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lunes, 20 de junio de 2011
SUSAN SONTAG: EL GOCE DE VIVIR Y SABER.
Era una escritora con un ojo imaginariamente dirigido a la posteridad. Esto afirma de Susan Sontag su hijo David Rieff en el prólogo del libro de Al mismo tiempo (Barcelona, 2008). El volumen reúne conferencias y ensayos concebidos por la brillante pensadora y novelista norteamericana durante los últimos años de vida (1933-2004).
Por estos días he vuelto a las páginas de este libro. Y es que Susan Sontag es un monstruo que me acecha con reiteración, al igual que Marguerite Yourcenar, Lillian Hellman y Patricia Highsmith. Yo siento un placer inmenso en dejarme devorar por la inteligencia, sagacidad y técnicas creativas de estas autoras.
Comparto algunas observaciones que sobre Susan Sontag publicó su hijo en el prólogo de Al mismo tiempo. Al referirse la agonía de su madre frente al cáncer que la mató, apunta: “No quería irse. No pretendo saber gran cosa sobre lo que sentía mientras agonizaba , tres meses en dos camas sucesivas de dos hospitales sucesivos, mientras su cuerpo se convertía casi en una enorme llaga, pero al menos eso sí puedo afirmar con certeza”.
David Rieff dice que si tuviera una sola palabra para evocar a Susan Sontag sería avidez. Y recuerda la afirmación de la escritora: “Sabemos más de lo que usamos. (…) Y no sabemos siquiera lo suficiente”.
“Quería vivirlo todo, probarlo todo, ir a todas partes, hacer de todo. Incluso el viaje, escribió una vez, lo consideraba una acumulación. Y su apartamento, una suerte de reificación de los contenidos de su mente, estaba repleto casi hasta reventar de una colección, sorprendente en su disparidad, de objetos, grabados, fotografías y, desde luego, libros, libros sin fin”.
Para ilustrar lo difícil de clasificar la gama de intereses de su madre, Rieff cita lo que ella escribió en el cuento Proyecto de un viaje a China:
“Durante veinte años me he prometido que haría tres cosas antes de morir:-escalar el Matterborn-aprender r a tocar el clavicordio-estudiar chino."
En su septuagésimo cumpleaños dijo que lo que lo que más anhelaba era tiempo, “tiempo para emprender la obra que la escritora de ensayos le había distraído con tanta frecuencia y por tan largos períodos”.
Rieff considera que en Susan Sontag el goce de vivir y el goce de saber eran en verdad uno y lo mismo.
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domingo, 9 de enero de 2011
PATRICIA HIGHSMITH, CRIMINALMENTE DELICIOSA.
Por: Lázaro Sarmiento
Mi primera relación con Patricia Highsmith fue a través de la versión cinematográfica de su novela A pleno sol, del director René Clément.
Interpretada por Alain Delon, Maurice Ronet y Marie Laforêt, la película fue un rotundo éxito en su estreno en los cines de La Habana. La vi por primera vez mucho tiempo después en la Cinemateca de Cuba. Pero entonces no me interesé en la autora de la obra en la que se basaba esta cinta francesa. Hasta que un día, un amigo me comentó que había descubierto a Partricia Higfsmith y que estaba obsesionado con sus novelas.
De ese amigo de gustos muy exigentes como lector, heredé el entusiasmo por una escritora que, como destaca esta semana Rosa Mora en Babelia, citando a la investigadora Joan Schenka, "no veía el mundo como lo hacían los demás y desarrolló un mundo alternativo: el Territorio Highsmith”. Y porque me gusta transitar con aire cómplice por ese territorio, tengo en el estante de mis libros preferidos varios títulos de Patricia Highsmith: Tras los pasos de Ripley, El amigo americano, Ripley en peligro y A pleno sol.
A sus lectores les pasa lo mismo que a quienes descubren el licor Fra Angélico, Si lo pruebas, estás perdido(frase utilizada en su publicidad). Y con este misterioso y almendrado licor evoco el brindis que Patricia Highsmith escribió en la Navidad de 1947: "Brindo por todos los demonios, por las lujurias, pasiones, avaricias, envidias, amores, odios, extraños deseos, enemigos reales e irreales, por el ejército de recuerdos contra el que lucho: que nunca me den descanso".
Salud, Tom Ripley.
