Una puerta siempre es una tentación. A veces imagino los mundos que se ocultan más allá de un umbral. Me gustaría que detrás hubiera un misterio, o un ejército de enanos, una corte de meretrices o una piscina olímpica. Casi todas las puertas elegidas por mi son puertas modestas en sus materiales, con poco brillo en la madera. Nunca iría a buscar el misterio a las puertas del Capitolio. Donde he encontrado las mayores sorpresas es detrás de las puertas desvencijadas de los barrios.
Puerta en la calle Belascoaìn en La Habana.
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