La relación dura unos minutos. Por sus ojos pasan mis sonrisas dibujadas, las poses que ensayé, los abrazos con los amigos y también comidas disfrutadas. Ella no muestra pudor; actúa como testigo de los cuerpos amados y de varios intentos por atrapar la felicidad. Amor no te vayas. Su mirada esta acostumbrada al único strip-tease permitido por los moralistas. Durante una jornada atiende decenas de peticiones como la mía. Por eso acumula miles de gestos, camisas, aeropuertos, azules, labios, dientes… Hay que realizar retoques, aclarar escenas, cortar los bordes. Borra ese edificio. La vida es bella .Cuidado que se queda una mano fuera…”muchos años de paz y armonía…” (tal vez fue en inglés).La última es frente a un espejo, hotel Berkeley, París . Le pago su trabajo – estoy complacido- y ella dirige la atención hacia nuevos rostros, otras vidas. ¿Recordará mañana que tiré piedras en el río Bayamo? La labor continúa para la editora de fotografías.
Tomo el sobre en mis manos y camino por La Habana con la ilusión de que entré en la inmortalidad por la puerta de Photo Service.
(Publicado aquí con anterioridad)
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