Patricia Highsmith (Tejas, 1921-Suiza, 1995).Mi primera relación con Patricia Highsmith fue a través de la versión cinematográfica de su novela A pleno sol, del director René Clément.
Interpretada por Alain Delon, Maurice Ronet y Marie Laforêt, la película fue un rotundo éxito en su estreno en los cines de La Habana. La vi por primera vez mucho tiempo después en la Cinemateca de Cuba. Pero entonces no me interesé en la autora de la obra en la que se basaba esta cinta francesa. Hasta que un día, un amigo me comentó que había descubierto a Partricia Higfsmith y que estaba obsesionado con sus novelas.
De ese amigo de gustos muy exigentes como lector, heredé el entusiasmo por una escritora que, como destaca esta semana Rosa Mora en Babelia, citando a la investigadora Joan Schenka, "no veía el mundo como lo hacían los demás y desarrolló un mundo alternativo: el Territorio Highsmith”. Y porque me gusta transitar con aire cómplice por ese territorio, tengo en el estante de mis libros preferidos varios títulos de Patricia Highsmith: Tras los pasos de Ripley, El amigo americano, Ripley en peligro y A pleno sol.
A sus lectores les pasa lo mismo que a quienes descubren el licor Fra Angélico, Si lo pruebas, estás perdido(frase utilizada en su publicidad). Y con este misterioso y almendrado licor evoco el brindis que Patricia Highsmith escribió en la Navidad de 1947: "Brindo por todos los demonios, por las lujurias, pasiones, avaricias, envidias, amores, odios, extraños deseos, enemigos reales e irreales, por el ejército de recuerdos contra el que lucho: que nunca me den descanso".
Salud, Tom Ripley.
" Uno no cesa de releerla. Ha creado un mundo original, cerrado, irracional, opresivo, donde no penetramos sino con un sentimiento personal de peligro y casi a pesar nuestro, pues tenemos enfrente un placer mezclado con escalofrío."
Graham Greene
VER : Hermosa Sombra Retrato de Patricia Highsmith
http://pabloexiste.blogspot.com/2010/04/hermosa-sombra-retrato-de-patricia.html
Cine teatro Fausto en el Paseo del Prado, en La Habana.
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sábado, 26 de septiembre de 2009
SUSAN SONTAG Y LA AVIDEZ POR LA VIDA
La famosa autora vista por su hijo.
Por: Lázaro Sarmiento
Era una escritora con un ojo imaginariamente dirigido a la posteridad. Esto afirma de Susan Sontag su hijo David Rieff en el prólogo del libro de Al mismo tiempo (Barcelona, 2008). El volumen reúne conferencias y ensayos concebidos por la brillante pensadora y novelista norteamericana durante los últimos años de vida (1933-2004).
Por estos días he vuelto a las páginas de este libro. Y es que Susan Sontag es un monstruo que me acecha con reiteración, al igual que Marguerite Yourcenar, Lillian Hellman y Patricia Highsmith. Yo siento un placer inmenso en dejarme devorar por la inteligencia, sagacidad y técnicas creativas de estas autoras.
Comparto algunas observaciones que sobre Susan Sontag publicó su hijo en el prólogo de Al mismo tiempo. Al referirse la agonía de su madre frente al cáncer que la mató, apunta: “No quería irse. No pretendo saber gran cosa sobre lo que sentía mientras agonizaba , tres meses en dos camas sucesivas de dos hospitales sucesivos, mientras su cuerpo se convertía casi en una enorme llaga, pero al menos eso sí puedo afirmar con certeza”
David Rieff dice que si tuviera una sola palabra para evocar a Susan Sontag sería avidez. Y recuerda la afirmación de la escritora: “Sabemos más de lo que usamos. (…) Y no sabemos siquiera lo suficiente”.
“Quería vivirlo todo, probarlo todo, ir a todas partes, hacer de todo. Incluso el viaje, escribió una vez, lo consideraba una acumulación. Y su apartamento, una suerte de reificación de los contenidos de su mente, estaba repleto casi hasta reventar de una colección, sorprendente en su disparidad, de objetos, grabados, fotografías y, desde luego, libros, libros sin fin”.
Para ilustrar lo difícil de clasificar la gama de intereses de su madre, Rieff cita lo que ella escribió en el cuento Proyecto de un viaje a China:
“Durante veinte años me he prometido que haría tres cosas antes de morir:
-escalar el Matterborn
-aprender r a tocar el clavicordio
-estudiar chino.”
