viernes, 18 de junio de 2010

LA HABANA Y EL ESPLENDOR DE UN HOTEL.

Por: Lázaro Sarmiento

En el mapa de los paisajes esplendorosos del mundo aparece el Hotel Nacional, en La Habana, con su magnífica vista de la capital cubana. A los valores arquitectónicos y paisajísticos de esta instalación hay que añadir una rica historia desde su inauguración en 1930 y la alcurnia de muchos de sus huéspedes.

En un libro que publicó en 1993, Cuba y turismo, el periodista Alberto Pozo se refirió a este símbolo suntuoso de la industria turística de la Isla con las siguientes palabras:

“El Hotel Nacional fue deliberadamente diseñado para ostentar el liderazgo del Caribe por la cadena norteamericana Intercontinental, a su vez subsidiaria de la Pan American Airways, en realidad propiedad del Chase Manhattan Bank, representante de los intereses del grupo Rockefeller. En este ejemplo se aprecia claramente el mecanismo del capital norteamericano y, en especial, de ese grupo Rockefeller que afincó muy adentro sus garras en Cuba.

El Hotel Nacional resultó también una típica operación del imperialismo yanqui con un país subdesarrollado. El Estado cubano le cedió los amplios terrenos, en un promontorio único, que domina todo el Malecón, la entrada de la bahía habanera y la parte más resplandeciente de La Habana Vieja, Centro Habana y el gran barrio residencial del Vedado. El Nacional goza de la vista más bella de La Habana, uno de los paisajes más esplendorosos del mundo, al decir de innumerables especialistas en la materia. Todo esto se concedió a cambio solamente del derecho a usar una suite presidencial destinada a recibir visitantes ilustres. También se especificó que el hotel se entregaría a Cuba en la década del 90”.









En otras entradas he recordado que en esta piscina del Hotel Nacional de Cuba se bañó el animal más bello del mundo: Ava Gardner.


TEXTOS RELACIONADOS:
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CLAVES DEL PASADO: LEY SECA Y TURISMO EN LA HABANA
VEDADO. (I)

GEORGE RAFT Y UN NIDO DE MAFIOSOS EN LA HABANA
BESAR LAS PAREDES DE EL VEDADO
HOTEL TROTCHA: LA FILOSOFIA DE LAS RUINAS
Fuente: Pozo Hernández, Alberto. Cultura y turismo. Editora Política. La Habana: 1993.

domingo, 13 de junio de 2010

PETE SEEGER, UN FRUCTIFERO ENCUENTRO.

“Ha dejado un pedacito de Cuba en Estados Unidos, un poquito de África en Italia, un soplo de España en Japón. Para Pete no hay fronteras. Si hay un reparador de sueños, ese es él”. Esto afirmaba en su blog el cantautor Silvio Rodríguez, luego de dedicarle a Pete Seeger el segundo de sus conciertos en el Carnegie Hall, de Nueva York, como parte de sus actuales presentaciones en Estados Unidos.

La trayectoria de Pete Seeger es extensa y caracterizada por su activismo social. Este artista norteamericano popularizó en el mundo los versos de José Martí con música de la Guantanamera. Él conoció esos textos y la melodía en la década de los sesenta durante un encuentro en Estados Unidos con el entonces joven compositor cubano Héctor Angulo. Los investigadores Iraida Sánchez Oliva y Santiago Moreaux Jardines en el libro La Guantanamera (Editorial José Martí, La Habana, 1999), lo cuentan así:

“Un fructífero encuentro.

Gracias a un inesperado y fructífero encuentro entre Pete Seeger y Héctor Angulo, la Guantanamera da su salto a la universalidad. De labios del propio Seeger nos llega la historia:

…Fue en 1962. Yo estaba de visita en un campamento de verano, al norte, para niños de una extensa zona. Como es natural, llevé mis canciones y algunos me preguntaron: ‘Peter, ¿por qué no aprende una canción que nos enseñó un instructor cubano que tenemos aquí’. Era Héctor Angulo, que se ganaba la vida trabajando durante las vacaciones para poder proseguir sus estudios musicales, y fue idea suya o de su maestro, Julián Orbón, introducir versos de Martí en la guajira de Joseíto Fernández, y así fue como la aprendí, y ese mismo día supe quién era José Martí …


Creo que fue una bendición ese descubrimiento: llevé la Guantanamera a más de 35 países, ‘con los pobres de la tierra’” (Declaraciones de Pete Seeger al periodista López Nussa, publicadas en Bohemia, el 30 de diciembre de 1983).


