Por: Lázaro Sarmiento
Mi abuelo Manuel llegó a Cuba en 1919 procedente de Gran Canaria. Aquí se unió a varios hermanos que se le habían adelantado. Allá, quedaron sus padres, tíos, primos y una hermana, con los que siempre mantuvo correspondencia. Cuando sus progenitores murieron mi abuelo siguió intercambiando cartas con su hermana Ana, que vivía en Mogán, una típica localidad canaria. Fueron muchas las misivas que cruzaron el Atlántico pues los dos tuvieron largas vidas. En una época, mi abuelo me dictaba sus cartas pues estaba orgulloso de mi buena letra “palmer”. Yo intentaba alcanzar la perfección de aquella caligrafía "por movimiento muscular, con letra cursiva, sencilla y sin sombrear”.
Luego mi prima Lourdes me reveló en la escribanía. Mi abuelo murió en 1997 en Madruga, municipio de la entonces provincia La Habana. Conservo algunas cartas de Ana. Siempre me ha conmovido la fidelidad de ambos hermanos al microcosmos familiar , a las costumbres interrumpidas , a los casamientos y bautizos en los que no participaron, a las comidas no celebradas, a la alegría volátil. .. Y a pesar de la lejanía enorme, esas historias de emociones y anecdótas sencillas de los dos clanes fueron salvadas cada mes a través del correo trasatlántico durante casi setenta años.
Esta tarde adquirí en un una librería de viejo un cuaderno de Método Palmer, similar al que tuve de niño. Fue como si volvieran a pasar por mis manos las numerosas cartas entre Mogán y Madruga , entre Ana y Manuel, y ese cariño familiar que viajaba en cada letra Palmer.
La vieja casita de piedras en Venegueras donde nació mi abuelo, conservada por sus valores etnográficos. Foto de 2008.
Método Palmer, de Caligrafía comercial. Nueva York, 1949.
Por estos caminos transitó mi abuelo en 1919 para abordar el buque Valbanera. Por equivocación mi abuelo se bajó en Santiago de Cuba. Eso le salvó la vida porque el Valbanera naufragó frente a las costas de La Habana a causa de un ciclón.