En su septuagésimo cumpleaños dijo que lo que lo que más anhelaba era tiempo, “tiempo para emprender la obra que la escritora de ensayos le había distraído con tanta frecuencia y por tan largos períodos”.
Rieff considera que en Susan Sontag el goce de vivir y el goce de saber eran en verdad uno y lo mismo.
Por: Lázaro Sarmiento
Era una escritora con un ojo imaginariamente dirigido a la posteridad. Esto afirma de Susan Sontag su hijo David Rieff en el prólogo del libro de Al mismo tiempo (Barcelona, 2008). El volumen reúne conferencias y ensayos concebidos por la brillante pensadora y novelista norteamericana durante los últimos años de vida (1933-2004).
Por estos días he vuelto a las páginas de este libro. Y es que Susan Sontag es un monstruo que me acecha con reiteración, al igual que Marguerite Yourcenar, Lillian Hellman y Patricia Highsmith. Yo siento un placer inmenso en dejarme devorar por la inteligencia, sagacidad y técnicas creativas de estas autoras.
Comparto algunas observaciones que sobre Susan Sontag publicó su hijo en el prólogo de Al mismo tiempo. Al referirse la agonía de su madre frente al cáncer que la mató, apunta: “No quería irse. No pretendo saber gran cosa sobre lo que sentía mientras agonizaba , tres meses en dos camas sucesivas de dos hospitales sucesivos, mientras su cuerpo se convertía casi en una enorme llaga, pero al menos eso sí puedo afirmar con certeza”
David Rieff dice que si tuviera una sola palabra para evocar a Susan Sontag sería avidez. Y recuerda la afirmación de la escritora: “Sabemos más de lo que usamos. (…) Y no sabemos siquiera lo suficiente”.
“Quería vivirlo todo, probarlo todo, ir a todas partes, hacer de todo. Incluso el viaje, escribió una vez, lo consideraba una acumulación. Y su apartamento, una suerte de reificación de los contenidos de su mente, estaba repleto casi hasta reventar de una colección, sorprendente en su disparidad, de objetos, grabados, fotografías y, desde luego, libros, libros sin fin”.
Para ilustrar lo difícil de clasificar la gama de intereses de su madre, Rieff cita lo que ella escribió en el cuento Proyecto de un viaje a China:
“Durante veinte años me he prometido que haría tres cosas antes de morir:
-escalar el Matterborn
-aprender r a tocar el clavicordio
-estudiar chino.”
En su septuagésimo cumpleaños dijo que lo que lo que más anhelaba era tiempo, “tiempo para emprender la obra que la escritora de ensayos le había distraído con tanta frecuencia y por tan largos períodos”.
Rieff considera que en Susan Sontag el goce de vivir y el goce de saber eran en verdad uno y lo mismo.
domingo, 12 de abril de 2009
Mis tías y la vida rosa de Corín Tellado
Por: Lázaro Sarmiento
Recordé los ejemplares atrasados de Vanidades que de niño yo veía en las manos de mis tías y sus amigas, y también en las amigas de éstas. Ya hacía tiempo que la revista no circulaba en Cuba. Los vestidos dibujados en sus páginas habían pasado de moda. Las noticias de cine no tenían actualidad. Y los productos de la publicidad comercial estaban ausentes de las tiendas. Lo que mis tías y sus amigas seguían buscando en Vanidades eran las novelas de Corín Tellado.
Al mediodía, en una fresca terraza de la calle Estrada Palma, en Santos Suárez, mis tías acopiaban varios números de Vanidades. Y sentadas en cómodos sillones nadaban durante un rato en una pecera de sueños a través de historias tituladas No por eso te quiero menos, Orgullo sin venganza, Conmigo olvidaras tu pasado, Aquellos besos… Estilo directo, sentimientos bien manipulados, rostros bellos, escenarios contemporáneos, descripciones mínimas y finales felices.
Más de una década atrás, en el año 1951, Vanidades había firmado un contrato con Corfn Tellado. La revista tenía sus principales oficinas en La Habana, de donde se distribuía a toda América Latina. La joven autora española entregaría dos novelas cortas e inéditas al mes. La tirada de Vanidades pasó de 16.000 a 68.000 ejemplares quincenales. Guillermo Cabrera Infante, en esa época el corrector de pruebas de la publicación , diría luego que la lectura de las novelas de Corín fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. La llamó "la inocente pornógrafa".