El compositor Héctor Angulo (Santa Clara, 1932) ha cultivado la música de cámara, coral y sinfónica. A partir de 1960 realizó estudios superiores becado por el Ministerio de Educación cubano en la Manhattan School of Music de Nueva York.

“Durante 1962 trabajaba como instructor en un campamento de verano progresista –Woodland Camp-, al norte de Nueva York, donde los niños y jóvenes, hijos de obreros de diversas tendencias políticas, de campesinos y judíos, negros, blancos y latinos, disfrutaban de una estancia sobre verdaderas bases de colectivismo, sin fronteras raciales, políticas, sociales ni religiosas (…) Un maravilloso domingo de aquellos, Pete Seeger llega al campamento y conoce al compositor cubano. Ya éste les había enseñado a los niños la melodía de la Guantanamera con las tres estrofas -I, V y III- escogidas por el propio Angulo- con la intención de exaltar el sentimiento de fraternidad y amor hacia los desposeídos- de las muchas que Martí había escrito en sus Versos sencillos. Seeger se llevaría entonces la cinta grabada con la letra y música de lo que más tarde se convertiría en himno de solidaridad y esperanza”.

viernes, 11 de junio de 2010

LAS CANCIONES MÁS POPULARES EN CUBA EN 1960


Contigo besos salvajes (Manuel Fontals y Claudio Estrada) por Ñico Membiela.
La pachanga (Eduardo Davidson), distintas versiones.
Sabor a mí (Álvaro Carrillo), Rolando Laserie y Lucho Gatica.
Sombras (R. Sansores y Carlos Brito), Blanca Rosa Gil.
Orgullo (Armando Valdespi), distintas versiones.
Ódiame (Rafael Otero), distintas versiones.
El pájaro chogüí (India Pitagua), Héctor Cabrera.
Ayúdame dios mío (Mario de Jesús) Héctor Cabrera.
Recuerdos de Ipacarai (Demetrio Ortiz), Monna Bell.
Egoísmo (Eduardo Arias), Orlando Contreras y Adilia Castillo.

Algunos de estos títulos fueron éxitos en las victrolas. Unos años después, de niño, recuerdo que Monna Bell y Lucho Gatica seguían siendo muy populares en las emisoras de radio de Cuba.

Fuente: Orejuela Martínez, Adriana. El son no se fue de Cuba. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 2006.

Imagen: Striptease, cuadro de Rocío García, 1997.

domingo, 6 de junio de 2010

IMÁGENES DE ALICIA ALONSO EN LOS ARCHIVOS DE LIFE.


En los archivos en internet de la revista Life hay un buen número de fotografías de Alicia Alonso pertenecientes a su luminosa trayectoria en el American Ballet Theater. La estrella cubana que pronto cumplirá 90 años de edad acaba de recibir en Nueva York un emocionante homenaje de esta compañía danzaria donde ella compartió una parte importante de su vida artística. De la gala que tuvo lugar en el Metropolitan Opera House, la Alonso afirmó:

“Fue una noche espléndida, una de esas experiencias que un ser humano no puede olvidar”.

En La Habana, el periódico Granma reflejaba en la primera página de su edición del sábado 5 de junio de 2010 el homenaje tributado a la bailarina Alicia Alonso por el American Ballet Theater, en Nueva York.

Imágenes de Alicia Alonso en 1944, American Ballet Theater, Nueva York. Fotógrafo Gjon Mili. Archivos de Life en internet.

ALICIA ALONSO EN BUENA SUERTE VIVIENDO:
ALICIA ALONSO, NOASTALGIA DEL FUTURO.
NUESTRAS VIDAS APUNTAN HACIA UNA EDAD.
ALICIA ALONSO DETIENE EL TIEMPO.

sábado, 5 de junio de 2010

SILVIO RODRIGUEZ Y LA LITERATURA DE CIENCIA FICCION.

