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sábado, 3 de abril de 2010

LA HABANA: EL MUNDO SECRETO ABAKUÁ

Por: Lázaro Sarmiento

La Sociedad Secreta Abakuá, fundada en La Habana en 1836, es más antigua que la bandera y el escudo cubanos. Aunque perseguida durante toda la historia de Cuba, irónicamente esta orden religiosa y sociedad de ayuda mutua, para hombres, se ha convertido, para muchos, en uno de los símbolos de la Isla. Lo comenta el investigador Ivor Miller en su ensayo titulado “Obras de fundación: la sociedad abakuá en los años noventa", publicado originalmente en 1998 en la revista Caminos y posteriormente incluido en la compilación Raza y Racismo (Editorial Caminos, La Habana, 2009). Este texto me ha permitido una aproximación inicial a un tema que navega entre mis lagunas pendientes de información.

Dice el autor que uno de los conceptos fundamentales organizativos del abakuá es el fundamento. “La palabra es intraducible, pero se acerca a ‘ley sagrada’ y ‘autoridad moral’. Sus múltiples implicaciones se sienten en todos los aspectos de la sociedad”.

La Sociedad Secreta Abakuá fue establecida como una institución cubana en 1836. Ese año el cabildo carabalí o Ápapa Efí apadrinó la fundación de un grupo compuesto de negros nacidos en Cuba. Desde entonces esta organización no proselitista y no basada en un texto se ha expandido por la ciudades portuarias de La Habana, Matanzas y Cárdenas.

Según diferentes fuentes, en el año 1914 había 57 grupos abakuá documentados en Cuba y en la época de la investigación de Ivor Miller, es decir la década de 1990, “había 117 grupos funcionando, con un total aproximado de quince mil a veinte mil miembros”.

Lo interesante para mí de este material es que, a través de una información clara y de agradable lectura, ofrece una mirada contemporánea sobre la sociedad abakuá, recoge testimonios actuales y termina con un asunto polémico: el surgimiento el 6 de enero de 1998 en Miami del primer grupo de abakuá en Estados Unidos. El investigador de“Obras de fundación: la sociedad abakuá en los años noventa”señala: “Los mayores cubanos con lo que hablé respecto a este asunto, lo consideraron unánimemente una profanación y un acto impuro. Me dijeron que el nacimiento de un grupo abakuá sin un padrino y un fundamento no es válido, porque no existe la transmisión de la voz sagrada de Ékue.”

Ivor Miller en su ensayo menciona que en la acera de la calle 23 en La Rampa, “hay un mosaico cuyo diseño está inspirado en un ideograma abakuá llamado firma.” Es es uno de los numerosos mosaicos de artistas cubanos instalados en 1967 en esta vía con motivo de la inauguración del famoso Salón de Mayo organizado en La Habana.

“Como fuerza laboral organizada, los abakuá fueron muy influentes en los muelles de La Habana durante más de cien años”.

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