domingo, 4 de octubre de 2009

LA SUPERFICIALIDAD ES UN INVENTO DE HOLLYWOOD

Por: Lázaro Sarmiento

Las grabaciones de Mercedes Sosa estaban muy presentes en los programas de Radio Ciudad de La Habana en las décadas del 80 y el 90. En una entrevista en el Caimán Barbudo (Noviembre, 1982), la intérprete –que en aquella época estaba prohibida en su país Argentina- habló de diferentes temas y se refirió a los términos comercial, genuino y comprometido en la música. La relación entre esas “etiquetas” constituía entonces una de las preocupaciones de los jóvenes directores de Radio Ciudad, donde yo laboraba.

“Nunca le escapé al término comercial. Por eso, puedo trabajar en todos los escenarios, con todas las orquestas. Y pienso que la sobriedad no tiene que ser aburrida, debe ir en brazos de la gente, pero de ninguna manera en cenáculos aburridos, ni solemnes, Más bien, la solemnidad es realmente un peligro. “

-Y si la definieran como una cantante comprometida ¿cuál sería su respuesta?

“Esa es otra cuestión. En un omento quisieron meterme muy de lleno en el asunto de lo comprometido. Y yo siempre pensé, con esa cosa de pueblo que tengo, que es un error cantar solo canciones de obvio contenido político. Creo que si uno pretende ser un artista popular debe cantar composiciones de ese tipo y otras folclóricas o sencillamente con ritmos populares. Y eso no significa caer en banalidades. Porque las verdaderas cosas del pueblo nunca son banales. Tal vez son ingenuas, pero la superficialidad es un invento de Hollywood, con sus folclorismos distorsionados, con sus escenarios de colorines. Todo queda, por otra parte, en diferenciar lo genuino de lo que no lo es, y me resulta fácil, porque siento un gran respeto por la música del pueblo”.


La entrevista a Mercedes Sosa que localicé en una carpeta de viejos recortes de prensa la realizó Mayra A. Martínez y se titula Soy como un quijote herido.

sábado, 3 de octubre de 2009

BESOS EN LA CALLE.


Debemos evitar los besos colectivos. Escuché en un programa de radio entre las medidas recomendadas ante un probable rebote mundial de la influenza A (H1N1). El consejo se refiere a esos besos de amistad en las majillas que intercambiamos con amigos y compañeros en la calle y en cualquier sitio público.
Si los virus continúan complicando la vida en el planeta, tal vez terminaremos haciendo el amor protegidos por caretas químicas y saludando a la gente desde lejos.




viernes, 2 de octubre de 2009

LA BELLEZA CREADA POR LAS FOTOS.

En Los sudarios de Verónica, cuento de Michel Tournier, el personaje de Verónica ofrece la siguiente definición de la palabra fotogenia:


“Ahora, en cambio, se ha hecho fotogénico ¿En qué consiste la fotogenia? En la facultad de producir fotos que van más allá del objeto real. Para que me entienda: el hombre fotogénico sorprende a los que, conociéndole, ven sus fotos por primera vez ya que son siempre más hermosas que él mismo; es como si desvelasen una belleza que hasta aquel momento permanecía oculta. Pero es que esa belleza, no la desvelan las fotos, la crean”.

martes, 29 de septiembre de 2009

TELEVISION Y OLIMPIADAS EN CUBA.


Las primeras Olimpiadas transmitidas hacia Cuba por televisión fueron las de Montreal en 1976, en las que se utilizó la vía del satélite para emitir la señal de video. En su magnífico libro Memorias a los sesenta y..., el periodista y comentarista deportivo Eddy Martín (1929-2006) recordaba que…

“…el audio se recibía por vía telefónica, lo que motivó la utilización de narradores en la sede de los Juegos y en las cabinas de la televisión en Cuba, Así, las dos espectaculares carreras de Alberto Juantorena fueron narradas desde La Habana por Héctor Rodríguez”.

En Montreal se encontraban como narradores Bobby Salamanca, Diego Méndez, Ramón Rivera, René Navarro y Eddy Martín.

La emoción que sintió Héctor Rodríguez al narrar desde una cabina en La Habana los instantes finales de una de las carreras de Juantorena ha quedado como uno de los grandes momentos de la narración deportiva en Cuba. Treinta y tres años después, las imágenes y el audio de aquella competencia continúan levantando un sentimiento de orgullo por la hazaña lograda por el atleta al coronarse bicampeón olímpico en los 800 y 400 metros planos.


sábado, 26 de septiembre de 2009

SUSAN SONTAG Y LA AVIDEZ POR LA VIDA

La famosa autora vista por su hijo.


Por: Lázaro Sarmiento

Era una escritora con un ojo imaginariamente dirigido a la posteridad. Esto afirma de Susan Sontag su hijo David Rieff en el prólogo del libro de Al mismo tiempo (Barcelona, 2008). El volumen reúne conferencias y ensayos concebidos por la brillante pensadora y novelista norteamericana durante los últimos años de vida (1933-2004).

Por estos días he vuelto a las páginas de este libro. Y es que Susan Sontag es un monstruo que me acecha con reiteración, al igual que Marguerite Yourcenar, Lillian Hellman y Patricia Highsmith. Yo siento un placer inmenso en dejarme devorar por la inteligencia, sagacidad y técnicas creativas de estas autoras.

Comparto algunas observaciones que sobre Susan Sontag publicó su hijo en el prólogo de Al mismo tiempo. Al referirse la agonía de su madre frente al cáncer que la mató, apunta: “No quería irse. No pretendo saber gran cosa sobre lo que sentía mientras agonizaba , tres meses en dos camas sucesivas de dos hospitales sucesivos, mientras su cuerpo se convertía casi en una enorme llaga, pero al menos eso sí puedo afirmar con certeza”

David Rieff dice que si tuviera una sola palabra para evocar a Susan Sontag sería avidez. Y recuerda la afirmación de la escritora: “Sabemos más de lo que usamos. (…) Y no sabemos siquiera lo suficiente”.


“Quería vivirlo todo, probarlo todo, ir a todas partes, hacer de todo. Incluso el viaje, escribió una vez, lo consideraba una acumulación. Y su apartamento, una suerte de reificación de los contenidos de su mente, estaba repleto casi hasta reventar de una colección, sorprendente en su disparidad, de objetos, grabados, fotografías y, desde luego, libros, libros sin fin”.

Para ilustrar lo difícil de clasificar la gama de intereses de su madre, Rieff cita lo que ella escribió en el cuento Proyecto de un viaje a China:

“Durante veinte años me he prometido que haría tres cosas antes de morir:
-escalar el Matterborn
-aprender r a tocar el clavicordio
-estudiar chino.”

En su septuagésimo cumpleaños dijo que lo que lo que más anhelaba era tiempo, “tiempo para emprender la obra que la escritora de ensayos le había distraído con tanta frecuencia y por tan largos períodos”.

Rieff considera que en Susan Sontag el goce de vivir y el goce de saber eran en verdad uno y lo mismo.

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