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domingo, 5 de julio de 2009

HONDURAS, NO SE POR QUÉ PIENSAS TU, SOLDADO, QUE TE ODIO YO.

Por: Lázaro Sarmiento
Desde el avión que lo acercaba a su país hace unos minutos, el presidente Zelaya le expresaba a los militares hondureños que ellos eran también pueblo, que tenían familias, que no reprimieran al pueblo. Pero los generales que han secuestrado el poder en la patria de Morazán prefieren servir a las élites que acaparan las riquezas en una de las naciones más pobres de América. En estos momentos Telesur transmite imágenes de la represión del ejército contra la multitud congregada en el aeropuerto de Tegucigalpa para recibir al presidente Zelaya. Las televisoras aliadas a los golpistas ponen en antena una programación frívola, mientras las ambulancias de la Cruz Roja trasladan del perímetro del aeropuerto los primeros heridos a causa de los disparos de tropas militares desde la terminal aérea.
NO SE POR QUE PIENSAS TU ( Texto de Nicolás Guillén, poeta cubano, perteneciente al libro Cantos para soldados y sones para turistas, publicado en 1937.)
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvide de quien soy yo:
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡No sé por qué piensas tú,
Soldado, que te odio yo¡

martes, 30 de junio de 2009

HONDURAS: LA REALIDAD A OSCURAS.

Por: Lázaro Sarmiento

La foto que encabeza este post pertenece a la era del terror de las dictaduras latinoamericanas. Parecía que nunca más volverían esos días. El golpe de estado en Honduras nos alerta de que hay corrientes siniestras dispuestas a revivir esas imágenes de una época oscura del continente.

Ha sido también un golpe obsceno contra el derecho a la información. Si los ciudadanos de un país no tienen la posibilidad de manifestar sus opiniones históricamente secuestradas por las élites dominantes . Si un presidente no puede conocer la opinión de su pueblo. Si las opciones de cambio están prohibidas. Si las televisoras sustituyen el mundo real por recetas de cocina, animados, novelas y deportes. Si sectores militares pueden actuar impunemente en un remake de los peores tiempos de las repúblicas bananeras y las dictaduras de la guerra fría .Si se le impide a la población conocer la realidad mediante un cerco mediático (desarrollado con un guión bien planificado)…entonces …¿Cómo queda el principio del derecho universal a la información?

En el pequeño país centroamericano: estaciones de radio y televisión silenciadas; periodistas amenazados , líneas telefónicas interrumpidas y cortes del fluido eléctrico para prohibir el acceso de la gente a las señales de cable y otros canales de información. A ello se añade la parcialidad de los medios hondureños propiedad de las élites que apoyan la asonada militar y al gobierno de facto. En esa prensa el pueblo lo constituyen “turbas chavistas”; los empresarios “fuerzas vivas”. Los que se manifiestan a favor de Zelaya son revoltosos, los que apoyan a los golpistas son “patriotas demócratas”.

La oposición a Zelaya controla la totalidad de los grandes medios de prensa, el Congreso, los tribunales, el ejército y la policía, así como la maquinaria de los partidos políticos tradicionales . Sin embargo, el intento de realizar una consulta para conocer la opinión de los ciudadanos sobre temas esenciales en una democracia bastó para que segmentos militares aliados con la extrema derecha secuestraran al presidente, lo sacaran del país en piyama a bordo de un avión y montaran un show en el parlamento que incluyó la falsificación del documento de su supuesta renuncia. Y la represión se extendió por Honduras.
Los pequeños dinosaurios políticos de la derecha alegan que el golpe fue provocado por la violación de procedimientos y normas constitucionales por parte de Zelaya. Argumento pueril. No explicar objetivamente la falsedad de ese pretexto constituye una complicidad cínica. Fue el miedo de las élites del poder en Tegucigalpa y San Pedro Sula a conocer la opinión de la población hondureña, en especial, la de los pobres que constituyen la mayoría absoluta. Miedo a perder sus privilegios. Miedo a que los resultados hicieran más visible el inicio de una fuerza de cambios sociales en una de las repúblicas más pobres de América.

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