Después del triunfo de la Revolución, Vanidades dejó de circular en la Isla y sus editores se mudaron para Miami. Las imprentas y editoriales del país comenzaron a tener nuevas prioridades. Una de las primeras fue la edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.( 100.000 ejemplares vendidos a 25 centavos) Y mientras los números de Vanidades envejecían y se hacían cada vez más frágiles, a los lectores cubanos llegaba un mayor número de títulos de la mejor literatura nacional y mundial.
Esta es a la razón por la que las hijas de mis tías crecieron sin
leer ninguna de las cerca de 4.000 historias escritas por la reina de la novela rosa. Y con el tiempo hasta las madres de mis primas se cansaron de leer las únicas tramas a su alcance. Fue en esa época en que Corín Tellado desapareció del ambiente familiar y su nombre en Cuba pasó a formar parte de la historia antigua.
En otras partes del planeta nunca dejó de estar de moda. Escribió hasta los últimos días de su vida y sus novelas sobrepasaron los 400 millones de ejemplares. Incluso concibió una historia especialmente para Internet. Corín Tellado estableció récords que difícilmente ningún otro autor pueda superar.
Tal vez las hijas de mis tías hayan ganado como lectoras al privarse de la vida rosa de la escritora más leída en idioma español.
Por: Lázaro Sarmiento
Recordé los ejemplares atrasados de Vanidades que de niño yo veía en las manos de mis tías y sus amigas, y también en las amigas de éstas. Ya hacía tiempo que la revista no circulaba en Cuba. Los vestidos dibujados en sus páginas habían pasado de moda. Las noticias de cine no tenían actualidad. Y los productos de la publicidad comercial estaban ausentes de las tiendas. Lo que mis tías y sus amigas seguían buscando en Vanidades eran las novelas de Corín Tellado.
Al mediodía, en una fresca terraza de la calle Estrada Palma, en Santos Suárez, mis tías acopiaban varios números de Vanidades. Y sentadas en cómodos sillones nadaban durante un rato en una pecera de sueños a través de historias tituladas No por eso te quiero menos, Orgullo sin venganza, Conmigo olvidaras tu pasado, Aquellos besos… Estilo directo, sentimientos bien manipulados, rostros bellos, escenarios contemporáneos, descripciones mínimas y finales felices.
Más de una década atrás, en el año 1951, Vanidades había firmado un contrato con Corfn Tellado. La revista tenía sus principales oficinas en La Habana, de donde se distribuía a toda América Latina. La joven autora española entregaría dos novelas cortas e inéditas al mes. La tirada de Vanidades pasó de 16.000 a 68.000 ejemplares quincenales. Guillermo Cabrera Infante, en esa época el corrector de pruebas de la publicación , diría luego que la lectura de las novelas de Corín fue determinante para su posterior dedicación a la escritura. La llamó "la inocente pornógrafa".
Después del triunfo de la Revolución, Vanidades dejó de circular en la Isla y sus editores se mudaron para Miami. Las imprentas y editoriales del país comenzaron a tener nuevas prioridades. Una de las primeras fue la edición de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes y Saavedra.( 100.000 ejemplares vendidos a 25 centavos) Y mientras los números de Vanidades envejecían y se hacían cada vez más frágiles, a los lectores cubanos llegaba un mayor número de títulos de la mejor literatura nacional y mundial.
Esta es a la razón por la que las hijas de mis tías crecieron sin
leer ninguna de las cerca de 4.000 historias escritas por la reina de la novela rosa. Y con el tiempo hasta las madres de mis primas se cansaron de leer las únicas tramas a su alcance. Fue en esa época en que Corín Tellado desapareció del ambiente familiar y su nombre en Cuba pasó a formar parte de la historia antigua.
En otras partes del planeta nunca dejó de estar de moda. Escribió hasta los últimos días de su vida y sus novelas sobrepasaron los 400 millones de ejemplares. Incluso concibió una historia especialmente para Internet. Corín Tellado estableció récords que difícilmente ningún otro autor pueda superar.
Tal vez las hijas de mis tías hayan ganado como lectoras al privarse de la vida rosa de la escritora más leída en idioma español.
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