“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda…”


Silvio Rodríguez poseía en los años ochenta una de las mejores bibliotecas de ciencia ficción de Cuba. El dato aparece en el libro Silvio: que levante la mano la guitarra, de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras, publicado por Letras Cubanas en La Habana en 1984.

Ese volumen, que ha tenido varias ediciones, abarca valoraciones sobre la nueva trova cubana , la trayectoria de Silvio entre 1949 y 1983, los textos de muchas de sus canciones, fotografías, una cronología del artista y una larga entrevista que trata de acercamos a su personalidad y a los rasgos de su mundo creativo.

Es de suponer que la biblioteca de ciencia ficción de Silvio Rodríguez sea en la actualidad tan buena como en la época en que se publicó este libro.

“Desde niño me atrae la literatura y el arte fantástico. También el género de horror. Creo que le debo tanto a Drácula, Buck Rogers y Peter Pan como a Sindo Garay, los Beatles y Beethoven. Y actualmente hay extraordinarios escritores de ciencia ficción, verdaderos artistas.

“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda, del soviético Iván Efremov. Claro que antes había leído a Poe, Hoffman, Stevenson, Lovecraft, Verne, Conan Doyle, Wells y Burroughs. Por una edición que hizo la Revolución, a principios de los sesenta, descubrí a ese poeta que lleva por nombre Ray Bradbury –él me acabó de reclutar. Luego llegué al inestable y megalómano maestro Asimlov; admiré al impenitente y tierno idealista Clarke; zozobré sin remedio ante la dolorosa humanidad de Teodore Sturgeon”.

Silvio afirmaba que la literatura de ciencia ficción es un género duro, “sobre todo hoy, donde cada día la realidad amenaza con ridiculizar la fantasía. Es un género de profetas o parlanchines. Creo que por eso me gusta: porque lo valioso reluce con toda claridad sobre lo inútil”.

Los autores del volumen le hacen a Silvio esta pregunta clásica: Hay un diluvio, un naufragio, un desastre, un cataclismo, una invasión extraterrena, lo de siempre, y tú puedes salvar cinco canciones tuyas, cinco libros ajenos (además de este), cinco películas ¿Cuáles serían?

“Preferiría salvar vidas humanas a cualquier cosa inventada por el hombre. De no poder ser así, preferiría salvar objetos prácticamente útiles, en caso de desastre. Pero si tampoco pudiera ser así, quizás preferiría no salvar nada, porque creo que acabaría odiándolo todo, al quedarme tan solo. Aun así voy a tratar de contestar la pregunta.

“Mis canciones: La era está pariendo un corazón, Al final de este viaje, Te doy una canción, Playa Girón, Rabo de nube, Testamento, Unicornio.

“Los libros: Las mil y una noches; La edad de oro, de José Martí; Poemas humanos, de César Vallejo; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; El señor de los anillos, de J. R. Tolkien; El pequeño príncipe, de Antoine de Saint-Exupèry.

“Las películas: El gran dictador, de Charles Chaplin; Madre Juana de los Ángeles, de Jerzy Kawalerowiez; Solaris, de Andrei Tarkovski; Fantasía, de Walt Disney; El séptimo sello, de Ingmar Bergman.”

Estos son los libros, canciones y películas que Silvio Rodríguez hubiera salvado en 1984. Veintiséis años después, tal vez la selección no sea idéntica frente a un cataclismo o una invasión extraterrena. En cambio, me atrevo a opinar de que su respuesta de entonces a la la pregunta ¿para qué se canta? sería ahora la misma:

“Yo canto por goce y por conciencia. O sea, que disfruto cantando lo que invento. Incluso a veces me parece que vale la pena que cante a los demás algunas de las cosas que se me ocurren. Pero yo soy un hombre con su visión del mundo, un hombre que ha tomado partido. De lo que resulta que estoy invitando a todos a sumarse a mi bando, que es el bando de la Revolución y la belleza. ”


Imagen de la derecha: Afiche antológico de Alfredo Rostgaard,1967.

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