La televisión cubana exhibió esta semana el filme Flor Silvestre, realizado en 1943. Esta cinta figura en el lugar 30 entre las 100 películas mexicanas más importantes de todos los tiempos de acuerdo con el sitio http://foro.poderjoven.gob.mx
Dirección: Emilio Fernández.
Fotografía: Gabriel Figueroa
Intérpretes principales: Dolores del Río y Pedro Armendáriz.
Sobre la actuación de Dolores del Río en Flor Silvestre, que representó su debut en el cine de México, Emilio García Riera apunta que la actriz, ya con una carrera en Hollywood, cambia su signo: de belleza “exótica” pasaría a ser “gran dama de la pantalla” con vocación a lo trágico.
Marlene Dietrich decía que Dolores era la mujer más bella de Hollywood. La protagonista de películas de culto en México, como Flor Silvestre y María Candelaria, fue considerada una de las máximas divas del cine cuando la palabra diva no tenía la insinuación “democrática” tan popular en la actualidad.
Dolores del Río encarna el concepto de glamour enarbolado por Carlos Monsiváis: “Glamour, dijo el cineasta Josef von Sternberg, es el resultado de los claroscuros, el juego de las luces sobre elpaisaje del rostro, el uso de lo circundante a través de la composición, a través del aura del cabello y la creación de sombras misteriosas en los ojos.
“En Hollywood, estrellas tan distantes entre sí como Marlene Dietrich, Carole Lombard, Rita Hayworth y Dolores del Río, poseen y adquieren glamour, la técnica y la voluntad de refinar la belleza propia.”
Son magia indescifrable del cine, “substancia de los sueños de una generación y del encuentro admirativo de las siguientes. Ellas reafirman que, al menos en un sentido, lo mítico es aquello que no admite la familiaridad que desgasta”.
También Monsiváis expresa: “En formas exaltadas (recurso legítimo ante las creaciones cinematográficas), se advierte que el arte sostiene al glamour, lo fija y lo trasciende”.
Dolores del Río nació el 3 de agosto de 1904 en Durango, México. Falleció el 11 de abril de 1983 en Newport Beach, California.
Pertenecía a una época en que las grandes estrellas estaban lejos de los supermercados. Había la ilusión de que eran inaccesibles. La mexicana fue una de las reinas de esa antigüedad glamorosa.