“Los guapos (las personas bellas) tienen más posibilidades de salir triunfante en las discusiones y de convencer a los demás. La gente les cuenta secretos y cosas sumamente personales. En realidad, lo que ocurre es que todos quieren complacer a los guapos, hacer gesto conciliatorios, dejarse convencer, contarles cotilleos y, literalmente, dar marcha atrás cuando los ven por la calle”.
Esto señala Nancy Etcoff , profesora de la Facultad de Medicina de Harvard. Ella comenta que los guapos quizás convenzan no por su aspecto, sino con su inteligencia o la fuerza de su personalidad:
“De hecho, las personas atractivas suelen sentirse más a gusto con los demás, más seguras, y no temen las opiniones negativas tanto como la gente que carece de atractivo. Suelen pensar que son dueños de su propia vida, no simples caprichos del destino y las circunstancias, y tienen más tendencia a imponerse”.
En ocasiones, en la consulta médica, en oficinas de gestiones burocráticas o en el salón de una tienda, he tenido oportunidad de constatar los privilegios que genera la belleza. La mayoría de la gente se esfuerza más en atender, o darle explicaciones, a las personas de rostro y cuerpos hermosos. Nancy Etcoff, con mirada provocadora, ingeniosa y perspicaz, trata de demostrar científicamente la razón de esa actitud en las páginas de su libro La supervivencia de los más guapos . La ciencia de la belleza (Editorial Debate, Madrid, 2000).
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