absorbidos por un agujero negro en la profundidad de La Habana. Y, como otras veces, sentí deseos de tener una varita mágica o una gran fortuna para restituirle su brillo original al Duplex y al Rex. Un esplendor que apenas disfruté y del que reconstruyo, ahora, un ambiente cosmopolita en el salón del vestíbulo, con un pianista ejecutando Estas en mi corazón, de Lecuona, o tal vez Begin the biguine, frente a paredes con espejos, mientras en la pantalla del Duplex proyectaban El hombre anfibio. Esa película rusa, entonces soviética, del año 1961, estuvo largo tiempo en cartelera. Al hombre pez debió gustarle la otrora acera con serpentinas azules de la calle San Rafael.
Cines gemelos en la Calle San Rafael entre Industria y Amistad, en el corazón de La Habana.
Rex Cinema. Inaugurado el 20 de mayo de 1938 fue el primer cine de Cuba dedicado exclusivamente a la exhibición de filmes documentales, cortometrajes y noticieros. Butacas: 750.
Duplex. Inaugurado en 1947 por la empresa del Rex Cinema. Ambos cines compartían la misma fachada y entrada y tenían un vestíbulo común. A diferencia de su vecino, el Duplex ofrecía películas de ficción. Butacas: 500.
miércoles, 18 de enero de 2012
MI ABUELO VINO EN EL VALBANERA.
Por: Lázaro Sarmiento
Mi abuelo llegó a Cuba proveniente de Las Palmas de Gran Canaria a bordo del Valbanera. Se supone que este buque naufragó la noche del 9 al 10 de septiembre de 1919 a la altura de la bahía de La Habana a causa de un ciclón tropical que azotaba a la ciudad. La fecha exacta de la tragedia es un misterio. No hubo sobrevivientes.
En el naufrafio perecieron 488 personas entre tripulantes y pasajeros, en su mayoría emigrantes canarios.
Mi abuelo, que se llamaba Manuel Sarmiento, había abandonado el Valbanera cuatro días antes en Santiago de Cuba, porque pensaba que este puerto de la región oriental estaba próximo a Los Palos, el destino de su viaje. Cuando le dijeron que Los Palos se ubicaba en la zona occidental de la Isla, intentó subir nuevamente al barco pero éste había levantado ya anclas. Ese episodio le salvó la vida porque el Valbanera navegaba hacia un trágico final.
Manuel salió de Gran Canaria huyéndole al servicio militar en el ejército español. Tenía 19 años de edad. Después de un recorrido a pie desde un pueblecito de Mogán hasta el puerto de Las Palmas, subió al buque como polizón con la ayuda de un miembro de la tripulación. Venía a reunirse con tres hermanos que habían emigrado unos meses antes a Cuba en busca de fortuna y trabajaban la tierra en La Habana.
La travesía en el trasatlántico, el desembarco en Santiago de Cuba, las peripecias que tuvo que realizar, con muy poco dinero en los bolsillos, para reunirse con sus hermanos y como debió laborar de finca en finca, desde el oriente hasta el occidente de la Isla, hasta poder ver a los suyos, constituían sus historias preferidas. Las contaba con emoción infinidad de veces a sus amigos y vecinos de Madruga, municipio habanero donde vivió hasta su muerte en 1997. Todo el mundo le decía El Isleño.
En Santiago de Cuba se bajaron del Valbanera 742 pasajeros , entre ellos, un elegante caballero que dejó a bordo a su esposa y su hija con el propósito de viajar en tren hasta La Habana, adelantarse al arribo del barco, comprar una casa en la capital y recibir a su familia con ese paso resuelto. Este hombre se volvió loco y hasta los años cincuenta se le podía ver en el malecón habanero a donde iba, según decía, “a pescar el Valbanera.”
Algunos analistas señalan que cuando el barco partió de Santiago el 5 de septiembre de 1919 es probable que su capitán desconociera las peligrosas condiciones del tiempo en la costa norte cubana. Hay que tener en cuenta que en esa época los métodos de predicción meteorológica eran muy rudimentarios.
