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domingo, 29 de noviembre de 2009

LA NOCHE EN QUE NACIO LA MITOLOGIA DE JOSEPHINE BAKER


Transcurría el año 1925 y disminuía el número de espectadores en los espectáculos del Teatro de los Campos Elíseos de París. En opinión del pintor Fernard Léger había que “encontrar una cosa tremenda, explosiva” para atraer al público nuevamente. Entonces los empresarios franceses buscaron "esa cosa" en Nueva York. Allí formaron la Revista Negra, destinada a actuar en París, con Josephine Baker como máxima estrella.

Las circunstancias del debut de la Revista Negra en la capital de Francia, las evocaba el escritor Alejo Carpentier en el artículo La mitología de Josephine, publicado en 1959 en el diario venezolano El Nacional:

“El caso fue que un día de octubre de 1925, el telón del Teatro de los Campos Elíseos se alzó ante un público sumamente hostil, que había sido preparado por varios periódicos para silbar el espectáculo. Se tenía por intolerable y escandaloso que una compañía de artistas negros, del género frívolo, se presentara en un edificio decorado por Maurice Denis y por Bourdelle.”

Y más adelante, Carpentier recordaba:

“Pero no ocurrió lo que se esperaba. Bastó con la aparición del clarinetista Sydney Bechet, para que el público observara un silencio respetuoso...Y luego entró Josephine Baker, en la escena, sometiendo la felina sintaxis de su cuerpo a los ritmos de la orquesta. En menos de cinco minutos la partida estaba ganada. Sonó luego una ovación tan tremenda y prolongada, que fue necesario echar el telón para que el espectáculo prosiguiera normalmente...Esa noche nació la mitología de Josephine Baker, a la sombra de Léger, de Desnoes, de Picabia...

JOSEPHINE EN LA HABANA. La vedette Josephine Baker estuvo cinco veces en Cuba de 1950 a 1966. De estas visitas hay una amplia información en el sitio digital de la revista Opus Habana: JOSEPHINE BAKER, DE PARIS A LA HABANA, así como en Habana Radio: JOSEPHINE BAKER EN CUBA (I)

lunes, 25 de agosto de 2008


Mirada de turista, bolsillos de lacayo.
Por: Lázaro Sarmiento

”Decir bulevar es decir París; decir París es decir bulevar. El bulevar es la calle genuinamente parisiense. Y la calle es la más gráfica proyección del alma de una ciudad.

“La multitud rueda por las amplias aceras, en masa compacta y ordenada. En las terrazas de los cafés –institución social de París-, rodeando las mesillas, en un clima de voluntaria cordialidad, cerrada por un tácito acuerdo colectivo, las afinidades agrupan a hombres y mujeres, a franceses y extranjeros, a burgueses y artistas, a sabios pensativos frente al vermú y a trotamundos impertinentes que cazan la mariposa de una aventura.

“La patria común es el bulevar.

“El bulevar es el escenario de los grandes movimientos del espíritu francés. ¡Cuántas visiones evoca esa palabra mágica¡ Revoluciones artísticas, connotaciones sociales, debates políticos, algaradas populares, duelos escandalosos por artículos de periódico, el ajenjo inspirado, la belleza deslumbrante de la mujer de moda, el devaneo de la modistilla, la tragedia de la niñita que propone ramos de violetas aterida de frío. ¡Inquietud, pasión, anclaje amable, resumen de la ciudad sabia y discreta¡

Este texto pertenece al libro titulado Bulevar, publicado en 1938 en La Habana por la editorial Cultural S. A. Su autor es el periodista y político cubano Ramón Vasconcelos En el excelente y muy bien documentado volumen Los propietarios de Cuba 1958, de Guillermo Jiménez (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006) se incluyen los siguientes datos sobre Ramón Vascconcelos Maragiliano: “Consejero Consultivo tras el 10 de marzo de 1952, Ministro de Comunicaciones en 1954-1958 y uno de los más destacados y talentosos periodistas, además de polémico político por sus constantes vaivenes entre los partidos y tendencias de turno.”

Y más adelante: “Su periódico (Alerta) recibía un pago mensual del gobierno de Fulgencio Batista y Zaldívar ascendente a $10.000 que él cobraba. Aunque abandonó el país en 1959 regresó en 1964 a vivir en él.”

Por su parte, el periodista Juan Marrero en un artículo titulado La libertad de prensa se identificó con libertad de empresa (La Jiribilla, edición digital, octubre, 2007) se refiere a esa realidad en la que estaba involucrado Ramón Vasconcelos.

“Cierto era que los propietarios de los medios aceptaban subvenciones de los gobiernos de turno y, a la vez, pagaban salarios de hambre a los periodistas, 22 pesos semanales. A algunos lograban sobornarlos convirtiéndolos en botelleros de dependencias estatales. Estas prácticas se hicieron más escandalosas en los años que siguieron al 10 de marzo de 1952, cuando una gran parte de los propietarios de los medios se puso al servicio de la tiranía de Batista. Subvencionados por Palacio Presidencial estaban dueños de publicaciones, directores, subdirectores y otros directivos de la prensa ".

Ramón Vasconcelos: Mirada de turista inteligente en el París de 1938; lacayo del Palacio Presidencial de Batista en la década del 50.
Foto del autor.

miércoles, 6 de agosto de 2008

LOS ROSTROS QUE VI EN PARIS

Por: Lázaro Sarmiento

En Paris vi a Catherine Deneuve. Yo iba rumbo a Saint Germain por la Rue de Rennes cuando descubrí su presencia detrás de la bruma de cristal de un auto charolado detenido en el semáforo situado en la esquina de Cartier. Quizás ella bajaría y entraría en la famosa joyería.


Por un momento dudé si aquel rostro con aire mayestático, inmune a las promiscuidades del tráfico de la gran urbe, mirando sin mirar algo en particular, pertenecía a Catherine Deneuve.

Ella estaba a tiro de mi mirada en una de esas esplendorosas mañanas de verano que tanto disfrutan los franceses. Había una perfección irreal en su cara que me hizo imaginar que la figura que yo contemplaba gracias a las luces de un semáforo era, en realidad, un artilugio tecnológico basado en la actriz de Belle de jour (1967), película que tengo entre mis favoritas por el morbo de la historia.

Si. Era la representación de un icono dibujado en el cristal del auto por la mente de un chofer con relaciones indromúricas con las estrellas de cine, o tal vez… No tuve tiempo para seguir reflexionado. La luz verde hizo que Catherine Deneuve desapareciera de mi mirada. Se fue flotando como una bandera pálida entre cientos de vehículos. Y yo seguí caminando por Rennes donde unos minutos antes me había cruzado con caras y cuerpos muy semejantes a los que yo me encontraba a diario en Centro Habana o el Vedado.

En el avión, de regreso a La Habana, recordé que el rostro que más se repetía en Paris era el de Grace Kelly. Es que en numerosas esquinas de la capital francesa un cartel publicitario anunciaba una exposición sobre la nunca olvidada Princesa de Mónaco , en el Hotel de Ville, hasta el 16 de agosto.

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