Por: Lázaro Sarmiento
Ya no podré ser Emperador, campeón de paracaidismo, hombre pez, o el amante más deseado del universo.
Hubo una época en que quise ser barman en un bar céntrico de La Habana. Esa ocupación me hubiera permitido fabular las conversaciones de los clientes mientras preparaba exquisitos cócteles, incluido uno nombrado Mary Pickford.
Luego imaginé -no estoy seguro de que fuera un sueño- ser la pareja sentimental de una figura de cabaret. No una estrella sino alguien del cuerpo de baile. Después de una larga noche de espera, extinguido ya el eco de la música urbana, hacíamos el amor bañados en colonia barata. En los labios unas gotas de alcohol. Nos quedábamos rendidos con Radio Reloj de fondo y las primeras noticias del amanecer transmitidas desde una habitación próxima.

Es saludable escanear la memoria .
Imágenes: Fred Bred 1 Spy 2008 (izquierda) .Bar (2002), obra de Rocío García.(derecha)