Fue así que ciclón se convirtió en una palabra asociada a la llegada de mi abuelo a Cuba y por supuesto a la historia de toda la familia, la de aquí y la de Gran Canaria, donde lloraron por un tiempo al joven Manuel creyendo que había perecido en el naufragio del Valbanera.
Mi abuelo Manuel Sarmiento con mi padre en el Parque Central de La Habana en 1945.
Yo con mis primos en Mogán, Gran Canaria, en 2008. Mi abuelo Manuel atravesó a pie estos paisajes hasta el puerto de Las Palmas, para subir al Valbanera, en 1919.
Para una amplia información sobre el Valbanera ver: El trasatlántico “Valbanera” viaja a la eternidad
Canarios Ciclón Naufragios Personal Valbanera Abuelo Las Palmas
Mi abuelo llegó a Cuba proveniente de Las Palmas de Gran Canaria a bordo del Valbanera. Se supone que este buque naufragó la noche del 9 al 10 de septiembre de 1919 a la altura de la bahía de La Habana a causa de un ciclón tropical que azotaba a la ciudad. La fecha exacta de la tragedia es un misterio. No hubo sobrevivientes.
En el naufrafio perecieron 488 personas entre tripulantes y pasajeros, en su mayoría emigrantes canarios.
Mi abuelo, que se llamaba Manuel Sarmiento, había abandonado el Valbanera cuatro días antes en Santiago de Cuba, porque pensaba que este puerto de la región oriental estaba próximo a Los Palos, el destino de su viaje. Cuando le dijeron que Los Palos se ubicaba en la zona occidental de la Isla, intentó subir nuevamente al barco pero éste había levantado ya anclas. Ese episodio le salvó la vida porque el Valbanera navegaba hacia un trágico final.
Manuel salió de Gran Canaria huyéndole al servicio militar en el ejército español. Tenía 19 años de edad. Después de un recorrido a pie desde un pueblecito de Mogán hasta el puerto de Las Palmas, subió al buque como polizón con la ayuda de un miembro de la tripulación. Venía a reunirse con tres hermanos que habían emigrado unos meses antes a Cuba en busca de fortuna y trabajaban la tierra en La Habana.
La travesía en el trasatlántico, el desembarco en Santiago de Cuba, las peripecias que tuvo que realizar, con muy poco dinero en los bolsillos, para reunirse con sus hermanos y como debió laborar de finca en finca, desde el oriente hasta el occidente de la Isla, hasta poder ver a los suyos, constituían sus historias preferidas. Las contaba con emoción infinidad de veces a sus amigos y vecinos de Madruga, municipio habanero donde vivió hasta su muerte en 1997. Todo el mundo le decía El Isleño.
En Santiago de Cuba se bajaron del Valbanera 742 pasajeros , entre ellos, un elegante caballero que dejó a bordo a su esposa y su hija con el propósito de viajar en tren hasta La Habana, adelantarse al arribo del barco, comprar una casa en la capital y recibir a su familia con ese paso resuelto. Este hombre se volvió loco y hasta los años cincuenta se le podía ver en el malecón habanero a donde iba, según decía, “a pescar el Valbanera.”
Algunos analistas señalan que cuando el barco partió de Santiago el 5 de septiembre de 1919 es probable que su capitán desconociera las peligrosas condiciones del tiempo en la costa norte cubana. Hay que tener en cuenta que en esa época los métodos de predicción meteorológica eran muy rudimentarios.
Fue así que ciclón se convirtió en una palabra asociada a la llegada de mi abuelo a Cuba y por supuesto a la historia de toda la familia, la de aquí y la de Gran Canaria, donde lloraron por un tiempo al joven Manuel creyendo que había perecido en el naufragio del Valbanera.
Mi abuelo Manuel Sarmiento con mi padre en el Parque Central de La Habana en 1945.
Yo con mis primos en Mogán, Gran Canaria, en 2008. Mi abuelo Manuel atravesó a pie estos paisajes hasta el puerto de Las Palmas, para subir al Valbanera, en 1919.
Para una amplia información sobre el Valbanera ver: El trasatlántico “Valbanera” viaja a la eternidad
Suscribirse a:
Entradas (Atom)